Populares programas de 4 minutos que comienzan con una anécdota o historia y terminan con una aplicación moral y espiritual. Se han transmitido de lunes a sábado durante más de 40 años. Actualmente se difunden más de 4 mil veces al día en 30 países en la radio, la televisión y la prensa, y ahora via…
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(Antevíspera del Aniversario de la Entrega del Premio Nobel a Ernest Hemingway) Escrita en 1951 en la isla de Cayo Blanco (frente a la playa de Varadero en Cuba), fue la última obra de ficción importante publicada en vida de Ernest Hemingway, y tal vez su más famosa. Considerada una de las obras más destacadas del siglo veinte, le mereció el Premio Pulitzer en 1953, un año antes de que Hemingway recibiera el Premio Nobel de Literatura por su obra completa. Se trata de El viejo y el mar, novela breve que cuenta la historia de Santiago, un pescador cubano, ya anciano, que lleva ochenta y cuatro días sin pescar nada. Harto de su mala racha, se propone salir solo —sin Manolín, el joven que antes lo acompañaba—, y no regresar a tierra hasta volver a tener éxito mar adentro en el Caribe. Por fin logra enganchar un enorme marlín, pero traba con el pez una lucha a muerte que dura tres días. El viejo logra finalmente matar a su gigantesca presa, más grande aún que su esquife, pero en el camino de regreso a casa diversos tiburones poco a poco devoran el pez, dejándolo sin carne. Menos mal que la enormidad del esqueleto basta para que recupere el respeto de sus compañeros de pesca y refuerce la admiración del joven Manolín, que decide volver a pescar con él. Antes de aquella faena, Santiago le había dicho a Manolín: «Ojalá no se presente un pez tan grande que me haga quedar en mal lugar.» Y el joven le había asegurado: «Si sigue usted tan fuerte como dice, no habrá pez que pueda con usted», a lo que el viejo había contestado: «Quizá no lo sea tanto como creo. Pero conozco muchos trucos y soy un hombre decidido.»1 A lo largo de los tres días de su épica lucha contra el marlín, el viejo exclamó: «¡Ojalá estuviese aquí el chico para ayudarme!» Pero no fue una sola vez; fueron cinco las veces que se lamentó: «¡Ojalá estuviese aquí el chico!» Y en una de esas añadió: «Nadie debería estar solo de viejo».2 Gracias a Dios, a la inversa de cómo al final Santiago ya no tendría que estar solo de viejo en las luchas que le esperaban, sino acompañado por su discípulo Manolín, nosotros como discípulos de Cristo no tenemos que estar solos en las luchas que enfrentaremos, sino que podemos estar siempre acompañados por Él como nuestro Maestro. Eso fue precisamente lo que Jesucristo, siendo el Hijo de Dios, les prometió a sus discípulos antes de regresar a su hogar en el cielo para estar de nuevo al lado del Padre celestial. Habiendo acabado de vencer a nuestro enemigo mortal al pagar el castigo por nuestro pecado, Jesús les dijo: «Les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo.»3 Lo cierto es que eso es lo que más necesitamos, ya que, tal como nos advierte el apóstol Pablo: «Nuestra lucha no es contra seres humanos, sino contra... fuerzas espirituales malignas en las regiones celestiales».4 Más vale entonces que nos aseguremos de ir acompañados por Cristo, para que con su fuerza divina ¡no haya pez maligno que pueda con nosotros! Carlos ReyUn Mensaje a la Concienciawww.conciencia.net 1 Ernest Hemingway, El viejo y el mar, Trad. Miguel Temprano García (Nueva York: Scribner, Charles & Schuster, 1952, 1980, 2010, 2018), Edición Kindle, p. 13. 2 Ibíd., pp. 27,29,30,31,34 3 Mt 28:20; 2Co 5:21; Gá 3:13; Col 1:14; 2:13-15; Heb 2:14; 1P 3:18 4 Ef 6:12

En este mensaje tratamos el siguiente caso de una mujer que «descargó su conciencia» de manera anónima en nuestro sitio www.conciencia.net, autorizándonos a que la citáramos: «Tuve una hija con un hombre que pertenece a otra iglesia que me atrevo a decir es una secta. Con el tiempo vine a comprender la magnitud de las consecuencias.... »Aún no vivimos juntos. Él insiste en que conformemos un hogar y que busquemos un equilibrio en las religiones.... Muchas veces pienso en irme a vivir con él y formar ese hogar, pero tengo miedo de que Dios no esté de acuerdo con eso.» Este es el consejo que le dio mi esposa: «Estimada amiga: »Lo cierto es que la situación en que usted se encuentra es complicada. En muchos casos, les aconsejaríamos a los padres que se casaran a fin de proporcionarles estabilidad a los hijos. Sin embargo, en otros casos el padre o la madre pudiera representar cierto peligro para su pareja y para los hijos. Tal vez se deba a conducta delictiva, al abuso de drogas o de alcohol, a hábitos económicos irresponsables, a enfermedad mental, a falta de dominio propio, o a varios otros factores. En definitiva, el ser miembro de una secta calificaría como peligrosa a determinada persona.... ... Las sectas tienen en común ciertas características. Cada una tiene como autoridad máxima a una persona que aún vive, o a un pequeño grupo de personas que no permiten que sus miembros pongan en tela de juicio esa autoridad ni que expresen puntos de vista que difieran. Entre todos se manifiesta la paranoia con relación a los de afuera que no son miembros del grupo, y cualquiera que decide renunciar a su membresía en el grupo es condenado al ostracismo y difamado. Además, los líderes no les rinden cuentas de las finanzas a los miembros, y tienden a enseñar que ellos, en calidad de líderes, no tienen que someterse a leyes o normas morales tampoco.... »Consentir en buscar un “equilibrio” en la práctica de su religión y la del padre de su hija nunca dará resultado debido a que uno no puede creer en algo de un momento a otro sólo porque alguien se lo pide, como tampoco puede uno dejar de creer lo que ya cree. »Todavía más importante es que los seguidores de Cristo han de practicar un estilo de vida totalmente distinto que el de los que no siguen a Cristo, principalmente debido a su creencia en la Biblia o su indiferencia hacia ella. Por eso enseñó el apóstol Pablo que los seguidores de Cristo no deben formar yunta con quienes no lo son.1 »Si usted es una seguidora de Cristo, pero el padre de su hija no lo es, entonces le aconsejamos que busque asesoría legal a fin de obtener un acuerdo legal en cuanto a sustento y visitas paternas. Luego póngale punto final a la relación sentimental y no vuelva a hablar con este hombre sino sólo cuando tenga que hacer arreglos para que él visite a su hija....» Con eso termina lo que recomienda Linda, mi esposa. El consejo completo se puede leer si se ingresa en el sitio www.conciencia.net y se pulsa la pestaña que dice: «Casos», y luego se busca el Caso 752. Carlos ReyUn Mensaje a la Concienciawww.conciencia.net 1 2Co 6:14 (NVI, TLA)

«Quédate aquí —dijo la mujer aparentando afecto—. Aquí vas a estar bien. Verás correr a los perritos y te vas a entretener.» Luego puso una bolsa con pañales a su lado y una nota escrita que decía: «Me llamo John King; padezco la enfermedad de Alzheimer», y desapareció, abandonando al anciano en una pista de carreras de perros. La que abandonó al anciano era Sue Gifford, mujer de cuarenta y un años de edad. El anciano abandonado era su propio padre, de ochenta y dos años, víctima de Alzheimer. Para librarse de la carga que significa esa enfermedad, la hija lo llevó a una pista de carreras de perros y lo abandonó en su silla de ruedas. El juez la condenó a seis años de prisión. Este caso, que apareció en uno de los periódicos de Estados Unidos, conmovió a toda la comunidad. Se sabe que la enfermedad de Alzheimer es dolorosa. Deja a la persona totalmente inhabilitada. Ya no puede valerse por sí misma. Es un caso patético del ser humano que ha perdido lo mejor que tiene: la chispa de la inteligencia. Esa es la condición de la víctima de Alzheimer. Es una muerte en vida. No obstante, hay una ley universal que descansa sobre el ser humano: «Honra a tu padre y a tu madre, para que disfrutes de una larga vida en la tierra que te da el Señor tu Dios» (Éxodo 20:12). Es el quinto mandamiento del decálogo de Moisés. Abandonar a los padres ancianos por cualquier causa que sea, y especialmente si es sólo por quitarnos de encima el estorbo que ellos nos resultan, es el colmo de la ingratitud y el desprecio. En muchos lugares hay establecimientos excelentes que se especializan en prestar la atención debida a los ancianos. Y muchos hijos, con sabiduría y cariño, internan allí a sus progenitores inhabilitados. Pero no los abandonan. Los visitan. Y los hijos se toman el tiempo de estar con ellos, mostrando preocupación y ternura. Sin embargo, cuando los hijos no tienen la facilidad de internar a sus padres en lugares como esos, tienen que ponerse en juego otros recursos. En tales casos hace falta un amor muy especial y un cariño único. El mandamiento de honrar a nuestros padres viene de Dios. También vienen de Dios, para quien los desee, la inspiración, la paciencia y la determinación de proceder conforme a los eternos y justos mandamientos divinos. Honremos a nuestro padre y a nuestra madre. Algún día seremos nosotros los que recibamos esa honra. Hermano PabloUn Mensaje a la Concienciawww.conciencia.net

En este mensaje tratamos el siguiente caso de una mujer que «descargó su conciencia» de manera anónima en nuestro sitio www.conciencia.net, autorizándonos a que la citáramos: «A la iglesia casi no voy porque descubrí que el pastor es un mentiroso.... Mejor escucho prédicas desde mi casa.» Este es el consejo que le dio mi esposa: «Estimada amiga: »Usted menciona un asunto interesante que merece ser tratado. ¡Cuánto sentimos que su pastor la haya decepcionado! Como no lo conocemos a él y no sabemos nada acerca de lo sucedido, no podemos darle una respuesta específica, pero sí podemos responder en términos generales. »Esto es lo que puede saber con certeza: En primer lugar, los pastores son pecadores al igual que todos nosotros. Ellos tienen que evaluar constantemente su propia conducta de acuerdo con lo que enseña la Biblia y en su comunicación personal con Dios. En segundo lugar, al ser ellos pecadores tal como lo somos todos, a veces no cumplen las normas que se espera que cumplan. En tercer lugar, cuando los pastores u otros ministros religiosos no cumplen determinada norma de conducta, tienen la opción de arrepentirse, pedirle perdón a Dios, y tomar medidas para evitar caer en el mismo pecado en el futuro. O, si continúan pecando, no cumpliendo la norma vez tras vez, entonces ya no tienen la capacidad de ser los líderes de otros en calidad de pastores o ministros. Y en cuarto lugar, los pastores que siguen viviendo en pecado deben renunciar a su puesto y no seguir engañando a su congregación.... »¿Entonces qué deben hacer personas como usted cuando saben que el pastor de su iglesia está viviendo en pecado? Gracias a Dios, muchas iglesias tienen miembros de la junta o del concejo de líderes de su iglesia que sirven de representantes de la congregación en las reuniones de negocios con el pastor. En esos casos, el primer paso que debe darse es consultar en privado con uno de esos representantes y pedirle consejo.... »El escritor bíblico a los Hebreos [nos instruyó], como seguidores de Cristo, a que no dejemos de congregarnos, sino más bien que nos animemos unos a otros.1 Al emplear el verbo animar nos da a entender que cuando los miembros están juntos, son mucho más saludables y fuertes que cuando están solos. Cada miembro es como un cordel fino: solo, es muy débil, pero cuando se entrelaza con los demás cordeles, la cuerda resultante es fuerte y poderosa. »Le recomendamos que busque una iglesia en la que se enseñe la Biblia y los congregantes estén comprometidos a estudiarla juntos. No encontrará usted pastores que sean perfectos, pero sí hallará a muchos que se acercan a Dios cada vez más día tras día.» Con eso termina lo que Linda, mi esposa, recomienda en este caso. El caso completo puede leerse con sólo pulsar la pestaña en www.conciencia.net que dice: «Casos», y luego buscar el Caso 871. Carlos ReyUn Mensaje a la Concienciawww.conciencia.net 1 Heb 10:25

(Día de la Medicina Latinoamericana — Natalicio de Carlos J. Finlay) «La fiebre amarilla fue una enfermedad que trajo desolación y muerte en las colonias españolas de América. Era conocida en la región de Yucatán como cocolitzlé [antes de] la llegada de los conquistadores.... El historiador López de Gómara en el siglo XVI se refería a la enfermedad diciendo: “Poníanse los españoles de color de tiricia, o mal amarillo”1.... En el siglo XVIII fue denominada enfermedad del vómito negro, y por último, los ingleses la denominaron [fiebre amarilla].» Así reza la introducción de la doctora argentina Alicia M. Damiani a su artículo sobre la impronta de Carlos J. Finlay en el Canal de Panamá, publicado en la Revista de la Asociación Médica Argentina en marzo de 2016.2 Por su parte, el historiador médico cubano José López Sánchez, en su obra titulada Finlay: el hombre y la verdad científica, considera que «la fiebre amarilla fue el problema más serio que tuvieron que enfrentar los constructores del Canal de Panamá». Para comprobarlo, relata que «cuando le preguntaron a [William Henry] Aspinwall, el contratista del primer ferrocarril, cuántas vidas había costado la obra, Aspinwall respondió: “De los 82 mil empleados, 52 mil padecieron de vómito negro y 22 mil fallecieron de fiebre amarilla o paludismo”.»3 Tal vez la muerte de aquellos no haya sido en vano debido a la impronta que dejó el eminente médico cubano Carlos J. Finlay en la construcción del canal. La doctora Damiani la resume explicando que Finlay «dedicó su vida al estudio de la fiebre amarilla y descubrió que su agente transmisor era el mosquito Aedes aegypti. Si bien durante veinte años su descubrimiento no fue tenido en cuenta por el mundo académico de la época, su teoría fue confirmada y permitió el saneamiento de la isla de Cuba, que fue liberada de nuevas epidemias. A fines del siglo XIX, la fiebre amarilla fue una de las causas del fracaso de la compañía francesa que intentó construir sin éxito un canal interoceánico en Panamá. En 1904, los estadounidenses, teniendo en cuenta estos antecedentes y llevando a la práctica lo aprendido con Finlay en el saneamiento de Cuba, lograron con éxito la construcción del Canal de Panamá.»4 De ahí las siguientes palabras del estadista panameño José Daniel Crespo inscritas en el monumento a Finlay en la Plaza de Francia en la Ciudad de Panamá: «El descubrimiento de la trasmisión del germen de la fiebre amarilla por el Dr. Carlos J. Finlay en 1881 no sólo marca una época en la historia científica del mundo, sino que es de especial significación para Panamá. Sin este descubrimiento que hizo posible el saneamiento de las zonas tropicales, la gran obra del Canal de Panamá no habría podido hacerse sin ingente sacrificio de vidas. El pueblo y el gobierno de Panamá, agradecidos del ilustre sabio cubano, perpetúan su recuerdo.» Ahora sólo nos queda a nosotros agradecer a Dios por haber dotado al doctor Finlay de semejante sabiduría y por habernos dado a su Hijo Jesucristo para sanear nuestra alma de la epidemia del pecado.5 Carlos ReyUn Mensaje a la Concienciawww.conciencia.net 1 Francisco López de Gómara, Historia general de las Indias y vida de Hernán Cortés (Caracas: Fundación Biblioteca Ayacucho, 1991), p. 102 En línea 25 junio 2025. 2 Alicia M. Damiani, «Carlos J. Finlay (1833-1915): Su impronta en el Canal de Panamá en el centenario de su muerte», Revista de la Asociación Médica Argentina, Vol. 129, Número 1 (marzo) de 2016, p. 33 y En línea 25 junio 2025. 3 José López Sánchez, Finlay: el hombre y la verdad científica, Instituto Cubano del Libro (La Habana: Editorial Científico-Técnica, 1986, 2007, 2024), Edición Kindle, pp. 32-33. 4 Damiani 5 Mt 1:21; Jn 1:29; 3:16; 1Jn 1:7-9; 3:5

(Víspera del Día de la Medicina Latinoamericana — Natalicio de Carlos J. Finlay) «Si bien por un lado [Carlos J.] Finlay contribuyó a combatir una fiebre, la amarilla, por el otro dejó un granito de arena para que fuera surgiendo un fenómeno que con el tiempo se convirtió en una fiebre diferente, totalmente buena y que todavía hoy se mantiene en el interior de muchos de los cubanos...» Así concluye el reconocido periodista cubano Yasel Porto su artículo titulado «El día que Carlos J. Finlay defendió al béisbol», publicado en la Revista Alma Mater en junio de 2020, que comienza con la siguiente declaración: «Ningún cubano, ni siquiera los menos cultos, ignoran la trascendencia como científico y galeno del camagüeyano Carlos Juan Finlay. La más conocida de sus acciones fue el descubrimiento del agente transmisor de la fiebre amarilla, lo que permitió combatir con éxito a nivel mundial esta terrible enfermedad. Pero muy pocos conocen que fue uno de los médicos más seguidores del béisbol en el siglo XIX».1 En 1879, luego de que la revista Propaganda Científica alegara que el juego de pelota era una actividad perjudicial para la salud en países cálidos como Cuba —a diferencia de países fríos como Estados Unidos, de donde había sido importado—, el respetado doctor lo rebatió en La Gaceta Médica de La Habana como una «infundada crítica» del béisbol que «tanto entusiasmo ha despertado entre la juventud habanera». En aquel artículo titulado «Utilidad de los ejercicios corporales en los climas cálidos y su conveniencia para fomentar el desarrollo físico de nuestra juventud», Finlay se atrevió incluso a calificar como ejemplares a los que se dedican a las labores manuales. «En prueba de que el ejercicio corporal, aún en los días de calor, al sol y a la intemperie, lejos de ser perjudicial, favorece el desarrollo físico y robustece al habitante de estos climas, solo haré observar —afirmó Finlay— que los hombres más sanos, más robustos y más activos entre nosotros son nuestros guajiros, los trabajadores del campo, los cargadores del muelle, los carretoneros, etc., y por lo contrario, los tipos menos desarrollados se encuentran en los talleres de industrias sedentarias, que privan a sus operarios del ejercicio muscular tan necesario a este clima.»2 De ahí que Finlay sentenciara: «Los ejercicios corporales en los climas cálidos, especialmente el béisbol, son útiles siempre que se les ajuste a los preceptos de la higiene», y que concluyera con contundencia: «Que se siga jugando a la pelota, que ello contribuirá sólo a hacer mejor al cuerpo humano y también su mente».3 Su acreditado biógrafo, el historiador médico cubano José López Sánchez, da a conocer además que Finlay «leía la Biblia»; que «él era un hombre de fe», y que «su religión lo ataba al principio de las defensas de sus creencias».4 Así como Finlay tenía la fama de estar siempre preparado para responder a todo el que le pidiera razón de sus creencias bien formuladas, quiera Dios que también nosotros, tal como nos anima San Pedro, lo estemos para dar razón de la esperanza de vida eterna que tenemos en su Hijo Jesucristo.5 Carlos ReyUn Mensaje a la Concienciawww.conciencia.net 1 Yasel Porto, «El día que Carlos J. Finlay defendió al béisbol», Revista Alma Mater, 16 julio 2020 En línea 23 junio 2025. 2 José López Sánchez, Finlay: el hombre y la verdad científica, Instituto Cubano del Libro (La Habana: Editorial Científico-Técnica, 1986, 2007, 2024), Edición Kindle, pp. 222-24. 3 Yasel Porto 4 José López Sánchez, pp. 226,259. 5 1P 3:15; véanse 1P 1:3-5; Jn 3:16; Ro 8:23-25; 1Co 15:19-58; Tit 2:13

(Antevíspera del Día Internacional de las Personas con Discapacidad) Sucedió en París el 18 de octubre de 2018. Mientras esperaba para subir al autobús, nadie quería moverse. Eso de por sí no habría sido gran cosa si se hubiera tratado de una persona cualquiera. Pero la persona a quien le sucedió, François Le Berre, era un hombre diagnosticado con esclerosis múltiple primaria progresiva que se movilizaba en silla de ruedas en compañía de su hermano. «Como nadie se movió —contó después Le Berre mismo en la cuenta de Twitter Accessible POUR TOUS (en español, Accesible PARA TODOS)—, el conductor se levantó y gritó: “¡Hasta aquí llegamos! ¡Bájense todos!” Los pasajeros se bajaron, algunos refunfuñando. Luego el conductor anunció que el próximo autobús pasaría en cinco minutos, y se bajó él mismo. Esperó un rato —siguió narrando Le Berre—, y una vez que todos se dispersaron, se me acercó y me dijo: “Ahora sí pueden subir. Los demás tendrán que esperar a que pase el siguiente autobús. Algún día todos pudieran llegar a necesitar una silla de ruedas.”» Cuando se le preguntó si había vuelto a tener contacto con el conductor, Le Berre respondió: «No, no lo conozco. Él nos dijo que no tenía ningún familiar con discapacidad, que sólo hacía falta ser un poco civilizado.»1 Lo ocurrido se difundió en las redes sociales y, como era de esperarse, hubo claras manifestaciones de apoyo al conductor además de relatos afines de gestos nobles en líneas de autobuses. Uno de éstos, por ejemplo, fue el caso de una pasajera en la ciudad de Niza, Francia. Embarazada de ocho meses, se subió al transporte público, pero nadie le cedió su asiento. El chofer, al darse cuenta, frenó y no volvió a poner el autobús en marcha hasta que alguien se levantó para que la mujer pudiera sentarse.2 ¡Qué buenos ejemplos de personas nobles comúnmente criticadas a causa de su profesión! Nos recuerdan el refrán que dice: «No hagas juicio a montón, sino tras buena información.» Pues con frecuencia, como dice otro refrán, «el león no es como lo pintan». Por eso nos advirtió Jesucristo en el Sermón del Monte: «No se conviertan en jueces de los demás, y así Dios no los juzgará a ustedes. Si son muy duros para juzgar a otras personas, Dios será igualmente duro con ustedes. Él los tratará como ustedes traten a los demás.... Así que en todo traten ustedes a los demás tal y como quieren que ellos los traten a ustedes.»3 Con esa última sentencia, conocida como la regla de oro, Cristo nos dio la clave para resolver prácticamente todo problema humano. Es que Él sabía que si la llevamos a la práctica podemos evitar que se den situaciones intolerables como las que afrontaron el hombre con discapacidad y la mujer embarazada. Determinemos que vamos a tratar a los demás con respeto y consideración, dispensando así no sólo el mismo trato que queremos recibir de parte del prójimo, sino también el que queremos recibir de parte de Dios mismo, quien nos creó a todos iguales. Carlos ReyUn Mensaje a la Concienciawww.conciencia.net 1 Pierre Lentz, «Un chauffeur vide son bus pour permettre a un handicapé d’y accéder», Le Huffpost, 24 octubre 2018 En línea 11 junio 2019. 2 «París: un chofer bajó a todos los pasajeros del colectivo por no ayudar a una persona discapacitada», La Nación, 26 octubre 2018 En línea 11 junio 2019. 3 Mt 7:1-2 (TLA),12 (NVI)

En este mensaje tratamos el caso de un hombre que «descargó su conciencia» de manera anónima en nuestro sitio www.conciencia.net y nos autorizó a que lo citáramos, como sigue: «Tengo treinta y cinco años, y una hija de once. Estoy separado de su mamá desde que ella tenía tres años.... Nunca formé pareja nuevamente por centrarme en mi hija y en los conflictos después de la separación. Pero hoy en día ya la niña está entrando en la adolescencia, y no quiere pasar mucho tiempo conmigo.... »He tratado de... rehacer mi vida, pero [las mujeres] se alejan argumentando que no sirvo para compartir la vida.... Me siento viejo, solo e incapaz de volver a formar una familia. Necesito un consejo de sus sabias palabras.» Este es el consejo que le dio mi esposa: «Estimado amigo: »¡Dios comprende cómo se siente usted! De hecho, después de crear a Adán, el primer hombre, Dios dijo: “No es bueno que el hombre esté solo.”1 Así que creó a Eva, la primera mujer, y ella llegó a ser la compañera de Adán. »¿Estaba Dios dictando un mandamiento cuando dijo que no era bueno que el hombre estuviera solo? No, no era eso; sólo estaba dando una regla general. Esa regla es que la mayoría de los hombres no están contentos solos. Pero hay en definitiva algunos hombres que prefieren no casarse. El apóstol Pablo fue uno de los que decidió permanecer soltero a fin de poder concentrar sus esfuerzos en realizar la obra de Dios.2 Pero por lo general los hombres quieren tener una familia, al igual que usted. »Dice usted que ha pasado los últimos ocho años concentrado en su hija.... Las estadísticas indican que es más probable que su hija prospere física, mental y emocionalmente como resultado de la atención que usted le dedica en persona.... [Por eso] es importantísimo que no la rechace aun cuando ella esté tratando de marginarlo. Aunque parezca que se está alejando de usted, ella no deja de necesitar la influencia constante que usted ejerce en su vida. Es posible que el amor que usted le tiene parezca no correspondido durante los próximos cinco o más años, pero si usted no deja de ser constante, tarde o temprano su hija aprenderá a balancear a los amigos y la familia. »Mientras tanto, no comience a discutir cuando ella no desea verlo. No trate de hacer que ella se sienta culpable, ni se porte como si usted fuera una víctima. Trate más bien de planear actividades que incluyan a las amistades de ella. Llévelas, junto con su hija, a lugares donde quieran ir. Manténgase en un segundo plano, cuidando y protegiendo. »Cuando no esté con su hija, busque ambientes donde llegue a conocer a otras personas. Done su tiempo como voluntario en una organización benéfica o forme parte de un equipo deportivo. Concéntrese en ser un buen amigo y en mostrar interés sincero en los demás. Amplíe sus horizontes en vez de enfocarse en la búsqueda de una nueva compañera. Quien es buen amigo y tiene una variedad de intereses atraerá a la mujer que más le conviene.» Con eso termina lo que Linda, mi esposa, recomienda en este caso. El caso completo puede leerse con sólo pulsar la pestaña en www.conciencia.net que dice: «Casos», y luego buscar el Caso 751. Carlos ReyUn Mensaje a la Concienciawww.conciencia.net 1 Gn 2:18 2 1Co 7:7

Hay muchas cosas que no sabemos con certeza acerca de ella, comenzando con el lugar y la fecha de su nacimiento debido a que se desconoce su partida de bautismo. Algunos estudiosos aseguran que era originaria de San José de Cúcuta, mientras que otros sostienen que nació en San Cayetano, municipio del actual departamento colombiano de Norte de Santander, que era el lugar de residencia de su familia. Y en cuanto a su fecha de nacimiento, sólo sabemos que lo más probable es que fuera entre 1770 y 1775.1 Tampoco podemos estar seguros de sus nombres y apellidos. Tanto es así que el historiador Carlos Ferrero Ramírez, en el amplio estudio que publica acerca de ella, emplea más de dos mil palabras en la sección que trata sobre su nombre. Su verdadero nombre es Mercedes Reyes —concluye—, pero «como su madre era doña María Inés Reyes Ábrego y por el año de 1813 había en San José de Cúcuta dos Mercedes Reyes —una la heroína, y otra, Mercedes Reyes Azúa—, familiarmente para distinguirlas se acostumbró llamarlas Mercedes Ábrego y Mercedes Azúa. Desde entonces era frecuente llamar a la Heroína de Cúcuta simplemente Mercedes Ábrego.»2 Lo que sí sabemos con certeza acerca de Mercedes Ábrego es que fue una talentosa modista que bordó algunos banderines tricolores para el ejército republicano, que conoció a Bolívar en Cúcuta en 1813 después de su entrada triunfal en la villa tras haber vencido al coronel Ramón Correa en la Batalla de Cúcuta, y que antes de que Bolívar partiera para Venezuela en 1813 le hizo el obsequio de una casaca con oro y lentejuelas que ella misma había bordado, mostrándole así al libertador lo mucho que lo estimaba a él y su Campaña Admirable. Así mismo sabemos que desde el inicio de la guerra de Independencia les brindó su apoyo a los patriotas, y que los informes secretos acerca de los movimientos y la ubicación del ejército enemigo que mediante sus contactos ella le hizo llegar al teniente coronel Francisco de Paula Santander contribuyeron a que él obtuviera los triunfos militares de San Faustino y Capacho. Sin embargo, no sabemos con certeza cómo la descubrió el comandante español Lizón, que derrotó a las tropas de Santander en la Batalla de Carrillo el 12 de octubre, ni la fecha ni los detalles de su muerte, debido a que hay más de una versión al respecto. Lo que sí sabemos es que, ya fuera el 13 o el 21 de octubre de 1813, fue vilmente decapitada en San José de Cúcuta la patriota llamada Mercedes Ábrego, llegando así a ser heroína y mártir de la independencia de Colombia.3 Gracias a Dios, antes de ofrendar su vida por la patria Mercedes Ábrego podía saber con toda seguridad, así como podemos saberlo todos nosotros, lo que les espera a quienes hayan tomado a pecho las palabras de Jesucristo, el Hijo de Dios, acerca del camino al cielo. Pues a la pregunta de su discípulo Tomás: «Señor, no sabemos a dónde vas, así que ¿cómo podemos conocer el camino?», Jesús respondió sin vueltas ni rodeos: «Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie llega al Padre sino por mí.»4 Carlos ReyUn Mensaje a la Concienciawww.conciencia.net 1 «Mercedes Ábrego», Alta Consejería para el Centenario de la Independencia, Personaje del mes, Bogotá, 30 julio 2010 En línea 2 septiembre 2019. 2 Carlos Ferrero Ramírez, «Mercedes Ábrego», Cucutanuestra.com En línea 2 septiembre 2019. 3 «Mercedes Ábrego» y Ferrero Ramírez 4 Jn 14:5-6

(Cincuentenario de la Muerte de Salarrué) «Puesiesque [un niño que se llamaba] Tablita yegó a la tienda y le dijo a la tiendera: »—Mire: ¿por qué han metido tanto caramelo bonito en ese bote? »Y la tiendera, quera bien bilis, hizo ¡Hm!” y diay dijo: »—¡Para que ai estén guardaos y para que nadie los tiente! —y se sacudió [una hormiga] que se había pasado del saco diazúcar, y dio unos pasos chancletudos y dijo: »—¡Te va castigar tu mama, porque va decir que ¿quiandás haciendo en el vecindario?! »Y era que [ella] tenía ganas de que [Tablita] se juera, y no se jué, sino que le dijo: »—Pero como aquí nues vecindario sino ques tienda, ¡vaya! »—Sí, siés tienda, pero no tenés [dinero] para comprar nada, asiés que de nada sirve que testés aquí —le dijo dando pasitos la tiendera, que tenía un lunar de carne en el cachete. »—Sí tengo —le dijo Tablita. »—¿Entonces por qué no comprás? —le dijo la tiendera, quera algo sorda. »—Porque taba esperando a ver si me regalaba unos... —le dijo. »—Pero como no te puedo regalar —le dijo la tiendera. »—A pué, como no me puede regalar, sólo poreso no le compro —le dijo Tablita, y se jué chiflando... y siacabuche.»1 Así termina «El cuento de los caramelos embarcados en un bote» escrito por Salvador Salazar Arrué, conocido por su seudónimo Salarrué, con su acostumbrado cierre costumbrista salvadoreño: «y siacabuche», es decir, «y se acabó el cuento». De este simpático cuento sacamos la moraleja evidente de que no podemos obtener ciertas cosas, por mucho que las queramos o por ingeniosos o buenos regateadores que seamos, si no tenemos con qué pagar el precio establecido. ¿Será por eso mismo que Dios, que se especializa en hacer las cosas a la inversa de como las hacemos nosotros, decidió ya hace dos milenios que nos regalaría lo que más vale en todo el mundo? Sí, pero conste que nuestro Padre celestial no decidió ofrecérnoslo sin costo alguno, pues si bien era un regalo, alguien tendría que pagar el precio. Eso que más vale es nuestra redención del pecado, y el que tuvo que pagar el precio para que pudiéramos así obtener la salvación y la vida eterna fue Jesucristo. El apóstol Pablo enseña que si bien la paga de nuestro pecado es la muerte, el regalo que nos ofrece Dios es la vida eterna. Pues es por la muerte de Jesucristo, su amado Hijo, que tenemos la redención y el perdón de pecados.2 El apóstol Pedro a su vez explica que «Cristo mismo llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre la cruz, para que nosotros muramos al pecado y vivamos una vida de rectitud».3 Más vale entonces que nos apropiemos cuanto antes de ese regalo por el que Cristo ya pagó el precio supremo, creyendo en Él, pidiéndole perdón por nuestros pecados, y reconociéndolo como nuestro Salvador y Señor.4 Carlos ReyUn Mensaje a la Concienciawww.conciencia.net 1 Salarrué [Salvador Salazar Arrué], «El cuento de los caramelos embarcados en un bote», El ángel del espejo y otros relatos (Caracas: Fundación Biblioteca Ayacucho, 1985), p. 153 En línea 29 mayo 2025. 2 Ro 3:23; Gá 3:13; Col 1:13-14 3 1P 2:24 (DHH) 4 Jn 3:16; Ro 10:9-10; 14:9; Fil 2:9-11; 1Jn 1:9

Nació y se crió en la pobreza. Sus padres eran trabajadores esforzados, y le inculcaron virtudes como gratitud, respeto, cortesía y honor. También le legaron conceptos de vida como generosidad e integridad, y esmero en el estudio y en el trabajo. Vivió todos sus días en su país natal de Suecia, y murió a los ochenta y cinco años de edad. ¿Quién era esta persona? Era Holger Nisson, que a una temprana edad puso en práctica los valores heredados de sus padres. Consiguió trabajo en una cervecería y, debido a su integridad y su dedicación, con el paso de los años llegó a ser socio de la empresa y posteriormente dueño absoluto. Fue frugal, ahorrativo y ordenado. Al morir, dejó una respetable fortuna de tres millones de dólares. ¿Cómo distribuyó Holger Nisson su fortuna? La dejó toda a los trescientos habitantes de su pequeña aldea, Kracklinge. Cada habitante, entre los dieciocho y sesenta y cinco años de edad, recibió diez mil dólares. «Dios dejó una herencia para todos —expresó Nisson en su testamento—. Yo también deseo dejar la mía para todos.» Entre todas las virtudes que el ser humano puede tener, las que más satisfacción producen son la generosidad y la gratitud. La persona que es agradecida sabe recrearse con el sol de la mañana, sabe apreciar los favores del día y sabe disfrutar del descanso en la noche. Tal persona vive en armonía con todos. Y la persona que agradece cada favor que se le hace es también una persona que sabe dar. Ya sea que tenga mucho o poco, el dar es, para ella, su mayor satisfacción. Esta es la persona que le ha encontrado el verdadero sentido a la vida. Quizá sea así porque fue Dios quien le enseñó al hombre estas virtudes. El pasaje de la Biblia que más se cita trata sobre este gran don de Dios: «Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna» (Juan 3:16). A todos nos conviene adoptar como práctica diaria estas dos grandes virtudes: el dar y el agradecer. Son virtudes que vienen de Dios. Fue Él quien nos enseñó a dar, entregando en sacrificio vivo a su propio Hijo. A nosotros nos toca, ahora, corresponder dándole nuestra vida. Comencemos hoy mismo a expresar nuestra gratitud. En profundo agradecimiento digamos: «Gracias, Señor, por darnos tu Hijo. Te entrego todo mi corazón, toda mi voluntad y todo mi ser.» Hermano PabloUn Mensaje a la Concienciawww.conciencia.net

(Día Internacional para la Erradicación de la Violencia contra la Mujer) «El marido le había pegado. Por la única habitación del bohío, caliente como horno, la persiguió, tirándola de los cabellos y machacándole la cabeza a puñetazos. »—... ¡Te voy a matar..., desvergonzada!... »El niño se agarraba a las piernas de su papá; no sabía hablar aún y pretendía evitarlo. Él veía a la mujer sangrando por la nariz. La sangre no le daba miedo, no, solamente deseos de llorar, de gritar mucho. De seguro mamá moriría si seguía sangrando. »Todo fue porque la mujer no vendió la leche de cabra, como él se lo mandara; al volver de las lomas, cuatro días después, no halló el dinero. Ella contó que se había cortado la leche; la verdad es que la bebió el niño. [Ella] prefirió no tener unas monedas a que la criatura sufriera hambre tanto tiempo. »[Él] le dijo después que se marchara. »—¡Te mataré si vuelves a esta casa! »La mujer estaba tirada en el piso de tierra; sangraba mucho y nada oía. Chepe, frenético, la arrastró hasta la carretera. Y se quedó allí, como muerta.... »[Pasaba por allí un extraño que] tenía agua para dos días más de camino, pero casi toda la gastó en rociar la frente de la mujer. La llevó hasta el bohío, dándole el brazo, y pensó en romper su camisa listada para limpiarla de sangre. »Chepe entró por el patio. »—¡Te dije que no quería verte más aquí, condenada! »Parece que no había visto al extraño.... »[Éste] le llamó la atención; pero [Chepe], medio loco, amenazó de nuevo a su víctima. Iba a pegarle ya. Entonces fue cuando se entabló la lucha entre los dos hombres. »El niño pequeñín, pequeñín, comenzó a gritar otra vez; ahora se envolvía en la falda de su mamá. »La lucha era silenciosa. No decían palabra. Sólo se oían los gritos del muchacho y las pisada violentas. »La mujer vio cómo [el extraño] ahogaba a Chepe: tenía los dedos engarfiados en el pescuezo de su marido. [Chepe] comenzó por cerrar los ojos; abría la boca y le subía la sangre al rostro. »Ella no supo qué sucedió, pero cerca, junto a la puerta, estaba la piedra; una piedra como lava, rugosa, casi negra, pesada. Sintió que le nacía una fuerza brutal. La alzó. Sonó seco el golpe. [El extraño] soltó el pescuezo del otro, luego dobló las rodillas, después abrió los brazos con amplitud y cayó de espaldas.... »La tierra del piso absorbía aquella sangre tan roja, tan abundante.... »La mujer... [salió corriendo]....»1 Este trágico relato procede de la pluma del autor y expresidente dominicano Juan Bosch. Es el primero de sus Cuentos escritos antes del exilio. ¡Qué triste que aún en el siglo veintiuno haya tantas personas como Chepe que, al escuchar o leer cuentos como este, se identifiquen con él! A puerta cerrada, maltratan físicamente a su pareja, conscientes de que casos como el suyo no se limitan al campo ni a personas iletradas, sino que incluyen las grandes metrópolis y a los privilegiados. Determinemos todos que, en lo que nos queda por vivir, jamás maltrataremos a nuestra pareja, sino que la amaremos y la cuidaremos como a nuestro propio cuerpo, tal como nos aconseja San Pablo,2 no sea que la induzcamos a matar a cualquiera que se interponga... o a querer matarnos a nosotros mismos. Carlos ReyUn Mensaje a la Concienciawww.conciencia.net 1 Juan Bosch, «La mujer», Cuentos escritos antes del exilio (Santo Domingo: Edición Especial, 1974), pp. 11‑13; y Juan Bosch, «La mujer», Cuentos selectos (Caracas: Biblioteca Ayacucho, 1993), pp. 39-41. 2 Ef 5:25‑33

Era la noche del 23 de diciembre de 2005, la víspera de lo que debiera haber sido «Nochebuena» en la aldea de Gaggo Mandi en la provincia oriental de Punjab en Pakistán. A Rehmat Bibi, esposa del obrero Nazir Ahmed de cuarenta años de edad, la despertó un grito. Al abrir los ojos, vio algo indescriptible: ¡su esposo acababa de taparle la boca a su hija Muqadas, de veinticinco años, y estaba cortándole el cuello con un machete! Acto seguido, Bibi observó horrorizada cómo su esposo mataba del mismo modo a sus otras tres hijas —Bano, de ocho años; Sumaira, de siete; y Humaira, de cuatro— deteniéndose entre matanza y matanza sólo para blandirle el machete a ella, advirtiéndole que no se metiera ni gritara. «Yo estaba temblando de miedo; no sabía cómo salvar a mis hijas —relató Bibi, posteriormente, entre sollozos—. Le rogué a mi esposo que no las matara, pero él dijo: “¡Si haces el menor ruido, te mato!” Toda esa noche la tuve que pasar frente a los cuerpos de mis hijas.» Por su parte, Ahmed, que no fue arrestado hasta la mañana siguiente, no mostró ninguna señal de arrepentimiento. Por el contrario, declaró que había comprado un cuchillo de carnicero y un machete después de las oraciones del mediodía ese viernes, y los había escondido en la casa, y que mató a su hijastra Muqadas porque ella había cometido adulterio. En cuanto a sus propias hijas, dijo: «Yo pensé que las niñas harían lo mismo que había hecho su hermana mayor, así que debían ser eliminadas.» Y añadió: «Nosotros somos pobres, y no tenemos nada más que salvar que nuestro honor.» Para colmo de males, Ahmed manifestó: «Me gustaría tener la oportunidad de eliminar al joven con el que ella se escapó, y prenderle fuego a su casa.»1 Eso sí que a Ahmed le pudo haber resultado difícil o imposible lograrlo, ya que él había creído, sin necesidad de pruebas, la acusación de adulterio de parte del esposo de Muqadas, mientras que los que conocían el caso alegaban que la pobre mujer había huido de su esposo porque él la había maltratado y la había obligado a trabajar en una fábrica haciendo ladrillos. Lo cierto es que el tal adúltero, presunto amante de la víctima, no apareció por ninguna parte. Muqadas era la hija que le había dado a Bibi su primer esposo, hermano de Ahmed, que había muerto hacía catorce años. Ahmed se había casado con la viuda de su hermano, como se acostumbra en la tradición musulmana. ¡Qué triste que en esa tradición no se siga la enseñanza de San Pedro! Con eso nada más, se hubiera evitado semejante tragedia. Pues el venerado apóstol, luego de decirles a las mujeres que se sometan a sus esposos, les dice a los hombres que sean considerados con sus esposas, tratándolas con honor y con la delicadeza que les hace falta, como coherederas del don de la vida. Y en cuanto a sus relaciones con los demás, les dice que sean compasivos y humildes, y que no devuelvan mal por mal, sino que busquen la paz y la sigan. De lo contrario, será en vano que eleven a Dios sus oraciones.2 Carlos ReyUn Mensaje a la Concienciawww.conciencia.net 1 «Pakistani slays daughters to salvage “honor”» (Pakistaní mata a hijas para salvar «el honor»), MSNBC World News, 28 diciembre 2005 (Associated Press) En línea 9 marzo 2006. 2 1P 3:1,7‑11

En este mensaje tratamos el siguiente caso de una mujer que «descargó su conciencia» de manera anónima en nuestro sitio www.conciencia.net, autorizándonos a que la citáramos: «[Me uní] a una red social para conocer amigos.... Allí vi la foto de un hombre... y pensé que era una buena persona. »Me invitó a salir el fin de semana a la playa.... Estuvimos un par de horas escuchando un concierto.... Luego se hizo de noche y fuimos a donde había aparcado su auto.... Ahí es cuando pasó lo que yo no quería.... Empezó a tocarme a pesar de que yo le dije que eso no es lo que esperaba... y que yo creía que él era una persona respetuosa.... »Después de esta mala experiencia, no recomiendo a nadie las páginas de citas porque no van a encontrar algo verdadero....» Este es el consejo que le dio mi esposa: «Estimada amiga: »¡Cuánto sentimos lo que le pasó! Nos alegra que quiera salvar a otros de tener una experiencia parecida. »Lamentablemente, en realidad es imposible juzgar el carácter de las personas por las fotos o por lo que revelan acerca de sí mismas en sus perfiles en las redes sociales. Nunca va usted a encontrar un perfil que diga: “Yo miento y engaño y me aprovecho de las mujeres.” Ni hay ningún perfil que diga: “Yo tengo un temperamento muy fuerte, sobre todo cuando bebo en exceso.” »... Usted le dijo al tipo que usted creía que él era una persona respetuosa. Tristemente, muchas personas tienen la expectativa de una relación sexual, incluso durante la primera salida, y sin embargo se consideran respetuosas. Creen que la pureza sexual ya es algo del pasado. Para ellas, el sexo no es más que una actividad que se realiza en una salida con otra persona. »Menos mal que hay maneras de reducir al mínimo el peligro de salir con alguien a quien se llega a conocer por Internet. En tal caso, nosotros recomendamos que se comunique regularmente con ese nuevo contacto por lo menos un mes antes de siquiera considerar conocerlo en persona. Esa comunicación debe tener el propósito de saber cómo piensa, qué valora y qué fe profesa la otra persona.... Descubra las cosas que tienen en común y los asuntos en los que no están de acuerdo. ¿Sería una buena opción como amistad? De no ser así, entonces no hay razón alguna para conocerse en persona. »Si usted decide que está bien que se encuentren, determine que sea en grupo en un lugar público. No consienta en que la lleve en su auto sin nadie más ni en encontrarse los dos en privado en ningún otro lugar. Si él objeta, entonces no acepte la invitación para verse. »La felicitamos por negarse a tener intimidad física con un tipo a quien acaba de conocer. Esa clase de actividad física casual es una imitación barata de la experiencia genuina. Dios diseñó el sexo para que fuera la expresión física del amor mutuo entre esposo y esposa.» Con eso termina lo que recomienda Linda, mi esposa. El consejo completo puede leerse con sólo ingresar en el sitio www.conciencia.net y pulsar la pestaña que dice: «Casos», y luego buscar el Caso 750. Carlos ReyUn Mensaje a la Concienciawww.conciencia.net

—Puede salir en libertad —dictaminó el juez de La Paz, Baja California, México—. A causa de su buena conducta en la cárcel, he decidido abreviar su condena. Está usted libre para volver a su familia y comenzar una nueva vida. Para sorpresa del juez, el preso rechazó el indulto. —Señor juez —explicó—, me metieron aquí por narcotraficante, y la sentencia era justa; pero aquí en esta cárcel he tenido una experiencia espiritual que ha cambiado mi vida. He conocido a Cristo, y quiero finalizar mi condena aquí, para darlo a conocer a mis compañeros de prisión. Esas fueron las palabras del preso, Ignacio Mancida. Esta notable historia la cuenta Alejandro Tapia, arquitecto de la ciudad de La Paz, Baja California, que llegó a ser un denodado seguidor de Cristo. El señor Tapia comenzó a contar acerca de su experiencia con Cristo en la cárcel de su ciudad, y al poco tiempo hubo más de cuarenta presos que hicieron profesión de fe en Cristo como su Salvador. Entre ellos se encontraba Ignacio Mancida, que optó por quedarse en la cárcel para, a su vez, contarles a otros acerca de su conversión. Hay en este mundo, como prueba irrefutable del deterioro de la humanidad, muchísimas cárceles, penitenciarías, reformatorios y prisiones. Hay también muchas clases de presos. Presos injustamente encarcelados. Presos que muerden de rabia los barrotes de su celda. Presos por asaltos y homicidios. Presos políticos. Y presos para toda la vida. Pero presos voluntarios, que se quedan en la cárcel sólo para contarles a otros acerca de Cristo, hay pocos, muy pocos. Hubo un tiempo célebre en la historia humana cuando los cristianos de Moravia que abrazaron la reforma religiosa del siglo dieciséis llegaron hasta a venderse como esclavos para proclamar la buena noticia de Jesucristo a otros esclavos. Tal era el amor que sentían por sus compañeros. El apóstol Pablo padeció varios años de cárcel. Estuvo preso en Jerusalén, en Cesarea y en Roma por predicar el evangelio, y siempre aprovechó su estancia en la cárcel para predicar la libertad espiritual a los cautivos. Porque todos los seres humanos somos cautivos de lo mismo: del pecado. Cristo todavía está redimiendo, tanto a hombres como a mujeres, de la cárcel opresora del pecado. Todos somos prisioneros, o del pecado, o de Cristo. Los que no han hecho de Jesucristo el Señor de su vida están en la cárcel del pecado. Fue por la urgencia del mensaje de libertad que Cristo les dijo a sus discípulos: «Vayan por todo el mundo y anuncien las buenas nuevas a toda criatura» (Marcos 16:15). Hermano PabloUn Mensaje a la Concienciawww.conciencia.net

En este mensaje tratamos el siguiente caso de una mujer que «descargó su conciencia» de manera anónima en nuestro sitio www.conciencia.net, autorizándonos a que la citáramos: «Desde que me casé, mi suegra no se ha llevado bien conmigo.... Cada vez que hemos ido a reuniones familiares, no nos hemos sentido aceptados.... »Decidimos apartarnos de mis suegros, y eso nos dio paz.... Pero no hemos dejado de apoyar a mi suegra cada mes con dinero, ni hemos dejado de visitarla dos veces al año. ¿Estará bien como cristianos hacer esto? ... »Intentamos llevarnos bien, pero no se pudo. Mi suegra tenía una casa, y hace un año decidió dársela a su hijo preferido. Mi esposo se sintió mal, ya que no... le dijeron lo que iban a hacer con la casa. Para pedirle dinero, para medicinas, siempre hacen un chat, pero nunca para hablar como familia.» Este es el consejo que le dio mi esposa: «Estimada amiga: »Su situación nos entristece mucho. Comprendemos que está tratando de hacer lo correcto en circunstancias difíciles. Al parecer, su suegra ha demostrado muy poca sabiduría al negarse a aceptarla a usted como la esposa de su hijo. Y tampoco ha demostrado sabiduría al favorecer a uno de sus hijos sobre los demás.... »Usted da a entender que quieren hacer lo correcto como cristianos. El problema es que muchos tienen ideas diferentes de lo que en realidad significa la palabra “cristiano”. »Algunos piensan que todos los que creen en Dios son cristianos. Pero sabemos que Satanás cree en Dios, y sin embargo nadie cree que Satanás es un cristiano.1 Otros creen que cualquiera que trata de ser una buena persona es un cristiano. Pero si eso fuera cierto, entonces ¿por qué fue necesario que Jesucristo, el Hijo de Dios, muriera en una cruz para perdonar nuestros pecados?2 Y hay otros que creen que el asistir a una iglesia los convierte en cristianos. Pero todo el mundo sabe que hay muchas personas que asisten a una iglesia por costumbre o tradición, y no porque de veras quieran adorar a Dios allí. »La Biblia dice que es al arrepentirnos y pedirle perdón a Dios que llegamos a ser seguidores de Cristo.3 El ser seguidor significa esforzarse al máximo por hacerlo todo de la manera prescrita por Dios en la Biblia. Ninguno de nosotros sigue a Cristo a la perfección, sino que comenzamos de nuevo cada vez que nos desviamos del camino. »Así que usted y su esposo, como seguidores de Cristo, quisieran saber si es necesario que visiten con más frecuencia a los padres de él. No hay nada en absoluto en la Biblia que diga que deben hacerlo. Sin embargo, cuando se comuniquen con ellos o se vean, hónrenlos siempre mostrándoles respeto. No mencionen temas delicados o conflictivos que no harán más que provocar una discusión. Y hónrenlos al aceptar que ellos tienen el derecho de tomar sus propias decisiones, aun cuando ustedes crean que esas decisiones no son justas.» Con eso termina lo que recomienda Linda, mi esposa. El consejo completo puede leerse con sólo ingresar en el sitio www.conciencia.net y pulsar la pestaña que dice: «Casos», y luego buscar el Caso 870. Carlos ReyUn Mensaje a la Concienciawww.conciencia.net 1 Stg 2:19 2 Ro 3:23; 2Co 5:15; 1P 2:24 3 Hch 3:19; Ro 10:9; 1Jn 1:9

(Natalicio de José Raúl Capablanca) En 1920, el ajedrecista cubano José Raúl Capablanca escribió su obra titulada Mi carrera ajedrecística para promover su candidatura al título de campeón mundial. Dio resultado, ya que el año siguiente, cumplidos sus treinta y dos años, no sólo participó en el Tercer Campeonato Mundial de Ajedrez sino que se coronó campeón con su victoria sobre el entonces poseedor del título, el Gran Maestro alemán Emanuel Lasker, quien renunció después de perder cuatro partidas consecutivas. Pero esa no era la primera vez que había derrotado a Lasker. Lo había logrado hacía quince años, en un torneo de ajedrez rápido en el Club de Ajedrez de Manhattan, Nueva York, en 1906, cuando Capablanca tenía sólo dieciocho años. Entre 1914 y 1924 Capablanca perdió una sola partida, y se mantuvo campeón desde 1921 hasta 1927, cuando perdió el título ante el Gran Maestro ruso-francés Alexander Alekhine. De ahí que su biografía como miembro del Salón de la Fama del Ajedrez Mundial al que fue elegido en el año 2001 constate que José Raúl Capablanca, apodado «la máquina humana del ajedrez», tal vez fuera el mejor jugador natural de todos los tiempos, que derrotaba con frecuencia y aparente facilidad a diversos adversarios que tenían fama mundial.1 En las «Notas del autor» que escribió a modo de prólogo en su libro Mi carrera ajedrecística, Capablanca explica: «Este libro se propone satisfacer el interés general de que yo debiera contar los eventos y circunstancias que me han hecho llegar a lo que soy en el mundo del ajedrez. Al escribirlo, me he esforzado por decir la verdad. Pienso en ciertas partidas, posiciones y otras cosas, a riesgo de parecer en ocasiones extremadamente presuntuoso ante quienes no me conocen bien personalmente. Al engreimiento lo considero una tontería; pero más necia todavía es esa falsa modestia que en vano intenta ocultar lo que todos los hechos tienden a probar. »... Ha habido momentos en mi vida en los que estuve muy cerca de pensar que no podía perder ni un solo juego. Entonces fui derrotado, y esa derrota me trajo de vuelta del país de los sueños a la realidad. »Nada es tan saludable como ser [rotundamente derrotado] en el momento adecuado, [y de pocos juegos ganados he aprendido tanto como de la mayoría de mis derrotas]. »Por supuesto que no me gustaría ser derrotado en momentos críticos, pero por lo demás espero que en algún momento en el futuro pueda perder algunas partidas más si de ese modo obtengo el mismo beneficio que he obtenido de las derrotas en el pasado.»2 A eso mismo se refiere el apóstol Pablo cuando en su Carta a los Romanos nos asegura que los seguidores de Cristo como él tenemos motivo de alegrarnos al enfrentar pruebas y dificultades, pues sabemos que las tales derrotas nos ayudan a desarrollar resistencia, la resistencia produce a su vez entereza de carácter, y la entereza de carácter nos llena de esperanza.3 Carlos ReyUn Mensaje a la Concienciawww.conciencia.net 1 José Raúl Capablanca, Mi carrera ajedrecística, Anotado por el editor Miguel A. Sánchez (Ediciones Two Bishops, 2021), Edición Kindle, Contratapa; José Raúl Capablanca, Biography [Biografía], World Chess Hall of Fame [Salón de la Fama del Ajedrez Mundial] En línea 28 mayo 2025. 2 Capablanca, Mi carrera ajedrecística, p. 20. 3 Ro 5:3-4

(Víspera del Natalicio de José Raúl Capablanca) «Nací en La Habana, la capital de la isla de Cuba, el 19 de noviembre de 1888. Yo no tenía aún cinco años cuando por accidente entré en la oficina privada de mi padre y lo encontré jugando con otro señor. Nunca antes había visto una partida de ajedrez. Las piezas me interesaron, y yo, al día siguiente, regresé para verlos jugar de nuevo. Al tercer día, mientras yo miraba, mi padre, un principiante muy pobre, movió uno de sus caballos de un cuadrado blanco a otro cuadrado blanco. Su adversario, al parecer no mejor jugador, no lo notó. Mi padre ganó, y yo le dije que él era tramposo, y comencé a reírme. Después de una pequeña discusión durante la cual casi me sacó de la habitación, le mostré a mi padre lo que él había hecho. Me preguntó cómo y qué sabía yo sobre el ajedrez. Le respondí que yo podía vencerlo, [y él] dijo que eso era imposible, considerando que yo ni siquiera podía colocar las piezas correctamente. En conclusión, jugamos una partida y gané. Ese fue mi comienzo.»1 Así narra José Raúl Capablanca el comienzo de su vida y de su carrera en su obra titulada Mi carrera ajedrecística. Sin embargo, su acreditado biógrafo Miguel A. Sánchez señala que tal vez Capablanca no haya recordado con certeza lo ocurrido, ya que no concuerda con la entrevista que el periodista cubano Andrés Clemente Vázquez le hizo poco después a esa temprana edad. Según lo publicado en el periódico El Fígaro de La Habana el 8 de octubre de 1893, el niño José Raúl había retado a su padre José María diciéndole: «Si tú quieres perder ahora, juega conmigo». Pero su respuesta acerca de cómo y qué sabía sobre el ajedrez había sido: «Yo me he aprendido las jugadas del general», refiriéndose al jefe de su padre, el general de brigada Emiliano Loño de Pérez, a quien diversas crónicas de la época describían como un apasionado del ajedrez. El periodista Vázquez también dio a conocer que el padre de José Raúl perdía con frecuencia cuando jugaba con su jefe, de modo que el general Loño bien pudiera haber estado enseñándole ajedrez a José María Capablanca cuando su hijo fue testigo de esa lección.2 De cualquier manera, lo cierto es que José Raúl Capablanca fue un niño prodigio que llegó a ser un genio del ajedrez apodado «la máquina humana», y que escribió ese libro en 1920 con el fin de promover su candidatura al título de campeón mundial del ajedrez. Feliz y muy merecidamente para él, dio resultado, ya que el año siguiente no sólo participó en el campeonato, sino que se coronó campeón con su rotunda victoria sobre el entonces poseedor del título supremo, el Gran Maestro alemán Emanuel Lasker.3 ¿En qué se parecen el niño José Raúl y el niño Jesús? ¡En que los dos dejaron asombrados de su inteligencia a sus maestros! Pero, gracias a Dios, si bien casi ninguno de nosotros, por mucho que se esfuerce, es capaz de lograr semejante asombro, todos sí podemos lograr crecer en sabiduría y gozar del favor de nuestros semejantes y de nuestro Padre celestial si determinamos imitar a su Hijo Jesucristo.4 Carlos ReyUn Mensaje a la Concienciawww.conciencia.net 1 José Raúl Capablanca, Mi carrera ajedrecística, Anotado por el editor Miguel A. Sánchez (Ediciones Two Bishops, 2021), Edición Kindle, p. 22. 2 Ibíd., Nota 1, p. 29; Miguel A. Sánchez, «Addendum to the Book “José Raúl Capablanca, A Chess Biography” [Apéndice al libro José Raúl Capablanca: una biografía del ajedrez] (Jefferson, N.C., EUA: McFarland and Companies, 2015) En línea 28 mayo 2025; Andrés Clemente Vázquez, «Un portento mexicano y una maravilla española», Ajedrez, periódico El Fígaro, Núm. 35, La Habana, 8 octubre 1893, p. 431 En línea 1 junio 2025. 3 José Raúl Capablanca, Mi carrera ajedrecística, Contratapa; José Raúl Capablanca, Biography [Biografía], World Chess Hall of Fame [Salón de la Fama del Ajedrez Mundial] En línea 28 mayo 2025. 4 Lc 2:41-51; 1Co 11:1

En este mensaje tratamos el caso de un hombre que «descargó su conciencia» de manera anónima en nuestro sitio www.conciencia.net y nos autorizó a que lo citáramos, como sigue: «A mi esposa la irritaba que yo le reclamara por la falta de aseo y orden en la casa. Ella cree que cualquiera puede lavar su propia ropa. Eso me llevó a lavar y hasta planchar mi ropa para “apaciguar las aguas”. »Además, ella usó su tarjeta de crédito para hacer compras de materiales para reparar un cuarto en casa de sus papás, con la intención —creo yo— de irse para allá.... Hace unas semanas, me enteré de que había hecho gastos que no me había comentado, y se enojó porque le pedí detalles. »Yo he comenzado a desconfiar de ella, pero la amo tanto que he decidido callar.... Ella me ha dicho que me respeta... pero no sé qué pensar. Ese comportamiento reservado no me da mucha seguridad.» Este es el consejo que le dio mi esposa: «Estimado amigo: »... Usted dice que su esposa tiene su propia tarjeta de crédito y ha hecho gastos de los que no estaba enterado, así que vamos a dar por sentado que ella trabaja fuera de casa. Cuando ambos cónyuges trabajan fuera del hogar, es necesario que concuerden en cómo se han de pagar los gastos que tengan en común.... Si alguno de los cónyuges ha acumulado o heredado dinero o propiedades antes del matrimonio, entonces recomendamos que se consulte a un abogado. »En la mayoría de los matrimonios, los recursos económicos preexistentes no representan ningún problema, y los cónyuges por lo general tienen sólo cuentas bancarias conjuntas. Sin embargo, en el caso de deudas o préstamos considerables, o de bancarrota preexistentes, es también muy aconsejable que consulten a un abogado. »En el caso suyo, la confianza se ha perdido por completo y los problemas no pueden resolverse con tan sólo unas palabras de consejo. Le recomendamos que consulte a un consejero profesional para que les ayude a identificar y a poner al descubierto los secretos. Si su esposa se está preparando para dejarlo, un consejero bien pudiera ayudarles a los dos a reparar el daño. »Cuando ambos cónyuges trabajan, tanto el lavado de la ropa como el aseo de la casa, la preparación de los alimentos y el cuidado de los hijos son responsabilidades compartidas, mientras que cuando sólo trabaja uno de los dos, el otro debe encargarse de la mayoría de las responsabilidades domésticas. Sin embargo, para el beneficio de los hijos, ambos cónyuges deben encargarse de cada aspecto de la vida de sus hijos. »En el conocido capítulo bíblico sobre el amor, el apóstol Pablo escribió que el amor no es egoísta.1 Eso quiere decir que los cónyuges que de veras se aman se interesan por compartir las responsabilidades, los recursos económicos e incluso el tiempo.» Con eso termina lo que Linda, mi esposa, recomienda en este caso. El caso completo se puede leer si se pulsa la pestaña en www.conciencia.net que dice: «Casos», y luego se busca el Caso 869. Carlos ReyUn Mensaje a la Concienciawww.conciencia.net 1 1Co 13:5

En este mensaje tratamos el caso de un hombre que «descargó su conciencia» de manera anónima en nuestro sitio www.conciencia.net y nos autorizó a que lo citáramos, como sigue: «Engañé a mi esposa, y ella se dio cuenta.... Ya no estamos juntos como pareja... pero vivimos en la misma casa con nuestros hijos. Ya no la soporto, porque me lanza indirectas y no deja de recordarme mi error. Me altera demasiado y me saca de mis casillas. ¿Qué puedo hacer para evitar discutir con ella?» Este es el consejo que le dio mi esposa: «Estimado amigo: »Es difícil dar un consejo cuando hay tantos detalles que no conocemos. Por ejemplo, ¿le ha sido fiel a su esposa desde el momento en que ella se enteró, o ha seguido usted siéndole infiel? ... ¿Está usted de veras arrepentido por lo que hizo, o simplemente lamenta que ella lo haya descubierto? »Usted quebrantó el voto que le hizo a su esposa, y ella ahora no puede tenerle confianza porque no sabe si usted pudiera volver a hacerlo. Ella tampoco sabe cuándo le está usted diciendo la verdad y cuándo le está mintiendo. Usted la ha herido en lo más profundo. Sintiéndose malherida, las palabras desagradables que ella le dice son como un escudo con el que se protege emocionalmente. A duras penas ha logrado soportar ese engaño, y teme que no sería capaz de soportar más.... »El mejor consejo que podemos darle es que acudan a un consejero matrimonial. Si piensa que no tiene los recursos económicos para eso, le aseguramos que es menos costoso que el tener que mantener dos hogares por separado. Aun si decide que el matrimonio no puede salvarse, un consejero puede ayudarles a los dos a comunicarse de un modo más positivo por el bien de los hijos. »Dios diseñó el matrimonio para que fuera de por vida, pero su Hijo Jesucristo enseñó que la infidelidad como la que usted cometió le dio a su esposa una razón legítima para separarse de usted.1 Sin embargo, como ella ha optado por seguir viviendo con usted, es probable que todavía lo ame, y es posible que haya esperanza de salvar su matrimonio. »Si usted quiere salvarlo, entonces debe asumir la responsabilidad y afrontar las consecuencias por haber herido a su esposa. Eso quiere decir que, a pesar de las palabras desagradables de ella, usted necesita responderle de tal manera que ella pueda sentir que la ama. Las palabras de ella son las consecuencias de lo que usted hizo, y esas consecuencias tienen que afrontarse, sin que importe lo desagradables que sean. Además, para que ella aprenda a volver a tenerle confianza, usted tendrá que darle a conocer con precisión dónde se encuentra y con quién está en todo momento. No piense que va a tener que hacer esas dos cosas algunos meses nada más, sino por años, pues la sanidad de su esposa le tomará muchísimo tiempo.» Con eso termina lo que Linda, mi esposa, recomienda en este caso. El caso completo se puede leer si se pulsa la pestaña en www.conciencia.net que dice: «Casos», y luego se busca el Caso 749. Carlos ReyUn Mensaje a la Concienciawww.conciencia.net 1 Mt 5:32

(Día de la Mujer Colombiana) Durante su infancia vivió en el municipio de Guaduas, Cundinamarca, desde donde se trasladó a Bogotá. Pero su residencia allí en Santa Fe se interrumpió debido a la tragedia que sufrió su familia a causa de la epidemia de viruela que se propagó en 1802. Murieron sus padres y dos de sus hermanos. Unos dos años después, fue con su hermana mayor y su hermano menor a vivir con su madrina en Guaduas, donde su hermana mayor se casó y la llevó, junto con ese hermano, a vivir con ella. Aunque en el testamento de su padre figura como Polonia, quienes mejor la conocían la llamaban Policarpa. De ahí que los contemporáneos de Policarpa Salavarrieta la llamaran simplemente la Pola. Durante su segunda estadía en Guaduas, el cuñado de Policarpa murió luchando al lado del prócer Antonio Nariño en la campaña del Sur, y su hermano menor Bibiano, veterano de la misma campaña, regresó malherido en 1815, luego de sufrir una dura prisión. Contagiada de ese espíritu independentista, la Pola se vinculó a los patriotas de los Llanos del Casanare y sirvió como mensajera, compró armas y reclutó a jóvenes para la causa emancipadora. Lamentablemente, los españoles descubrieron sus actividades luego de capturar a los hermanos Almeyda y arrestar a Alejo Sabaraín con documentos que la comprometían. El 10 de noviembre de 1817 un Consejo de Guerra la condenó a muerte, junto con Sabaraín y otros patriotas. Camino al patíbulo la mañana del 14 de noviembre, cuando un soldado le ofreció un vaso de vino, Policarpa dijo: «Pueblo de Santa Fe, ¿cómo permitís que muera una paisana vuestra e inocente? Muero por defender los derechos de mi patria.»1 Al salir a la plaza mayor de la capital, se dirigió al pueblo reunido para presenciar su fusilamiento, y dijo en voz alta: «¡Pueblo indolente! ¡Cuán distinta sería hoy vuestra suerte si conocierais el precio de la libertad! Pero no es tarde. Ved que, mujer y joven, me sobra valor para sufrir la muerte y mil muertes más. ¡No olvidéis este ejemplo!» De ahí el famoso anagrama que se formó del nombre Policarpa Salavarrieta: «Yace por salvar la patria.» ¡Con razón que desde 1967 se celebre oficialmente el 14 de noviembre como el Día de la Mujer Colombiana, y que su imagen haya aparecido varias veces en los billetes y monedas de Colombia! En 1826, cuando la obra de teatro La Pola volvió a presentarse en Bogotá, el público, consciente de que nadie había hecho nada por salvarla, esta vez intervino y se libró del cargo de conciencia que sufría. Subió al escenario decidido a dar muerte a los artistas vestidos de soldados españoles que pretendían fusilarla nuevamente.2 Así como con su sangre los héroes de la patria pagaron el precio de la libertad física del pueblo, Jesucristo pagó el precio de nuestra libertad espiritual. Más vale que reconozcamos que Cristo lo pagó voluntariamente, y que basta con que aceptemos ese sacrificio que Él hizo en nuestro lugar a fin de salvarnos y librarnos eternamente de todo cargo de conciencia que suframos.3 Carlos ReyUn Mensaje a la Concienciawww.conciencia.net 1 Beatriz Castro Carvajal, «Policarpa Salavarrieta: heroína por excelencia de la República», Biblioteca Virtual Luis Ángel Arango, Credencial Historia No. 73 En línea 3 junio 2015. 2 Óscar Guarín Martínez, «El día que la Pola fue salvada de morir», Colección Bicentenario: 11 relatos para volver a contar, Ministerio de Educación Nacional: República de Colombia En línea 9 junio 2015. 3 Mt 26:50-54; Ef 5:1; Fil 2:5-8; Tit 2:14

En este mensaje tratamos el siguiente caso de una mujer que «descargó su conciencia» de manera anónima en nuestro sitio www.conciencia.net, autorizándonos a que la citáramos: «Vivo con un hombre quince años mayor que yo. No somos casados, pero él sí ha estado casado dos veces. Él me ha maltratado mucho, verbal, física y emocionalmente.... »Hace cinco meses, acepté a Cristo como mi Salvador y Señor. Ahora entiendo que estoy en pecado de fornicación, así que le dije que nos casáramos, pero él no quiere. ¿Debo dejarlo?» Este es el consejo que le dio mi esposa: «Estimada amiga: »¡Felicitaciones! La decisión de ser seguidora de Cristo es la más importante que pudo haber tomado. Usted ahora cuenta con la gran ventaja de poder confiar en que Dios la acompañará y guiará por el resto de su vida.... »Muchas personas pudieran preguntarse por qué consideraría usted casarse con un hombre que la ha maltratado repetidamente. La respuesta es que quizás usted esté padeciendo del “síndrome de la mujer maltratada”. Se trata de una manera de pensar causada por vivir como víctima de abuso por un lapso de tiempo prolongado. Al pensar de ese modo, ha llegado a creer erróneamente que usted merece tal abuso. Así que en vez de protegerse, que es lo natural, usted se queda en el mismo ambiente que el perpetrador del abuso y permite que él vuelva a maltratarla. Entonces, debido a que usted se siente responsable por haberlo enojado o alterado, acepta sus disculpas de último momento y le da cada vez más oportunidades para maltratarla. »El hombre en tal caso siempre sigue maltratando a la mujer debido a que sus disculpas son pura manipulación en vez de legítimo arrepentimiento. Él tal vez diga algo parecido a: “Tú sabes que me enoja mucho cuando discutes conmigo. ¡Con razón que pierdo los estribos y te golpeo!” ... Y es así como la convence de que fue usted más bien quien tuvo la culpa. »Usted pregunta si debe dejar a este hombre. ¡La respuesta es sí! Usted no merece tener que vivir ni un solo día más en una relación abusiva. Sin embargo, la razón principal por la que debe dejarlo es que Dios le ha mostrado que está pecando contra Él al vivir de esa manera. »Muchos con frecuencia se preguntan cuál es la voluntad de Dios para su vida. Quisieran tener un plan maestro que les dé instrucciones detalladas paso a paso. Pero Dios por lo general no nos revela su voluntad de ese modo. Nos guía paso a paso, eso sí, pero sin indicarnos los próximos pasos a dar sino hasta que hayamos completado lo que ya nos ha dicho que hagamos. »El próximo paso para usted es buscar un nuevo lugar donde vivir. Una vez que lo haya encontrado, Dios le mostrará cuál es el siguiente paso.» Con eso termina lo que recomienda Linda, mi esposa. El consejo completo se puede leer si se ingresa en el sitio www.conciencia.net y se pulsa la pestaña que dice: «Casos», y luego se busca el Caso 868. Carlos ReyUn Mensaje a la Concienciawww.conciencia.net

Ramona Vargas, esposa del jugador de béisbol Yorkis Pérez y residente de Santo Domingo, tuvo que lidiar como nunca con sentimientos encontrados el lunes 12 de noviembre de 2001. Estaba contenta de que su esposo pronto iba a firmar un importante contrato de las Grandes Ligas. Pero estaba triste por la muerte de la abuela de Yorkis y porque él había decidido no hacer el viaje a la República Dominicana para el entierro debido a que su madre le había dicho que se quedara en Nueva York para firmar el contrato, que ella y su hermana lo representarían. Fue en ese estado de ánimo que Ramona Vargas, camino al aeropuerto para recibir a su suegra Rosa Pérez de cincuenta y tres años y a su cuñada Johannie de dieciséis, escuchó la noticia. La noticia era que poco después de despegar del Aeropuerto John F. Kennedy, el aerobús de American Airlines, vuelo 587 con rumbo a Santo Domingo, se había estrellado en un barrio residencial de Nueva York. Según el Listín Diario, en el accidente fallecieron 175 dominicanos, que junto con los demás que perecieron dejó un saldo de 265 muertos. Ante esta terrible noticia los sentimientos de Ramona tuvieron más razón que nunca para estar en conflicto. Ahora estaba afligida por la inesperada muerte de su suegra y de su cuñada. Pero no podía dejar de estar agradecida a Dios por las circunstancias que impidieron que su esposo Yorkis tomara ese vuelo. En la sala de espera del Aeropuerto Internacional Las Américas de Santo Domingo al que se dirigía Ramona Vargas, Güela Rodríguez también sufrió tremendos altibajos emocionales ese lunes. En avanzado estado de gestación, al principio sufrió un cruel descalabro emocional cuando escuchó la trágica noticia. Pero un rato después le sobrevino un ataque de histeria cuando vio aparecer a su madre, Carmen Pereira, y a su hijo Wilson de cuatro años, a los que daba por perdidos porque estaba segura de que ambos iban a bordo de aquel avión. Resultó que su mamá había hecho planes para tomar ese vuelo que partió de Nueva York, pero a última hora había optado por viajar con su nieto en otro vuelo que partió de Boston.1 Ese fatídico lunes la muerte tocó a la puerta de Rosa Pérez y de Johannie, así como de otros 173 dominicanos y de 90 personas más como consecuencia del accidente del vuelo 587, y se los llevó. Pero lo cierto es que tarde o temprano la muerte tocará también a la puerta de los pocos que se salvaron, así como tocará inevitablemente a la nuestra, y no dejará a nadie sino que nos llevará a todos, uno por uno. De eso no hay duda. Lo único que está en tela de juicio es el lugar en que hemos de pasar la eternidad. Más vale que decidamos hoy mismo preparar el viaje a la patria celestial para vivir eternamente con Cristo. Carlos ReyUn Mensaje a la Concienciawww.conciencia.net 1 «Dos de las víctimas iban a un entierro», La hora digital, Porlamar, Isla de Margarita, 29 nov 2001

(Día de Luis Aparicio en Venezuela) El 18 de noviembre de 1953 fue uno de los días más memorables en la historia del béisbol venezolano. Durante el juego entre los equipos de Maracaibo Gavilanes y Pastora, el reconocido campocorto Luis Aparicio Ortega, apodado «El Grande», anunció su retiro, y a su hijo Luis Ernesto Aparicio Montiel, quien estaba haciendo su debut con Gavilanes allí en su ciudad natal, le entregó el bate y luego su guante al entrar éste al terreno a cubrir la ofensiva, a modo de homenaje en que el padre le da el legado al hijo. Hacía poco más de un mes que el hijo venía de jugar por Venezuela en la Serie Mundial Amateur con el vivo recuerdo de haber visto a su] padre hacer lo mismo sólo dos años atrás.1 ¡Quién hubiera pensado esa tarde que aquel hijo, que sería conocido como «El Pequeño Louie», llegaría a ser, sólo tres años después jugando por los Medias Blancas de Chicago, el primer latinoamericano en ser nombrado Novato del Año de la Liga Americana; y en 1984, luego de 18 temporadas en las Grandes Ligas jugando además por los Orioles de Baltimore y los Medias Rojas de Boston, el primer venezolano exaltado al Salón de la Fama del Béisbol!2 En la entrevista que le hizo el reportero venezolano Óscar Yanes en 1956, apenas una semana después de su debut con los Medias Blancas, Luis Aparicio declaró: «Mi ambición es llegar a ser el mejor jugador de mi posición.»3 Esa aspiración habría de cumplirse en las declaraciones del dueño de su equipo Bill Veeck: «Es el mejor que yo jamás haya visto. Casi todos los días hace jugadas imposibles»; del mánager de los Yankees Ralph Houk: «El pequeño Louie es prácticamente el mejor campocorto que yo jamás haya visto. No puedo imaginarme cómo alguien pudiera jugar mejor»; y de su estelar compañero de segunda base, Nellie Fox: «Tengo la fortuna de contar con el mejor campocorto del béisbol, Luis Aparicio.»4 A la pregunta: «¿Está “el viejo” contento?», Luis le había respondido a Óscar Yanes: «Mucho. Mamá era la que no quería que yo fuera pelotero... quizá por esas tantas operaciones que sufrió papá por la pelota; pero ¿qué va? Yo nací para eso, vale.»5 Eso lo comprueban, además de sus otros logros y récords, sus 13 participaciones en Juegos de Estrellas; 9 Guantes de Oro; 9 años consecutivos con el mayor número de bases robadas en la Liga Americana, 4 de esos años con más de 50 bases robadas; y su revancha al ganar la Serie Mundial con los Orioles contra los Dodgers de Los Ángeles en 1966, 7 años después de perder la Serie Mundial con los Medias Blancas contra esos mismos Dodgers en 1959.6 Así como Luis se esforzó por que su padre, «el viejo», permaneciera contento con él durante toda su carrera deportiva, propongámonos también nosotros que nuestro Padre celestial, «el Anciano de Días», esté contento con nosotros tal como lo estuvo con su Hijo Jesucristo durante su carrera terrenal. Después de todo, fue para eso que Dios nos creó.7 Carlos ReyUn Mensaje a la Concienciawww.conciencia.net 1 BR Bullpen, «Luis Aparicio», Baseball Reference En línea 23 mayo 2025. 2 «About Luis Aparicio», Luis Aparicio, Shortstop, Class of 1984, National Baseball Hall of Fame En línea 21 mayo 2025. 3 Javier González, «Luis Aparicio en la silla caliente», Banesco Contigo, 10 noviembre 2023 En línea 23 mayo 2025. 4 BR Bullpen 5 Javier González 6 «About Luis Aparicio»; BR Bullpen; Chris Haft, «Los mejores 10 momentos de Luis Aparicio», MLB Español [Béisbol de las Ligas Mayores], 29 abril 2025 (5 agosto 2020) En línea 23 mayo 2025. 7 Dn 7:9,13; Mt 3:17; 17:5; 2P 1:17; 2Co 5:9; Ef 2:10

En este mensaje tratamos el caso de una mujer que «descargó su conciencia» en nuestro sitio www.conciencia.net. Lo hizo de manera anónima, como pedimos que se haga; así que, a pesar de que nunca se lo había contado a nadie, nos autorizó a que la citáramos, como sigue: «Tengo veinte años, [y estoy] casi graduada de la universidad. Estoy comprometida con un hombre maravilloso de veintitrés años.… Tenemos dos años y cuatro meses de novios. Queremos casarnos, pero los consejos de otras personas son que estamos muy jóvenes para eso, que debemos terminar de estudiar el posgrado (doctorado), y disfrutar la juventud.… »Todo esto me tiene muy preocupada. Hemos intentado hacer lo indebido una y otra vez, llegando al punto que nos sentimos mal por estas actuaciones. Hemos leído que un noviazgo... sano suele durar entre uno y dos años. Después de esto, corre peligro, y el de nosotros está en ese proceso...» Este es el consejo que le dimos: «Estimada amiga: »¡La felicitamos por su sabiduría y su paciencia! Usted está tratando de hacerle caso al consejo de los demás, y ha sido paciente al extender su noviazgo en vez de casarse en seguida. »Tal vez la sorprenda enterarse de que el Hermano Pablo y su esposa Linda ambos tenían veinte años de edad cuando se casaron en 1942, y han dado testimonio de haber disfrutado de la felicidad conyugal muchos años más allá de sus Bodas de Oro. Nosotros también teníamos veinte años de edad cuando nos casamos en 1974, y hemos estado felizmente casados durante todos estos años. Sin embargo, esos dos ejemplos de matrimonios felices no son prueba de que todas las personas jóvenes deban casarse a tan temprana edad. »De lo que sí estamos convencidos es de que la edad no es el factor determinante para decidir si uno está preparado para casarse. Algunas personas casi a los treinta y aun a los cuarenta años todavía no están preparadas para casarse. »Hay otros factores que son más importantes que la edad. Estas son algunas preguntas que les conviene hacerse: »¿Estamos en condiciones de sostenernos del todo económicamente..., independientes de nuestros familiares y sin respaldo económico alguno de ellos? »¿Vamos a poder sostenernos económicamente de modo que nos sobre tiempo para pasar juntos como pareja y con amigos y familiares? »¿Tenemos las mismas creencias acerca de Dios, y estamos de acuerdo en cuanto a cómo habrán de aprender acerca de Él nuestros futuros hijos? »¿Estamos de acuerdo en cuanto a las relaciones que tengamos con nuestras familias respectivas, en particular si alguno de nuestros familiares algún día fuera a recibir ayuda económica de nuestra parte o a vivir con nosotros? ... »Cuando no estamos de acuerdo, ¿nos tratamos con respeto mutuo y resolvemos nuestras diferencias sin insultarnos, o sin recurrir a la violencia o poner en tela de juicio nuestro amor mutuo? »¿Podemos prometernos fidelidad mutua para toda la vida? ... »Los novios que pueden contestar de modo afirmativo y sincero cada una de esas preguntas están listos para casarse. Deben decidir entre sí cuánto tiempo esperar, pero es una gran ventaja si obtienen la aprobación de sus padres de parte y parte. »Le deseamos lo mejor, »Linda y Carlos Rey.» Para leer e imprimir estas seis preguntas y otras cuatro que les conviene hacerse, basta con que pulse el enlace en www.conciencia.net que dice: «Casos», y luego el enlace que dice: «Caso 137». Carlos ReyUn Mensaje a la Concienciawww.conciencia.net

En este mensaje tratamos el siguiente caso de una mujer que «descargó su conciencia» de manera anónima en nuestro sitio www.conciencia.net, autorizándonos a que la citáramos: «Tengo un trabajo con muy buenas prestaciones y salario.... Además, está relacionado con la carrera que estudié en la universidad. El problema es que los otros empleados tienen vicios, son groseros y hablan mal de los demás.... Mi jefa me trata muy mal porque no me comporto como los demás. Me grita y me discrimina.... Yo soy cristiana, y en lo posible trato de apartarme de ellos.» Este es el consejo que le dio mi esposa: «Estimada amiga: »... Usted dice que es cristiana. Eso nos da a entender que es seguidora de Cristo. Hay por lo menos tres clases de seguidores de Cristo. La primera clase consta de quienes han decidido seguir a Cristo, y le han pedido que perdone los pecados que han cometido, pero aún no han estudiado la Biblia, así que no entienden lo que significa seguir a Cristo. »La segunda clase de seguidores de Cristo consta de aquellos que aceptaron a Cristo y llegaron a ser seguidores de Él, pero a quienes aún los atraen mucho sus vicios pasados. Por ejemplo, todavía bien pudieran tener la tentación de beber alcohol a fin de olvidar sus problemas. »Ese primer y segundo tipo de seguidores de Cristo son aquellos de quienes escribió el apóstol Pablo cuando dijo: “No pude dirigirme a ustedes como a espirituales, sino como a inmaduros, apenas niños en Cristo. Les di leche porque no podían asimilar alimento sólido, ni pueden todavía”.1 San Pablo estaba comparando a los seguidores de Cristo con bebés que aún necesitan leche y no son capaces de digerir comida. »El tercer tipo de seguidores de Cristo consta de quienes leen la Biblia y ponen en práctica sus enseñanzas en la vida diaria. Oran y se comunican con Dios personalmente con regularidad.... En todas las cosas, Cristo es el ejemplo que siguen. »Al parecer, usted pertenece al tercer tipo de seguidores de Cristo y quiere seguir su ejemplo. Examinemos entonces el ejemplo que nos dio Cristo. Él... se asoció con las peores personas y cenó con ellas.2 [A sus seguidores Cristo les explicó] que su propósito era darles a conocer la Buena Noticia del Evangelio a quienes estaban enfermos espiritualmente, y no a quienes disfrutaban de buena salud espiritual.3 »¿Por qué estaban esas personas dispuestas a escuchar a Cristo, a cenar con Él y a estar en compañía suya? Porque Él les mostraba lo mucho que las amaba. De hecho, Él dijo: “Si se aman de verdad, entonces todos sabrán que ustedes son mis seguidores.”4 Cristo amó de palabra y de hecho, y eso fue lo que les enseñó a sus seguidores que hicieran: amar, esperar que se les odiara, y seguir amando. Ese es el ejemplo que nos dio Cristo.» Con eso termina lo que recomienda Linda, mi esposa. El consejo completo se puede leer si se ingresa en el sitio www.conciencia.net y se pulsa la pestaña que dice: «Casos», y luego se busca el Caso 748. Carlos ReyUn Mensaje a la Concienciawww.conciencia.net 1 1Co 3:1-2 (NVI) 2 Mr 2:15 3 Lc 5:31 4 Jn 13:35 (TLA)

La tragedia ocurrió de noche en una de las capitales más grandes del mundo. Joseph Hawkins, de veintiún años de edad, se encontraba en el patio de su casa cuando lo mataron a tiros desde un auto que pasó velozmente. Se suponía que el joven había tenido vinculación con alguna pandilla de muchachos de la comunidad, aunque esto no pudo comprobarse. Fue un gran dolor para toda la familia. La madre de Joseph, Loma Hawkins, quien no se amilanó ante su muerte, lanzó un programa de televisión que tituló «El provecho de la agonía», en el que invitó a todas las madres que habían pasado por una experiencia similar a venir a exponer ante las cámaras su sentir. El proyecto comenzó a tomar auge. No obstante, dos años después la tragedia golpeó por segunda vez el hogar de Loma. Un segundo hijo, Geraldo, de diecisiete años de edad, fue asesinado en idéntica forma. El dolor para Loma fue casi insoportable. Pero al preguntarle si seguiría con el programa, ella respondió con énfasis: «Sí, y ahora con doble razón.» He aquí una madre doliente y sufrida, pero noble, valiente y determinada, que tomó su desgracia como algo inevitable, y dándole vuelta al dolor, lo usó para lanzar un proyecto que tenía el fin de cambiar el destino de su comunidad. En la zona donde ella vivía, ese tipo de homicidios ocurrían a diario. El esfuerzo de esta mujer contribuyó a cambiar la situación. El comentario de ella fue: «Espero abrir camino, poco a poco, en la conciencia de todo adolescente que, por tener un auto potente y un arma de fuego en la mano, se cree con derecho a matar al que se le ocurra.» Ante desgracias como ésta, la reacción del doliente toma uno de dos cursos: o sume a la persona destrozada en una profunda depresión de la cual no encuentra, ni desea encontrar, salida, o reacciona como lo hizo Loma Hawkins, quien ante el terrible dolor de ver a su hijo muerto a balazos, alzó la vista al cielo y dijo: «Señor, ayúdame a encontrarle algún provecho a esta tragedia.» Ella no sólo se permitió hallar consuelo y fortaleza, sino que actuó inmediatamente en auxilio de otros. Y en su dolor, usó su agonía para lanzar un proyecto con el fin de cambiar a su comunidad. En medio de la desesperación, podemos pedirle a Dios gracia para llenar primero nuestro propio corazón con amor y perdón, y luego para ayudar a otros que tienen aflicciones afines. Él es más grande que toda tragedia, y puede cambiar en provecho lo que es desastre. Dios sólo espera que acudamos a Él. Hermano PabloUn Mensaje a la Concienciawww.conciencia.net

En este mensaje tratamos el caso de un hombre que «descargó su conciencia» de manera anónima en nuestro sitio www.conciencia.net y nos autorizó a que lo citáramos, como sigue: «A mi esposa no le gustaba mucho tener relaciones sexuales conmigo, incluso desde la luna de miel, y esto me frustró y llenó de rabia. Así que al cabo de siete años de matrimonio, terminé siendo adúltero.... »Tengo dos hijos con mi esposa, y más de seis años queriendo restaurar mi hogar, pero no sé cómo acercarme a mi esposa, aunque voy casi todos los días a ver a mis hijos. Me encuentro bloqueado porque no sé qué haría si me rechaza. Aun no nos hemos divorciado, y quisiera que me aconsejaran cómo actuar.» Este es el consejo que le dio mi esposa: «Estimado amigo: »¡Qué maravilloso que esté viendo a sus hijos casi todos los días! Hay demasiados hombres que permiten que los problemas que tienen con la esposa los lleven a descuidar o incluso abandonar a los hijos. Lo felicitamos por darles a sus hijos la más alta prioridad. »Usted dice que su esposa no estaba muy interesada en tener relaciones sexuales aun durante su luna de miel. Ese era el momento oportuno para haberle dado atención a ese problema y haber buscado ayuda profesional. Es más, usted probablemente pudiera haber anulado el matrimonio y haberse salvado así todos los años de angustia que siguieron. Pero de haber procedido así, no habría tenido a sus preciosos hijos. »En vez de eso, usted dice que cometió adulterio, y nosotros no sabemos si fue una sola vez o si continuó cometiendo ese error a lo largo de esos seis años. Ese detalle pudiera no parecerle relevante, pero nosotros creemos que marca una notable diferencia. »Cuando usted cometió adulterio, violó los votos de serle fiel a su esposa. Uno de los Diez Mandamientos nos ordena que no cometamos adulterio, así que lo que usted hizo le dio a su esposa una razón justificada para separarse de usted. Debido a que usted quebrantó el pacto matrimonial, ella no tiene la obligación de quedarse a su lado. »Si usted le fue infiel una sola vez, entonces su esposa pudiera optar por perdonarlo y restaurar el matrimonio. Pero si usted ha tenido una relación continua con la otra mujer, o ha tenido dos o más relaciones con otras mujeres durante ese lapso de tiempo, entonces su esposa bien pudiera perdonarlo, pero no sería prudente que ella restaurara el matrimonio.... »Le recomendamos que le pregunte a su esposa si ella estaría interesada en acudir con usted a un consejero matrimonial profesional. Si ella está dispuesta, entonces un consejero profesional podría ayudarlos a ambos a examinar todos los factores y a evaluar si debieran volver a comenzar. Sin embargo, asegúrese, por favor, de que los dos eviten involucrar a sus hijos en ese proceso.» Con eso termina lo que Linda, mi esposa, recomienda en este caso. El caso completo puede leerse con sólo pulsar la pestaña en www.conciencia.net que dice: «Casos», y luego buscar el Caso 867. Carlos ReyUn Mensaje a la Concienciawww.conciencia.net

Parece que no habrá nada más tierno que este volver a Honduras: llegar con el amor iluminado por años y distancias, decir: «Esta es la tierra, este es el aire y este el río del cuento», recuperar las voces salpicadas de burlas familiares, reasumir la niñez en el dormido sabor de esta naranja y en este olor —que es casi de muchacha— de savia y de panales que sólo dan los árboles autores de nuestro propio canto. Porque volver a Honduras es ir de madrugada a los maizales para espantar los pájaros bisnietos de aquellos que espantamos, vivir en un mugido, en un relincho, que vienen de la noche, los sueños, alegrías y peligros de los antiguos campos. Parece que tendrá mucho de triste nuestro volver a Honduras: hallar que el calendario no era broma leyendo algunos rostros, saber que algo no vuelve en estas naves aunque el viajero vuelva y besar en la frente lo que un día besamos en la boca. Parece que también será de lágrimas este volver a Honduras: preguntar por hermanos, por amigos, que no nos esperaron y el horror de buscar en una tarde de cal y de cipreses unos nombres: Julián o Federico, Carlos, Daniel o Marcos. Parece que será feliz y trémulo nuestro volver a Honduras: vagar por los caminos que asolearon el verso de la infancia, llevar hasta una loma coronada de flores amarillas, de la mano, a los hijos que fundamos sobre lejanas playas —más allá de las nieves absolutas, de selvas y de mares— y decirles al fin: «Esta es la cuna y este el peñón exacto; esta es la tierra nuestra, la amorosa, la que espera a sus niños. Aquí esparcen su calcio generoso los huesos de mis padres, y el calcio va a la hierba y hace al pino más jubiloso y alto: Así trabajan todavía quienes nos prestaron la sangre.» Todo será feliz y doloroso, será trémulo y tierno porque volver a Honduras... me parece que es retomar el canto.1 ¡Qué recuerdos nostálgicos los que evoca el poeta hondureño Víctor Eugenio Castañeda, que escribió bajo el seudónimo de Jaime Fontana, en estos versos que forman parte de la obra titulada 100 poesías famosas del mundo y Honduras! «Este volver a Honduras», como lleva por título el poema, bien pudiera también recordarnos la famosa historia del regreso de Noemí a Belén de Judá, su pueblo de origen. Durante una época de hambre, Noemí había emigrado a la tierra de Moab junto con su esposo y sus dos hijos; pero allí, en el transcurso de unos diez años, habían muerto tanto su esposo como ambos hijos. Ahora viuda y sin hijos, Noemí vuelve a Belén con una de sus nueras, Rut la moabita, que había insistido en acompañarla hasta que la muerte misma las separara a pesar de no conocer allí a nadie más que a su suegra.2 Resulta que para Noemí «ese volver a Belén» si bien tiene mucho de triste y es de lágrimas,3 es a la postre feliz, trémulo y tierno, tal como pronostica el poeta Fontana con relación a volver a Honduras. Porque su nuera Rut se vuelve a casar y da a luz un hijo, del que con razón le dicen las mujeres a Noemí: «Este niño renovará tu vida y te sustentará en la vejez, porque lo ha dado a luz tu nuera, que te ama y es para ti mejor que siete hijos.»4 Carlos ReyUn Mensaje a la Concienciawww.conciencia.net 1 Jaime Fontana, «Este volver a Honduras», 100 poesías famosas del mundo y Honduras (Tegucigalpa: Graficentro Editores, 1998), pp. 50-51. 2 Rt 1:1-18 3 Rt 1:19-21 4 Rt 4:13-15

En este mensaje tratamos el caso de una mujer que «descargó su conciencia» en nuestro sitio www.conciencia.net. Lo hizo de manera anónima, como pedimos que se haga; así que, a pesar de que nunca se lo había contado a nadie, nos autorizó a que la citáramos, como sigue: «Crecí con... padres divorciados por infidelidad, [y] yo con desórdenes [de] alimentación tremendos.... Un compañero de la escuela [abusó de mí], pero... creo que yo tuve la culpa porque empecé a conocer cosas que no eran de mi edad muy tempranamente.... Conocí a alguien a quien me entregué en todos los sentidos. Mi error fue que, desde la primera vez que nos vimos, me acosté con él, pero todo esto lo hacía para llenar un gran vacío en mi vida. También abusó de mí verbal y físicamente, pero seguí con él casi dos años, hasta que me di cuenta de que él sólo me usaba para complacerse y robarme mi dinero. Lo dejé, y ahora hace dos años descubrí que él me infectó con el virus que causa el SIDA. ¡Me siento tan fracasada! ... Me siento muy decepcionada y abrumada.... »Mi mayor ilusión era tener una familia, y sé que la realidad mía será que nadie me ame así como yo estoy.... Sé que pequé demasiado y por eso recibí esta consecuencia. Tengo veintiséis años, y siento que mi vida ya no sirve y que no tengo ya un camino que recorrer.» Este es el consejo que le dimos: »Estimada amiga: »Lamentamos todo el trauma que usted ha sufrido a pesar de ser tan joven. Dice que contrajo el virus del SIDA por haber pecado demasiado. Si fuera así, entonces todo el mundo tendría el virus, porque todos hemos pecado demasiado. Como Dios es santo, un solo pecado es demasiado; por lo tanto, cada uno de nosotros ha pecado demasiado para ser aceptado por Él. Por eso Dios entregó a su único Hijo Jesucristo para que muriera en la cruz a fin de pagar por nuestros pecados. Así que ese virus no es un castigo de Dios por los pecados que usted ha cometido. »Sin embargo, sí hay consecuencias naturales en este mundo. Si usted mete la mano en el fuego, se quemará. No se debe a que Dios quiere que se queme, sino que la naturaleza del fuego es quemar. Cuando opta por tener relaciones sexuales fuera del matrimonio, la consecuencia natural es que corre el riesgo de contraer el virus del SIDA o una enfermedad venérea. Además, se arriesga a que se quebrante su corazón y a que su vida quede dañada de modo permanente. »Le recomendamos que comience hoy mismo una relación personal con Dios. Si acepta el perdón de Dios, Él la ayudará a perdonarse a sí misma. Él tiene para usted «planes de bienestar y no de calamidad, a fin de [darle] un futuro y una esperanza».1 Usted tiene mucho que ofrecerle a su comunidad. Puede hallar gozo y amor al servir a los demás, como también a personas que le mostrarán el amor que necesita para el camino que le queda por recorrer. »Le deseamos lo mejor, »Linda y Carlos Rey.» Este caso y este consejo pueden leerse e imprimirse si se pulsa el enlace en www.conciencia.net que dice: «Casos», y luego el enlace que dice: «Caso 136». Carlos ReyUn Mensaje a la Concienciawww.conciencia.net 1 Jer 29:11

«Tengo que confesar que, cuando me enteré hace unos momentos de la muerte de la hija menor de doña Clementina, hacía muchos años que no pensaba en ella. [En] la noticia... del periódico... invita a la ceremonia fúnebre su hermano, porque ella nunca llegó a casarse. »... ¡Florinda, Florindita, Florinda! La quise con ese primer amor que nos deja una nostalgia especial en el alma.... ¡Por cuánto tiempo allá en mi juventud acaricié su nombre a solas, entre suspiros! Aún me parece verla, el talle erguido y la mirada brillante, rozando las teclas del piano, arrancando melodías que me llenaban de una emoción que amenazó con romperme el pecho a fuerza de latidos. Y ahora, Florinda está muerta.... »Doña Clementina... organizó una fiestecita en su casa a la cual estaba invitada toda la juventud. Felipe llegó tarde... y nos fue saludando uno a uno hasta llegar a Florinda, que se le quedó mirando con tal angustia que todos nos dimos cuenta de que algo había pasado entre esos dos que no estaba resuelto aún.... [Por los] celos que me ahogaban... tuve que salir de la casa [para] no dar un espectáculo.... »Fuimos todos a la finca al día siguiente.... Llegamos allá al río, todos los muchachos dispuestos a bañarnos.... »... Sólo quería que vieras a Felipe tan ridículo como lo veía yo, un montuno ignorante incapaz de nadar, porque le tenía miedo al agua. ¡Te lo juro, Florinda! Yo no lo empujé al charco como tú creíste. Él se cayó solito de las piedras, y quién sabe cómo se golpeó. ¿No te diste cuenta de que fui el primero en tirarme, cuando noté que no salía? Sentí allá abajo, cerca del fondo, su cuerpo desesperado buscando apoyo, y traté de sacarlo; pero se prensó de mis piernas halándome al abismo cenagoso, y tuve que empujarlo porque yo también me ahogaba. Todos se dieron cuenta de que yo hice un gran esfuerzo por salvarlo, menos tú; escuché tus gritos de espanto cuando logramos sacar el cuerpo frío y sin vida del agua, y vi tus ojos de acusación antes de que te desmayaras.... »Nunca me contestaste las cartas. Te encerraste en una soledad que nadie pudo llenar, y todos en el pueblo pensaron que te escondiste así por la muerte de tu padre y se olvidaron de aquel verano cuando nos volvimos viejos de repente. »Y ahora estás muerta, Florinda, y sé que nunca pudiste perdonarme.... »Espero que alguno de mis nietos pueda llevarme al entierro de Florinda. Tengo que cumplir con ella aunque sea por última vez.»1 Así termina el cuento de la doctora Rosa María Britton, ginecóloga, oncóloga y prolífica escritora panameña, al que le puso por título «El primer amor». Se trata de un amor romántico que nunca llegó a ser correspondido, debido a que la mujer amada juzgó con severidad y condenó sin misericordia al hombre que ansiaba manifestárselo. Gracias a Dios, en lo tocante a su amor divino no tenemos que preocuparnos por que Él nos juzgue con severidad por nuestros errores y desatinos, ni mucho menos por nuestros pecados si se los confesamos. Porque Él no envió a su Hijo Jesucristo al mundo a condenarnos sino a salvarnos.2 Tanto es así que, en la hora misma de su muerte por nuestros pecados, Jesús le dijo al Padre que lo había enviado: «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.»3 Carlos ReyUn Mensaje a la Concienciawww.conciencia.net 1 Rosa María Britton, La muerte tiene dos caras, 3a. ed. (Panamá: Editora Sibauste, 2003), pp. 47‑60. 2 Jn 3:16-17; 8:1-11; 1Jn 1:9 3 Lc 23:34

En este mensaje tratamos el siguiente caso de una mujer que «descargó su conciencia» de manera anónima en nuestro sitio www.conciencia.net, autorizándonos a que la citáramos: «Tengo una duda. Yo quiero casarme y ser feliz con una familia que le dé honra a Dios. Pero ¿cómo voy a poder identificar a la persona que Dios tiene para mí? ¿Cómo voy a saber si voy a tomar una decisión equivocada? Creo que Dios tiene una persona especial para cada ser humano, porque Dios no nos diseñó para estar solos.» Este es el consejo que le dio mi esposa: «Estimada amiga: »... En vez de repetir el consejo que ya hemos dado, quisiéramos que lea el Caso 210 en www.conciencia.net y que acate el consejo que dimos sobre cómo saber cuáles hombres pudieran ser buenas opciones para llegar a conocer mejor. En lugar de pensar que cualquier tipo pudiera ser el indicado, hay un proceso en el Caso 210 que la ayudará a separar a todos los hombres en dos grupos: los que en definitiva no le convienen, y los que pudieran ser buenas opciones. »Sin embargo, usted bien pudiera pensar: “Pero yo quiero que Dios me muestre el indicado. Temo que yo elija mal.” »La palabra clave es elección. Dios quiere que elija usted. Él no le ordena que se case con determinado hombre, sino que la faculta para hallar y distinguir al que más le convenga a usted.... No conseguirá nada con quedarse en casa y esperar que Dios le mande a la puerta al hombre indicado. Así como Dios espera que trabajemos para sustentarnos a nosotros mismos, también espera que nos esforcemos a fin de hallar a la persona con la que más nos conviene casarnos. »Las películas y las novelas dan la impresión de que habrá una chispa romántica que se encenderá cuando encuentre al hombre indicado. Esos relatos hacen que uno piense que su mirada se encontrará con la de un hombre al otro lado de un salón colmado de personas, y que al instante sabrá que él es el indicado. Lamentablemente, eso no es amor; es atracción física. »El sentir atracción física es la razón por la que hay tantas personas que eligen mal al cónyuge. Se sienten nerviosas y experimentan una emoción que hace que deseen estar cerca del otro. Muchas veces lo que sienten los lleva a tener relaciones sexuales que causan que el cerebro emita sustancias químicas que a su vez hacen que se sientan ligados a esa persona a quien posiblemente apenas conozcan. Y una vez que la relación se cimenta en lo físico, es muy fácil que les resten importancia a todas las características del posible cónyuge que en realidad no les gustan. »Para evitar un matrimonio indeseado, primero determine que no consentirá en una relación sexual sino hasta después de casarse. Luego use el cerebro más bien para llegar a conocer el carácter, las creencias y los hábitos de cualquier hombre, antes de poner en peligro el corazón.» Con eso termina lo que Linda, mi esposa, recomienda en este caso. El caso completo puede leerse con sólo pulsar la pestaña en www.conciencia.net que dice: «Casos», y luego buscar el Caso 747. Carlos ReyUn Mensaje a la Concienciawww.conciencia.net

Fue un viaje largo, de trescientos trece días. Y fue un viaje silencioso, sin escalas ni paradas, un viaje que no fue ni por automóvil, ni por barco ni por avión. Fue el viaje que hizo Serguéi Krikalev, cosmonauta ruso, en su cápsula espacial. Él nunca pensó que lo que ocurrió durante su vuelo pudiera haber ocurrido. Cuando bajó de su vehículo en la república soviética de Kazakstán, después de diez meses en el espacio, su país había sufrido un cambio total. La Unión Soviética ya no existía. El comunismo ruso era cosa del pasado. Gorbachov no era más presidente, y en lugar de la bandera roja con la hoz y el martillo, flameaba la tricolor rusa antigua. Hasta su ciudad natal, Leningrado, había cambiado de nombre y ahora se llamaba, como antes, San Petersburgo. Serguéi se sintió mareado, no sólo como reacción natural de plantar pie otra vez en tierra sino, más que todo, por tantos cambios que nadie jamás pudiera haber previsto. El cosmonauta ruso anterior, Musá Manárov, estuvo más tiempo que él en el espacio, trescientos sesenta y seis días, pero durante su ausencia nada cambió. En cambio, durante la ausencia de Krikalev, en sólo diez meses, su mundo había dado un vuelco político total. ¿Cómo reaccionó Krikalev ante un cambio tan súbito y radical? Eso no lo sabemos, pues la agencia de noticias no lo explicó, pero no podemos menos que compararlo con cómo reaccionamos nosotros ante cambios inesperados en nuestra vida. Todos tenemos situaciones en la vida que, sin la más mínima premonición, nos sorprenden: un diagnóstico médico que es presagio de calamidad; la noticia de un accidente automovilístico que trae consigo informe de muerte; el anuncio del marido, de que otro amor ha desplazado a la esposa; la noticia devastadora de que nuestro hijo ha contraído el SIDA. Tales circunstancias pueden pasarnos a todos. Nadie es tan santo como para que no le ocurran. ¿Cómo reacciona uno ante semejantes situaciones? Cuando no hay fe, cuando no creemos en un ser superior, cuando no nos hemos relacionado en forma personal y continua con Dios, no nos queda más que una horrible desesperación que nos deja sin ánimo de seguir viviendo. En cambio, cuando hemos vivido tomados de la mano del Señor, y cuando conocemos lo que es fe segura en la sabiduría y en la providencia divinas, no nos amedrentamos ante el anuncio imprevisto de alguna calamidad. Sí tendremos luchas, pero con Cristo de amigo, seremos más que vencedores. Hermano PabloUn Mensaje a la Concienciawww.conciencia.net

En este mensaje tratamos el siguiente caso de una mujer que «descargó su conciencia» de manera anónima en nuestro sitio www.conciencia.net, autorizándonos a que la citáramos: «El sobrino de mi esposo tiene veintidós años. Vive en otro país y le ha pedido a mi esposo que lo acojamos en casa mientras busca trabajo aquí para poder mantenerse. Es un chico trabajador y estudioso. Ya tiene una carrera, pero es de bajos recursos y quiere superarse.... »Yo quiero ayudarlo, pero tengo una niña y un niño menores de ocho años, y tengo miedo de traer a un desconocido. Esto ha creado un conflicto familiar. Estoy en un dilema, y cuento con poco tiempo para tomar una decisión. A pesar de mis oraciones, no encuentro respuesta. ¡Por favor, oriéntenme!» Este es el consejo que le dio mi esposa: «Estimada amiga: »... Comprendemos su preocupación. Todo niño y toda niña son un tesoro que debe ser protegido, y lo que más debe preocupar a cada padre y a cada madre es la salud y la seguridad de sus hijos.... »Por eso sería imprudente permitirle a cualquiera que usted no conozca bien que tenga contacto, sin supervisión, con sus pequeños. Es más, a veces no se puede confiar incluso en las personas a quienes usted conoce bastante bien. Todo padre y toda madre deben siempre observarlo todo y permanecer vigilantes, tomando todas las precauciones que puedan para evitar cualquier abuso que pudieran sufrir sus hijos. »Sin embargo, ¿cómo afecta esto la decisión que usted tiene que tomar? Al parecer, usted piensa que sólo tiene dos opciones: la suya o la de su esposo. Pero nosotros no creemos que eso sea cierto. Hay familias alrededor del mundo que tienen parientes que viven con ellos, por lo que les toca proteger a sus hijos al mismo tiempo. Usted puede hacer lo mismo. »Como sin duda ya sabe, todos nuestros consejos se basan en los principios que se encuentran en la Biblia. Sin embargo, en el caso suyo, aunque hay muchos pasajes bíblicos que nos animan a que nos ocupemos de los demás y cuidemos de ellos, especialmente los que forman parte de nuestra familia, no hay ningún pasaje bíblico que se refiera específicamente a dónde debe vivir un pariente nuestro. »Usted dice que el sobrino es trabajador y estudioso. Esas son cualidades buenas que sus hijos pudieran observar de primera mano. También es bueno que su esposo mantenga una relación positiva con la familia extendida de él, y el negarse a permitir que el sobrino se hospede algún tiempo con ustedes pondría en peligro esa relación. Por último, la regla de oro que nos dio Jesucristo, el Hijo de Dios, nos instruye que hagamos por los demás lo que quisiéramos que hicieran por nosotros.»1 Con eso termina lo que recomienda Linda, mi esposa. El consejo completo puede leerse con sólo ingresar en el sitio www.conciencia.net y pulsar la pestaña que dice: «Casos», y luego buscar el Caso 866. Carlos ReyUn Mensaje a la Concienciawww.conciencia.net 1 Mt 7:12

«El grupo de caballeros... conversaba a puertas cerradas.... »—Con el exceso de pólvora en las cargas, sabemos que el disparo se desviará lo necesario para evitar desgracias —explicó uno de los individuos mientras manipulaba un par de trabucos.... »Una media hora más tarde... alrededor de las diez de la mañana... junto a la cancha grande del Parque Central... [iba a comenzar] el duelo que enfrentaría a José Batlle y Ordóñez[, ex presidente de Uruguay,] y Washington Beltrán.... El retador era Batlle, [jefe del Partido Colorado,] quien se había sentido ofendido en su honor por el artículo “Qué tupé” que el joven nacionalista blanco publicara en el matutino El País.... »Batlle siempre había preferido el sable, ya que sabía que era un arma más fácil de dominar.... Pero unos días antes... se había luxado su muñeca derecha en la bañera, y su contendiente pareció impacientarse. »—Debes postergar el duelo hasta que se cure tu mano[, Pepe] —le había dicho Matilde a su esposo... al enterarse de que el lance sería con armas de fuego.... »Pero ya todo estaba arreglado, y ese viernes santo, desafiando la lluvia.... el coche de Batlle se [dirigió] al Parque Central. Junto a él iban su médico personal, el doctor Mérola, y sus padrinos.... Washington Beltrán [salió] de su hogar... mientras sus pequeños hijos dormían y su joven esposa intentaba ahuyentar amargos presentimientos.... Con sus padrinos... y el doctor Lussich... [aguardó a Batlle] en el lugar previsto.... El lance era a veinticinco pasos y a dos balas. En unos pocos segundos todo había terminado.... La segunda bala del revólver de Batlle perforó el pulmón derecho de su contrincante, tiñéndole de carmesí la camisa.... La vida de Beltrán se le iba de entre las manos [al doctor Lussich] mientras intentaba calmar el borbotón de tos que arrojaba por la boca del moribundo los últimos vestigios de aliento que quedaban en ese joven e ilustre ciudadano.... »Consciente de la gravedad del herido... [Batlle] se desmoronó rápidamente, y nadie se animó a interrumpir su llanto.... »—Disparé al piso.... No sé cómo la bala se elevó hasta el pecho —repetía incrédulo hasta agotar sus fuerzas.... »[A partir de] ese 2 de abril de 1920.... para Matilde y Pepe ya nada volvería a ser igual.»1 Lo cierto es que lo sería mucho menos para la viuda y los pequeños hijos de Beltrán en este trágico relato de la novela histórica de la escritora uruguaya Mercedes Vigil titulada Matilde, la mujer de Batlle. Porque lo único que seguiría siendo igual sería la inigualable e inagotable gracia de Dios, a quien ambas familias podían recurrir no sólo en busca de perdón sino también de consuelo, así como podemos hacerlo nosotros cuando tenemos que afrontar las consecuencias de decisiones disparatadas y desatinadas de las que nos arrepentimos en lo más profundo de nuestro ser. Carlos ReyUn Mensaje a la Concienciawww.conciencia.net 1 Mercedes Vigil, Matilde, la mujer de Batlle (Montevideo, Uruguay: Editorial Planeta, 2003), pp. 261-66.

En este mensaje tratamos el caso de una mujer que «descargó su conciencia» en nuestro sitio www.conciencia.net. Lo hizo de manera anónima, como pedimos que se haga; así que, a pesar de que nunca se lo había contado a nadie, nos autorizó a que la citáramos, como sigue: «Trabajaba para una gran empresa… [en la que] tenía un alto cargo y abusé de la confianza, ya que, sin darme cuenta, poco a poco fui tomando dinero sin devolverlo. »Cuando tomé mis vacaciones, viajé..., y en esa misma época descubrieron el fraude. Tuve miedo y no regresé a mi país. Ha pasado más de un año muy duro para mí.… Me siento sucia y muy avergonzada. ¿Cómo podría reparar el daño? »... Tengo una orden de captura en mi país.… [y no] tengo dinero para un abogado. Ahora he conocido a un hombre que me ofrece matrimonio, pero no le he contado nada de mi pasado. ¿Qué puedo hacer?» Este es el consejo que le dimos: «Estimada amiga: »Las palabras más importantes que usted emplea son “sucia” y “avergonzada”. Esas palabras son fundamentales en el mensaje que su conciencia está tratando de hacerle llegar, aunque usted tenga muchas excusas para justificar el no haberle prestado atención hasta ahora.... El apóstol Pablo dijo que la conciencia y los pensamientos pueden acusarlo a uno,1 y nos parece que eso es lo que le está sucediendo a usted. »Usted dice que no se daba cuenta de que estaba tomando dinero sin devolverlo. Con eso nos da a entender algo más acerca de usted y de su conciencia. Es probable que se sintiera un poco culpable la primera vez que tomó dinero, pero que, con el paso del tiempo, ya ni se dio cuenta. Usted hizo caso omiso de su conciencia tantas veces que los mensajes que ésta le estaba enviando ya ni le llegaban.... »Usted pudiera casarse con ese hombre y seguir sintiéndose sucia y avergonzada por el resto de su vida. Además, se sentiría culpable de mantener oculto su secreto de la persona que debiera saber todo lo que tenga que ver con usted. Día tras día, mes tras mes y año tras año, tendría la sensación de que la están vigilando, siempre temiendo el momento en que al fin se le descubriera. Su conciencia no dejaría de acusarla, y le recordaría constantemente el hecho de haber engañado a ese hombre. Eso mismo estropearía toda posibilidad de tener un matrimonio feliz. »Desde luego, usted haría todo lo que fuera necesario para poder volver a comenzar.... Pero la verdad es que no hallará la paz sino hasta que decida volver a su país de origen, entregarse a las autoridades y someterse al castigo que le impongan por sus actos ilegales e inmorales. »Dios le dará la fuerza de voluntad necesaria si se lo pide. Y la acompañará si usted le confiesa sus pecados y le pide que la perdone. Debido a que Jesucristo su Hijo murió en la cruz para llevar el castigo eterno de todos nuestros pecados, los que le pedimos perdón no tenemos que ser castigados después de la muerte. Pero en esta vida tendremos que afrontar las consecuencias de lo que hemos hecho, incluso todo castigo que considere justo nuestro sistema jurídico. »Haga lo debido, »Linda y Carlos Rey.» El consejo completo, que por falta de espacio no pudimos incluir en esta edición, se puede leer si se pulsa el enlace que dice: «Caso 135» dentro del enlace en www.conciencia.net que dice: «Casos». Carlos ReyUn Mensaje a la Concienciawww.conciencia.net 1 Ro 2:15

(Día Internacional de la Libertad Religiosa) A partir de la conquista cristiana, en 1119, por parte de Alfonso I el Batallador, la convivencia entre cristianos y judíos en el Reino de Navarra fue de mal en peor hasta 1498, cuando los judíos fueron expulsados del Reino de Navarra —relata el historiador navarro Jaime Aznar—. En ese momento, los Reyes Católicos, habiendo ya expulsado a los judíos de la Monarquía Hispánica, presionaron a otros reinos a que siguieran su ejemplo, y eso dio como resultado que Catalina I y Juan III de Navarra determinaran así mismo obligar a los judíos a tomar la decisión de convertirse y quedarse allí, o de marcharse. «Muchos judíos optaron por quedarse, porque salir no era fácil. No tenían adónde ir, y viajar era entonces muy caro», explica el doctor Aznar. Desde el siglo nueve, Tudela había llegado a ser el territorio navarro con la población judía más numerosa. Pero desde el siglo dieciséis hasta el siglo diecinueve se expuso un lienzo en el que aparecían los nombres de los judíos acusados de ser falsos conversos a la religión cristiana, es decir, de los judíos que se habían convertido y que, para poder permanecer allí y evitar ser investigados por la Inquisición local, le habían pagado a la Corona de Navarra 650 ducados, hoy equivalentes a unos 150 mil dólares. Para colmo de males, a fin de que la difamación fuera perdurable, se hizo una manta que era como un gran lienzo, exhibida de tal manera que todo el mundo pudiera verla, en la que se reproducían los nombres de los judíos acusados de practicar su religión a escondidas, señalándolos como culpables no sólo a ellos de por vida sino también a su descendencia. «Esto era particularmente grave —concluye el profesor Aznar— porque no podía permitirse en modo alguno que se dijera que un familiar suyo estaba en la manta, es decir, que era judaizante, o que tenía un origen judío, por el desprestigio social y naturalmente económico que eso podía conllevar».1 De tal manta, siendo la más famosa la exhibida durante siglos en la catedral de Santa María de Tudela, procede la expresión «tirar de la manta», que el Diccionario de la Real Academia define como «descubrir un caso escandaloso que otro u otros tenían interés en mantener secreto».2 Si bien se sobreentiende que aquellas víctimas de discriminación y persecución religiosa no debieron haberse sentido forzadas a ocultar nada de las prepotentes y farisaicas autoridades eclesiásticas de esos tiempos, quiera Dios que entendamos que, en nuestro caso en particular, hoy más que nunca debemos vivir conscientes de la enseñanza de San Pablo de que cada uno de nosotros es una carta conocida y leída por todos, y acatar la advertencia de Jesucristo de que «todo lo que esté escondido se descubrirá, y todo lo que se mantenga en secreto llegará a conocerse».3 Carlos ReyUn Mensaje a la Concienciawww.conciencia.net 1 Jaime Aznar, «¿De dónde viene la expresión “tirar de la manta?” Entrevista Diario de Navarra En línea 17 abril 2025; Begoña Goitiandia y Javier Iborra, «Carlos Alsina recuerda el origen navarro de la expresión “tirar de la manta”», Diario de Navarra, 21 noviembre 2024 En línea 17 abril 2025. 2 Diccionario de la lengua española de la Real Academia Española En línea 17 abril 2025. 3 Lc 12:1-2 (TLA); 2Co 3:2

En este mensaje tratamos el caso de un hombre que «descargó su conciencia» de manera anónima en nuestro sitio www.conciencia.net y nos autorizó a que lo citáramos, como sigue: «Soy un joven soltero y estudiante.... Lamentablemente, en la adolescencia caí en el vicio de la pornografía y la masturbación.... »Comencé a asistir a una iglesia. Pensé que sería fácil dejar el vicio. He intentado abandonarlo, pero luego recaigo. La culpabilidad y el remordimiento me atormentan.... Fui hombre de oración y de estudio de la Biblia, e incluso predicador y líder de mi iglesia, y sin embargo mi conciencia me condenaba al punto que renuncié. »Ya no puedo más. He perdido la fuerza de voluntad. El vicio del pecado me derrotó.... Siento que Dios no me oye, y que me aborrece por ser un mísero fracasado e hipócrita.» Este es el consejo que le dio mi esposa: «Estimado amigo: »¡Cuánto nos alegra que tenga el valor de contarnos acerca de sus luchas! Usted es valiente y sincero, y digno de respeto por haber renunciado a los puestos que ocupaba en su iglesia. Al dar ese paso difícil, usted se negó a ser hipócrita. »Muchas personas creen que, si uno asiste a la iglesia, con eso da a entender que está libre de pecado. Piensan que la iglesia es un club para personas que afirman que son santas. Por eso, si alguien que es conocido como un pecador asiste a la iglesia, lo tildan de hipócrita. »Sin embargo, esa manera de pensar no tiene validez alguna. La iglesia no es un club para santos; es más bien una clínica para pecadores. Todos los que asistimos a la iglesia somos pecadores. El asistir a la iglesia y estudiar la Biblia juntos nos ayuda a reconocer que somos pecadores y que Jesucristo, el Hijo de Dios, es el único que cumple los requisitos para perdonarnos y liberarnos del pecado. Todos oramos y adoramos a Dios, no porque cumplamos los requisitos para hacerlo, sino precisamente porque Cristo acepta a cualquier pecador que quiere dejar de pecar.... »... Por eso le recomendamos que busque a un líder con madurez espiritual conocido por ser sabio y digno de confianza. Pregúntele si es capaz de mantener en privado las conversaciones entre los dos. Confiese que usted está luchando con el pecado y que necesita un compañero a quien pueda rendirle cuentas. Pueda que sí, o pueda que no, quiera revelar los pormenores de su pecado, pero determine ser del todo sincero acerca de cuántos días han pasado desde la última vez que pecó. »La próxima vez que peque, pídale perdón a Cristo y luego cuénteselo al compañero ese mismo día. El tenerlo a él acompañándolo en esta lucha hará que salga de su cerebro y quede al descubierto. Reconozca que le llevará bastante tiempo vencer este problema, y que lo que de veras importa es que cada vez no deje de volver a comenzar, negándose a revolcarse en la vergüenza de haber vuelto a caer.» Con eso termina lo que recomienda Linda, mi esposa. El consejo completo puede leerse con sólo ingresar en el sitio www.conciencia.net y pulsar la pestaña que dice: «Casos», y luego buscar el Caso 746. Carlos ReyUn Mensaje a la Concienciawww.conciencia.net

(4o. domingo de octubre: Día de la Suegra) «A mi suegra la conocí una tarde en Piedecuesta, el pueblo natal de mi esposa, mientras llegaba de la plaza de mercado luego de vender tamales —cuenta el humorista colombiano José Ordóñez en su obra titulada Primer libro de José Ordóñez a los aburridos—. La conocían en el pueblo como “la Tamalera”. Cuando la vi, me asusté, pues tenía un rostro austero, fuerte, como las mujeres de mi tierra santandereana. Conforme pasaron los días, me di cuenta de que sólo era un asunto de “fachada”, pues la Tamalera era una mujer de campo sencilla y humilde, y con una gran capacidad de servir a los demás, cosa que admiré toda su vida.... »Así pues, ando por la vida subiéndome a los escenarios de todo el mundo para hablar mal de una “supuesta” suegra; porque la real, la que conocí, nunca fue motivo de inspiración de todas las divertidas historias [que he contado] acerca de las suegras —aclara el ingenioso cómico, que ha batido varias veces su propio récord mundial de chistes—. [Esta es] la carta que escribí para ella un día después de su muerte: »“¡Me parece estar observándote con el canasto! Esa fue la primera vez que te vi, recia, fuerte, con la vitalidad de las campesinas que sólo se dan en mi tierra. Tu cabellera, como siempre, alborotada, y el cansancio reflejando tu diaria jornada vendiendo tamales en la plaza de Piedecuesta. »”¡Quién pensaría que robándote una de tus joyas más preciadas me habrías de regalar tu presencia durante tanto tiempo! Robé el amor de una hermosa joven, y Dios me añadió la presencia de una mamá; devolviste con una caricia lo que fue un abuso de confianza. ¡Gracias! Cuando pocos creyeron en mí, respaldaste la idea de hacer que un vendedor ambulante se convirtiera en un campeón mundial del humor. Supiste ver lo que nadie vio, y me ayudaste a sembrar con lágrimas lo que luego recogimos con risas. No es que te lleves parte de nuestra vida. Es que dejaste toda la tuya con nosotros. »”¡Qué contrariedad! Tú me acompañaste en todos mis momentos de dolor, sufrimiento y esfuerzo, y no pude acompañar a tu cuerpo sin vida a su morada; pero creo que es mejor así, porque me quedo con la imagen de la nona callada y servicial, amorosa... que siempre a las seis de la mañana me despertaba con un café. Fue hermoso abrir los ojos y verte allí tantas veces. ¡Gracias! »”... Hoy, cuando te despido, me alegra saber que cambiaste el futuro de tu familia con un canasto lleno de tamales, mientras la gente decía: ‘Ahí va la Tamalera’.... »”Si en el paraíso se prueban los mejores manjares, sin duda Papá Dios te permitirá salir con tu canasto a repartir tamales. Desamárrale uno a Jesucristo por mi cuenta... Y espéranos, porque allí en la presencia de Dios, tu familia... los niños que criaste, te dirán gracias por haber sabido vivir para Dios, por marcar la ruta que conduce al reino que hoy disfrutas. Y dile al Hijo que prepara morada para nosotros que coloque en el patio un fogón grande con unas cuantas hojas de plátano para que en el cielo también se escuche: ‘Ahí va la Tamalera.’ »”Un beso del que te quiere, »”El yerno, »”José.”»1 Carlos ReyUn Mensaje a la Concienciawww.conciencia.net 1 José Ordóñez, Primer libro de José Ordóñez a los aburridos (Miami, Florida: Editorial Vida, 2009), pp. 56-64.

En este mensaje tratamos el caso de un hombre que «descargó su conciencia» de manera anónima en nuestro sitio www.conciencia.net y nos autorizó a que lo citáramos, como sigue: «Estoy muy mal emocionalmente.... Tengo veintiocho años y me siento muy triste porque me he dado cuenta de que desperdicié toda mi juventud en nada.... »Muchas personas tienen vidas exitosas a esta edad; en cambio, yo no tengo ningún don ni talento. Tengo complicaciones de salud. Temo que es un tumor o un cáncer, pero debido al miedo y a la vergüenza no pienso ir a un hospital.... »He pensado que quizá todas estas situaciones sean un castigo de Dios, porque realmente yo soy una persona que no vale para nada. La mayoría de las noches lloro de tristeza por mi situación, y expreso mis sentimientos en oración. »¿Cree usted que Jesucristo escucha lo que yo digo en oración? He pensado mucho acabar con mi existencia, porque pienso que al morir no tendré que sufrir.... No sé por qué nací.» Este es el consejo que le dio mi esposa: «Estimado amigo: »Nos entristece mucho lo que ha estado sufriendo. También sabemos con certeza que Dios no sólo escucha sus oraciones sino también está muy interesado en su bienestar. Su Hijo Jesucristo enseñó: “¿No se venden dos gorriones por una monedita? Sin embargo, ni uno de ellos caerá a tierra sin que lo permita el Padre. Él les tiene contados aun los cabellos de la cabeza. Así que no tengan miedo, ustedes valen más que muchos gorriones.”1 »¡Es increíble pensar que Dios se interesa a tal grado por cada uno de nosotros! Él nos ama sin que importen nuestros talentos, triunfos o logros, porque somos su creación divina, planeados antes de la fundación del mundo. »Usted nació como una expresión del amor de Dios. Ahora el propósito por el que fue creado es amarlo y estar dispuesto a permitir que Él lo guíe y le muestre el camino hacia el futuro que ha planeado para su vida.2 »Sin embargo, sospechamos que usted padece de un desequilibrio en las sustancias químicas de su cerebro para el que hay medicamentos que pudieran ayudarlo. Nosotros no somos médicos, y ni siquiera un médico podría diagnosticar ninguna irregularidad basado simplemente en el breve caso que nos ha contado, pero usted en definitiva tiene síntomas que requieren atención médica. El temor que siente de encontrar una grave enfermedad es en realidad un síntoma común de los trastornos de ansiedad, a la vez que sus pensamientos de causarse daño pudieran ser el resultado de una depresión clínica. En cualquier caso, usted necesita consultar a un médico. »Por otra parte, su tendencia a compararse con los demás es contraproducente. Usted no tiene conocimiento alguno de las luchas que tienen los demás, así que no se compare con ellos. En vez de pensar en la manera como usted no está a la altura de los demás, concéntrese en la bendición de tener a Dios de su parte. Piense en lo que Dios sí puede hacer en lugar de lamentarse por lo que usted no puede hacer.... ¡Dios lo sabe todo! ¡No hay nada imposible para Él!3 Con eso termina lo que Linda, mi esposa, recomienda en este caso. El caso completo se puede leer si se pulsa la pestaña en www.conciencia.net que dice: «Casos», y luego se busca el Caso 865. Carlos ReyUn Mensaje a la Concienciawww.conciencia.net 1 Mt 10:29-31 2 Ef 2:10 3 Mt 19:26; Lc 1:37

Es uno de los fotógrafos más populares de la historia. Casi todo el mundo conoce alguna de sus fotos. Entre las más famosas se encuentran «La muerte de un miliciano», tomada durante la Guerra Civil Española, y once fotos excepcionales tomadas el Día D. Sin embargo, resulta que todas aquellas fotos no las tomó una sola persona, sino que las tomaron dos: Endre Ernö, un húngaro nacido en 1913, y Gerda Taro, una alemana nacida con el nombre Gerta Pohorylle en 1910. Los dos se conocieron en Francia durante la década de 1930, y cultivaron una relación tanto romántica como profesional. Con el fin de poder ganarse la vida como fotorreporteros, Taro tuvo la idea de que, si usaban un nombre anglosajón, era posible que se les abrieran algunas puertas cada vez que publicaran sus fotos. Así que en 1936 ella le propuso a Ernö que usara el nombre Robert Capa para firmarlas. Es imposible saber con certeza hasta qué punto influyó aquel seudónimo en el éxito que tuvo Ernö, pero es indiscutible que con ese nombre tanto él como su compañera de trabajo sobresalieron en el mundo fotográfico. Debido a que durante un tiempo usaron el nombre de Robert Capa para vender las fotos que ambos sacaban, hasta la fecha se desconoce cuáles de esas fotos son de Ernö y cuáles de Taro. Sin embargo, fue Ernö quien dijo: «Si tus fotografías no son lo suficientemente buenas, es que no te has acercado lo suficiente.» Y lo cierto es que seguir esa famosa máxima de la fotografía lamentablemente habría de costarles muy caro a los dos. Demasiado cerca de la acción, los dos murieron en el frente de batalla: ella en 1937 durante la Guerra Civil Española, al acompañar al ejército republicano en un momento de repliegue y caer del estribo del coche en el que iba subida y ser aplastada por un tanque; y él en 1954 durante la primera Guerra de Indochina, al movilizarse con un pelotón francés y pisar una mina terrestre.1 Gracias a Dios, aunque sin duda también a Él le agradaron mucho las fotos que en vida tomaron aquellos dos que se hicieron pasar por Robert Capa, en el momento de la muerte de cada uno de ellos a Él no le importó su edad, ni su nacionalidad, ni su género ni su estado civil. Más bien, debido a que quería darles franca entrada al cielo, lo que a Dios le importó era el estado de su alma, que Él podía ver como un fiel retrato de ellos en calidad de seres humanos a quienes Él había creado con los talentos que ellos se habían esforzado por desarrollar. Es que Dios sabía que, para poder darles esa vida eterna por la que murió su Hijo Jesucristo, era necesario que reconocieran a Cristo como su Salvador y Señor, y que se acercaran a Él lo suficiente como para conocerlo íntimamente y así llegar a amarlo de todo corazón.2 Al igual que ellos, el requisito que tenemos que haber cumplido nosotros para vivir con Dios por toda la eternidad no será el haber cambiado nuestro nombre, sino sólo el habernos asegurado de que nuestro nombre, a la hora de la verdad, esté escrito en el libro de la vida.3 Carlos ReyUn Mensaje a la Concienciawww.conciencia.net 1 Manuel J. Prieto, «Robert Capa eran dos personas, Enre Ernö y Gerda Taro», octubre 2019 En línea 13 diciembre 2019; Wikipedia, s.v. «Robert Capa» En línea 13 diciembre 2019. 2 Dt 6:5; Mt 22:37; Mr 12:30; Lc 10:27; Stg 4:8 3 Ap 3:5; 20:12; 21:27

(Centenario del Nacimiento de Celia Cruz) «Además del gran tesoro de grabaciones que realizó en tantísimos años que vivió en el escenario, Celia dejó establecida La Fundación Celia Cruz... cuyo propósito es ayudar a los niños de bajos recursos a estudiar música y [apoyar] a las instituciones que se dedican a combatir el [cáncer, ese] terrible mal que lamentablemente le dio fin a su vida y a la de su mamá.» Así comienza Omer Pardillo-Cid su reflexión sobre el legado que dejó la famosa «guarachera de Cuba» en su epílogo a la autobiografía de Celia Cruz titulada: Celia: Mi vida. «Aparte de la fundación, Celia Cruz dejó un ejemplo a seguir de lo que debe ser el comportamiento de un artista o un famoso —continúa Pardillo—. Ella daba sus consejos, cuando se le solicitaban, con la misma generosidad y sinceridad que daba su cariño.... [A los] muchos artistas jóvenes y a aquellos que ya habían hecho su nombre sonar por todas partes... Celia les decía: »“No se olviden nunca que ese público que está ahí es el que nos paga.... Los empresarios y los sellos viven del artista, pero el artista vive de su público. Entonces, lo más importante en la vida de un artista siempre debe ser el amor y el respeto al público. Sin esas dos cosas, no se puede ser agradecido con ellos, y si no se les agradece, no se quedan con nosotros. »”¿Cómo le demuestra un artista respeto a su público? Tratándolo de la misma manera que el artista quiere que se le trate.... [Es que] cuando uno se hace famoso, es muy fácil pensar que lo hizo uno sólo o que se lo merecía por su talento, o su belleza o cualquier otra cosa por el estilo. Pero eso no es verdad.... Por eso digo yo que el que no pueda ni quiera hacerlo de esta manera, mejor que ni se meta.” »Celia era enemiga de los guardaespaldas que golpean o maltratan a la gente que trata de acercársele a un artista.... Nunca tuvo guardaespaldas porque nunca los necesitó. Ella se hacía respetar y se dejaba querer. Y donde hay un verdadero amor, no hay temor…1 »[Esa] filosofía... vino a reflejarse maravillosamente en la pompa y serenidad de su velorio», concluye Omer Pardillo.2 Durante treinta y dos de los mismos años en que Celia estaba cobrando cada vez más fama por su música llamativa, el Hermano Pablo llegó a ser también famoso en todo el mundo hispanohablante por sus más de diez mil Mensajes a la Conciencia difundidos por radio y televisión. Y para este servidor que lo sucedió y lo observó de cerca durante los últimos diecisiete años de su vida ejemplar, es muy interesante comparar la filosofía del Hermano Pablo sobre su público con la filosofía de Celia. Puedo asegurar, como testigo ocular, que él mostraba— sin falta— amor, cariño y respeto por su público, fuera cual fuera su condición social. Sin necesidad de guardaespaldas, él escuchaba, mirándole a los ojos, a cada uno que se le acercaba, como si esa persona fuera la más importante del mundo. Es que practicaba lo que predicaba, que es precisamente lo que aconseja Celia y que tanta falta hace que hagamos los demás: vivir conforme a la regla de oro que estableció Jesucristo, el Hijo de Dios, de tratar a los demás de la misma manera como queremos que nos traten a nosotros.3 Carlos ReyUn Mensaje a la Concienciawww.conciencia.net 1 1Jn 4:18 2 Celia Cruz con Ana Cristina Reymundo, Celia: Mi vida (New York: HarperCollins, 2004), pp. 242-45. 3 Mt 7:12

(Día del Estreno del Himno Nacional de Cuba) (Himno cantado por Carlos Rey en audio y en video) Si bien fue el 13 de agosto de 1867 que Francisco Vicente Aguilera y Francisco Maceo Osorio, reunidos clandestinamente en Bayamo para preparar un levantamiento armado en pro de la independencia del imperio español, le pidieron a Pedro Felipe Perucho Figueredo Cisneros que compusiera un himno que «fuese como La Marsellesa de los revolucionarios cubanos», no fue sino hasta el 20 de octubre de 1868 que se estrenó. Al lado del Padre de la Patria Carlos Manuel de Céspedes en el marco de la toma de Bayamo —que fue la primera victoria del Ejército Libertador— Perucho, sentado en la montura de su caballo, al escuchar entonar su marcha instrumentada por el maestro Manuel Muñoz Cedeño, escribió la letra del Himno de Bayamo, que el pueblo cantó jubiloso al pasar de mano en mano la hoja escrita. El 12 de agosto de 1870, el Mayor General Perucho Figueredo murió fusilado en Santiago de Cuba, cantando La Bayamesa, el Himno Nacional Cubano, con la frente erguida. Esta es la versión de La Bayamesa que publicó el prócer José Martí el 25 de junio de 1892 en su periódico Patria, que armonizó el musicógrafo Emilio Agramonte por encargo de Martí, y que fue revisada en 1898 por el compositor Antonio Rodríguez Ferrer,1 tal como se canta actualmente: Al combate corred, bayameses, que la patria os contempla orgullosa. No temáis una muerte gloriosa, que morir por la patria es vivir. En cadenas vivir es vivir en afrenta y oprobio sumido. Del clarín escuchad el sonido. ¡A las armas, valientes, corred! El apóstol Pablo, consciente de las batallas que se libran por la libertad física, que es temporal, le instó a su discípulo Timoteo a que peleara la buena batalla de la fe e hiciera suya la vida eterna.2 Es que San Pablo sabía que esa es la única manera de obtener la libertad espiritual, que dura para siempre. Y Timoteo probablemente ya sabía que el requisito de aquel apóstol para pelear esa «buena batalla de la fe» era ponerse la armadura de Dios, que consiste no sólo en el escudo de la fe, sino también en el cinturón de la verdad, la coraza de justicia, el calzado dispuesto para anunciar la buena noticia de la paz, el casco de la salvación y la espada del Espíritu Santo, que es la palabra de Dios.3 De ahí que yo mismo como hijo de esta patria, consciente de que tenemos a nuestra disposición esas armas espirituales que pueden librarnos de las cadenas del pecado,4 interprete también la segunda estrofa de nuestro Himno de Bayamo como un llamado urgente a pelear sin tregua esa buena batalla espiritual: En cadenas vivir es vivir en afrenta y oprobio sumido. Del clarín escuchad el sonido. ¡A las armas, valientes, corred! Carlos ReyUn Mensaje a la Concienciawww.conciencia.net 1 Jesús Gómez Cairo, «Breve historia del Himno Nacional de Cuba», La Jiribilla: Revista de cultura cubana, 20 octubre 2021 En línea 22 abril 2025. 2 1Ti 6:12 3 Ef 6:11-17 4 Jn 8:34-36; Ro 6:15-23

En este mensaje tratamos el siguiente caso de una mujer que «descargó su conciencia» de manera anónima en nuestro sitio www.conciencia.net, autorizándonos a que la citáramos: «Hace veinte años vivía con mis padres. Ellos no se llevaban bien. Mi madre estaba enferma, y yo la cuidaba. »Mi padre tenía otra familia, y me dijo que me fuera de la casa porque, si no me iba yo, se iría él. Como yo no quería que mi madre sufriera si se iba mi padre, [regresé inmediatamente al país] natal de ella.... »[Mi madre murió hace catorce años, y] ahora mi padre y su nueva y joven mujer quieren venir a vivir conmigo... debido a la situación actual [en su país]. »¿Debo recibirlos en mi apartamento? Ellos nunca han querido que yo vaya a pasar vacaciones [en su casa]... ya que yo no me llevo bien con esa nueva mujer.... [Ella y mi padre aún odian] a mi madre, [catorce años después de] su fallecimiento.» Este es el consejo que le dio mi esposa: «Estimada amiga: »... Usted no menciona por qué desea un consejo de nuestra parte... pero suponemos que es porque le importa el mandamiento bíblico que nos enseña a honrar a padre y madre.1 De ahí que quiera saber si el honrar a su padre significa que tiene que permitir que él la trate a usted como a él le plazca y luego aún poder obtener los beneficios de ser un padre digno de honra. »Nosotros creemos que el mandamiento bíblico de honrar a nuestros padres se refiere a mucho más que una relación biológica. Por ejemplo, en algunas familias los que crían a los niños son los abuelos. En otras familias, los niños han sido adoptados, por lo que sus padres no tienen ninguna relación biológica con ellos. En muchos hogares el padre biológico está ausente del todo, y la madre biológica cría sola a los niños. Por eso, el honrar a padre y madre quiere decir honrar a quienes fueron responsables de cuidarlo a uno hasta ser mayor de edad. »La Biblia también enseña que debemos ayudar en lo posible a nuestros familiares ancianos desvalidos.2 Sin embargo, no hay ninguna enseñanza que diga que tenemos que permitir que vivan con nosotros. »Para algunas personas y en algunas culturas, parece natural que un padre necesitado o enfermo sea atendido por un hijo adulto en la casa del padre o en la del hijo. Pero la responsabilidad primaria de un hijo adulto que está casado es su cónyuge y su propia familia, tal como enseñó el apóstol Pablo. El hijo adulto debe dejar a su padre y a su madre, y unirse a su esposa.3 Esa enseñanza deja en claro que el dejar a sus padres y vivir por su propia cuenta no es una forma de deshonrarlos. »Le recomendamos que honre a su padre tratándolo con respeto cuando se comunique con él. Si él necesita ayuda económica, y usted tiene los recursos para ayudarlo, envíele determinada cantidad mensualmente. A lo mejor, la otra familia de él ayudará de la misma manera.» Con eso termina lo que Linda, mi esposa, recomienda en este caso. El caso completo se puede leer si se pulsa la pestaña en www.conciencia.net que dice: «Casos», y luego se busca el Caso 745. Carlos ReyUn Mensaje a la Concienciawww.conciencia.net 1 Éx 20:12 2 1Ti 5:8 3 Ef 5:31

(Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza) Dice la historia que, cuando el rey Jorge VI de Inglaterra cumplió seis años de edad, recibió muchísimos regalos. Sus padres, sus tíos, sus amiguitos y todos sus súbditos se esforzaron por mostrarle al pequeño su cariño y devoción. Casi todos los regalos eran importados de Francia, España, Italia y otros países. A los criados encargados de cuidar al entonces príncipe Jorge les costó mucho trabajo desempacar, armar y mostrarle a su pequeño señor los lindos obsequios que le habían sido enviados. La verdad es que el modelo de algunos de los juguetes era para el uso exclusivo del simpático chiquitín, pues todavía no se había construido un juguete igual para lanzar al mercado. Una mañana en que los criados del palacio estaban jugando con el príncipe, notaron que había perdido interés en aquella montaña de juguetes. Lo había cautivado una escena callejera que podía ver desde una ventana de su habitación. Pasaban frente al palacio un limpiabotas y su hijo de seis años. A falta de juguetes, el hombre había atrapado una rata viva, le había atado un cordel al pescuezo y se la había dado a su hijo para que jugara con ella. El niño se sentía feliz con su juguete vivo. Cuando el pequeño príncipe, tras las rejas del palacio, vio esto, se le olvidó todo lo que él tenía. Perdió interés en todos sus juguetes y en las demás cosas del mundo entero. Lo único que quería era una rata viva como esa. ¿Qué tiene que ver con nosotros esta anécdota? Que todos somos como el pequeño príncipe de Inglaterra. Aunque tengamos todo lo habido y por haber, y hasta más de lo que necesitemos, siempre habrá algo nuevo que desearán nuestros ávidos ojos. Ponemos todo nuestro afecto en algún objeto de esta vida y, una vez que lo hemos obtenido y disfrutado, lo tiramos a un lado porque queremos otro diferente. Nunca quedamos satisfechos. Siempre queremos algo más o mejor. Jesucristo conocía este defecto humano. Por eso dijo que la vida de una persona no depende de la abundancia de los bienes que posee.1 No importa cuánto tengamos. Las cosas materiales no satisfacen como las que son espirituales. Sólo Cristo satisface la sed del alma. Por eso le dijo a la samaritana a la que le pidió agua de un pozo: «Si supieras lo que Dios puede dar, y conocieras al que te está pidiendo agua, tú le habrías pedido a él, y él te habría dado agua que da vida.... Todo el que beba de esta agua volverá a tener sed, pero el que beba del agua que yo le daré, no volverá a tener sed jamás, sino que dentro de él esa agua se convertirá en un manantial del que brotará vida eterna.»2 Si realmente deseamos saciar nuestra sed espiritual, basta con que respondamos como la samaritana: «Señor, dame de esa agua para que no vuelva a tener sed.»3 Carlos ReyUn Mensaje a la Concienciawww.conciencia.net 1 Lc 12:15 2 Jn 4:13‑14 3 Jn 4:15

En este mensaje tratamos el siguiente caso de una mujer que «descargó su conciencia» de manera anónima en nuestro sitio www.conciencia.net, autorizándonos a que la citáramos: «Cuando planeaba dejar a mi pareja por sus actitudes con otras mujeres en las redes sociales, descubrí que estaba embarazada. »Busqué dirección de parte de Dios, los dos hablamos con nuestros mentores, y a él le aconsejaron que, si realmente me amaba, necesitaba cambiar. Así que se comprometió, y planeamos casarnos. Pero nuevamente lo descubrí enviando solicitudes a otras mujeres, y ahora me están humillando por su culpa. ¡No sé qué hacer!» Este es el consejo que le dio mi esposa: «Estimada amiga: »Fue una idea magnífica buscar la dirección de Dios así como el consejo de mentores de confianza. Cuando usted y su pareja hablaron con ellos, los dos estuvieron de acuerdo en que seguirían el consejo que les dieran. Pero su pareja estaba mintiéndole cuando dijo que aceptaba, o cambió de parecer después y decidió romper el acuerdo, o tal vez tenía buenas intenciones pero poco a poco volvió a sus viejas costumbres sin siquiera haberse decidido a hacerlo. Pudo deberse a cualquiera de estas tres posibilidades. »La primera posibilidad es que su pareja mintió, así que puede esperar que él siga mintiendo si usted decide permanecer a su lado. La segunda es que él dijo que estaba dispuesto a serle fiel, pero luego cambió de parecer, dejándole ese vivo ejemplo de lo poco que puede confiar en lo que él dice. Y la tercera posibilidad es que él fue sincero cuando dijo que cambiaría, pero poco a poco volvió a sus viejas costumbres sin siquiera estar consciente de haber tomado esa decisión.... »Lamentablemente, todas estas tres posibilidades llevan a la misma conclusión: de que no se puede confiar en su pareja, y es irracional pensar que él va a cambiar. Por eso le aconsejamos que lo deje hoy mismo y que ni siquiera considere casarse con él. »Esperamos que tenga parientes que le ofrezcan un lugar donde usted y su bebé puedan vivir. Tan pronto como el bebé nazca, haga una solicitud de manutención dentro de su sistema judicial. Si bien ese proceso legal puede diferir de un país a otro, en todos los países los hijos deben ser la responsabilidad tanto del padre como de la madre biológicos. Así que debe exigírsele al padre que aporte a los gastos de cada uno de los hijos que tenga. »Comprendemos que va a sentirse devastada al perder a su pareja y tener que afrontar el futuro sola. Pero usted dice que ha buscado la dirección de Dios, así que es hora de que confíe en que Él va a ayudarle. Pídale que le dé las fuerzas y la paz que necesitará para criar sola a su bebé. Participe en las actividades de su iglesia y su comunidad, y determine que nunca volverá a tener relaciones íntimas con ningún hombre sino hasta que esté legalmente casada.» Con eso termina lo que recomienda Linda, mi esposa. El consejo completo se puede leer si se ingresa en el sitio www.conciencia.net y se pulsa la pestaña que dice: «Casos», y luego se busca el Caso 864. Carlos ReyUn Mensaje a la Concienciawww.conciencia.net

«¿Se ha imaginado lo que podría ser una celebración de despedida cuando muera? ... ¿Qué tal si de la misma forma en que se anuncia la llegada de un bebé a la familia, también se nos anunciara la partida del abuelo nueve meses antes? —pregunta el humorista colombiano José Ordóñez en su obra titulada Primer libro de José Ordóñez a los aburridos—. Lo primero que harían las mujeres de la familia, incluso la esposa, las hijas y las nietas, sería organizar una “fiesta de despedida”», responde el talentoso cómico, que ha batido repetidas veces su propio récord mundial de chistes. Y luego describe la fiesta, dando vuelo a su fecunda imaginación: «Para la ocasión, el lugar se vería lleno de letreros alusivos a la celebración, como por ejemplo: “¡Que te vaya [bien]!” “¿Vuelves?” “¡Nos vemos al otro lado!”... Globos y serpentinas colgarían para la alegre celebración, mientras que algunos gladiolos se repartirían con buen gusto por toda la casa. Una torta grande de pasas y ciruelas negras se encontraría sobre el ataúd.... Se cambiaría el gélido minuto de silencio por la música preferida del futuro finado; él podría escuchar lo que siempre le encantó mientras espera la muerte.» Si supiéramos el día de nuestra muerte, «se verían entierros con orquestas, grupos de vallenatos [y] mariachis... cantando alegres... —continúa Ordóñez—. En lo más álgido de la fiesta entrarían de sorpresa los mariachis cantando: »Estas son las mortajitas que le dieron a David el día, que de estar tan viejo, a él se le dio por morir. »¡Morite, viejo, morite! Mira que ya anocheció. Y ya los grillos se aprestan a cantarte en tu panteón.... »Otra de las ventajas de saber la fecha en que vamos a fallecer es que podríamos escoger el lugar. Si los papás nos escogen dónde es que nacemos, nosotros decidimos dónde moriremos.... »... Si supiera que hoy es el día de mi muerte, llamaría a esos que sé que he ofendido y les pediría que me perdonaran, pues me daría tristeza saber que no me podrían recordar con agrado. »Si hoy fuera el día de mi muerte, dejaría todas mis cuentas canceladas, pues no me gustaría que mis hijos tuvieran que responder por las mismas, [y] miraría a mi esposa a los ojos y con un sonoro beso le diría: “¡Gracias, ha sido un placer compartir la vida contigo!” »Querido Dios... si hoy vinieras por mí, te agradecería por haberme enviado aquí a conocer a gente maravillosa, a beber con sed, a comer con hambre, a besar con entusiasmo, a sentir arrepentimiento, a luchar sin fuerzas, a vivir con pasión. Te pediría que me dejaras ver por última vez a mi familia de pie en la puerta de mi casa, para que se despidieran con la mano mientras admiro que el sol está en el poniente y refleja la cruz sobre mi casa. »¡Quizá éste no sea el día de mi muerte, quizá haya muchos más, pero hoy viviré como si fuera el último de mis días! »¿Y tú qué harás?»1 Carlos ReyUn Mensaje a la Concienciawww.conciencia.net 1 José Ordóñez, Primer libro de José Ordóñez a los aburridos (Miami, Florida: Editorial Vida, 2009), pp. 47-50.

En este mensaje tratamos el caso de un hombre que «descargó su conciencia» en nuestro sitio www.conciencia.net. Lo hizo de manera anónima, como pedimos que se haga; así que, a pesar de que nunca se lo había contado a nadie, nos autorizó a que lo citáramos, como sigue: «Desde hace unos tres años tengo [deseos] de quitarme la vida, ya que desde niño mi vida fue muy dura. Salí a trabajar de mi casa a los siete años. Ahí me trataban como si fuera un animal. A los diez años fui a otro lugar. Ahí quisieron abusar de mí. Entonces escapé de mi ciudad. Tuve que viajar en camión treinta y seis horas sin comer, con frío.… Luego me dediqué a robar, pero después de dos años pude superar ese vicio. Aún me acuerdo [de] todo mi pasado, y cada vez que me acuerdo, quiero quitarme la vida.… »Prefiero estar aislado y solo, sin que nadie me diga nada. ¡Por favor, ayúdenme!» Este es el consejo que le dimos: «Estimado amigo: »Gracias por haber tenido la confianza de escribirnos. Sabemos que es probable que le haya costado trabajo contarnos su caso, pero nos alegra de que se haya animado a hacerlo. El hecho de que haya pedido ayuda es el primer paso para recuperarse de la manera desastrosa en que se le trató cuando era niño. »Tenga la seguridad de que Dios no quiso que a usted se le tratara así. No fue esa su voluntad, ni le agradó en absoluto. Es más, cuando su Hijo Jesucristo anduvo en esta tierra, solía emplear como ejemplo a un niño, y dijo que a cualquiera que hiciera tropezar a un pequeño, más le valdría que lo arrojaran a lo profundo del mar para que se ahogara.1 Con eso Jesús daba a entender que el hacerles daño a los niños es un pecado que Dios castigará con la mayor severidad. »El plan de Dios es que cada niño tenga una madre y un padre amorosos que lo cuiden, lo críen y lo amen. Sin embargo, los padres de usted no siguieron ese plan de Dios para la vida de ellos.... Así que lo trataron como no debiera jamás tratarse a un niño. Sus problemas pasados y presentes son la consecuencia natural de los pecados que cometieron sus padres. »¿Es justo que usted sufra por los pecados de ellos? ¡No, de ninguna manera! Pero la vida no es justa. Siempre que las personas puedan tomar sus propias decisiones, escogerán mal con frecuencia, y sus decisiones tarde o temprano harán que otros sufran.... »Usted no puede cambiar su pasado, pero sí puede cambiar su futuro. No puede escapar de lo que ya ha sufrido, pero sí puede comenzar una nueva vida. En primer lugar, acepte el hecho de que Dios lo ama y tiene un plan maravilloso para usted. Luego pídale que le perdone sus pecados y que lo acompañe todos los días por el resto de su vida. Cuando hable con Él en oración, sentirá que Él lo estrecha entre sus tiernos brazos, y sentirá también su amor profundo. »Le sugerimos que consulte a un médico y le hable de sus pensamientos acerca del suicidio. Es probable que usted necesite algún medicamento que lo ayude a regular cualquier desequilibrio químico que pudiera haber en su cuerpo. »Le deseamos lo mejor, »Linda y Carlos Rey.» El consejo completo, que por falta de espacio no pudimos incluir en esta edición, se puede leer si se pulsa el enlace en www.conciencia.net que dice: «Casos», y luego el enlace que dice: «Caso 134». Carlos ReyUn Mensaje a la Concienciawww.conciencia.net 1 Mt 18:2-6; Lc 17:1-2

Durante cinco años y medio estuvo haciendo lo mismo. Cada vez que llegaba el tren a la estación, iba a esperar a los pasajeros. No necesitaba leer los horarios. No le importaba ni el calor tórrido del verano ni el frío gélido del invierno. Cuatro veces al día, con cada tren que llegaba, ya fuera del norte o del sur, iba y esperaba pacientemente en el andén. Era un perro, un perro pastor alemán. Tiempo atrás se habían llevado, en tren, el cadáver de su amo, y desde entonces Shep, que era el nombre del perro, había ido a esperarlo a la estación a ver si volvía. Viejo ya, un día calculó mal sus pasos y lo arrolló un tren. Esto ocurrió en un pequeño pueblo de Canadá en 1942. Muchos años después, el pueblo aún celebraba al perro pastor alemán, Shep. Lo llamaban «ejemplo de fidelidad.» La fidelidad no sólo es una gran virtud, sino que es además indispensable para el desenvolvimiento correcto de la vida diaria. Supongamos que el reloj despertador no nos es fiel, y en vez de llamarnos a las seis de la mañana nos deja dormir hasta las nueve, y perdemos un importante negocio. ¿Qué si la pastilla de aspirina, el gran remedio universal, no nos es fiel, y en vez de quitarnos el dolor de cabeza nos provoca fuerte hemorragia gástrica? ¿O qué si nuestro banquero no nos es fiel, y de repente desaparece con todo el dinero que tenemos en el banco? Desgracias indecibles ocurren cuando hay falta de fidelidad. Un ejemplo clásico se da cuando el marido le es infiel a la esposa, o cuando la esposa le es infiel al marido. Todo el hogar se hunde en la desgracia. Los dolores más grandes del corazón los provoca la infidelidad conyugal. Lo cierto es que la sociedad entera depende de que haya fidelidad en todo. ¿Y qué de lo espiritual? ¿Qué sería de este mundo si el hombre no le fuera fiel a su Dios? La respuesta es muy evidente. La desgracia de familias destruidas, de esposos y esposas infieles, de hijos abandonados y de vidas deshechas es prueba suficiente de lo que es este mundo cuando el hombre no le es fiel a su Dios. Sin embargo, la Biblia nos dice acerca de Dios que «si somos infieles, él sigue siendo fiel, ya que no puede negarse a sí mismo» (2 Timoteo 2:13). Cristo es fiel aun cuando nosotros no lo somos. En Él podemos encontrar un seguro y fiel Salvador, Uno que no falla, que no engaña, que no desilusiona y que no fracasa. Él es el Salvador que todos necesitamos en estos tiempos de cruda infidelidad. Hermano PabloUn Mensaje a la Concienciawww.conciencia.net

En este mensaje tratamos el caso de un hombre que «descargó su conciencia» de manera anónima en nuestro sitio www.conciencia.net y nos autorizó a que lo citáramos, como sigue: «Soy amigo de una joven de veintisiete años. Ella tiene dos niñas. Acordamos vivir en sociedad, compartiendo el hogar sólo como amigos, pero me arrepentí porque no somos pareja. Me preocupa ver que llegue con sus amigos porque ella me gusta mucho, pero ya me rechazó [por ser mucho mayor que ella].» Este es el consejo que le dio mi esposa: «Estimado amigo: »Comprendemos por qué lamenta la decisión que tomó de vivir en sociedad con una mujer mucho más joven que usted. De hecho, hay por lo menos tres razones por las que nunca le aconsejaríamos a nadie que consintiera a tal arreglo. »La primera razón es que, a pesar de que usted quisiera creer que la diferencia de edad no tiene mayor importancia, lo cierto es que sí tiene muchísima importancia. Es más, si usted consintiera vivir en la misma casa con un hombre mucho menor, incluso con un hermano, sobrino o primo, aun así es probable que le resultara difícil vivir con él. La edad de los que viven juntos es importante, por mucho que usted trate de convencerse de que no es así.... »La segunda razón es que usted obviamente tenía la esperanza de que, tarde o temprano, la mujer se enamorara de usted y los dos pudieran llegar a formar una pareja. Esa ilusión era muy poco realista, y agregó un plan secreto al acuerdo.... »La tercera razón es que su amiga bien pudo haber consentido al arreglo porque usted asumió la mayor parte de las obligaciones económicas o tal vez todas. Ella pudo incluso haberle dado esperanzas de un futuro romance a fin de que usted pagara las cuentas y la sustentara. En lo que a usted respecta, gracias a Dios ella no fingió que lo amaba únicamente para que usted asumiera la responsabilidad económica. A diferencia de algunas otras mujeres, ella decidió ser sincera con usted. »Dice usted que ella lo rechazó debido a la edad suya. Esa es una manera interesante de verlo, pero nosotros lo vemos de otro modo. A nuestro juicio, ella discernió que ustedes no son compatibles, y esa es una cualidad que Dios quiere que cultivemos. »Quisiéramos mucho que las mujeres y los hombres en todas partes tuvieran más discernimiento al considerar sus noviazgos. La probabilidad de que fueran felices sería mucho mayor si practicaran el discernimiento con relación a cualidades del carácter, personalidades adictivas e integridad económica. Por lo general, quienes no disciernen al tener en cuenta esos factores basan su decisión en la atracción física y las emociones, en busca de fuegos artificiales en vez de energía eléctrica. »En cambio, los que hemos optado por seguir a Jesucristo y vivir conforme a sus enseñanzas disfrutamos de más discernimiento de lo común y corriente. Cuando oramos, podemos pedirle a Dios no sólo que nos dé su sabiduría divina sino también que nos ayude a tomar las decisiones que tengan que ver con nuestras relaciones con los demás.» Con eso termina lo que recomienda Linda, mi esposa. El consejo completo se puede leer si se ingresa en el sitio www.conciencia.net y se pulsa la pestaña que dice: «Casos», y luego se busca el Caso 744. Carlos ReyUn Mensaje a la Concienciawww.conciencia.net

(Día Mundial contra la Pena de Muerte) «... Fidel Murillo... se unió a nuestro grupo en los Llanos de Río Grande.... El hombre venía con una fama de ladrón, salteador de caminos y haciendas, incluso se rumoraba que debía ya varias vidas. Al parecer, andaba huyendo de la columna que comandaba el Coronel Sotomayor, quien tenía orden de capturarlo. »Este Coronel Sotomayor fue el que había tratado de apresarme; y al no dar conmigo mandó a quemar mis ranchos en El Cacao, y guindar por los cabellos a mi viejita, tal como también había hecho con la madre de Murillo.... »El Capitán Sotomayor, a cargo de treinta hombres, tiene la misión de capturar[me] a [mí,] Victoriano Lorenzo, indio montaraz que anda alzado por las montañas de Penonomé... y su cholada.... Según informes fidedignos, no son muchos y andan mal armados, por lo que será fácil someterlos. »A eso de las cuatro de la tarde de ese mismo día, nos dio alcance la “Columna Campo Serrano”, comandada por el Coronel Sotomayor, y ahí mismo, en los Llanos de Río Grande, trabamos combate.... Un fuego nutrido, intenso, empezó a salir de ambos bandos, causando bajas y heridos de lado y lado.... Uno de los tiros dio directamente en el ojo izquierdo del Coronel Sotomayor, quien cayó muerto al instante, produciendo la rendición total de la tropa enemiga. »Una vez que llegamos hasta donde estaban los veinte soldados con las manos en alto (algunos agitaban pañuelitos blancos), Fidel Murillo se adelantó con un machete y de un tajo le cortó la cabeza al Coronel Sotomayor. »Enseguida di orden de que se le pusiera bajo arresto, por irrespeto al cadáver de un militar caído en combate.... »Finalmente decidí soltar a Murillo, después de hacerle dar unos azotes y advertirle que no volviera a decir que pertenecía a mi ejército o que actuaba en su nombre. »Él siguió cometiendo sus fechorías, cada vez más graves.... Por el General Heliodoro Vernaza me enteré [de] la última «hazaña» del malhechor...: »“[Abusó] carnalmente de una niña, sobrina mía, General Lorenzo —declaró Vernaza—, y yo le pido encarecidamente que se le dé a este forajido el castigo que se merece. De no ser así, no sé con qué cara voy a presentarme ante mi familia, principalmente mi pobre hermana, quienes esperan que el Ejército de la Revolución, bajo cuyo nombre se ampara este sinvergüenza, le dé un castigo ejemplar.” »—No se preocupe, General Vernaza, enseguida reuniremos al Estado Mayor, para considerar la denuncia presentada por usted.... »La decisión del Estado Mayor, y no mía... fue la de fusilar a Fidel Murillo, allí mismo, en la Plaza Pública de Santa Fe... a las cinco de la tarde.»1 En medio de la injusticia de haber sido acusado el General Victoriano Lorenzo del homicidio de Fidel Murillo, en este cuento histórico escrito por el profesor panameño Juan Antonio Gómez, en su obra titulada Del tiempo y la memoria, sobresale la justicia pronta y severa que se hace en el caso de una niña víctima de abuso sexual. Menos mal que, si bien la justicia actual suele ser muy lenta y tolerante comparada con aquella de hace ya más de un siglo, Dios hará justicia en el juicio final. Pues Jesucristo mismo advirtió que al que hace tropezar siquiera a un solo niño, «más le valdría ser arrojado al mar con una piedra de molino atada al cuello».2 Carlos ReyUn Mensaje a la Concienciawww.conciencia.net 1 Juan Antonio Gómez P., Del tiempo y la memoria (Cuentos históricos) (Panamá: Editorial Portobelo, 2005), pp. 79,80,81. 2 Lc 17:2; Mt 18:1-5; Mr 9:36-42