POPULARITY
Categories
Parece que no habrá nada más tierno que este volver a Honduras: llegar con el amor iluminado por años y distancias, decir: «Esta es la tierra, este es el aire y este el río del cuento», recuperar las voces salpicadas de burlas familiares, reasumir la niñez en el dormido sabor de esta naranja y en este olor —que es casi de muchacha— de savia y de panales que sólo dan los árboles autores de nuestro propio canto. Porque volver a Honduras es ir de madrugada a los maizales para espantar los pájaros bisnietos de aquellos que espantamos, vivir en un mugido, en un relincho, que vienen de la noche, los sueños, alegrías y peligros de los antiguos campos. Parece que tendrá mucho de triste nuestro volver a Honduras: hallar que el calendario no era broma leyendo algunos rostros, saber que algo no vuelve en estas naves aunque el viajero vuelva y besar en la frente lo que un día besamos en la boca. Parece que también será de lágrimas este volver a Honduras: preguntar por hermanos, por amigos, que no nos esperaron y el horror de buscar en una tarde de cal y de cipreses unos nombres: Julián o Federico, Carlos, Daniel o Marcos. Parece que será feliz y trémulo nuestro volver a Honduras: vagar por los caminos que asolearon el verso de la infancia, llevar hasta una loma coronada de flores amarillas, de la mano, a los hijos que fundamos sobre lejanas playas —más allá de las nieves absolutas, de selvas y de mares— y decirles al fin: «Esta es la cuna y este el peñón exacto; esta es la tierra nuestra, la amorosa, la que espera a sus niños. Aquí esparcen su calcio generoso los huesos de mis padres, y el calcio va a la hierba y hace al pino más jubiloso y alto: Así trabajan todavía quienes nos prestaron la sangre.» Todo será feliz y doloroso, será trémulo y tierno porque volver a Honduras... me parece que es retomar el canto.1 ¡Qué recuerdos nostálgicos los que evoca el poeta hondureño Víctor Eugenio Castañeda, que escribió bajo el seudónimo de Jaime Fontana, en estos versos que forman parte de la obra titulada 100 poesías famosas del mundo y Honduras! «Este volver a Honduras», como lleva por título el poema, bien pudiera también recordarnos la famosa historia del regreso de Noemí a Belén de Judá, su pueblo de origen. Durante una época de hambre, Noemí había emigrado a la tierra de Moab junto con su esposo y sus dos hijos; pero allí, en el transcurso de unos diez años, habían muerto tanto su esposo como ambos hijos. Ahora viuda y sin hijos, Noemí vuelve a Belén con una de sus nueras, Rut la moabita, que había insistido en acompañarla hasta que la muerte misma las separara a pesar de no conocer allí a nadie más que a su suegra.2 Resulta que para Noemí «ese volver a Belén» si bien tiene mucho de triste y es de lágrimas,3 es a la postre feliz, trémulo y tierno, tal como pronostica el poeta Fontana con relación a volver a Honduras. Porque su nuera Rut se vuelve a casar y da a luz un hijo, del que con razón le dicen las mujeres a Noemí: «Este niño renovará tu vida y te sustentará en la vejez, porque lo ha dado a luz tu nuera, que te ama y es para ti mejor que siete hijos.»4 Carlos ReyUn Mensaje a la Concienciawww.conciencia.net 1 Jaime Fontana, «Este volver a Honduras», 100 poesías famosas del mundo y Honduras (Tegucigalpa: Graficentro Editores, 1998), pp. 50-51. 2 Rt 1:1-18 3 Rt 1:19-21 4 Rt 4:13-15
En este mensaje tratamos el caso de una mujer que «descargó su conciencia» en nuestro sitio www.conciencia.net. Lo hizo de manera anónima, como pedimos que se haga; así que, a pesar de que nunca se lo había contado a nadie, nos autorizó a que la citáramos, como sigue: «Crecí con... padres divorciados por infidelidad, [y] yo con desórdenes [de] alimentación tremendos.... Un compañero de la escuela [abusó de mí], pero... creo que yo tuve la culpa porque empecé a conocer cosas que no eran de mi edad muy tempranamente.... Conocí a alguien a quien me entregué en todos los sentidos. Mi error fue que, desde la primera vez que nos vimos, me acosté con él, pero todo esto lo hacía para llenar un gran vacío en mi vida. También abusó de mí verbal y físicamente, pero seguí con él casi dos años, hasta que me di cuenta de que él sólo me usaba para complacerse y robarme mi dinero. Lo dejé, y ahora hace dos años descubrí que él me infectó con el virus que causa el SIDA. ¡Me siento tan fracasada! ... Me siento muy decepcionada y abrumada.... »Mi mayor ilusión era tener una familia, y sé que la realidad mía será que nadie me ame así como yo estoy.... Sé que pequé demasiado y por eso recibí esta consecuencia. Tengo veintiséis años, y siento que mi vida ya no sirve y que no tengo ya un camino que recorrer.» Este es el consejo que le dimos: »Estimada amiga: »Lamentamos todo el trauma que usted ha sufrido a pesar de ser tan joven. Dice que contrajo el virus del SIDA por haber pecado demasiado. Si fuera así, entonces todo el mundo tendría el virus, porque todos hemos pecado demasiado. Como Dios es santo, un solo pecado es demasiado; por lo tanto, cada uno de nosotros ha pecado demasiado para ser aceptado por Él. Por eso Dios entregó a su único Hijo Jesucristo para que muriera en la cruz a fin de pagar por nuestros pecados. Así que ese virus no es un castigo de Dios por los pecados que usted ha cometido. »Sin embargo, sí hay consecuencias naturales en este mundo. Si usted mete la mano en el fuego, se quemará. No se debe a que Dios quiere que se queme, sino que la naturaleza del fuego es quemar. Cuando opta por tener relaciones sexuales fuera del matrimonio, la consecuencia natural es que corre el riesgo de contraer el virus del SIDA o una enfermedad venérea. Además, se arriesga a que se quebrante su corazón y a que su vida quede dañada de modo permanente. »Le recomendamos que comience hoy mismo una relación personal con Dios. Si acepta el perdón de Dios, Él la ayudará a perdonarse a sí misma. Él tiene para usted «planes de bienestar y no de calamidad, a fin de [darle] un futuro y una esperanza».1 Usted tiene mucho que ofrecerle a su comunidad. Puede hallar gozo y amor al servir a los demás, como también a personas que le mostrarán el amor que necesita para el camino que le queda por recorrer. »Le deseamos lo mejor, »Linda y Carlos Rey.» Este caso y este consejo pueden leerse e imprimirse si se pulsa el enlace en www.conciencia.net que dice: «Casos», y luego el enlace que dice: «Caso 136». Carlos ReyUn Mensaje a la Concienciawww.conciencia.net 1 Jer 29:11
«Tengo que confesar que, cuando me enteré hace unos momentos de la muerte de la hija menor de doña Clementina, hacía muchos años que no pensaba en ella. [En] la noticia... del periódico... invita a la ceremonia fúnebre su hermano, porque ella nunca llegó a casarse. »... ¡Florinda, Florindita, Florinda! La quise con ese primer amor que nos deja una nostalgia especial en el alma.... ¡Por cuánto tiempo allá en mi juventud acaricié su nombre a solas, entre suspiros! Aún me parece verla, el talle erguido y la mirada brillante, rozando las teclas del piano, arrancando melodías que me llenaban de una emoción que amenazó con romperme el pecho a fuerza de latidos. Y ahora, Florinda está muerta.... »Doña Clementina... organizó una fiestecita en su casa a la cual estaba invitada toda la juventud. Felipe llegó tarde... y nos fue saludando uno a uno hasta llegar a Florinda, que se le quedó mirando con tal angustia que todos nos dimos cuenta de que algo había pasado entre esos dos que no estaba resuelto aún.... [Por los] celos que me ahogaban... tuve que salir de la casa [para] no dar un espectáculo.... »Fuimos todos a la finca al día siguiente.... Llegamos allá al río, todos los muchachos dispuestos a bañarnos.... »... Sólo quería que vieras a Felipe tan ridículo como lo veía yo, un montuno ignorante incapaz de nadar, porque le tenía miedo al agua. ¡Te lo juro, Florinda! Yo no lo empujé al charco como tú creíste. Él se cayó solito de las piedras, y quién sabe cómo se golpeó. ¿No te diste cuenta de que fui el primero en tirarme, cuando noté que no salía? Sentí allá abajo, cerca del fondo, su cuerpo desesperado buscando apoyo, y traté de sacarlo; pero se prensó de mis piernas halándome al abismo cenagoso, y tuve que empujarlo porque yo también me ahogaba. Todos se dieron cuenta de que yo hice un gran esfuerzo por salvarlo, menos tú; escuché tus gritos de espanto cuando logramos sacar el cuerpo frío y sin vida del agua, y vi tus ojos de acusación antes de que te desmayaras.... »Nunca me contestaste las cartas. Te encerraste en una soledad que nadie pudo llenar, y todos en el pueblo pensaron que te escondiste así por la muerte de tu padre y se olvidaron de aquel verano cuando nos volvimos viejos de repente. »Y ahora estás muerta, Florinda, y sé que nunca pudiste perdonarme.... »Espero que alguno de mis nietos pueda llevarme al entierro de Florinda. Tengo que cumplir con ella aunque sea por última vez.»1 Así termina el cuento de la doctora Rosa María Britton, ginecóloga, oncóloga y prolífica escritora panameña, al que le puso por título «El primer amor». Se trata de un amor romántico que nunca llegó a ser correspondido, debido a que la mujer amada juzgó con severidad y condenó sin misericordia al hombre que ansiaba manifestárselo. Gracias a Dios, en lo tocante a su amor divino no tenemos que preocuparnos por que Él nos juzgue con severidad por nuestros errores y desatinos, ni mucho menos por nuestros pecados si se los confesamos. Porque Él no envió a su Hijo Jesucristo al mundo a condenarnos sino a salvarnos.2 Tanto es así que, en la hora misma de su muerte por nuestros pecados, Jesús le dijo al Padre que lo había enviado: «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.»3 Carlos ReyUn Mensaje a la Concienciawww.conciencia.net 1 Rosa María Britton, La muerte tiene dos caras, 3a. ed. (Panamá: Editora Sibauste, 2003), pp. 47‑60. 2 Jn 3:16-17; 8:1-11; 1Jn 1:9 3 Lc 23:34
En este mensaje tratamos el siguiente caso de una mujer que «descargó su conciencia» de manera anónima en nuestro sitio www.conciencia.net, autorizándonos a que la citáramos: «Tengo una duda. Yo quiero casarme y ser feliz con una familia que le dé honra a Dios. Pero ¿cómo voy a poder identificar a la persona que Dios tiene para mí? ¿Cómo voy a saber si voy a tomar una decisión equivocada? Creo que Dios tiene una persona especial para cada ser humano, porque Dios no nos diseñó para estar solos.» Este es el consejo que le dio mi esposa: «Estimada amiga: »... En vez de repetir el consejo que ya hemos dado, quisiéramos que lea el Caso 210 en www.conciencia.net y que acate el consejo que dimos sobre cómo saber cuáles hombres pudieran ser buenas opciones para llegar a conocer mejor. En lugar de pensar que cualquier tipo pudiera ser el indicado, hay un proceso en el Caso 210 que la ayudará a separar a todos los hombres en dos grupos: los que en definitiva no le convienen, y los que pudieran ser buenas opciones. »Sin embargo, usted bien pudiera pensar: “Pero yo quiero que Dios me muestre el indicado. Temo que yo elija mal.” »La palabra clave es elección. Dios quiere que elija usted. Él no le ordena que se case con determinado hombre, sino que la faculta para hallar y distinguir al que más le convenga a usted.... No conseguirá nada con quedarse en casa y esperar que Dios le mande a la puerta al hombre indicado. Así como Dios espera que trabajemos para sustentarnos a nosotros mismos, también espera que nos esforcemos a fin de hallar a la persona con la que más nos conviene casarnos. »Las películas y las novelas dan la impresión de que habrá una chispa romántica que se encenderá cuando encuentre al hombre indicado. Esos relatos hacen que uno piense que su mirada se encontrará con la de un hombre al otro lado de un salón colmado de personas, y que al instante sabrá que él es el indicado. Lamentablemente, eso no es amor; es atracción física. »El sentir atracción física es la razón por la que hay tantas personas que eligen mal al cónyuge. Se sienten nerviosas y experimentan una emoción que hace que deseen estar cerca del otro. Muchas veces lo que sienten los lleva a tener relaciones sexuales que causan que el cerebro emita sustancias químicas que a su vez hacen que se sientan ligados a esa persona a quien posiblemente apenas conozcan. Y una vez que la relación se cimenta en lo físico, es muy fácil que les resten importancia a todas las características del posible cónyuge que en realidad no les gustan. »Para evitar un matrimonio indeseado, primero determine que no consentirá en una relación sexual sino hasta después de casarse. Luego use el cerebro más bien para llegar a conocer el carácter, las creencias y los hábitos de cualquier hombre, antes de poner en peligro el corazón.» Con eso termina lo que Linda, mi esposa, recomienda en este caso. El caso completo puede leerse con sólo pulsar la pestaña en www.conciencia.net que dice: «Casos», y luego buscar el Caso 747. Carlos ReyUn Mensaje a la Concienciawww.conciencia.net
Hosted on Acast. See acast.com/privacy for more information.
Fue un viaje largo, de trescientos trece días. Y fue un viaje silencioso, sin escalas ni paradas, un viaje que no fue ni por automóvil, ni por barco ni por avión. Fue el viaje que hizo Serguéi Krikalev, cosmonauta ruso, en su cápsula espacial. Él nunca pensó que lo que ocurrió durante su vuelo pudiera haber ocurrido. Cuando bajó de su vehículo en la república soviética de Kazakstán, después de diez meses en el espacio, su país había sufrido un cambio total. La Unión Soviética ya no existía. El comunismo ruso era cosa del pasado. Gorbachov no era más presidente, y en lugar de la bandera roja con la hoz y el martillo, flameaba la tricolor rusa antigua. Hasta su ciudad natal, Leningrado, había cambiado de nombre y ahora se llamaba, como antes, San Petersburgo. Serguéi se sintió mareado, no sólo como reacción natural de plantar pie otra vez en tierra sino, más que todo, por tantos cambios que nadie jamás pudiera haber previsto. El cosmonauta ruso anterior, Musá Manárov, estuvo más tiempo que él en el espacio, trescientos sesenta y seis días, pero durante su ausencia nada cambió. En cambio, durante la ausencia de Krikalev, en sólo diez meses, su mundo había dado un vuelco político total. ¿Cómo reaccionó Krikalev ante un cambio tan súbito y radical? Eso no lo sabemos, pues la agencia de noticias no lo explicó, pero no podemos menos que compararlo con cómo reaccionamos nosotros ante cambios inesperados en nuestra vida. Todos tenemos situaciones en la vida que, sin la más mínima premonición, nos sorprenden: un diagnóstico médico que es presagio de calamidad; la noticia de un accidente automovilístico que trae consigo informe de muerte; el anuncio del marido, de que otro amor ha desplazado a la esposa; la noticia devastadora de que nuestro hijo ha contraído el SIDA. Tales circunstancias pueden pasarnos a todos. Nadie es tan santo como para que no le ocurran. ¿Cómo reacciona uno ante semejantes situaciones? Cuando no hay fe, cuando no creemos en un ser superior, cuando no nos hemos relacionado en forma personal y continua con Dios, no nos queda más que una horrible desesperación que nos deja sin ánimo de seguir viviendo. En cambio, cuando hemos vivido tomados de la mano del Señor, y cuando conocemos lo que es fe segura en la sabiduría y en la providencia divinas, no nos amedrentamos ante el anuncio imprevisto de alguna calamidad. Sí tendremos luchas, pero con Cristo de amigo, seremos más que vencedores. Hermano PabloUn Mensaje a la Concienciawww.conciencia.net
En este mensaje tratamos el siguiente caso de una mujer que «descargó su conciencia» de manera anónima en nuestro sitio www.conciencia.net, autorizándonos a que la citáramos: «El sobrino de mi esposo tiene veintidós años. Vive en otro país y le ha pedido a mi esposo que lo acojamos en casa mientras busca trabajo aquí para poder mantenerse. Es un chico trabajador y estudioso. Ya tiene una carrera, pero es de bajos recursos y quiere superarse.... »Yo quiero ayudarlo, pero tengo una niña y un niño menores de ocho años, y tengo miedo de traer a un desconocido. Esto ha creado un conflicto familiar. Estoy en un dilema, y cuento con poco tiempo para tomar una decisión. A pesar de mis oraciones, no encuentro respuesta. ¡Por favor, oriéntenme!» Este es el consejo que le dio mi esposa: «Estimada amiga: »... Comprendemos su preocupación. Todo niño y toda niña son un tesoro que debe ser protegido, y lo que más debe preocupar a cada padre y a cada madre es la salud y la seguridad de sus hijos.... »Por eso sería imprudente permitirle a cualquiera que usted no conozca bien que tenga contacto, sin supervisión, con sus pequeños. Es más, a veces no se puede confiar incluso en las personas a quienes usted conoce bastante bien. Todo padre y toda madre deben siempre observarlo todo y permanecer vigilantes, tomando todas las precauciones que puedan para evitar cualquier abuso que pudieran sufrir sus hijos. »Sin embargo, ¿cómo afecta esto la decisión que usted tiene que tomar? Al parecer, usted piensa que sólo tiene dos opciones: la suya o la de su esposo. Pero nosotros no creemos que eso sea cierto. Hay familias alrededor del mundo que tienen parientes que viven con ellos, por lo que les toca proteger a sus hijos al mismo tiempo. Usted puede hacer lo mismo. »Como sin duda ya sabe, todos nuestros consejos se basan en los principios que se encuentran en la Biblia. Sin embargo, en el caso suyo, aunque hay muchos pasajes bíblicos que nos animan a que nos ocupemos de los demás y cuidemos de ellos, especialmente los que forman parte de nuestra familia, no hay ningún pasaje bíblico que se refiera específicamente a dónde debe vivir un pariente nuestro. »Usted dice que el sobrino es trabajador y estudioso. Esas son cualidades buenas que sus hijos pudieran observar de primera mano. También es bueno que su esposo mantenga una relación positiva con la familia extendida de él, y el negarse a permitir que el sobrino se hospede algún tiempo con ustedes pondría en peligro esa relación. Por último, la regla de oro que nos dio Jesucristo, el Hijo de Dios, nos instruye que hagamos por los demás lo que quisiéramos que hicieran por nosotros.»1 Con eso termina lo que recomienda Linda, mi esposa. El consejo completo puede leerse con sólo ingresar en el sitio www.conciencia.net y pulsar la pestaña que dice: «Casos», y luego buscar el Caso 866. Carlos ReyUn Mensaje a la Concienciawww.conciencia.net 1 Mt 7:12
«El grupo de caballeros... conversaba a puertas cerradas.... »—Con el exceso de pólvora en las cargas, sabemos que el disparo se desviará lo necesario para evitar desgracias —explicó uno de los individuos mientras manipulaba un par de trabucos.... »Una media hora más tarde... alrededor de las diez de la mañana... junto a la cancha grande del Parque Central... [iba a comenzar] el duelo que enfrentaría a José Batlle y Ordóñez[, ex presidente de Uruguay,] y Washington Beltrán.... El retador era Batlle, [jefe del Partido Colorado,] quien se había sentido ofendido en su honor por el artículo “Qué tupé” que el joven nacionalista blanco publicara en el matutino El País.... »Batlle siempre había preferido el sable, ya que sabía que era un arma más fácil de dominar.... Pero unos días antes... se había luxado su muñeca derecha en la bañera, y su contendiente pareció impacientarse. »—Debes postergar el duelo hasta que se cure tu mano[, Pepe] —le había dicho Matilde a su esposo... al enterarse de que el lance sería con armas de fuego.... »Pero ya todo estaba arreglado, y ese viernes santo, desafiando la lluvia.... el coche de Batlle se [dirigió] al Parque Central. Junto a él iban su médico personal, el doctor Mérola, y sus padrinos.... Washington Beltrán [salió] de su hogar... mientras sus pequeños hijos dormían y su joven esposa intentaba ahuyentar amargos presentimientos.... Con sus padrinos... y el doctor Lussich... [aguardó a Batlle] en el lugar previsto.... El lance era a veinticinco pasos y a dos balas. En unos pocos segundos todo había terminado.... La segunda bala del revólver de Batlle perforó el pulmón derecho de su contrincante, tiñéndole de carmesí la camisa.... La vida de Beltrán se le iba de entre las manos [al doctor Lussich] mientras intentaba calmar el borbotón de tos que arrojaba por la boca del moribundo los últimos vestigios de aliento que quedaban en ese joven e ilustre ciudadano.... »Consciente de la gravedad del herido... [Batlle] se desmoronó rápidamente, y nadie se animó a interrumpir su llanto.... »—Disparé al piso.... No sé cómo la bala se elevó hasta el pecho —repetía incrédulo hasta agotar sus fuerzas.... »[A partir de] ese 2 de abril de 1920.... para Matilde y Pepe ya nada volvería a ser igual.»1 Lo cierto es que lo sería mucho menos para la viuda y los pequeños hijos de Beltrán en este trágico relato de la novela histórica de la escritora uruguaya Mercedes Vigil titulada Matilde, la mujer de Batlle. Porque lo único que seguiría siendo igual sería la inigualable e inagotable gracia de Dios, a quien ambas familias podían recurrir no sólo en busca de perdón sino también de consuelo, así como podemos hacerlo nosotros cuando tenemos que afrontar las consecuencias de decisiones disparatadas y desatinadas de las que nos arrepentimos en lo más profundo de nuestro ser. Carlos ReyUn Mensaje a la Concienciawww.conciencia.net 1 Mercedes Vigil, Matilde, la mujer de Batlle (Montevideo, Uruguay: Editorial Planeta, 2003), pp. 261-66.
Grabamos el Menudo Castillo 661 en vivo desde la Biblioteca Municipal Marisa Garcelán de Navas del Rey, celebrando el Día de la Biblioteca. Nos visitaron Albertoyos y Joseto Romero para hablar de Contamos Contigo, un libro solidario creado por 46 autores de LIJ para apoyar a las bibliotecas valencianas afectadas por la DANA. Cultura, compromiso y muchas ganas de compartir.
En este mensaje tratamos el caso de una mujer que «descargó su conciencia» en nuestro sitio www.conciencia.net. Lo hizo de manera anónima, como pedimos que se haga; así que, a pesar de que nunca se lo había contado a nadie, nos autorizó a que la citáramos, como sigue: «Trabajaba para una gran empresa… [en la que] tenía un alto cargo y abusé de la confianza, ya que, sin darme cuenta, poco a poco fui tomando dinero sin devolverlo. »Cuando tomé mis vacaciones, viajé..., y en esa misma época descubrieron el fraude. Tuve miedo y no regresé a mi país. Ha pasado más de un año muy duro para mí.… Me siento sucia y muy avergonzada. ¿Cómo podría reparar el daño? »... Tengo una orden de captura en mi país.… [y no] tengo dinero para un abogado. Ahora he conocido a un hombre que me ofrece matrimonio, pero no le he contado nada de mi pasado. ¿Qué puedo hacer?» Este es el consejo que le dimos: «Estimada amiga: »Las palabras más importantes que usted emplea son “sucia” y “avergonzada”. Esas palabras son fundamentales en el mensaje que su conciencia está tratando de hacerle llegar, aunque usted tenga muchas excusas para justificar el no haberle prestado atención hasta ahora.... El apóstol Pablo dijo que la conciencia y los pensamientos pueden acusarlo a uno,1 y nos parece que eso es lo que le está sucediendo a usted. »Usted dice que no se daba cuenta de que estaba tomando dinero sin devolverlo. Con eso nos da a entender algo más acerca de usted y de su conciencia. Es probable que se sintiera un poco culpable la primera vez que tomó dinero, pero que, con el paso del tiempo, ya ni se dio cuenta. Usted hizo caso omiso de su conciencia tantas veces que los mensajes que ésta le estaba enviando ya ni le llegaban.... »Usted pudiera casarse con ese hombre y seguir sintiéndose sucia y avergonzada por el resto de su vida. Además, se sentiría culpable de mantener oculto su secreto de la persona que debiera saber todo lo que tenga que ver con usted. Día tras día, mes tras mes y año tras año, tendría la sensación de que la están vigilando, siempre temiendo el momento en que al fin se le descubriera. Su conciencia no dejaría de acusarla, y le recordaría constantemente el hecho de haber engañado a ese hombre. Eso mismo estropearía toda posibilidad de tener un matrimonio feliz. »Desde luego, usted haría todo lo que fuera necesario para poder volver a comenzar.... Pero la verdad es que no hallará la paz sino hasta que decida volver a su país de origen, entregarse a las autoridades y someterse al castigo que le impongan por sus actos ilegales e inmorales. »Dios le dará la fuerza de voluntad necesaria si se lo pide. Y la acompañará si usted le confiesa sus pecados y le pide que la perdone. Debido a que Jesucristo su Hijo murió en la cruz para llevar el castigo eterno de todos nuestros pecados, los que le pedimos perdón no tenemos que ser castigados después de la muerte. Pero en esta vida tendremos que afrontar las consecuencias de lo que hemos hecho, incluso todo castigo que considere justo nuestro sistema jurídico. »Haga lo debido, »Linda y Carlos Rey.» El consejo completo, que por falta de espacio no pudimos incluir en esta edición, se puede leer si se pulsa el enlace que dice: «Caso 135» dentro del enlace en www.conciencia.net que dice: «Casos». Carlos ReyUn Mensaje a la Concienciawww.conciencia.net 1 Ro 2:15
(Día Internacional de la Libertad Religiosa) A partir de la conquista cristiana, en 1119, por parte de Alfonso I el Batallador, la convivencia entre cristianos y judíos en el Reino de Navarra fue de mal en peor hasta 1498, cuando los judíos fueron expulsados del Reino de Navarra —relata el historiador navarro Jaime Aznar—. En ese momento, los Reyes Católicos, habiendo ya expulsado a los judíos de la Monarquía Hispánica, presionaron a otros reinos a que siguieran su ejemplo, y eso dio como resultado que Catalina I y Juan III de Navarra determinaran así mismo obligar a los judíos a tomar la decisión de convertirse y quedarse allí, o de marcharse. «Muchos judíos optaron por quedarse, porque salir no era fácil. No tenían adónde ir, y viajar era entonces muy caro», explica el doctor Aznar. Desde el siglo nueve, Tudela había llegado a ser el territorio navarro con la población judía más numerosa. Pero desde el siglo dieciséis hasta el siglo diecinueve se expuso un lienzo en el que aparecían los nombres de los judíos acusados de ser falsos conversos a la religión cristiana, es decir, de los judíos que se habían convertido y que, para poder permanecer allí y evitar ser investigados por la Inquisición local, le habían pagado a la Corona de Navarra 650 ducados, hoy equivalentes a unos 150 mil dólares. Para colmo de males, a fin de que la difamación fuera perdurable, se hizo una manta que era como un gran lienzo, exhibida de tal manera que todo el mundo pudiera verla, en la que se reproducían los nombres de los judíos acusados de practicar su religión a escondidas, señalándolos como culpables no sólo a ellos de por vida sino también a su descendencia. «Esto era particularmente grave —concluye el profesor Aznar— porque no podía permitirse en modo alguno que se dijera que un familiar suyo estaba en la manta, es decir, que era judaizante, o que tenía un origen judío, por el desprestigio social y naturalmente económico que eso podía conllevar».1 De tal manta, siendo la más famosa la exhibida durante siglos en la catedral de Santa María de Tudela, procede la expresión «tirar de la manta», que el Diccionario de la Real Academia define como «descubrir un caso escandaloso que otro u otros tenían interés en mantener secreto».2 Si bien se sobreentiende que aquellas víctimas de discriminación y persecución religiosa no debieron haberse sentido forzadas a ocultar nada de las prepotentes y farisaicas autoridades eclesiásticas de esos tiempos, quiera Dios que entendamos que, en nuestro caso en particular, hoy más que nunca debemos vivir conscientes de la enseñanza de San Pablo de que cada uno de nosotros es una carta conocida y leída por todos, y acatar la advertencia de Jesucristo de que «todo lo que esté escondido se descubrirá, y todo lo que se mantenga en secreto llegará a conocerse».3 Carlos ReyUn Mensaje a la Concienciawww.conciencia.net 1 Jaime Aznar, «¿De dónde viene la expresión “tirar de la manta?” Entrevista Diario de Navarra En línea 17 abril 2025; Begoña Goitiandia y Javier Iborra, «Carlos Alsina recuerda el origen navarro de la expresión “tirar de la manta”», Diario de Navarra, 21 noviembre 2024 En línea 17 abril 2025. 2 Diccionario de la lengua española de la Real Academia Española En línea 17 abril 2025. 3 Lc 12:1-2 (TLA); 2Co 3:2
RESUMEN INFORMATIVO
RESUMEN INFORMATIVO
En este mensaje tratamos el caso de un hombre que «descargó su conciencia» de manera anónima en nuestro sitio www.conciencia.net y nos autorizó a que lo citáramos, como sigue: «Soy un joven soltero y estudiante.... Lamentablemente, en la adolescencia caí en el vicio de la pornografía y la masturbación.... »Comencé a asistir a una iglesia. Pensé que sería fácil dejar el vicio. He intentado abandonarlo, pero luego recaigo. La culpabilidad y el remordimiento me atormentan.... Fui hombre de oración y de estudio de la Biblia, e incluso predicador y líder de mi iglesia, y sin embargo mi conciencia me condenaba al punto que renuncié. »Ya no puedo más. He perdido la fuerza de voluntad. El vicio del pecado me derrotó.... Siento que Dios no me oye, y que me aborrece por ser un mísero fracasado e hipócrita.» Este es el consejo que le dio mi esposa: «Estimado amigo: »¡Cuánto nos alegra que tenga el valor de contarnos acerca de sus luchas! Usted es valiente y sincero, y digno de respeto por haber renunciado a los puestos que ocupaba en su iglesia. Al dar ese paso difícil, usted se negó a ser hipócrita. »Muchas personas creen que, si uno asiste a la iglesia, con eso da a entender que está libre de pecado. Piensan que la iglesia es un club para personas que afirman que son santas. Por eso, si alguien que es conocido como un pecador asiste a la iglesia, lo tildan de hipócrita. »Sin embargo, esa manera de pensar no tiene validez alguna. La iglesia no es un club para santos; es más bien una clínica para pecadores. Todos los que asistimos a la iglesia somos pecadores. El asistir a la iglesia y estudiar la Biblia juntos nos ayuda a reconocer que somos pecadores y que Jesucristo, el Hijo de Dios, es el único que cumple los requisitos para perdonarnos y liberarnos del pecado. Todos oramos y adoramos a Dios, no porque cumplamos los requisitos para hacerlo, sino precisamente porque Cristo acepta a cualquier pecador que quiere dejar de pecar.... »... Por eso le recomendamos que busque a un líder con madurez espiritual conocido por ser sabio y digno de confianza. Pregúntele si es capaz de mantener en privado las conversaciones entre los dos. Confiese que usted está luchando con el pecado y que necesita un compañero a quien pueda rendirle cuentas. Pueda que sí, o pueda que no, quiera revelar los pormenores de su pecado, pero determine ser del todo sincero acerca de cuántos días han pasado desde la última vez que pecó. »La próxima vez que peque, pídale perdón a Cristo y luego cuénteselo al compañero ese mismo día. El tenerlo a él acompañándolo en esta lucha hará que salga de su cerebro y quede al descubierto. Reconozca que le llevará bastante tiempo vencer este problema, y que lo que de veras importa es que cada vez no deje de volver a comenzar, negándose a revolcarse en la vergüenza de haber vuelto a caer.» Con eso termina lo que recomienda Linda, mi esposa. El consejo completo puede leerse con sólo ingresar en el sitio www.conciencia.net y pulsar la pestaña que dice: «Casos», y luego buscar el Caso 746. Carlos ReyUn Mensaje a la Concienciawww.conciencia.net
(4o. domingo de octubre: Día de la Suegra) «A mi suegra la conocí una tarde en Piedecuesta, el pueblo natal de mi esposa, mientras llegaba de la plaza de mercado luego de vender tamales —cuenta el humorista colombiano José Ordóñez en su obra titulada Primer libro de José Ordóñez a los aburridos—. La conocían en el pueblo como “la Tamalera”. Cuando la vi, me asusté, pues tenía un rostro austero, fuerte, como las mujeres de mi tierra santandereana. Conforme pasaron los días, me di cuenta de que sólo era un asunto de “fachada”, pues la Tamalera era una mujer de campo sencilla y humilde, y con una gran capacidad de servir a los demás, cosa que admiré toda su vida.... »Así pues, ando por la vida subiéndome a los escenarios de todo el mundo para hablar mal de una “supuesta” suegra; porque la real, la que conocí, nunca fue motivo de inspiración de todas las divertidas historias [que he contado] acerca de las suegras —aclara el ingenioso cómico, que ha batido varias veces su propio récord mundial de chistes—. [Esta es] la carta que escribí para ella un día después de su muerte: »“¡Me parece estar observándote con el canasto! Esa fue la primera vez que te vi, recia, fuerte, con la vitalidad de las campesinas que sólo se dan en mi tierra. Tu cabellera, como siempre, alborotada, y el cansancio reflejando tu diaria jornada vendiendo tamales en la plaza de Piedecuesta. »”¡Quién pensaría que robándote una de tus joyas más preciadas me habrías de regalar tu presencia durante tanto tiempo! Robé el amor de una hermosa joven, y Dios me añadió la presencia de una mamá; devolviste con una caricia lo que fue un abuso de confianza. ¡Gracias! Cuando pocos creyeron en mí, respaldaste la idea de hacer que un vendedor ambulante se convirtiera en un campeón mundial del humor. Supiste ver lo que nadie vio, y me ayudaste a sembrar con lágrimas lo que luego recogimos con risas. No es que te lleves parte de nuestra vida. Es que dejaste toda la tuya con nosotros. »”¡Qué contrariedad! Tú me acompañaste en todos mis momentos de dolor, sufrimiento y esfuerzo, y no pude acompañar a tu cuerpo sin vida a su morada; pero creo que es mejor así, porque me quedo con la imagen de la nona callada y servicial, amorosa... que siempre a las seis de la mañana me despertaba con un café. Fue hermoso abrir los ojos y verte allí tantas veces. ¡Gracias! »”... Hoy, cuando te despido, me alegra saber que cambiaste el futuro de tu familia con un canasto lleno de tamales, mientras la gente decía: ‘Ahí va la Tamalera’.... »”Si en el paraíso se prueban los mejores manjares, sin duda Papá Dios te permitirá salir con tu canasto a repartir tamales. Desamárrale uno a Jesucristo por mi cuenta... Y espéranos, porque allí en la presencia de Dios, tu familia... los niños que criaste, te dirán gracias por haber sabido vivir para Dios, por marcar la ruta que conduce al reino que hoy disfrutas. Y dile al Hijo que prepara morada para nosotros que coloque en el patio un fogón grande con unas cuantas hojas de plátano para que en el cielo también se escuche: ‘Ahí va la Tamalera.’ »”Un beso del que te quiere, »”El yerno, »”José.”»1 Carlos ReyUn Mensaje a la Concienciawww.conciencia.net 1 José Ordóñez, Primer libro de José Ordóñez a los aburridos (Miami, Florida: Editorial Vida, 2009), pp. 56-64.
En este mensaje tratamos el caso de un hombre que «descargó su conciencia» de manera anónima en nuestro sitio www.conciencia.net y nos autorizó a que lo citáramos, como sigue: «Estoy muy mal emocionalmente.... Tengo veintiocho años y me siento muy triste porque me he dado cuenta de que desperdicié toda mi juventud en nada.... »Muchas personas tienen vidas exitosas a esta edad; en cambio, yo no tengo ningún don ni talento. Tengo complicaciones de salud. Temo que es un tumor o un cáncer, pero debido al miedo y a la vergüenza no pienso ir a un hospital.... »He pensado que quizá todas estas situaciones sean un castigo de Dios, porque realmente yo soy una persona que no vale para nada. La mayoría de las noches lloro de tristeza por mi situación, y expreso mis sentimientos en oración. »¿Cree usted que Jesucristo escucha lo que yo digo en oración? He pensado mucho acabar con mi existencia, porque pienso que al morir no tendré que sufrir.... No sé por qué nací.» Este es el consejo que le dio mi esposa: «Estimado amigo: »Nos entristece mucho lo que ha estado sufriendo. También sabemos con certeza que Dios no sólo escucha sus oraciones sino también está muy interesado en su bienestar. Su Hijo Jesucristo enseñó: “¿No se venden dos gorriones por una monedita? Sin embargo, ni uno de ellos caerá a tierra sin que lo permita el Padre. Él les tiene contados aun los cabellos de la cabeza. Así que no tengan miedo, ustedes valen más que muchos gorriones.”1 »¡Es increíble pensar que Dios se interesa a tal grado por cada uno de nosotros! Él nos ama sin que importen nuestros talentos, triunfos o logros, porque somos su creación divina, planeados antes de la fundación del mundo. »Usted nació como una expresión del amor de Dios. Ahora el propósito por el que fue creado es amarlo y estar dispuesto a permitir que Él lo guíe y le muestre el camino hacia el futuro que ha planeado para su vida.2 »Sin embargo, sospechamos que usted padece de un desequilibrio en las sustancias químicas de su cerebro para el que hay medicamentos que pudieran ayudarlo. Nosotros no somos médicos, y ni siquiera un médico podría diagnosticar ninguna irregularidad basado simplemente en el breve caso que nos ha contado, pero usted en definitiva tiene síntomas que requieren atención médica. El temor que siente de encontrar una grave enfermedad es en realidad un síntoma común de los trastornos de ansiedad, a la vez que sus pensamientos de causarse daño pudieran ser el resultado de una depresión clínica. En cualquier caso, usted necesita consultar a un médico. »Por otra parte, su tendencia a compararse con los demás es contraproducente. Usted no tiene conocimiento alguno de las luchas que tienen los demás, así que no se compare con ellos. En vez de pensar en la manera como usted no está a la altura de los demás, concéntrese en la bendición de tener a Dios de su parte. Piense en lo que Dios sí puede hacer en lugar de lamentarse por lo que usted no puede hacer.... ¡Dios lo sabe todo! ¡No hay nada imposible para Él!3 Con eso termina lo que Linda, mi esposa, recomienda en este caso. El caso completo se puede leer si se pulsa la pestaña en www.conciencia.net que dice: «Casos», y luego se busca el Caso 865. Carlos ReyUn Mensaje a la Concienciawww.conciencia.net 1 Mt 10:29-31 2 Ef 2:10 3 Mt 19:26; Lc 1:37
Gracias por ver mis episodios, me gustaría que me puedas dejar tu comentario sobre que te ha parecido este episodio de espiritualidad. Además quiero contarte que yo soy tarotista y si te gustaria tener una lectura de tarot conmigo personalizada, puedes ingresar a www.chofitv.com o en www.chofitv.com.ec Mis redes sociales de Chofitv Youtube: https://www.youtube.com/@ChofiTVInstagram : https://www.instagram.com/chofitvoficial/Tiktok: chofitvoficial
Es uno de los fotógrafos más populares de la historia. Casi todo el mundo conoce alguna de sus fotos. Entre las más famosas se encuentran «La muerte de un miliciano», tomada durante la Guerra Civil Española, y once fotos excepcionales tomadas el Día D. Sin embargo, resulta que todas aquellas fotos no las tomó una sola persona, sino que las tomaron dos: Endre Ernö, un húngaro nacido en 1913, y Gerda Taro, una alemana nacida con el nombre Gerta Pohorylle en 1910. Los dos se conocieron en Francia durante la década de 1930, y cultivaron una relación tanto romántica como profesional. Con el fin de poder ganarse la vida como fotorreporteros, Taro tuvo la idea de que, si usaban un nombre anglosajón, era posible que se les abrieran algunas puertas cada vez que publicaran sus fotos. Así que en 1936 ella le propuso a Ernö que usara el nombre Robert Capa para firmarlas. Es imposible saber con certeza hasta qué punto influyó aquel seudónimo en el éxito que tuvo Ernö, pero es indiscutible que con ese nombre tanto él como su compañera de trabajo sobresalieron en el mundo fotográfico. Debido a que durante un tiempo usaron el nombre de Robert Capa para vender las fotos que ambos sacaban, hasta la fecha se desconoce cuáles de esas fotos son de Ernö y cuáles de Taro. Sin embargo, fue Ernö quien dijo: «Si tus fotografías no son lo suficientemente buenas, es que no te has acercado lo suficiente.» Y lo cierto es que seguir esa famosa máxima de la fotografía lamentablemente habría de costarles muy caro a los dos. Demasiado cerca de la acción, los dos murieron en el frente de batalla: ella en 1937 durante la Guerra Civil Española, al acompañar al ejército republicano en un momento de repliegue y caer del estribo del coche en el que iba subida y ser aplastada por un tanque; y él en 1954 durante la primera Guerra de Indochina, al movilizarse con un pelotón francés y pisar una mina terrestre.1 Gracias a Dios, aunque sin duda también a Él le agradaron mucho las fotos que en vida tomaron aquellos dos que se hicieron pasar por Robert Capa, en el momento de la muerte de cada uno de ellos a Él no le importó su edad, ni su nacionalidad, ni su género ni su estado civil. Más bien, debido a que quería darles franca entrada al cielo, lo que a Dios le importó era el estado de su alma, que Él podía ver como un fiel retrato de ellos en calidad de seres humanos a quienes Él había creado con los talentos que ellos se habían esforzado por desarrollar. Es que Dios sabía que, para poder darles esa vida eterna por la que murió su Hijo Jesucristo, era necesario que reconocieran a Cristo como su Salvador y Señor, y que se acercaran a Él lo suficiente como para conocerlo íntimamente y así llegar a amarlo de todo corazón.2 Al igual que ellos, el requisito que tenemos que haber cumplido nosotros para vivir con Dios por toda la eternidad no será el haber cambiado nuestro nombre, sino sólo el habernos asegurado de que nuestro nombre, a la hora de la verdad, esté escrito en el libro de la vida.3 Carlos ReyUn Mensaje a la Concienciawww.conciencia.net 1 Manuel J. Prieto, «Robert Capa eran dos personas, Enre Ernö y Gerda Taro», octubre 2019 En línea 13 diciembre 2019; Wikipedia, s.v. «Robert Capa» En línea 13 diciembre 2019. 2 Dt 6:5; Mt 22:37; Mr 12:30; Lc 10:27; Stg 4:8 3 Ap 3:5; 20:12; 21:27
Marta Garcia Aller destacada las novedades en el caso de la 'fontanera del PSOE' a la que la Fiscalia atribuye un "plan delictivo" para desacreditar a la propia Fiscalia Anticorrupcion y a la UCO.
(Centenario del Nacimiento de Celia Cruz) «Además del gran tesoro de grabaciones que realizó en tantísimos años que vivió en el escenario, Celia dejó establecida La Fundación Celia Cruz... cuyo propósito es ayudar a los niños de bajos recursos a estudiar música y [apoyar] a las instituciones que se dedican a combatir el [cáncer, ese] terrible mal que lamentablemente le dio fin a su vida y a la de su mamá.» Así comienza Omer Pardillo-Cid su reflexión sobre el legado que dejó la famosa «guarachera de Cuba» en su epílogo a la autobiografía de Celia Cruz titulada: Celia: Mi vida. «Aparte de la fundación, Celia Cruz dejó un ejemplo a seguir de lo que debe ser el comportamiento de un artista o un famoso —continúa Pardillo—. Ella daba sus consejos, cuando se le solicitaban, con la misma generosidad y sinceridad que daba su cariño.... [A los] muchos artistas jóvenes y a aquellos que ya habían hecho su nombre sonar por todas partes... Celia les decía: »“No se olviden nunca que ese público que está ahí es el que nos paga.... Los empresarios y los sellos viven del artista, pero el artista vive de su público. Entonces, lo más importante en la vida de un artista siempre debe ser el amor y el respeto al público. Sin esas dos cosas, no se puede ser agradecido con ellos, y si no se les agradece, no se quedan con nosotros. »”¿Cómo le demuestra un artista respeto a su público? Tratándolo de la misma manera que el artista quiere que se le trate.... [Es que] cuando uno se hace famoso, es muy fácil pensar que lo hizo uno sólo o que se lo merecía por su talento, o su belleza o cualquier otra cosa por el estilo. Pero eso no es verdad.... Por eso digo yo que el que no pueda ni quiera hacerlo de esta manera, mejor que ni se meta.” »Celia era enemiga de los guardaespaldas que golpean o maltratan a la gente que trata de acercársele a un artista.... Nunca tuvo guardaespaldas porque nunca los necesitó. Ella se hacía respetar y se dejaba querer. Y donde hay un verdadero amor, no hay temor…1 »[Esa] filosofía... vino a reflejarse maravillosamente en la pompa y serenidad de su velorio», concluye Omer Pardillo.2 Durante treinta y dos de los mismos años en que Celia estaba cobrando cada vez más fama por su música llamativa, el Hermano Pablo llegó a ser también famoso en todo el mundo hispanohablante por sus más de diez mil Mensajes a la Conciencia difundidos por radio y televisión. Y para este servidor que lo sucedió y lo observó de cerca durante los últimos diecisiete años de su vida ejemplar, es muy interesante comparar la filosofía del Hermano Pablo sobre su público con la filosofía de Celia. Puedo asegurar, como testigo ocular, que él mostraba— sin falta— amor, cariño y respeto por su público, fuera cual fuera su condición social. Sin necesidad de guardaespaldas, él escuchaba, mirándole a los ojos, a cada uno que se le acercaba, como si esa persona fuera la más importante del mundo. Es que practicaba lo que predicaba, que es precisamente lo que aconseja Celia y que tanta falta hace que hagamos los demás: vivir conforme a la regla de oro que estableció Jesucristo, el Hijo de Dios, de tratar a los demás de la misma manera como queremos que nos traten a nosotros.3 Carlos ReyUn Mensaje a la Concienciawww.conciencia.net 1 1Jn 4:18 2 Celia Cruz con Ana Cristina Reymundo, Celia: Mi vida (New York: HarperCollins, 2004), pp. 242-45. 3 Mt 7:12
(Día del Estreno del Himno Nacional de Cuba) (Himno cantado por Carlos Rey en audio y en video) Si bien fue el 13 de agosto de 1867 que Francisco Vicente Aguilera y Francisco Maceo Osorio, reunidos clandestinamente en Bayamo para preparar un levantamiento armado en pro de la independencia del imperio español, le pidieron a Pedro Felipe Perucho Figueredo Cisneros que compusiera un himno que «fuese como La Marsellesa de los revolucionarios cubanos», no fue sino hasta el 20 de octubre de 1868 que se estrenó. Al lado del Padre de la Patria Carlos Manuel de Céspedes en el marco de la toma de Bayamo —que fue la primera victoria del Ejército Libertador— Perucho, sentado en la montura de su caballo, al escuchar entonar su marcha instrumentada por el maestro Manuel Muñoz Cedeño, escribió la letra del Himno de Bayamo, que el pueblo cantó jubiloso al pasar de mano en mano la hoja escrita. El 12 de agosto de 1870, el Mayor General Perucho Figueredo murió fusilado en Santiago de Cuba, cantando La Bayamesa, el Himno Nacional Cubano, con la frente erguida. Esta es la versión de La Bayamesa que publicó el prócer José Martí el 25 de junio de 1892 en su periódico Patria, que armonizó el musicógrafo Emilio Agramonte por encargo de Martí, y que fue revisada en 1898 por el compositor Antonio Rodríguez Ferrer,1 tal como se canta actualmente: Al combate corred, bayameses, que la patria os contempla orgullosa. No temáis una muerte gloriosa, que morir por la patria es vivir. En cadenas vivir es vivir en afrenta y oprobio sumido. Del clarín escuchad el sonido. ¡A las armas, valientes, corred! El apóstol Pablo, consciente de las batallas que se libran por la libertad física, que es temporal, le instó a su discípulo Timoteo a que peleara la buena batalla de la fe e hiciera suya la vida eterna.2 Es que San Pablo sabía que esa es la única manera de obtener la libertad espiritual, que dura para siempre. Y Timoteo probablemente ya sabía que el requisito de aquel apóstol para pelear esa «buena batalla de la fe» era ponerse la armadura de Dios, que consiste no sólo en el escudo de la fe, sino también en el cinturón de la verdad, la coraza de justicia, el calzado dispuesto para anunciar la buena noticia de la paz, el casco de la salvación y la espada del Espíritu Santo, que es la palabra de Dios.3 De ahí que yo mismo como hijo de esta patria, consciente de que tenemos a nuestra disposición esas armas espirituales que pueden librarnos de las cadenas del pecado,4 interprete también la segunda estrofa de nuestro Himno de Bayamo como un llamado urgente a pelear sin tregua esa buena batalla espiritual: En cadenas vivir es vivir en afrenta y oprobio sumido. Del clarín escuchad el sonido. ¡A las armas, valientes, corred! Carlos ReyUn Mensaje a la Concienciawww.conciencia.net 1 Jesús Gómez Cairo, «Breve historia del Himno Nacional de Cuba», La Jiribilla: Revista de cultura cubana, 20 octubre 2021 En línea 22 abril 2025. 2 1Ti 6:12 3 Ef 6:11-17 4 Jn 8:34-36; Ro 6:15-23
En este mensaje tratamos el siguiente caso de una mujer que «descargó su conciencia» de manera anónima en nuestro sitio www.conciencia.net, autorizándonos a que la citáramos: «Hace veinte años vivía con mis padres. Ellos no se llevaban bien. Mi madre estaba enferma, y yo la cuidaba. »Mi padre tenía otra familia, y me dijo que me fuera de la casa porque, si no me iba yo, se iría él. Como yo no quería que mi madre sufriera si se iba mi padre, [regresé inmediatamente al país] natal de ella.... »[Mi madre murió hace catorce años, y] ahora mi padre y su nueva y joven mujer quieren venir a vivir conmigo... debido a la situación actual [en su país]. »¿Debo recibirlos en mi apartamento? Ellos nunca han querido que yo vaya a pasar vacaciones [en su casa]... ya que yo no me llevo bien con esa nueva mujer.... [Ella y mi padre aún odian] a mi madre, [catorce años después de] su fallecimiento.» Este es el consejo que le dio mi esposa: «Estimada amiga: »... Usted no menciona por qué desea un consejo de nuestra parte... pero suponemos que es porque le importa el mandamiento bíblico que nos enseña a honrar a padre y madre.1 De ahí que quiera saber si el honrar a su padre significa que tiene que permitir que él la trate a usted como a él le plazca y luego aún poder obtener los beneficios de ser un padre digno de honra. »Nosotros creemos que el mandamiento bíblico de honrar a nuestros padres se refiere a mucho más que una relación biológica. Por ejemplo, en algunas familias los que crían a los niños son los abuelos. En otras familias, los niños han sido adoptados, por lo que sus padres no tienen ninguna relación biológica con ellos. En muchos hogares el padre biológico está ausente del todo, y la madre biológica cría sola a los niños. Por eso, el honrar a padre y madre quiere decir honrar a quienes fueron responsables de cuidarlo a uno hasta ser mayor de edad. »La Biblia también enseña que debemos ayudar en lo posible a nuestros familiares ancianos desvalidos.2 Sin embargo, no hay ninguna enseñanza que diga que tenemos que permitir que vivan con nosotros. »Para algunas personas y en algunas culturas, parece natural que un padre necesitado o enfermo sea atendido por un hijo adulto en la casa del padre o en la del hijo. Pero la responsabilidad primaria de un hijo adulto que está casado es su cónyuge y su propia familia, tal como enseñó el apóstol Pablo. El hijo adulto debe dejar a su padre y a su madre, y unirse a su esposa.3 Esa enseñanza deja en claro que el dejar a sus padres y vivir por su propia cuenta no es una forma de deshonrarlos. »Le recomendamos que honre a su padre tratándolo con respeto cuando se comunique con él. Si él necesita ayuda económica, y usted tiene los recursos para ayudarlo, envíele determinada cantidad mensualmente. A lo mejor, la otra familia de él ayudará de la misma manera.» Con eso termina lo que Linda, mi esposa, recomienda en este caso. El caso completo se puede leer si se pulsa la pestaña en www.conciencia.net que dice: «Casos», y luego se busca el Caso 745. Carlos ReyUn Mensaje a la Concienciawww.conciencia.net 1 Éx 20:12 2 1Ti 5:8 3 Ef 5:31
(Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza) Dice la historia que, cuando el rey Jorge VI de Inglaterra cumplió seis años de edad, recibió muchísimos regalos. Sus padres, sus tíos, sus amiguitos y todos sus súbditos se esforzaron por mostrarle al pequeño su cariño y devoción. Casi todos los regalos eran importados de Francia, España, Italia y otros países. A los criados encargados de cuidar al entonces príncipe Jorge les costó mucho trabajo desempacar, armar y mostrarle a su pequeño señor los lindos obsequios que le habían sido enviados. La verdad es que el modelo de algunos de los juguetes era para el uso exclusivo del simpático chiquitín, pues todavía no se había construido un juguete igual para lanzar al mercado. Una mañana en que los criados del palacio estaban jugando con el príncipe, notaron que había perdido interés en aquella montaña de juguetes. Lo había cautivado una escena callejera que podía ver desde una ventana de su habitación. Pasaban frente al palacio un limpiabotas y su hijo de seis años. A falta de juguetes, el hombre había atrapado una rata viva, le había atado un cordel al pescuezo y se la había dado a su hijo para que jugara con ella. El niño se sentía feliz con su juguete vivo. Cuando el pequeño príncipe, tras las rejas del palacio, vio esto, se le olvidó todo lo que él tenía. Perdió interés en todos sus juguetes y en las demás cosas del mundo entero. Lo único que quería era una rata viva como esa. ¿Qué tiene que ver con nosotros esta anécdota? Que todos somos como el pequeño príncipe de Inglaterra. Aunque tengamos todo lo habido y por haber, y hasta más de lo que necesitemos, siempre habrá algo nuevo que desearán nuestros ávidos ojos. Ponemos todo nuestro afecto en algún objeto de esta vida y, una vez que lo hemos obtenido y disfrutado, lo tiramos a un lado porque queremos otro diferente. Nunca quedamos satisfechos. Siempre queremos algo más o mejor. Jesucristo conocía este defecto humano. Por eso dijo que la vida de una persona no depende de la abundancia de los bienes que posee.1 No importa cuánto tengamos. Las cosas materiales no satisfacen como las que son espirituales. Sólo Cristo satisface la sed del alma. Por eso le dijo a la samaritana a la que le pidió agua de un pozo: «Si supieras lo que Dios puede dar, y conocieras al que te está pidiendo agua, tú le habrías pedido a él, y él te habría dado agua que da vida.... Todo el que beba de esta agua volverá a tener sed, pero el que beba del agua que yo le daré, no volverá a tener sed jamás, sino que dentro de él esa agua se convertirá en un manantial del que brotará vida eterna.»2 Si realmente deseamos saciar nuestra sed espiritual, basta con que respondamos como la samaritana: «Señor, dame de esa agua para que no vuelva a tener sed.»3 Carlos ReyUn Mensaje a la Concienciawww.conciencia.net 1 Lc 12:15 2 Jn 4:13‑14 3 Jn 4:15
En este mensaje tratamos el siguiente caso de una mujer que «descargó su conciencia» de manera anónima en nuestro sitio www.conciencia.net, autorizándonos a que la citáramos: «Cuando planeaba dejar a mi pareja por sus actitudes con otras mujeres en las redes sociales, descubrí que estaba embarazada. »Busqué dirección de parte de Dios, los dos hablamos con nuestros mentores, y a él le aconsejaron que, si realmente me amaba, necesitaba cambiar. Así que se comprometió, y planeamos casarnos. Pero nuevamente lo descubrí enviando solicitudes a otras mujeres, y ahora me están humillando por su culpa. ¡No sé qué hacer!» Este es el consejo que le dio mi esposa: «Estimada amiga: »Fue una idea magnífica buscar la dirección de Dios así como el consejo de mentores de confianza. Cuando usted y su pareja hablaron con ellos, los dos estuvieron de acuerdo en que seguirían el consejo que les dieran. Pero su pareja estaba mintiéndole cuando dijo que aceptaba, o cambió de parecer después y decidió romper el acuerdo, o tal vez tenía buenas intenciones pero poco a poco volvió a sus viejas costumbres sin siquiera haberse decidido a hacerlo. Pudo deberse a cualquiera de estas tres posibilidades. »La primera posibilidad es que su pareja mintió, así que puede esperar que él siga mintiendo si usted decide permanecer a su lado. La segunda es que él dijo que estaba dispuesto a serle fiel, pero luego cambió de parecer, dejándole ese vivo ejemplo de lo poco que puede confiar en lo que él dice. Y la tercera posibilidad es que él fue sincero cuando dijo que cambiaría, pero poco a poco volvió a sus viejas costumbres sin siquiera estar consciente de haber tomado esa decisión.... »Lamentablemente, todas estas tres posibilidades llevan a la misma conclusión: de que no se puede confiar en su pareja, y es irracional pensar que él va a cambiar. Por eso le aconsejamos que lo deje hoy mismo y que ni siquiera considere casarse con él. »Esperamos que tenga parientes que le ofrezcan un lugar donde usted y su bebé puedan vivir. Tan pronto como el bebé nazca, haga una solicitud de manutención dentro de su sistema judicial. Si bien ese proceso legal puede diferir de un país a otro, en todos los países los hijos deben ser la responsabilidad tanto del padre como de la madre biológicos. Así que debe exigírsele al padre que aporte a los gastos de cada uno de los hijos que tenga. »Comprendemos que va a sentirse devastada al perder a su pareja y tener que afrontar el futuro sola. Pero usted dice que ha buscado la dirección de Dios, así que es hora de que confíe en que Él va a ayudarle. Pídale que le dé las fuerzas y la paz que necesitará para criar sola a su bebé. Participe en las actividades de su iglesia y su comunidad, y determine que nunca volverá a tener relaciones íntimas con ningún hombre sino hasta que esté legalmente casada.» Con eso termina lo que recomienda Linda, mi esposa. El consejo completo se puede leer si se ingresa en el sitio www.conciencia.net y se pulsa la pestaña que dice: «Casos», y luego se busca el Caso 864. Carlos ReyUn Mensaje a la Concienciawww.conciencia.net
La reciente confirmación por parte del presidente de Estados Unidos sobre la autorización a la CIA para llevar a cabo operaciones terrestres dentro de Venezuela marca una escalada significativa en la política de la Administración Trump hacia el régimen de Nicolás Maduro.See omnystudio.com/listener for privacy information.
«¿Se ha imaginado lo que podría ser una celebración de despedida cuando muera? ... ¿Qué tal si de la misma forma en que se anuncia la llegada de un bebé a la familia, también se nos anunciara la partida del abuelo nueve meses antes? —pregunta el humorista colombiano José Ordóñez en su obra titulada Primer libro de José Ordóñez a los aburridos—. Lo primero que harían las mujeres de la familia, incluso la esposa, las hijas y las nietas, sería organizar una “fiesta de despedida”», responde el talentoso cómico, que ha batido repetidas veces su propio récord mundial de chistes. Y luego describe la fiesta, dando vuelo a su fecunda imaginación: «Para la ocasión, el lugar se vería lleno de letreros alusivos a la celebración, como por ejemplo: “¡Que te vaya [bien]!” “¿Vuelves?” “¡Nos vemos al otro lado!”... Globos y serpentinas colgarían para la alegre celebración, mientras que algunos gladiolos se repartirían con buen gusto por toda la casa. Una torta grande de pasas y ciruelas negras se encontraría sobre el ataúd.... Se cambiaría el gélido minuto de silencio por la música preferida del futuro finado; él podría escuchar lo que siempre le encantó mientras espera la muerte.» Si supiéramos el día de nuestra muerte, «se verían entierros con orquestas, grupos de vallenatos [y] mariachis... cantando alegres... —continúa Ordóñez—. En lo más álgido de la fiesta entrarían de sorpresa los mariachis cantando: »Estas son las mortajitas que le dieron a David el día, que de estar tan viejo, a él se le dio por morir. »¡Morite, viejo, morite! Mira que ya anocheció. Y ya los grillos se aprestan a cantarte en tu panteón.... »Otra de las ventajas de saber la fecha en que vamos a fallecer es que podríamos escoger el lugar. Si los papás nos escogen dónde es que nacemos, nosotros decidimos dónde moriremos.... »... Si supiera que hoy es el día de mi muerte, llamaría a esos que sé que he ofendido y les pediría que me perdonaran, pues me daría tristeza saber que no me podrían recordar con agrado. »Si hoy fuera el día de mi muerte, dejaría todas mis cuentas canceladas, pues no me gustaría que mis hijos tuvieran que responder por las mismas, [y] miraría a mi esposa a los ojos y con un sonoro beso le diría: “¡Gracias, ha sido un placer compartir la vida contigo!” »Querido Dios... si hoy vinieras por mí, te agradecería por haberme enviado aquí a conocer a gente maravillosa, a beber con sed, a comer con hambre, a besar con entusiasmo, a sentir arrepentimiento, a luchar sin fuerzas, a vivir con pasión. Te pediría que me dejaras ver por última vez a mi familia de pie en la puerta de mi casa, para que se despidieran con la mano mientras admiro que el sol está en el poniente y refleja la cruz sobre mi casa. »¡Quizá éste no sea el día de mi muerte, quizá haya muchos más, pero hoy viviré como si fuera el último de mis días! »¿Y tú qué harás?»1 Carlos ReyUn Mensaje a la Concienciawww.conciencia.net 1 José Ordóñez, Primer libro de José Ordóñez a los aburridos (Miami, Florida: Editorial Vida, 2009), pp. 47-50.
En este mensaje tratamos el caso de un hombre que «descargó su conciencia» en nuestro sitio www.conciencia.net. Lo hizo de manera anónima, como pedimos que se haga; así que, a pesar de que nunca se lo había contado a nadie, nos autorizó a que lo citáramos, como sigue: «Desde hace unos tres años tengo [deseos] de quitarme la vida, ya que desde niño mi vida fue muy dura. Salí a trabajar de mi casa a los siete años. Ahí me trataban como si fuera un animal. A los diez años fui a otro lugar. Ahí quisieron abusar de mí. Entonces escapé de mi ciudad. Tuve que viajar en camión treinta y seis horas sin comer, con frío.… Luego me dediqué a robar, pero después de dos años pude superar ese vicio. Aún me acuerdo [de] todo mi pasado, y cada vez que me acuerdo, quiero quitarme la vida.… »Prefiero estar aislado y solo, sin que nadie me diga nada. ¡Por favor, ayúdenme!» Este es el consejo que le dimos: «Estimado amigo: »Gracias por haber tenido la confianza de escribirnos. Sabemos que es probable que le haya costado trabajo contarnos su caso, pero nos alegra de que se haya animado a hacerlo. El hecho de que haya pedido ayuda es el primer paso para recuperarse de la manera desastrosa en que se le trató cuando era niño. »Tenga la seguridad de que Dios no quiso que a usted se le tratara así. No fue esa su voluntad, ni le agradó en absoluto. Es más, cuando su Hijo Jesucristo anduvo en esta tierra, solía emplear como ejemplo a un niño, y dijo que a cualquiera que hiciera tropezar a un pequeño, más le valdría que lo arrojaran a lo profundo del mar para que se ahogara.1 Con eso Jesús daba a entender que el hacerles daño a los niños es un pecado que Dios castigará con la mayor severidad. »El plan de Dios es que cada niño tenga una madre y un padre amorosos que lo cuiden, lo críen y lo amen. Sin embargo, los padres de usted no siguieron ese plan de Dios para la vida de ellos.... Así que lo trataron como no debiera jamás tratarse a un niño. Sus problemas pasados y presentes son la consecuencia natural de los pecados que cometieron sus padres. »¿Es justo que usted sufra por los pecados de ellos? ¡No, de ninguna manera! Pero la vida no es justa. Siempre que las personas puedan tomar sus propias decisiones, escogerán mal con frecuencia, y sus decisiones tarde o temprano harán que otros sufran.... »Usted no puede cambiar su pasado, pero sí puede cambiar su futuro. No puede escapar de lo que ya ha sufrido, pero sí puede comenzar una nueva vida. En primer lugar, acepte el hecho de que Dios lo ama y tiene un plan maravilloso para usted. Luego pídale que le perdone sus pecados y que lo acompañe todos los días por el resto de su vida. Cuando hable con Él en oración, sentirá que Él lo estrecha entre sus tiernos brazos, y sentirá también su amor profundo. »Le sugerimos que consulte a un médico y le hable de sus pensamientos acerca del suicidio. Es probable que usted necesite algún medicamento que lo ayude a regular cualquier desequilibrio químico que pudiera haber en su cuerpo. »Le deseamos lo mejor, »Linda y Carlos Rey.» El consejo completo, que por falta de espacio no pudimos incluir en esta edición, se puede leer si se pulsa el enlace en www.conciencia.net que dice: «Casos», y luego el enlace que dice: «Caso 134». Carlos ReyUn Mensaje a la Concienciawww.conciencia.net 1 Mt 18:2-6; Lc 17:1-2
Durante cinco años y medio estuvo haciendo lo mismo. Cada vez que llegaba el tren a la estación, iba a esperar a los pasajeros. No necesitaba leer los horarios. No le importaba ni el calor tórrido del verano ni el frío gélido del invierno. Cuatro veces al día, con cada tren que llegaba, ya fuera del norte o del sur, iba y esperaba pacientemente en el andén. Era un perro, un perro pastor alemán. Tiempo atrás se habían llevado, en tren, el cadáver de su amo, y desde entonces Shep, que era el nombre del perro, había ido a esperarlo a la estación a ver si volvía. Viejo ya, un día calculó mal sus pasos y lo arrolló un tren. Esto ocurrió en un pequeño pueblo de Canadá en 1942. Muchos años después, el pueblo aún celebraba al perro pastor alemán, Shep. Lo llamaban «ejemplo de fidelidad.» La fidelidad no sólo es una gran virtud, sino que es además indispensable para el desenvolvimiento correcto de la vida diaria. Supongamos que el reloj despertador no nos es fiel, y en vez de llamarnos a las seis de la mañana nos deja dormir hasta las nueve, y perdemos un importante negocio. ¿Qué si la pastilla de aspirina, el gran remedio universal, no nos es fiel, y en vez de quitarnos el dolor de cabeza nos provoca fuerte hemorragia gástrica? ¿O qué si nuestro banquero no nos es fiel, y de repente desaparece con todo el dinero que tenemos en el banco? Desgracias indecibles ocurren cuando hay falta de fidelidad. Un ejemplo clásico se da cuando el marido le es infiel a la esposa, o cuando la esposa le es infiel al marido. Todo el hogar se hunde en la desgracia. Los dolores más grandes del corazón los provoca la infidelidad conyugal. Lo cierto es que la sociedad entera depende de que haya fidelidad en todo. ¿Y qué de lo espiritual? ¿Qué sería de este mundo si el hombre no le fuera fiel a su Dios? La respuesta es muy evidente. La desgracia de familias destruidas, de esposos y esposas infieles, de hijos abandonados y de vidas deshechas es prueba suficiente de lo que es este mundo cuando el hombre no le es fiel a su Dios. Sin embargo, la Biblia nos dice acerca de Dios que «si somos infieles, él sigue siendo fiel, ya que no puede negarse a sí mismo» (2 Timoteo 2:13). Cristo es fiel aun cuando nosotros no lo somos. En Él podemos encontrar un seguro y fiel Salvador, Uno que no falla, que no engaña, que no desilusiona y que no fracasa. Él es el Salvador que todos necesitamos en estos tiempos de cruda infidelidad. Hermano PabloUn Mensaje a la Concienciawww.conciencia.net
En este mensaje tratamos el caso de un hombre que «descargó su conciencia» de manera anónima en nuestro sitio www.conciencia.net y nos autorizó a que lo citáramos, como sigue: «Soy amigo de una joven de veintisiete años. Ella tiene dos niñas. Acordamos vivir en sociedad, compartiendo el hogar sólo como amigos, pero me arrepentí porque no somos pareja. Me preocupa ver que llegue con sus amigos porque ella me gusta mucho, pero ya me rechazó [por ser mucho mayor que ella].» Este es el consejo que le dio mi esposa: «Estimado amigo: »Comprendemos por qué lamenta la decisión que tomó de vivir en sociedad con una mujer mucho más joven que usted. De hecho, hay por lo menos tres razones por las que nunca le aconsejaríamos a nadie que consintiera a tal arreglo. »La primera razón es que, a pesar de que usted quisiera creer que la diferencia de edad no tiene mayor importancia, lo cierto es que sí tiene muchísima importancia. Es más, si usted consintiera vivir en la misma casa con un hombre mucho menor, incluso con un hermano, sobrino o primo, aun así es probable que le resultara difícil vivir con él. La edad de los que viven juntos es importante, por mucho que usted trate de convencerse de que no es así.... »La segunda razón es que usted obviamente tenía la esperanza de que, tarde o temprano, la mujer se enamorara de usted y los dos pudieran llegar a formar una pareja. Esa ilusión era muy poco realista, y agregó un plan secreto al acuerdo.... »La tercera razón es que su amiga bien pudo haber consentido al arreglo porque usted asumió la mayor parte de las obligaciones económicas o tal vez todas. Ella pudo incluso haberle dado esperanzas de un futuro romance a fin de que usted pagara las cuentas y la sustentara. En lo que a usted respecta, gracias a Dios ella no fingió que lo amaba únicamente para que usted asumiera la responsabilidad económica. A diferencia de algunas otras mujeres, ella decidió ser sincera con usted. »Dice usted que ella lo rechazó debido a la edad suya. Esa es una manera interesante de verlo, pero nosotros lo vemos de otro modo. A nuestro juicio, ella discernió que ustedes no son compatibles, y esa es una cualidad que Dios quiere que cultivemos. »Quisiéramos mucho que las mujeres y los hombres en todas partes tuvieran más discernimiento al considerar sus noviazgos. La probabilidad de que fueran felices sería mucho mayor si practicaran el discernimiento con relación a cualidades del carácter, personalidades adictivas e integridad económica. Por lo general, quienes no disciernen al tener en cuenta esos factores basan su decisión en la atracción física y las emociones, en busca de fuegos artificiales en vez de energía eléctrica. »En cambio, los que hemos optado por seguir a Jesucristo y vivir conforme a sus enseñanzas disfrutamos de más discernimiento de lo común y corriente. Cuando oramos, podemos pedirle a Dios no sólo que nos dé su sabiduría divina sino también que nos ayude a tomar las decisiones que tengan que ver con nuestras relaciones con los demás.» Con eso termina lo que recomienda Linda, mi esposa. El consejo completo se puede leer si se ingresa en el sitio www.conciencia.net y se pulsa la pestaña que dice: «Casos», y luego se busca el Caso 744. Carlos ReyUn Mensaje a la Concienciawww.conciencia.net
(Día Mundial contra la Pena de Muerte) «... Fidel Murillo... se unió a nuestro grupo en los Llanos de Río Grande.... El hombre venía con una fama de ladrón, salteador de caminos y haciendas, incluso se rumoraba que debía ya varias vidas. Al parecer, andaba huyendo de la columna que comandaba el Coronel Sotomayor, quien tenía orden de capturarlo. »Este Coronel Sotomayor fue el que había tratado de apresarme; y al no dar conmigo mandó a quemar mis ranchos en El Cacao, y guindar por los cabellos a mi viejita, tal como también había hecho con la madre de Murillo.... »El Capitán Sotomayor, a cargo de treinta hombres, tiene la misión de capturar[me] a [mí,] Victoriano Lorenzo, indio montaraz que anda alzado por las montañas de Penonomé... y su cholada.... Según informes fidedignos, no son muchos y andan mal armados, por lo que será fácil someterlos. »A eso de las cuatro de la tarde de ese mismo día, nos dio alcance la “Columna Campo Serrano”, comandada por el Coronel Sotomayor, y ahí mismo, en los Llanos de Río Grande, trabamos combate.... Un fuego nutrido, intenso, empezó a salir de ambos bandos, causando bajas y heridos de lado y lado.... Uno de los tiros dio directamente en el ojo izquierdo del Coronel Sotomayor, quien cayó muerto al instante, produciendo la rendición total de la tropa enemiga. »Una vez que llegamos hasta donde estaban los veinte soldados con las manos en alto (algunos agitaban pañuelitos blancos), Fidel Murillo se adelantó con un machete y de un tajo le cortó la cabeza al Coronel Sotomayor. »Enseguida di orden de que se le pusiera bajo arresto, por irrespeto al cadáver de un militar caído en combate.... »Finalmente decidí soltar a Murillo, después de hacerle dar unos azotes y advertirle que no volviera a decir que pertenecía a mi ejército o que actuaba en su nombre. »Él siguió cometiendo sus fechorías, cada vez más graves.... Por el General Heliodoro Vernaza me enteré [de] la última «hazaña» del malhechor...: »“[Abusó] carnalmente de una niña, sobrina mía, General Lorenzo —declaró Vernaza—, y yo le pido encarecidamente que se le dé a este forajido el castigo que se merece. De no ser así, no sé con qué cara voy a presentarme ante mi familia, principalmente mi pobre hermana, quienes esperan que el Ejército de la Revolución, bajo cuyo nombre se ampara este sinvergüenza, le dé un castigo ejemplar.” »—No se preocupe, General Vernaza, enseguida reuniremos al Estado Mayor, para considerar la denuncia presentada por usted.... »La decisión del Estado Mayor, y no mía... fue la de fusilar a Fidel Murillo, allí mismo, en la Plaza Pública de Santa Fe... a las cinco de la tarde.»1 En medio de la injusticia de haber sido acusado el General Victoriano Lorenzo del homicidio de Fidel Murillo, en este cuento histórico escrito por el profesor panameño Juan Antonio Gómez, en su obra titulada Del tiempo y la memoria, sobresale la justicia pronta y severa que se hace en el caso de una niña víctima de abuso sexual. Menos mal que, si bien la justicia actual suele ser muy lenta y tolerante comparada con aquella de hace ya más de un siglo, Dios hará justicia en el juicio final. Pues Jesucristo mismo advirtió que al que hace tropezar siquiera a un solo niño, «más le valdría ser arrojado al mar con una piedra de molino atada al cuello».2 Carlos ReyUn Mensaje a la Concienciawww.conciencia.net 1 Juan Antonio Gómez P., Del tiempo y la memoria (Cuentos históricos) (Panamá: Editorial Portobelo, 2005), pp. 79,80,81. 2 Lc 17:2; Mt 18:1-5; Mr 9:36-42
¡ALERTA! La Comisión Federal de Electricidad (CFE) advirtió sobre un mensaje fraudulento que circula en redes sociales y servicios de mensajería, en el que se ofrece un supuesto “apoyo económico” y teléfonos Samsung Galaxy S25 Ultra gratuitos como parte de un convenio con Bienestar Telecomunicaciones e Internet para Todos.See omnystudio.com/listener for privacy information.
(30 Aniversario de la Inauguración del Monumento El Huevo de Colón en Sevilla, España) «Estando Cristóbal Colón a la mesa con muchos nobles españoles, uno de ellos le dijo: “Sr. Colón, incluso si vuestra merced no hubiese encontrado las Indias Occidentales, no nos habría faltado una persona que hubiese emprendido una aventura similar a la vuestra aquí en España, que es tierra pródiga en grandes hombres muy entendidos en cosmografía y literatura.” Colón no respondió a estas palabras, pero luego de pedir que le trajeran un huevo, lo puso sobre la mesa y dijo: “Señores, apuesto con cualquiera de ustedes a que no serán capaces de poner este huevo de pie como yo lo haré... sin ayuda alguna.” Todos lo intentaron sin éxito. Cuando el huevo volvió a Colón, éste lo golpeó sutilmente contra la mesa aplastando la curvatura de su base, lo que permitió dejarlo de pie. [Entonces] todos los presentes... entendieron lo que quería decirles: que después de hecha y vista la hazaña, cualquiera sabe cómo hacerla.»1 De esta historia legendaria que cuenta Girolamo Benzoni en su controvertida obra titulada Historia del Nuevo Mundo, publicada en Venecia en 1565, procede la expresión popular «como el huevo de Colón», que el Diccionario de la Real Academia Española define como «cosa que aparenta tener mucha dificultad, pero resulta ser fácil al conocer su artificio».2 Aun en el caso de quienes no conozcan la expresión, es probable que alguna vez se les haya mostrado la solución a un problema mucho más fácil de lo que se imaginaban, y hayan exclamado: «¡Ahhhh! ¡Veeee!» El mismo día en que Jesucristo resucitó, dos de sus seguidores iban camino a un pueblo cerca de Jerusalén. Mientras conversaban acerca de lo ocurrido en los últimos días, Jesús se les acercó, comenzó a caminar con ellos y, como no lo reconocieron, le contaron: «A Jesús, el profeta de Nazaret... los sacerdotes principales y nuestros líderes lograron que los romanos lo mataran, clavándolo en una cruz. Nosotros esperábamos que él fuera el libertador de Israel. Pero ya hace tres días que murió. »Esta mañana, algunas de las mujeres de nuestro grupo... fueron muy temprano a la tumba, [pero] no encontraron el cuerpo de Jesús.... [Entonces] unos ángeles se les aparecieron y les dijeron que Jesús está vivo. [Después] algunos hombres del grupo fueron a la tumba... pero ellos tampoco vieron a Jesús. »“[Es que] no pueden entender? [—les dijo Jesús—.] ... ¿No sabían ustedes que el Mesías tenía que sufrir antes de subir al cielo para reinar?” Luego Jesús les explicó todo lo que la Biblia decía acerca de él.... [Más tarde,] cuando se sentaron a comer, Jesús tomó el pan, dio gracias a Dios, lo partió y se lo dio a ellos. Entonces los dos discípulos pudieron reconocerlo, ¡pero Jesús desapareció!»3 Fue así como por fin entendieron, y lo que se dijeron el uno al otro bien pudiera resumirse como si hubieran exclamado: «¡Ahhhh! ¡Veeee!» Gracias a Dios, ahora cada uno de los que creemos en su Hijo Jesucristo podemos disfrutar actualmente de un renacimiento espiritual y gozar eternamente de un renacimiento físico «como la resurrección de Cristo».4 Carlos ReyUn Mensaje a la Concienciawww.conciencia.net 1 Wikipedia, s.v. «Huevo de Colón» En línea 22 marzo 2025. 2 Diccionario de la lengua española de la Real Academia Española En línea 4 abril 2025. 3 Lc 24:13-32 (TLA) 4 Jn 3:1-16; 10:10; 1Co 15:12-23; 1Ts 4:13-18
(12 de octubre: Día del Encuentro entre dos Culturas — República Dominicana) «En 1508, cuando las autoridades [españolas] realizaron el primer censo de indios, apenas quedaban sesenta mil indios de los cuatrocientos mil que había cuando [Cristóbal] Colón pisó por primera vez la isla [Española, hoy República Dominicana] —señala el reconocido historiador dominicano Frank Moya Pons—.... Durante todo ese tiempo, los españoles creyeron que la población indígena nunca se extinguiría, y la manejaron como si fuera un recurso natural inagotable, como animales de caza de los que se podía disponer a su antojo, y matar por placer para satisfacer sus instintos más primitivos.... »En otro censo tomado en 1510 sólo se registraron treinta y tres mil quinientos veintitrés indios —continúa Moya Pons—. Familias enteras desaparecían día tras día. Muchas se suicidaban en masa, y en numerosos casos mataban a sus propios hijos. Aquellos que huían a los montes morían de hambre y de frío en las montañas. Entretanto, los españoles acentuaban las mudanzas de comunidades enteras para suplir con mano de obra a las minas que perdían sus trabajadores de la noche a la mañana.... »En 1517 solamente quedaban once mil taínos vivos. En diciembre de 1518 se desató una epidemia de viruelas, la primera en el Nuevo Mundo, que hizo morir más de ocho mil indios, quedando unos dos mil quinientos sobrevivientes en toda la isla. La mayoría de estos últimos indios también murió en los años siguientes, con excepción de unos quinientos individuos que huyeron a las montañas en 1519 encabezados por el cacique Enriquillo, un joven nitaíno educado por los frailes franciscanos en Santo Domingo. »Enriquillo y su grupo se mantuvieron alzados en las serranías del suroeste de la Española, haciendo una guerra de guerrillas a los españoles hasta que convinieron en firmar las paces en 1533 y fueron asentados en un lugar llamado Boyá después de haber forzado a las autoridades a reconocerles su libertad y a dejarlos tranquilos para siempre. Sin embargo, este tardío triunfo les sirvió de muy poco, pues hacía mucho tiempo que los indios de la Española habían perdido su capacidad para reproducirse, y poco tiempo después quedaron extinguidos para siempre.... »[Así como preguntaron los] frailes dominicos... Pedro de Córdoba... Antonio Montesinos y... Bartolomé de las Casas [a partir de 1511,] ... todavía [hoy debiéramos sentir la obligación de preguntarnos nosotros]: ¿Es que no eran seres humanos? ¿Es que no tenían almas? ¿Es que no eran también hijos de Dios?»1 No nos queda más que señalar lo mejor que pudiera resultar de esas increpantes interrogaciones retóricas del historiador Moya Pons al final de su conferencia titulada «El choque del descubrimiento del Nuevo Mundo»: ¡que sería eternamente valioso si nos llevaran a cada uno a descubrir que, sin excepción alguna, a todos los que recibimos a Jesucristo el Hijo de Dios y creemos en Él, nos concede el privilegio de llegar a ser hijos de Dios y de disfrutar de una nueva vida ahora y de un nuevo mundo incomparable por la eternidad!2 Carlos ReyUn Mensaje a la Concienciawww.conciencia.net 1 Frank Moya Pons, «El choque del descubrimiento», Revista Ciencia y Sociedad, Vol. XVII, Núm. 3, Julio-Septiembre 1992, pp. 230-33,238-39,241. 2 Jn 1:12; 3:1-16; 10:10
En este mensaje tratamos el caso de un hombre que «descargó su conciencia» de manera anónima en nuestro sitio www.conciencia.net y nos autorizó a que lo citáramos, como sigue: «Tengo veintiséis años, y mi esposa, treinta. Estos años han sido difíciles debido a problemas económicos. A mí varias veces me ha costado conseguir empleo porque aún no tengo una carrera universitaria, y eso ha sido muy problemático en nuestra relación. Mi esposa es licenciada, por lo que le ha sido más fácil obtener empleo y ha tenido muchas veces que hacerse cargo de lo que me corresponde a mí.... Tenemos un hermoso bebé de tres años.... »Ella no quiere estar conmigo por todo lo que ha pasado, y la entiendo. Sé que me odia porque ya me lo ha dicho con sus palabras.... Ella me repite que busque otra mujer, que ella quiere tener nuevas experiencias. Pero mientras estemos casados, para mí la única mujer que debo mirar es a ella porque la sigo amando aunque ella no sienta lo mismo por mí, y también porque temo a Dios.» Este es el consejo que le dio mi esposa: «Estimado amigo: »Cuando usted dice que teme a Dios, creemos que se está refiriendo al debido respeto que le tiene. Es decir, usted respeta a Dios y sus Diez Mandamientos, y jamás quisiera quebrantar el mandamiento que nos advierte que no cometamos adulterio. »Usted está optando por intentar salvar su matrimonio porque no quiere quebrantar el mandamiento, pero también porque ama a su familia. Quiere que su bebé tenga la ventaja y la seguridad de crecer en un hogar con padre y madre. Esa es una prioridad muy importante. »Ahora bien, la idea de que es necesario haber hecho una carrera universitaria para encontrar un empleo estable es infundada. En todos los países la mayoría de la población no tiene un título universitario y sin embargo esas personas logran encontrar empleos que no lo requieren. Usted dice que varias veces le ha costado conseguir empleo, dando a entender que ha tenido varios empleos pero ninguno por mucho tiempo. »¿Por qué dejó esos empleos que tenía? ¿Renunció, o lo despidieron? Nosotros conocemos a personas que con frecuencia cambian de empleo, y usualmente se debe a que no han podido llevarse bien con sus patrones, o no les gusta obedecer órdenes, o piensan que el trabajo que están haciendo es demasiado insignificante para ellas. Si usted ha renunciado a trabajos o ha sido despedido por cualesquiera de esas razones, entonces podemos comprender por qué su esposa está frustrada con usted. »Es muy bueno el respeto que siente hacia Dios y el deseo que tiene de obedecer los Diez Mandamientos, pero Dios quiere que sepa que lo ama y desea lo mejor para usted y su familia. Él no es un Dios distante que está esperando castigarlo por los pecados que usted ha cometido, sino más bien un Dios cercano que lo ama más de lo que usted es capaz de comprender. De hecho, Él lo ama a usted, y nos ama a nosotros, a tal grado que estuvo dispuesto a sacrificar a su único Hijo para pagar el castigo por todos nuestros pecados. Pídale directamente en oración que lo ayude y que le dé sabiduría para saber cómo proceder.» Con eso termina lo que recomienda Linda, mi esposa. Este caso y este consejo pueden leerse e imprimirse si se pulsa la pestaña en www.conciencia.net que dice: «Casos», y luego se busca el Caso 863. Carlos ReyUn Mensaje a la Concienciawww.conciencia.net
(Día del Arquitecto en España) En la undécima carta de las veintiuna que conforman la biografía novelada que se titula Yo, Gaudí —escrita por el productor musical barcelonés Xavier Güell, tataranieto de Eusebio Güell, quien financió la mayoría de los proyectos del famoso arquitecto catalán— Antoni Gaudí le escribe a su joven amigo Alfonso Trías acerca del obispo Grau. Gaudí conocía a Alfonso desde su niñez, ya que Alfonso era hijo del abogado Martí Trías, su vecino del Parque Güell. «El obispo Grau fue mi consejero espiritual, además de mi amigo — escribe Gaudí—. Tenía un corazón de oro, y... en cualquier situación, por difícil que fuera, podías confiar en él.... »[Cuando yo me encontraba trabajando en el palacio Güell, Grau me dijo:] “El palacio episcopal de Astorga ha sido reducido a escombros.... Quiero construir un nuevo palacio cuanto antes.... Una vez le oí [a usted] decir que para edificar el templo de la Sagrada Familia se proponía seguir la tradición mediterránea.... Eso es justamente lo que me propongo hacer....” »Acepté el encargo... [y] meses más tarde le envié los planos.... [Pero los] expertos en arquitectura en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid... [consideraron] que en el proyecto había muchos defectos.... Viajé a Astorga bastante enfadado... [pero] a mi llegada... quedé sorprendido al descubrir sobre el terreno que mis cálculos iniciales, llevados a cabo a través de fotografías, estaban equivocados. No me costó reconocerlo, [así que] le dije que haría las rectificaciones oportunas. »Grau me miró complacido [y respondió:] “Compruebo que, además de tener gran talento, es usted humilde. ¡Alabado sea Dios por ello! ... Con [la humildad] la vida se ve de otra manera.... Lo contrario de la humildad no es la soberbia, como se piensa, sino el empecinamiento. ¡Hay tantos tercos en este mundo! ...” »[Yo] no estaba de acuerdo con la última parte de su reflexión —aclara Gaudí—.... Para mí, lo opuesto a la humildad sí es la soberbia. Esta es siempre gratuita y no reporta satisfacción alguna; cuando uno tiene la desgracia de creerse superior es que no lo es en absoluto. Por el contrario, la obstinación, cualidad si no igual al menos parecida a la de la terquedad, en múltiples ocasiones procura beneficios. »Mi vida es un claro ejemplo de ello.... He luchado por ir más allá de lo permitido.... Todo eso habría sido imposible sin obstinación. Te diré algo más: estoy convencido de que sin ella no se puede crear. No enfrentarse a las cosas con obstinación implica pereza, falta de carácter. Cuando uno sabe lo que quiere, se [llena de] entusiasmo; en cambio, cuando duda, no encuentra nunca la hora de empezar.»1 Quiera Dios que aprendamos, tanto de Grau como de Gaudí, que si queremos alcanzar metas grandes y maravillosas, más vale que seamos humildes, poniendo todo nuestro empeño con obstinación pero sin que importen nuestros propios intereses, pues la Biblia dice que «Dios se opone a los orgullosos, pero brinda su ayuda a los humildes».2 Carlos ReyUn Mensaje a la Concienciawww.conciencia.net 1 Xavier Güell, Yo, Gaudí (Narrativa) (Barcelona: Galaxia Gutenberg, 2019), pp. 135-46. 2 Stg 4:6 (TLA); cf. Pr 3:34 (TLA) y Fil 2:3-11
En este mensaje tratamos el caso de un hombre que «descargó su conciencia» de manera anónima en nuestro sitio www.conciencia.net y nos autorizó a que lo citáramos, como sigue: «Hace cuatro meses conocí a una mujer de veintisiete años, y me gusta mucho. Ella ha sufrido demasiado. Mataron a su papá, y tuvo noviazgos que destrozaron más su corazón. Ella dice que tiene el corazón lleno de amargura y enojo, un corazón duro. Dice que me quiere, pero no puede [demostrármelo] porque su corazón no se lo permite. A mí me duele verla así, y ruego a Dios todos los días por ella. »El único medio por el que nos comunicamos es WhatsApp. Hoy ya no me permite verla. Yo la amo. ¡Me duele verla sufrir, y no sé qué hacer!» Este es el consejo que le dio mi esposa: «Estimado amigo: »El tener compasión de los demás y mostrar empatía por ellos es una virtud admirable. La compasión y la empatía siempre son cualidades positivas. »Sin embargo, aunque usted hace bien al tener compasión, corre peligro al creer que es quien puede rescatar a esta mujer de su situación actual y lograr que deje de sufrir. Es cierto que una amistosa relación afectiva con usted la ayudará a comprender que no todos los hombres son como los que la hicieron sufrir antes.... Pero no es aconsejable que usted considere tener un noviazgo con ella. No está lista, y tal vez no lo esté por algunos años. »Usted ha conocido a esta mujer sólo por cuatro meses, y ahora se está comunicando con ella únicamente por mensajes de texto, sin la posibilidad de verla ni de hablar con ella en persona. Por eso, lo más probable es que el decir que la ama significa que usted quiere rescatarla y lograr que ella deje de sufrir. Sin embargo, no significa que usted la conoce lo bastante bien como para haber descubierto cuáles son las cualidades del carácter, los valores, las prioridades ni las creencias de ella. »Comprendo por qué se siente desesperado por ayudar a esta mujer. Yo he sentido lo mismo muchas veces al ser confrontada con personas que están sufriendo. Y al igual que las personas en todas partes que tienen un buen corazón, me encantaría poder ponerle fin a todo el sufrimiento en el mundo. Dios también quisiera, y Él sí podría lograrlo. Pero como Él es sabio y bondadoso, sabe que con frecuencia lo que más nos conviene es afrontar las consecuencias naturales de nuestra conducta pasada. Si Dios eliminara esas consecuencias naturales, no dejaríamos de cometer los mismos errores vez tras vez, hiriendo a muchas otras personas en el proceso. »Esta mujer no hizo nada para causar la trágica muerte del padre de ella, así que obviamente no fue una consecuencia natural que ella sufriera esa pérdida. Pero es posible que ella haya tomado decisiones que le acarrearon los otros problemas que está afrontando, y usted debe permitir que los resuelva sin presionarla de manera alguna.» Con eso termina lo que Linda, mi esposa, recomienda en este caso. El caso completo puede leerse con sólo pulsar la pestaña en www.conciencia.net que dice: «Casos», y luego buscar el Caso 743. Carlos ReyUn Mensaje a la Concienciawww.conciencia.net
La encomienda sólo decía «La Oroya», así que la terminal de autobuses de Huancayo, Perú, remitió la caja a esa localidad. Era una caja de cartón, bien envuelta. Pero como permaneció dos días en La Oroya sin que nadie la reclamara, la devolvieron a Huancayo. Tampoco la reclamó nadie en Huancayo, así que, como olía mal, dieron aviso a la policía. Cuando por fin abrieron la caja, descubrieron que adentro estaba el cadáver descompuesto de un joven, muerto de un balazo en el rostro. Luego de considerar las opciones, decidieron publicar el siguiente aviso: «Encomienda con un muerto adentro se halla en la estación de policía. Quien se crea con derecho a ella, puede venir a reclamarla.» He aquí uno de esos muertos pobres e ignorados que permanecerán en el anonimato, quizá para siempre, hasta que en el día final se aclaren todas las cosas. Sólo podía deducirse que aquel joven desconocido había sido asesinado, envuelto en una frazada y colocado de cuclillas en una caja de cartón, y que lo habían despachado a La Oroya porque tal vez era de esa localidad. ¿Quién lo mató? ¿Quién envolvió su cuerpo en el paquete? ¿Quién lo despachó en Huancayo? ¿Quiénes eran su padre y su madre? ¿Tenía amigos, esposa, novia? Nada de esto llegó a saberse. Sólo se sabía que estaba muerto, y que tendría que ser enterrado en alguna tumba de misericordia. Hay personas que pasan toda la vida solas, ignoradas, abandonadas, tristes, como si no tuvieran nombre ni destino que no fuera trágico. Forman parte de una gran compañía de seres humanos casi invisibles —entre ellos hombres, mujeres y niños— pobres, ignorantes, desvalidos, indefensos. Sufren viviendo porque viven sufriendo física, social y emocionalmente, y mueren en el misterio del anonimato. ¿Habrá alguien que tenga compasión de ellos? Sí, lo hay. Se trata de Jesucristo, el Hijo de Dios. Nadie los comprende como Él. Fue precisamente para identificarse con ellos que se hizo hombre y nació de la forma más humilde posible, en un pesebre, y murió de la forma más humillante posible, colgado semidesnudo en una cruz. Sintiéndose abandonado tanto por su Padre como por sus mejores amigos, dio su vida por todo el que alguna vez habría de sentirse abandonado. Uno de esos amigos, Mateo, escribió en su biografía acerca de Cristo: «Jesús recorría todos los pueblos y aldeas... sanando toda enfermedad y toda dolencia. Al ver a las multitudes, tuvo compasión de ellas, porque estaban agobiadas y desamparadas, como ovejas sin pastor.»1 En el capítulo anterior Jesús se había identificado con esas multitudes desatendidas como Hijo del hombre: «Las zorras tienen madrigueras y las aves tienen nidos —había declarado—, pero el Hijo del hombre no tiene dónde recostar la cabeza.»2 De ahí que posteriormente nos hiciera la invitación a todos, y en particular a los que difícilmente soportan la vida que llevan: «Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso.... Aprendan de mí, pues yo soy apacible y humilde de corazón, y encontrarán descanso para su alma.»3 Carlos ReyUn Mensaje a la Concienciawww.conciencia.net 1 Mt 9:36 2 Mt 8:20 3 Mt 11:28-29
En este mensaje tratamos el siguiente caso de una mujer que «descargó su conciencia» de manera anónima en nuestro sitio www.conciencia.net, autorizándonos a que la citáramos: «Tengo dieciocho años de casada. Lo que motivó el matrimonio fue un embarazo. Yo tenía veinticinco años. »Durante los primeros cuatro años, mi marido salía de fiesta los fines de semana y llegaba tarde y con tragos de más. Él ha sido muy irresponsable en lo económico. Es una persona grosera. Me trata con malas palabras y me dice gorda, fea.... Siento que estoy llevando una carga y que ya no lo quiero. »Estoy buscando a Dios y visitando una iglesia cristiana, pero mi esposo no quiere asistir. Espero un consejo.» Este es el consejo que le dio mi esposa: «Estimada amiga: »Sentimos mucho que su esposo la haya tratado de tal manera que usted sienta que está llevando una carga pesada. Los insultos de él la han debilitado, haciendo que esa carga sea aún más pesada. Así que no es de extrañarse que usted ya no sienta el amor que tuvo por él. »La razón que usted aduce para haberse casado con su esposo da a entender que no lo habría elegido a él si no hubiera quedado embarazada. Lamentablemente, eso es lo que suele ocurrir cuando se concibe a un bebé antes de que la pareja se case. El embarazo da como resultado un matrimonio que no está basado en amor y respeto mutuos. Por supuesto, esa es una opción muchísimo mejor que la de matar al bebé mediante el aborto, pero un matrimonio desigual conduce, por lo general, a décadas de infelicidad. A eso se debe que aboguemos con firmeza por abstenerse de la intimidad sexual hasta después de la boda. »Como obviamente no puede volver atrás y cambiar lo sucedido ni las decisiones que tomó, es hora de que piense en lo que más les conviene a su hijo y a usted. »Nosotros no sólo creemos que el asistir a una iglesia cristiana, tal como ha estado haciendo, es un paso positivo, sino también le recomendamos que asista a clases especiales sólo para mujeres, así como a los grupos pequeños de estudio bíblico. Sin embargo, tenga presente que no todo el que asiste a una iglesia cristiana es un seguidor de Cristo, y que no todo seguidor de Cristo ha estudiado la Biblia lo suficiente como para darle buenos consejos.... »Si usted es seguidora de Cristo y comienza a obedecer sus enseñanzas, puede pedirle sabiduría en cuanto a cómo obtener ayuda para su matrimonio, y pedirle que le dé discernimiento, que es la capacidad de percibir si una persona es lo que parece ser. Él puede ayudarle a encontrar recursos disponibles donde usted vive, pero también le recomendamos que busque consejería profesional. »Además, como seguidora de Cristo, cuando comience a poner en práctica las enseñanzas de Él, usted se convierte en una nueva persona. Cuanto más su esposo la vea como esa nueva persona, más se interesará en conocer lo que ha producido ese cambio en su vida.»1 Con eso termina lo que Linda, mi esposa, recomienda en este caso. El caso completo puede leerse con sólo pulsar la pestaña en www.conciencia.net que dice: «Casos», y luego buscar el Caso 862. Carlos ReyUn Mensaje a la Concienciawww.conciencia.net 1 2Co 5:17; 1Co 7:12-16; 1P 2:12
(Día Internacional de las Personas de Edad) «Fue a la vuelta de la esquina de aquella calle, que ni él ni ella habían recorrido nunca con frecuencia en pasados tiempos; menos aún en los últimos años.... Se encontraron de pronto frente a frente, y se vieron y se detuvieron, a la par, de golpe; y se miraron.... Se vieron sonriéndose el uno al otro con una sonrisa que se dilataba y demoraba sin que ellos lo pensaran. »—¡María!... »—¡Joaquín!... »Y se miraron un momento —un siglo— tal como no creyeron nunca verse. Eso ha hecho el tiempo con nosotros. El paño amarillento de sol, de mal dormir, de mal comer, y de los amaneceres sin esperanza, tuyo, María. El rostro como empequeñecido y con tajos en las mejillas, tuyo, Joaquín. Unos tajos que estuvieron siempre ahí como golpes de gubia, pero que ahora lo parecían de veras. Las ropas raídas y las uñas gastadas de animal que escarba para comer, de ella. Los hombros encorvados, las arrugas plisándole, aviejándole, los párpados, en las comisuras, de él.... »Luego vendrían las preguntas, y la imagen presente se iría diluyendo en una creciente lejanía, de días desperdiciados.... »—¿Te casaste? »—No; ¿y tú? »—Tampoco. »Pausa. »—¿Trabajas? »—Sí... Soy sereno en los sótanos de un almacén. Entro a las diez de la noche; a las seis de la mañana dejo mi turno. Recién apagué mi farol. ¿Y tú? »—Trabajo por horas en varias casas. No me falta trabajo, no creas. Y me tratan bien siempre. Casi siempre.... »—¿Dónde vas?... »—Al mercado. Me desvié un poco de mi camino, esta mañana. Me cansé de ir siempre por el mismo. Se me ocurrió cambiar, hoy; Y ya ves. Dios quería juntarnos. »—Sí. Dios seguramente. »—¡Tengo tantas cosas de que hablarte! »—Y yo. Ahora iba a la pensión a desayunar y dormir; pero puedo dejar de ir. Hablar. Hablar contigo. Hablarnos. »—Pero yo no puedo. Voy al mercado. Tengo que volver a la casa pronto —con pánico—. No puedo tardar. Tengo que estar a punto en la cocina.... »—Nos vemos luego, entonces. »—¿Dónde?... »—Donde tú digas. »—La plaza aquella, ¿ves? Seis cuadras de aquí. Llevo a los niños a pasear por la tarde. Entonces sí, tengo tiempo. Tendremos tiempo. »—Estaré allí. »Pero no se movían.... »Fue ella quien tuvo que romper el encanto: »—Hasta luego. »Le sonrió y echó a andar... canasta al brazo, volviéndose a veces. El quedó aún en el sitio, viéndola irse. Hasta que dobló la esquina tras volverse una vez más y dirigirle un saludo que él respondió apenas porque le sonreía, y sonriendo siguió, sin pensar que ella ya no podía ver su sonrisa. »Ahora él también echó a andar. Con los pies aligerados, con todo el cuerpo aligerado: no sabía cómo; pero le costaba menos caminar.... Es verdad lo que decía la vieja. Dios aprieta, pero no ahoga. Algún día nos sonríe la felicidad. »... María.»1 Con este cuento titulado «El nombre de María», la escritora hispano-paraguaya Josefina Plá nos hace vivir la experiencia del afortunado reencuentro de dos seres sencillos que, a pesar de haber sido maltratados por los años, era como si se hubieran conservado el uno para la otra, la una para el otro, toda la vida, sin saberlo. Y Dios sí quería juntarlos. «Sí. Dios seguramente.» Porque el Padre celestial desea dar cosas buenas a sus hijos aún más que los que somos padres deseamos dárselas a los nuestros.2 Carlos ReyUn Mensaje a la Concienciawww.conciencia.net 1 Josefina Plá, Cuentos completos, Ed. Miguel Ángel Fernández (Editorial El Lector, 1996), pp. 421-23. 2 Mt 7:11
(Víspera del Día Internacional de las Personas de Edad) «Hace poco... se me ocurrió que me tenía que casar con un viejo —escribe Hebe Uhart en su relato titulado «Un posible marido viejo»—. Fue por unos días no más. Yo me imaginaba un viejo redondo, sólido, de más de sesenta años, no un hombre medio viejo. El viejo tendría lo que se llama experiencia de la vida, y yo haría lo que se me antojara. Él me querría, me protegería, me acompañaría cuando yo lo precisara, y se iría enseguida cuando viera que importunaba. »Y en los momentos en que no supiera qué hacer, recurriría a la experiencia del viejo para que me distrajera, para que inventara en qué pasar el tiempo... Es decir, en la experiencia de la vida nunca creí demasiado; más bien, esperaba del viejo la falta de ansiedad y eficacia. No se me ocurría ni por un momento que yo podría ser malísima con él y rencorosa, tan mala como para hacerlo enfermar o morir; o que el viejo fuera maniático, y yo tuviera que decirle siempre qué hora era o si hacía buen o mal tiempo. »Ya casi me había olvidado de todo eso cuando una tarde, en un bar, nos encontrábamos un grupo de gente conocida.... Apareció entonces un viejo de unos sesenta años.... »... Noté que... se encontraba lúcido, lo cual era conveniente.... »Empezamos a hablar del mundo y de la vida.... »... El viejo empezó a contarme la muerte de su padre, que, según yo imaginaba, debía haber sucedido como cuarenta años atrás, pero había sucedido hacía sólo dos años, y él me dijo: »—No te imaginás cómo me quebrantó, che. »Yo pensé: “El padre debía de tener noventa y ocho años”. Y me contó cómo le quería prolongar la vida a toda costa. Me contó que el padre se quería morir porque sufría mucho, y él le prolongaba la vida con inyecciones, con consejos, etc. Y el padre le decía: »—Dejame morir, por favor.»1 ¡Qué transparencia la que muestra la escritora argentina Hebe Uhart, con la que tantos podemos identificarnos! ¡Y qué difícil es aceptar la muerte de un ser querido, incluso cuando éste ha vivido largos años y ha llegado la hora de su partida de este mundo! Pero tanto o más difícil aún es aceptar que la vida se prolongue cuando se está sufriendo y la muerte representa el alivio anhelado. Gracias a Dios, lo que puede ayudarnos a aceptar la muerte o la prolongación de la vida es la relación que hemos cultivado con su Hijo Jesucristo, tal como se valió de ella el apóstol Pablo. Al escribirles a los filipenses sobre el tema, San Pablo les dijo: «Para mí el vivir es Cristo y el morir es ganancia.... Me siento presionado por dos posibilidades: deseo partir y estar con Cristo, que es muchísimo mejor, pero por el bien de ustedes es preferible que yo permanezca en este mundo.»2 Quiera Dios que, al igual que el sufrido apóstol, cuando a nosotros nos llegue la hora, podamos decir lo mismo que él le escribió a Timoteo, su «hijo en la fe»3: «El tiempo de mi partida ha llegado. He peleado la buena batalla, he terminado la carrera, me he mantenido en la fe. Por lo demás me espera la corona de justicia que el Señor, el juez justo, me otorgará en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que con amor hayan esperado su venida.»4 Carlos ReyUn Mensaje a la Concienciawww.conciencia.net 1 Hebe Uhart, «Un posible marido viejo», Relatos reunidos (Buenos Aires: Alfaguara, 2010), pp. 179-81. 2 Fil 1:21,23-24 3 1Ti 1:2 4 2Ti 4:6b-8
La noche estaba fría, como suelen ser las del otoño en Toronto, Canadá. Dentro de la casa el ambiente era grato. Había habido una rica cena, con diez personas alrededor de la mesa familiar. Habían disfrutado juntos de un buen programa de televisión, y ya era hora de ir a la cama. Así que todos —padre, madre y ocho hijos, entre los once y los veinticinco años de edad— se retiraron a dormir. Encendieron el calentador de gas, apagaron las luces, se arrebujaron entre sus cobijas, y se durmieron. Hasta ahí, todo fue normal. Pero jamás volvieron a despertarse. El gas del calentador, asesino silencioso, dio cuenta de los diez durmientes. La familia entera pasó de un sueño al otro, sin sentir nada. Muchos son los casos registrados de personas que mueren por el gas de los calentadores. Este caso en el Canadá es impresionante por tratarse de una familia entera, una familia seguramente amorosa y unida porque todos vivían juntos, incluso los hijos mayores de dieciocho años. Pero el gas se los llevó a todos sin darles tiempo de reaccionar o defenderse. La característica más ominosa que tienen estos gases, especialmente el monóxido de carbono, es que primero producen un adormecimiento agradable, una sensación placentera de tranquilidad, de serenidad, de paz. Pero luego que adormecen a sus víctimas, las matan sin piedad. Por esa característica del tal llamado asesino silencioso, al gas letal lo podemos comparar con el espíritu del mal que reina en este mundo. Es el espíritu que comienza adormeciendo la conciencia. Produce una sensación de bienestar, de calma. Da la impresión de que todo está bien, que la vida es buena y hay que disfrutarla. Y las víctimas se adormecen. Su conciencia entra en un estupor donde ya no reacciona con nada, y cuando la víctima se da cuenta, ya está atrapada. Así es como toma auge el mal uso de las drogas, la inmoralidad sexual, la irreverencia, el materialismo y el descreimiento. Estos gases mortales se han infiltrado en la sociedad occidental y la tienen ya en sus garras. Podríamos decir: ¿Qué importa? Lo que importa es que, sin saber por qué, sufrimos consecuencias desastrosas que poco a poco destruyen nuestra vida. Pero todavía hay tiempo para reaccionar. El único remedio contra el gas letal es el aire puro, el oxígeno vital y renovador. Así mismo, el único remedio contra el adormecimiento espiritual es el Espíritu de Jesucristo. Abramos nuestro corazón a Cristo. Su doctrina es nuestra salvación, y su persona, nuestro Salvador. Hermano PabloUn Mensaje a la Concienciawww.conciencia.net
En este mensaje tratamos el siguiente caso de una mujer que «descargó su conciencia» de manera anónima en nuestro sitio www.conciencia.net, autorizándonos a que la citáramos: «En mis casi treinta años de vida he tenido dos novios, pero en ambas relaciones me fue bastante mal. Sufrí humillaciones, burlas, mentiras y engaños. Después de mi última relación, acudí a terapia psicológica un par de veces. »Los dos hombres rehicieron su vida, y... no puedo dejar de sentirme enojada al ver que son aparentemente felices con alguien más. »Soy una mujer profesional, independiente, honesta y amable; pero esto me ha llevado a cuestionarme a mí misma y mi valor.... ¿Cómo puedo sanar el dolor de sentir que no fui lo suficiente valiosa para que me amaran o respetaran?» Este es el consejo que le dio mi esposa: «Estimada amiga: »... Al parecer, las humillaciones y los engaños que sufrió sucedieron durante un lapso de tiempo en su primer noviazgo, y luego sucedieron durante otro lapso de tiempo en su segundo noviazgo. Ese largo proceso pudiera asemejarse a un lavado de cerebro. Esos hombres poco a poco hicieron que usted comenzara a cuestionarse a sí misma y a preguntarse si merecía que la trataran de ese modo.... »Lo que usted sufrió fue horrible. Sin embargo, las lecciones que aprendió pueden prepararla para un futuro mejor. Este es el momento de mirar hacia adelante y no al pasado. ¿Cómo puede evitar que esto vuelva a suceder? »En primer lugar, le servirá saber que Dios la ama y la valora como hija de Él. Es más, Él la ama tanto que no esperó hasta que usted se arrepintiera de cualquier pecado en su vida. Más bien, se adelantó y dio a su único Hijo para que muriera en una cruz y así pagara por los pecados que usted y yo hemos cometido, todo porque nos ama. Él es nuestro Padre celestial que se preocupa mucho por el trato que estamos recibiendo. »En segundo lugar, comprenda que es mejor no tener ninguna relación sentimental que tener una abusiva. Muchas mujeres permiten que se les maltrate porque creen erróneamente que es mejor quedarse con cualquier hombre que con ninguno. Esa manera de pensar es peligrosa, como usted ya ha descubierto. »En tercer lugar, preste atención a las señales de advertencia. Si un tipo trata mal a la mamá, a la hermana, a los amigos o incluso a desconocidos, es probable que la trate así también a usted. Si él arremete contra cualquiera, es probable que arremeta así mismo contra usted. Y si les miente a los demás, sin duda le mentirá a usted también. »Por último, determine ponerle fin a cualquier relación sentimental —por buena que le parezca— después de la primerísima vez que un tipo le falte al respeto o le mienta. ¡Corra, y no mire atrás!» Con eso termina lo que recomienda Linda, mi esposa. El consejo completo puede leerse con sólo ingresar en el sitio www.conciencia.net y pulsar la pestaña que dice: «Casos», y luego buscar el Caso 742. Carlos ReyUn Mensaje a la Concienciawww.conciencia.net
(Último domingo de septiembre: Día Internacional de la Biblia) «Para mí —escribió Pablo Neruda en 1954— los libros fueron como la misma selva en que me perdía, en que continuaba perdiéndome. Eran otras flores deslumbradoras, otros altos follajes sombríos, misterioso silencio, sonidos celestiales, pero también la vida de los hombres más allá de los cerros, más allá de los helechos, más allá de la lluvia. »Por ese tiempo —continúa narrando Neruda— llegó a Temuco una señora alta, con vestidos muy largos, y zapatos de tacón bajo.... Era la directora del liceo. Venía de nuestra ciudad austral, de las nieves de Magallanes.... La vi muy pocas veces, porque yo temía el contacto de los extraños a mi mundo. »... Tenía una sonrisa ancha y blanca en su rostro moreno por la sangre y la intemperie... sonrisa entre pícara y fraternal y... ojos que se fruncían picados por la nieve o la luz de la pampa. »No me extrañó cuando de entre sus ropas sacerdotales sacaba libros que me entregaba y que fui devorando. Ella me hizo leer los primeros grandes nombres de la literatura rusa que tanta influencia tuvieron sobre mí. »Luego se vino al Norte. No la eché de menos porque ya tenía miles de compañeros, las vidas atormentadas de los libros. Ya sabía dónde buscarlos.»1 Ese amor a los libros del que habla el poeta chileno Pablo Neruda, que le inculcó aquella maestra de escuela a temprana edad en Temuco, culminó en 1971 cuando se le concedió el Premio Nobel de Literatura. Pero Neruda no fue el primer poeta chileno en obtener el ansiado premio; fue el segundo. Ya hacía un cuarto de siglo, en 1945, que había obtenido el Premio Nobel su antigua mentora, que fuera por un tiempo directora de aquel liceo en Temuco, Gabriela Mistral. A propósito del amor a los libros, Gabriela misma lo practicó a lo largo y ancho de su ilustre carrera literaria y diplomática. Pero hubo un libro en particular que mereció su más alto aprecio. En el año 1919 la Mistral le regaló un hermoso ejemplar de ese magistral libro, la Santa Biblia, al Liceo No. 6 de Santiago de Chile, donde ejerció como directora. En sus páginas dejó escrita esta confesión de fe, a modo de dedicatoria, respecto al Libro Sagrado: Libro mío, libro en cualquier tiempo y en cualquier hora. Bueno y amigo para mi corazón, fuerte, poderoso compañero. Tú me has enseñado la inmensa belleza y el sencillo candor, la verdad terrible y sencilla en breves cantos. Mis mejores amigos no han sido gentes de mis tiempos; han sido los que tú me diste: David, Rut, Job, Raquel y María. Con los míos éstos son mis gentes, los que rondan en mi corazón y en mis oraciones, los que me ayudan a amar y a bien padecer... Siempre eres fresco, recién conocido... Yo te amo todo, desde el nardo de la parábola hasta el adjetivo crudo de los Números.2 Así como Pablo Neruda aprendió de Gabriela Mistral a buscar la grata compañía de los libros, aprendamos también nosotros de aquella poetisa de América a buscar la grata compañía del Libro por excelencia que ella tanto amaba. En cualquier tiempo y a cualquier hora, podemos acudir a él como fuerte y poderoso compañero. Carlos ReyUn Mensaje a la Concienciawww.conciencia.net 1 Pablo Neruda (Isla Negra, 1954), Infancia y poesía, reproducido en Pablo Neruda, Veinte poemas de amor y una canción desesperada (Bogotá: Editorial Norma, 1990), pp. 25-26, tomado del diario El Tiempo, Lecturas Dominicales, Bogotá, octubre 31 de 1971. 2 Bruno Rosario Candelier, «El lenguaje bíblico en la lírica americana», TeoLiterária, Vol. 4, No. 7, 2014, pp. 113-14 En línea 13 mayo 2020.
En este mensaje tratamos el siguiente caso de una mujer que «descargó su conciencia» de manera anónima en nuestro sitio www.conciencia.net, autorizándonos a que la citáramos: «Mi esposo es un hombre muy trabajador. A lo largo de los años ha logrado tener su propia empresa y varias propiedades hermosas. Me casé con él por amor, pero me siento muy lastimada porque antes de casarnos firmamos un acuerdo donde yo renuncié a todos mis derechos como esposa. »Él tiene una niña de cinco años, fruto de su exesposa. Hace poco tiempo hablamos del tema, y me hizo saber que todo lo que posee le pertenece a su hija. Yo comprendo que es lo correcto, pero me preocupa un día llegar a mi vejez y no tener nada propio.... »Actualmente soy ama de casa, y también lo apoyo medio tiempo en su empresa.» Este es el consejo que le dio mi esposa: »Estimada amiga: »Es evidente que su esposo contrató a un abogado para formular el acuerdo prematrimonial, pero al parecer usted no tuvo ningún abogado que representara sus propios intereses legales. De ser así, no hubo nadie que le advirtiera sobre las consecuencias de firmar ese documento. »El mejor consejo que podemos darle es que haga el sacrificio que sea necesario para poder contratar a su propio abogado. Usted necesita asesoría legal propia de su país en particular. Como nos ha contado su caso de manera anónima, no sabemos en qué país vive, y aunque lo supiéramos, eso no quiere decir que conoceríamos sus leyes. »Sin embargo, sí estamos de acuerdo con el deseo que tiene su esposo de proveer para la hija. Ojalá que todos los padres asumieran la responsabilidad de proveer para los hijos, tanto emocional como económicamente. Por el contrario, como usted probablemente sabe, los hombres suelen abandonar a los hijos al mismo tiempo, o poco después, que se separan de la madre de ellos. El esposo suyo ha demostrado que es un hombre honorable en este sentido. »Podemos comprender su preocupación en cuanto a no tener nada propio en su vejez. ¿Está usted recibiendo algún sueldo de la empresa de su esposo por el trabajo que desempeña allí? Debido a que la empresa no le pertenece a usted, lo justo es que se le pague por separado por esas horas de trabajo. Si fuera así, usted podría ahorrar parte de ese dinero para su futuro. Ese es otro asunto que puede consultar con un abogado. »No hay ningún caso como el suyo en la Biblia, pero hay principios bíblicos que nos pueden servir de guía en casi toda situación. El apóstol Pablo enseñó que los hombres deben proveer económicamente para sus familias,1 pero usted al parecer optó por firmar un documento que la priva de esa provisión. Renunciar a sus derechos legales también se menciona en la Biblia,2 y es una práctica aceptable. »Además de recibir algún sueldo por su trabajo fuera del hogar y de consultar a un abogado, le instamos a que le pida a Dios que la guíe y le dé sabiduría en cuanto a los planes para su futuro. Puede confiar en Él como su guía si se dispone a seguirlo.» Con eso termina lo que recomienda Linda, mi esposa. Este caso y este consejo pueden leerse e imprimirse si se pulsa la pestaña en www.conciencia.net que dice: «Casos», y luego se busca el Caso 861. Carlos ReyUn Mensaje a la Concienciawww.conciencia.net 1 1Ti 5:8 2 Gn 25:31-33
En este nuevo episodio, Gafe423 y Plasty analizan a fondo el reciente ataque contra la familia del gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya, un hecho que ha sacudido al estado y despertado múltiples interrogantes. El mandatario ha estado envuelto en señalamientos por presuntos nexos con el crimen organizado, y ahora este atentado abre la puerta a nuevas sospechas sobre los posibles responsables. Lo que vuelve el caso aún más extraño es la aparición de los presuntos atacantes sin vida, un giro que deja más preguntas que respuestas. ¿Quién estuvo detrás de este ataque? ¿Qué mensaje se quiso enviar? ¿Y qué implicaciones puede tener para la política y el crimen en Sinaloa?#TrasLasLíneas #Gafe423 #Plasty #Sinaloa #RochaMoya #GobernadorDeSinaloa #CrimenOrganizado #Atentado #PolíticaMexicana #NoticiasMéxico #SeguridadNacional #Cárteles #AnálisisCriminal #ViolenciaEnMéxico #ActualidadMéxico #podcast #sinaloa #carteldesinaloa
En este mensaje tratamos el caso de una mujer que «descargó su conciencia» en nuestro sitio www.conciencia.net. Lo hizo de manera anónima, como pedimos que se haga; así que, a pesar de que nunca se lo había contado a nadie, nos autorizó a que la citáramos, como sigue: «Mi madre... se quedó embarazada de mí hace treinta y siete años. Mi padre es casado y tiene cuatro hijos. Él engañó [a mi madre diciéndole] que era divorciado. »Nunca he contado con él. Suele verme cuando tiene cargos de conciencia. Él piensa que yo debo aceptar la situación, y punto. El que me oculte ante el mundo no piensa que está mal. »Actualmente estoy felizmente casada. Tengo tres hijos hermosos, y abrí las puertas de mi casa a mi padre, tratando de mejorar la relación y limpiar mi corazón; pero él es muy frío. A mis hijos los conoció porque yo [se lo pedí]. Realmente no veo verdadero amor en él hacia mí, y mucho menos hacia mis hijos.... »Quiero saber cuál debe ser mi comportamiento y relación con mi padre que no ofendan a Dios, pues actualmente he preferido alejarme de él para no seguir sufriendo y no seguir sintiendo su frialdad y fingido cariño.» Este es el consejo que le dimos: «Estimada amiga: »Nos entristece que a usted le haya tocado soportar tanto. No es justo que ningún hijo sienta que carece de amor y de aceptación, cualquiera que sea su edad. El hecho de que usted tenga treinta y siete años no quiere decir que el dolor deje de sentirse. »Al parecer usted es una mujer atenta y amorosa que se preocupa por hacer lo correcto con relación a su padre biológico y lo correcto a los ojos de Dios. La felicitamos por su actitud a pesar del dolor que siente. Usted es una persona que tiene la madurez necesaria para evitar que sus emociones determinen su conducta. »Sin embargo, hay algo en que está equivocada. Usted nos ha dado la impresión de que cree que su padre biológico debiera formar parte de su vida a pesar de la manera en que la trata. En eso no estamos de acuerdo con usted. Ese hombre aportó el elemento biológico que le dio a usted la vida, pero de ninguna manera la ha tratado como lo hace un verdadero padre. Usted no tiene ninguna obligación ni razón para volver a verlo, ni seguir siendo objeto de su frialdad. Y en definitiva no debe exponer a sus hijos a su indiferencia. »Sin embargo, no va a ganar nada con enojarse, tratarlo mal o guardarle rencor. No hay duda de que a usted le sobran motivos para sentir enojo y resentimiento, pero bien sabe que esas emociones son negativas y no agradan a Dios. De modo que así como Dios está dispuesto a perdonarnos a nosotros por todas las cosas horribles y malvadas que hemos hecho, también usted debe perdonar a su padre biológico. »Pero tenga por seguro que el perdonarlo de ninguna manera quiere decir que usted debe permitir que él la hiera a usted o lastime a su familia una y otra vez. Usted puede tomar la decisión de perdonar, y luego recordarse a sí misma, cada vez que piensa en él, que usted ha optado por perdonarlo. Pídale a Dios que la perdone por cualquier pensamiento pecaminoso y que haga que sus malos recuerdos se vayan desvaneciendo.... »Le deseamos lo mejor, »Linda y Carlos Rey.» El consejo completo, que por falta de espacio no pudimos incluir en esta edición, puede leerse con sólo pulsar el enlace que dice: «Caso 133» dentro del enlace en www.conciencia.net que dice: «Casos». Carlos ReyUn Mensaje a la Concienciawww.conciencia.net
- ¡Sorteo una PS5 Pro! Para participar suscríbete a Podimo (60 días gratis): https://podimo.es/thewildproject Regresa THE WILD PROJECT con la nueva temporada, y regresa como os gusta, con una tertulia old school en la que se hablaran de las noticias más interesantes de los últimos días. En este episodio: quieren exterminar los Labubus por considerarlos satánicos; se debate si leer te hace mejor persona o no; se analiza el anuncio más polémicos de los últimos años con Sydney Sweeney de protagonista; la canción de Sergio Ramos ¿mala o malísima?; fallece en directo un streamer después de ser torturado mientras miles de personas pagaban por ello; Trump pide dinero a sus seguidores para "ir al cielo"... y mucho más. ¡No te lo pierdas! - Participan: Salva: https://www.youtube.com/@SalbaFR Albert: https://www.youtube.com/@albertgmyers
En este mensaje tratamos el caso de un hombre que «descargó su conciencia» de manera anónima en nuestro sitio www.conciencia.net y nos autorizó a que lo citáramos, como sigue: «Cuando yo tenía veinte años, iba a la iglesia y me emocionaba con las alabanzas, pero llevaba una vida de espaldas a Dios.... Empecé a hablar con una mujer casada que iba a la iglesia y, en conversaciones no debidas, me mandó una foto seductora.... »Aun cuando le pedí perdón a Dios [y han pasado ya seis años], mi conciencia me hace sentir aún culpable. »No sé si tengo la responsabilidad de hablar sobre ese hecho. No quisiera hablar con el esposo, y no sé si su esposa se arrepintió. »Hoy en día estoy felizmente casado con la novia que tuve en ese tiempo. A ella le confesé todo, y ella me perdonó.» Este es el consejo que le dio mi esposa: «Estimado amigo: »Nos alegra mucho que haya comprendido la importancia de confesarle su falta a la que ahora es su esposa y que, a causa de eso, no tenga nada que ocultarle. Si más personas siguieran ese ejemplo, habría muchos más matrimonios felices. »También es maravilloso que le haya confesado sus pecados a Dios y le haya pedido perdón por la doble vida que estaba llevando. Muchas personas, al igual que usted, asisten a la iglesia y disfrutan de los cantos y de los amigos, pero tan pronto como salen de la iglesia, viven conforme a sus propias reglas. No están siguiendo a Jesucristo, el Hijo de Dios, ni están viviendo como Dios ha diseñado que vivamos. »Al parecer, la mujer que le envió la foto estaba llevando también una doble vida, asistiendo a la iglesia y viviendo a la vez conforme a sus propios deseos. Esperamos que ella se lo haya confesado posteriormente a Dios y al esposo, pero de cualquier manera usted no es responsable por la decisión que ella haya tomado al respecto. »El hecho de que usted aún se sienta culpable no significa que deba contarle a nadie más acerca de lo que ocurrió. Era importante que se lo contara a su esposa, tal como hizo, pero nadie necesita saberlo. Lo que hizo la otra mujer es algo entre ella y Dios. »Lo que indican sus sentimientos de culpabilidad es que tiene un corazón sensible ante Dios. Usted pecó (tal como pecamos todos) y pidió perdón. Y sabemos que Dios lo ha perdonado porque el apóstol Juan escribió que «si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad».1 »Así que, como le pidió perdón a Dios, usted ya no es culpable. Los sentimientos de culpa no han desaparecido, pero no se puede fiar de esos sentimientos. Los sabios prestan atención y optan por obedecer las Sagradas Escrituras incluso cuando sus sentimientos pudieran impulsarlos a hacer lo contrario.» Con eso termina lo que recomienda Linda, mi esposa. Este caso y este consejo pueden leerse e imprimirse si se pulsa la pestaña en www.conciencia.net que dice: «Casos», y luego se busca el Caso 860. Carlos ReyUn Mensaje a la Concienciawww.conciencia.net 1 1Jn 1:9 (NVI)
(Día Mundial sin Automóvil) En vez de ser un día común y corriente, el 28 de enero de 1896 resultó ser todo lo contrario —un día descomunal y sorprendente— para un agente de policía del pueblo de Paddock Wood en el condado de Kent, Inglaterra. Mientras hacía su recorrido habitual en bicicleta, lo pasó velozmente —¡a casi 13 kilómetros por hora, cuatro veces la velocidad máxima permitida!— un conductor llamado Walter Arnold, que tampoco llevaba la escolta de banderas exigida en esos casos para desplazarse en una zona urbana en un vehículo motorizado. Y por si eso fuera poco, estaba conduciendo él solo un vehículo no tirado por animales, y en el que no aparecía su nombre y dirección, siendo que la ley también exigía que hubiera por lo menos tres personas al mando debidamente identificadas. El policía desventajado no logró alcanzarlo para detenerlo y multarlo sino hasta después de perseguirlo durante unos 8 kilómetros, sin ocurrírsele jamás que el señor Arnold, a quien por fin había logrado cazar, habría de ser el primero en la historia de la automoción en ser multado por exceso de velocidad: ¡a 8 raudas millas por hora! Lo que no debió haber sorprendido a nadie es que Walter Arnold no era un conductor común y corriente, sino uno de los primeros vendedores de vehículos de Inglaterra, y que aprovechó al máximo la publicidad que generó esa multa por exceso de velocidad manejando «un carruaje sin caballos».1 Tanto es así que tampoco habría sido sorprendente si Arnold, en el lugar donde otros ponían su nombre y dirección, hubiera puesto más bien una leyenda que rezara: «Si algún día la velocidad me mata, no llores porque estaba sonriendo», o que en tal caso hubiera pedido que en su lápida pusieran una placa con la inscripción jocosa: «Lo multaron tantas veces por exceso de velocidad que por fin le ofrecieron un pase de temporada.» Sin embargo, por algo será que se haya popularizado el refrán que dice: «Más corre un galgo que un mastín, pero si el camino es largo, más corre el mastín que el galgo.»2 Es que, en realidad, nuestra carrera no es de velocidad sino de resistencia. A eso se debe que el sabio Maestro del libro de Eclesiastés afirme que ha observado que «en esta vida no son los más veloces los que ganan la carrera», y que el autor de la Carta bíblica a los Hebreos sostenga que «debemos dejar de lado el pecado, que es un estorbo, pues la vida es una carrera que exige resistencia».3 Por último, hay otro dicho sabio que reza: «Si quieres andar y llegar rápido, anda solo; si quieres andar y llegar lejos, anda acompañado.» Más vale, entonces, que le pidamos a Dios no sólo que nos perdone y nos limpie de todo pecado, sino también que su Hijo Jesucristo nos acompañe durante todo el recorrido, tal como ha prometido hacerlo, para que al final de nuestros días podamos declarar al igual que el apóstol Pablo: «¡He terminado la carrera y me he mantenido fiel!»4 Carlos ReyUn Mensaje a la Concienciawww.conciencia.net 1 Eleonora Pilastro, «Bizarre story of the horseless carriage charged with first speeding offence», Guiness World Records [Récords Mundiales Guiness], 29 enero 2024 En línea 5 abril 2025; «First person charged with a speeding offence» [La primera persona multada por exceso de velocidad], Guiness World Records [Récords Mundiales Guiness] En línea 5 abril 2025; Miriam Bibby, «Walter Arnold and the World’s First Ever Speeding Ticket» [Walter Arnold y la primera multa por exceso de velocidad en el mundo], Historic UK [El Reino Unido Histórico] En línea 5 abril 2025. 2 José Luis Álvarez Martínez, Saber y sabor de los refranes españoles, Boletín de la Real Academia de Extremadura de las Letras y las Artes, Tomo XXVIII, Año 2020, pp. 78-79 En línea 5 abril 2025. 3 Ec 9:11; Heb 12:1 (TLA) 4 Mt 28:20; 2Ti 4:7; 1Jn 1:9