Podcasts about torrero

  • 25PODCASTS
  • 94EPISODES
  • 23mAVG DURATION
  • 1MONTHLY NEW EPISODE
  • Oct 3, 2024LATEST

POPULARITY

20172018201920202021202220232024


Best podcasts about torrero

Latest podcast episodes about torrero

Onda Aragonesa
Los porches del audirama, Semblante Aragonés.

Onda Aragonesa

Play Episode Listen Later Oct 3, 2024 9:49


Semblante Aragonés Martes 8 de octubre a las 20:30h En Hall centro comercial Baile y cante de jota aragonesa El grupo fue fundado en 1983 por los maestros Juan Carlos Serrano y Montserrat González e inició su actividad en los locales del Club Cultural y Recreativo Venecia, del barrio de Torrero. Desde entonces, no ha dejado de divulgar e investigar sobre el folclore aragonés. Tras haber participado en más de 70 festivales nacionales e internacionales, Semblante Aragonés sigue siendo capaz de sorprender al público con su variado repertorio, y gracias a un elenco de 50 artistas, actualmente dirigido por Eduardo Serrano.

Radio Zaragoza
Asalto a Torrero

Radio Zaragoza

Play Episode Listen Later Sep 20, 2024 20:24


Asalto a Torrero

Historia de Aragón
La Cadiera de 10h a 11h - 02/07/2024

Historia de Aragón

Play Episode Listen Later Jul 2, 2024 54:47


Analizamos la campaña de verano de la DGT con la investigadora Mercedes Castro y desayunamos con los integrantes de la Peña Los Marinos de Teruel, encargados de poner y quitar el pañuelo al torico este año. Además, celebramos los 190 años del cementerio de Torrero recordando algunas de sus historias y rendimos homenaje a los cines de verano.

Historia de Aragón
190 años del Cementerio de Torrero

Historia de Aragón

Play Episode Listen Later Jul 2, 2024 16:31


Celebramos el 190º aniversario del recinto funerario más grande de Aragón en el que hoy descansan los restos de Joaquín Costa, Mariano Barbasán, Pilar Bayonaa o Miguel Fleta, entre otros. Descubrimos algunos de sus secretos con Maribel Estébanez, historiadora de Gozarte.

MUSICA Y PALABRAS
CAJA DE RITMOS REMEMBER - 12 de enero de 2002 -

MUSICA Y PALABRAS

Play Episode Listen Later Jan 30, 2024 92:21


A Lucana Radio el canal de cultura en tus oídos. Primer programa de Caja de Ritmos Remember que nosotros tenemos enlatado del año 2002. Concretamente, el perteneciente al 12 de enero de 2002 (año capicúa). Con este programa ya estamos, ahora sí que si enfilados en la recta final de esta aventura de programas que te traemos enlatados. Ahora sí que sí, se ve la meta, ya que este programa que estas apunto de escuchar es el penúltimo y con el de la próxima semana llegamos al final de esta andadura. Mezcla de añoranza, tristeza…. Pero las lágrimas las dejamos para la próxima entrega de Caja de Ritmos, la última de los enlatados del 98 al 2002. ¿y después qué? Lo dicho, en la próxima entrega lo hablamos ¿te parece? Ahora vamos a disfrutar de una horita y media de programa. En el programa que hoy te traemos, no hay nada que destacar, salvo las llamadas y dedicatorias de Fernando del barrio de Torrero, Carol del Actur, Daniel y Patricia del Arrabal y nuestro asiduo Antonio. Bueno, si algo tenemos que destacar es que este es un programa inacabado, o sea que llegamos al puesto número 2 de nuestra lista y hasta ahí Caja de Ritmos. Lo sentimos, nos quedamos con las ganas de saber cuál fue el número 1. En fin… Los grupos y temas que escuchamos en este Caja de Ritmos Remember son: TUKAN – Light a rainbow, TODO EXITOS, GIGI D´AGOSTINO – Un giorno credi, FRENCH AFFAIR – Sexy, XTM present ANNIA – Walk right back, ORION TOO – You & Me, KYLIE MINOGUE – Can´t get you out of my head, TRANSFER – Possession, DANCE NATION – Sunshine, EIFFEL 65 – 80 Star, NAU B-3 – El bosque de colores, MILANE FERNANDEZ – I miss you, DEE DEE – Forever, WOMAN DJ´S vol.2, MILK Inc,. – Wide Awake, GEORGE ACOSTA feat. SARAH SIMONS – Emotions, CASANDRA – Shout it out, , COMANOVA – Wishful thinking. Y dentro de los 5 puestos más importantes de la semana, salvo el nº1 que no está en la grabación…. En el puesto nº 5: PROJECT MEDUSA – Something is Wrong. En el puesto nº 4: LA FESTA – Amazing. En el puesto nº 3: LUNA PARK – Space Melody. El puesto nº 2 es para: DARUDE – Out of control Como te decimos el número 1 no está en la grabación y nos quedamos con las ganas de saberlo Y esto es todo por hoy. Envíanos tus notas de voz a Whasapt 654 93 42 41 Autor del programa: Fernando Cester y David Garcia https://www.facebook.com/cajaderitmosremember Caja de ritmos, el programa que te pone Dance.

Historia de Aragón
La Cadiera de 10h a 11h - 05/11/2023

Historia de Aragón

Play Episode Listen Later Nov 5, 2023 54:16


Charlamos con Juanarete del cómic “Gatos de cementerio”, nacido en el cementerio de Torrero en Zaragoza. Conversamos con Silvia Peña y David Arbués, los dos aragoneses que están entre los mejores fotógrafos de boda del mundo. Conocemos un nuevo capítulo de la historia con Eloy Morera y recorremos la actividad social, cultural y festiva del día en Aragón.

Historia de Aragón
La buena vida de 17h a 18h - 25/09/2023

Historia de Aragón

Play Episode Listen Later Sep 25, 2023 54:01


Herramientas para concentrarse, la exposición de cultura Amazigh en Albarracín,el cambio de armario, y el centenario del campo de fútbol de Torrero.

Onda Aragonesa
Las Mañanas de Onda Aragonesa, Con Arturo Monteagudo "V Festival del Aragón Legendario"

Onda Aragonesa

Play Episode Listen Later Jun 22, 2023 19:46


Arturo Monteagudo, director de la compañía Peliaugudo Arte y Circo, organizadores del V Festival del Aragón Legendario que tendrá lugar el viernes 23 de junio en Laspaúles (Huesca) y el sábado 24 de junio en Zaragoza en el Centro Cívico Torrero. En esta quinta edición, la compañía Peliagudo Arte y Circo ha centrado el programa en el protector de los bosques, Bosnerau, y el ritual de las máscaras en los solsticios y los carnavales.

El Camarote de los Marx
La huérfana del chaleco naranja (14-05-2023)

El Camarote de los Marx

Play Episode Listen Later May 14, 2023 92:16


https://elcamarotedelosmarx.blogspot.com.es/ https://t.me/CamaroteMarx Programa de radio de "El Camarote de los Marx" grabado el 14 de mayo... ...en el que hablamos de tejer a cuatro agujas, de un manazas y una huérfana perpetua, de programas que desaparecen y enfermeras que se quejan, de televisión, populismo y demagogia, de un presidente suplente y un recuento de votos camarotero, de televoto, ciberseguridad y picaresca electoral, de Eurovisión, inteligencia artificial y un podcast hecho por ChatGPT, de un coche averiado, un taxista y un chaleco naranja, de lo difícil que es saltar una valla y hacer pis en el arcén, de un entierro accidentado y un pisito en Torrero, de un patinete eléctrico y que un caballo nunca falla, de una semana floja de estrenos y un monstruo que trabaja poco, de un western muy tópico y la estupenda trayectoria de Walter Hill, de un arranque atropellado y una peli que va como un tiro, de una historia disfrutona y una relación tóxica, de un actor con acento italiano y un exorcista con estrés, de mitología, religión y luchas de poder, de una tumba perdida y un rey odiado, de un gran director italiano y su reinterpretación del western, de un silo futurista en los suburbios y una turbulenta huelga minera, de vino embotellado y cortometrajes animados, de libros, fotos y dedicatorias. de brindar por una gran madre... y dedicar el programa a una gran amiga. Estrenos de los que hablamos: Book Club: ahora Italia, Love Again, Marlowe, Jeepers Creepers: el renacer, El cazador de recompensas. Críticas: El cazador de recompensas, Guardianes de la galaxia vol.3, Renfield, El exorcista del Papa, Irati, The Lost King, Sergio Leone: el italiano que inventó América. Series: Silo, Sherwood, Las gotas de Dios, Star Wars: Visions (2ª temporada).

Onda Aragonesa
Las Mañanas de Onda Aragonesa, "Ellas también cuentan"

Onda Aragonesa

Play Episode Listen Later Feb 21, 2023 17:29


Lorena Soler, de Biribu Teatro y Maribel Martínez e Inés Lozano, dos de las participantes en el taller sobre el que versa el documental "Ellas también cuentan", un proyecto que ha consistido en la realización de un taller de teatro con mujeres mayores de 60 años que llevaron a cabo en el C.C. Torrero que culminó con una muestra en la Sala Venecia y que el miércoles 22 de febrero a las 19 h. se proyectará en el Centro de Historias.

Capital
Empresas con Identidad: Rated Power 08/02/2023

Capital

Play Episode Listen Later Feb 8, 2023 20:16


Miguel Ángel Torrero, socio director de Rated Power, nos desvela los orígenes de esta compañía pionera en el diseño de plantas solares que ha sido adquirida por el coloso Enverus por 60 millones de euros

Capital
Capital Intereconomía 11:00 a 12:00 08/02/2023

Capital

Play Episode Listen Later Feb 8, 2023 52:59


Capital privado; balance de 2022 y perspectivas para 2023. En los Desayunos de Capital visita nuestros estudios Oriol Pinya, presidente de SpainCap. South Summit presentó la semana pasada su nueva imagen corporativa, con la que comienza una nueva etapa remarcando su posición como punto de encuentro de la innovación y eje vertebrador del ecosistema emprendedor global. En Empresas con Identidad entrevistamos a Nacho Mateo, Vicepresidente de South Summit. Además Miguel Ángel Torrero, socio director de Rated Power, nos desvela los orígenes de esta compañía pionera en el diseño de plantas solares que ha sido adquirida por el coloso Enverus por 60 millones de euros .

Lebe Stark Podcast
Plug & Play | w/ Beto Torrero - (Episode #40)

Lebe Stark Podcast

Play Episode Listen Later Oct 28, 2022 107:22


Beto Torrero is an IKO Level 2 Instructor and former CrossFit & USAW Trainer. He's also a versatile master in freestyle kettlebell juggling. ___Time Stamp 00:00 Beto's Background 15:00 Kettlebell Freestyle Juggling 28:00 How Culture Influences Training 57:00 Kettlebell Sport Isn't Glamorous 1:17:00 The Essence Of a Good Coach --- Send in a voice message: https://anchor.fm/lebe-stark/message

ZARAGOZA TE HABLA
Zaragoza te habla - La Plaza de España

ZARAGOZA TE HABLA

Play Episode Listen Later Jun 15, 2022 9:40


En el programa de hoy, noveno y último de la presente temporada, vamos a centrarnos en una breve aproximación a la historia de la actual plaza de España. Para los habituales del programa, seguro que os acordáis que hace un par de temporadas dedicamos un programa a las dos plazas de España que llegó a tener casi al mismo tiempo Zaragoza en 1937 y cómo se solucionó esa duplicidad. En esta ocasión, vamos a recordar la no muy larga pero intensa vida de este singular y moderno espacio ciudadano, tan cambiante como la historia de la que ha sido testigo desde hace poco más de doscientos años. Desde la Edad Media y hasta 1808 el espacio de la plaza era muchísimo más reducido, pues desde mediados del siglo XV estaba constreñida por el enorme hospital de Gracia y desde finales del siglo XIII por la iglesia y huerta del gran convento de San Francisco, que precisamente le daba nombre al pequeño espacio comprendido entre el Coso de Carabaceros y el de los Pelliceros, junto a la Puerta Cineja. En esta diminuta plaza de San Francisco destacaba al este y desde el siglo XV el monumento votivo denominado “Cruz del Coso”, que fue reedificado en 1632 y remodelado en su ornato en 1761. La plaza se abría hacia el sur a la estrecha calleja de Santa Engracia, que conducía a ese monasterio y a la puerta del mismo nombre, que por la escasa anchura y categoría de la citada calleja no era entrada principal a la ciudad desde el suroeste, en beneficio de la Puerta del Carmen. Todo cambió con los asedios franceses de principios del siglo XIX, que transformaron radicalmente esta zona de la ciudad por el impacto destructivo tanto en el hospital de Gracia como en el convento de San Francisco, de tal forma que la nueva administración ocupante proyectó aquí el primer ensanche contemporáneo mediante un nuevo paseo Imperial que abría la ciudad hacia el sur entre las ruinas de la antigua plaza de San Francisco y el monasterio de Santa Engracia. Desde entonces la ligazón de la plaza con el nuevo paseo fue absoluta, convirtiéndose desde entonces y de esta forma en el nuevo centro urbano. La salida francesa de la ciudad en 1813 supuso que la plaza conoció el primer cambio de nombre, al recibir el del “Deseado” monarca absoluto Fernando VII. La época isabelina le otorgó el nombre con el que desde 1837 sería conocida durante una centuria: plaza de la Constitución, y además conoció el lento despeje de las ruinas de la guerra y la progresiva urbanización de la nueva plaza, con algunos de sus referentes visuales que desde entonces la caracterizarían, destacando entre ellos la Fuente de la Princesa desde 1845, el palacio de la Diputación Provincial desde 1858 y el Gran Hotel de Europa desde 1861. El creciente prestigio social de la plaza fue creciendo en paralelo a la ubicación en ella y en sus aledaños de algunos de los mejores comercios y hoteles de la ciudad, amén de algunos de los más importantes cafés como el Suizo, el Gambrinus, la Perla, el Oriental y el Royalty. Esta plaza fue además epicentro de las líneas de tranvías que desde 1885 y con tracción a sangre vertebraron el transporte urbano: Bajo Aragón, Torrero, Arrabal, Madrid y Circunvalación. Desde 1902 los modernos tranvías eléctricos continuaron este hecho. La llegada del siglo XX trajo la primera gran transformación de la plaza, cuando la Fuente de la Princesa fue desmantelada en 1902 y sustituida por el monumento a los Mártires de la Religión y la Patria, de la misma forma que el monumento a Pignatelli era removido de la plaza de Aragón y sustituido por el del Justiciazgo. Este cambio se llevó por delante los tradicionales aguadores de la plaza e incluyó también la primera de las numerosas reformas de la isleta central que la rodeaba primero la fuente y luego el monumento, desde entonces cada vez más supeditada al creciente tráfico rodado conforme avanzaban las décadas del siglo. En los años veinte tuvo lugar otra reforma de la isleta central, la desaparición de los cuatro decimonónicos quioscos de la plaza, y el surgimiento de varios edificios de otras tantas entidades bancarias que desde entonces dieron nuevo significado a la plaza: primero había sido el pionero banco Hispano-Americano a mitad de los años diez (sustituido en los años cuarenta por un inmueble más moderno), luego el Zaragozano y también la compañía de seguros La Catalana a finales de los años veinte, y a principios de los años treinta la nueva sede del Banco de España, construido sobre el solar del Gran Hotel de Europa, e inaugurada en 1936. En esas primeras décadas del siglo XX la plaza se convirtió en escenario habitual de actos públicos generalmente de contenido religioso y militar, además de los protagonizados por la comparsa de Gigantes y Cabezudos. Como una de las consecuencias de la sublevación militar contra la Segunda República española en julio de 1936, la plaza fue cambiada de nombre por última vez hasta la fecha, de forma que desde 1937 es la plaza de España, aunque para ello hubiera que cambiarle el nombre a la plaza de España proyectada y trazada en el ensanche de Miralbueno, que desde entonces tiene el nombre de San Francisco. Otra reforma de la plaza esta vez en 1942 dibujó un escenario de transición que perduraría casi veinte años, hasta la gran reforma de 1961 que, vinculada a la sustitución del bulevar del paseo de la Independencia por una autopista urbana, convirtió la plaza de España en una rotonda automovilística reforzada por el programado desmantelamiento de las líneas de tranvía, sustituidas de forma progresiva por autobuses urbanos. Relacionado con esta intervención, a mediados de los años sesenta dio sus últimos coletazos el viejo proyecto de prolongar el paseo de la Independencia hasta la plaza del Pilar, derribando la parte del caserío del Casco Viejo correspondiente. Afortunadamente, este proyecto se quedó en eso, en un proyecto. Mientras tanto, el decimonónico edificio de la Diputación Provincial fue derribado y sustituido a mediados de los años cincuenta por el actual palacio proyectado por el arquitecto Teodoro Ríos Balaguer. La denominada “transición” política de mediados de los años setenta conoció una nueva intervención en la plaza, que desde esos años se convirtió también en epicentro de las crecientes movilizaciones y manifestaciones que caracterizaron esa época y la democracia recuperada. A principios del siglo XXI la plaza de España fue objeto de una intervención integral al hilo de la famosa reforma del paseo de la Independencia mediatizada por el descubrimiento de los restos arqueológicos del antiguo arrabal musulmán de Sinhaya, y en 2011 tuvo lugar la última gran reforma hasta la fecha, en esta ocasión provocada por la afortunada instalación del tendido de la línea 1del recuperado tranvía urbano. La actual plaza de España es un espacio urbano absolutamente referencial en la ciudad, si bien hace ya tiempo que no es el “centro” de la ciudad. Conocer su historia, por ello, es también entenderla mejor. Nos escuchamos y leemos el curso que viene. Un cordial saludo. -José María Ballestín Miguel-

Radio Marca Zaragoza
Directo Marca Zaragoza 06-05-2022

Radio Marca Zaragoza

Play Episode Listen Later May 6, 2022 109:43


¡Ya disponible el podcast de #DirectoMARCAZaragoza! Hoy con el último adiós al León de Torrero, entrevista a Emilio Larraz y la previa del #RealZaragozaAlcorcón

ZARAGOZA TE HABLA
Zaragoza te habla - Cuarteles

ZARAGOZA TE HABLA

Play Episode Listen Later Apr 13, 2022 10:12


En el programa de hoy, séptimo de la presente temporada y cuando se cumple la séptima semana desde el inicio de la invasión rusa de Ucrania, os propongo hacer un recordatorio de cuando la guerra (como esta guerra, terrible e injustificable tal todas las otras guerras terribles e injustificables que siguen activas a lo largo y ancho de este mundo) decía de cuando la guerra no era televisada, y Zaragoza fue una plaza militar con sus murallas y sus cuarteles para la tropa y oficialidad. Hoy haremos, de esta forma, un breve repaso de diversos acuartelamientos que ha tenido la ciudad de Zaragoza, algunos incrustados en el mismo corazón de su casco urbano. Zaragoza contaba desde su fundación romana con un recinto amurallado de piedra de función militar defensiva que circunvalaba el actual Casco Histórico delimitado entre el Coso y el paseo de Echegaray y Caballero. La robusta fábrica de esta muralla hizo fracasar, entre otros, el famoso asedio merovingio en 542. Tras la conquista musulmana en 714 la ciudad fue prosperando y consolidando nuevas zonas urbanas extramuros hacia el este, el sur y el oeste que fueron protegidas por un nuevo recinto amurallado, en este caso de adobe y ladrillo, que desde las Tenerías llegaba hasta la actual plaza de Europa. Otro famoso asedio, el franco de 778, fracasó también ante las murallas de Saraqusta. En 1118 los cristianos conquistaron la ciudad, que vería pasar casi seiscientos años hasta verse afectada directamente por otra guerra. Fue a principios del siglo XVIII, cuando la disputa por la sucesión española al trono, que Zaragoza comenzó a poblarse de cuarteles. Aunque contaba con un “castillo” o “fuerte” (la Aljafería) su deplorable estado lo hacía impracticable como cuartel, y ante la ausencia de otras dependencias estables de infantería y caballería, la tropa y oficialidad se instaló en edificios civiles circunstancialmente reconvertidos como estancias cuarteleras. Así, la casa-palacio de los Urriés en la calle de los Predicadores, una cercana casa de la calle de la Hilarza, el mesón del Milagro y una casa inmediata en la calle de Predicadores hicieron las veces de cuarteles de infantería, y los mesones de San Ildefonso y de San Vicente, ambos en la calle del Carmen, fueron utilizados como cuarteles de caballería. Esta situación se prolongó durante casi medio siglo, incluyendo otras ubicaciones en casas alquiladas en la Puerta Quemada, el Coso, las plazas de la Magdalena y de Santa Marta, la Tripería, el Arrabal, los mesones de San Juan y de Santa Fe, etc. En la primavera de 1766, durante el denominado “motín de los broqueleros”, la carencia de cuarteles estables de caballería fue solventada con el habitual recurso al alojamiento improvisado, si bien pocos años después esta situación tomó un nuevo rumbo, cuando un cuartel de caballería permanente y de nueva planta fue diseñado y construido en la plaza del Portillo, y tras décadas de planes y proyectos sin concretar, luego de una destacada remodelación, la Aljafería fue convertida en cuartel permanente de infantería. Durante los terribles asedios franceses de 1808-1809 la ciudad fue militarizada y su cinturón de conventos reconvertido en fuertes armados: San Lázaro, Jesús, San Agustín, San José, Santa Engracia, Capuchinos, Carmen, Agustinos del Portillo..., como también lo fue el céntrico convento de San Francisco, siendo esa reconversión militarista la que hizo que resultaran destruidos o gravemente afectados por los combates. Fue precisamente ese temporal uso militar de los conventos el que, tras los procesos de exclaustramiento o desamortización a principios del siglo XIX, llevó a que varios de ellos encontraran desde entonces un definitivo acomodo castrense, al hilo de las varias guerras civiles o carlistas que en 1838 afectaron a Zaragoza directamente con el famoso episodio del cinco de marzo de 1838. De esta forma, tomaron carta de naturaleza los nuevos cuarteles de San Lázaro, San Agustín, Santa Engracia, el Carmen, Hernán Cortés (antiguo convento de Capuchinos), Trinitarios y La Victoria. El convento de San Ildefonso fue reconvertido en Hospital Militar, el de las Carmelitas Descalzas de San José en Parque de Ingenieros y luego Gobierno Militar, el Hospital de Convalecientes en el Cuartel de Ingenieros de Sangenis, una antigua salitrería militar en Parque de Artillería, y dentro del complejo portuario civil del Canal Imperial en Torrero se habilitó un gran cuartel de caballería del mismo nombre. El Castillo de la Aljafería y el Cuartel de caballería del Cid perduraron como dependencias militares, mientras que otro espacio militar, la Capitanía General, ocupó varias sedes provisionales hasta que a finales del siglo encontró su emplazamiento definitivo en la plaza de Aragón. A este proceso hay que añadir el que desde principios del siglo XX llevó a conformar el descomunal espacio militarizado que ocupa un tercio del término municipal de Zaragoza, conformado por el Campo de Maniobras de San Gregorio (originalmente de Alfonso XIII) con el pionero Cuartel del General Luque y el anexo recinto de la Academia General Militar de finales de los años 20. En esa década se construyó además el nuevo cuartel de artillería ligera de Palafox con su anexa pista de equitación y el Cuartel de Sanidad Militar en la carretera de Valencia. Además, el recinto del antiguo ferial de ganados junto al río Huerva fue reconvertido en Corral de Abastos de Intendencia, y el penal de San José en Cuartel también de Intendencia. Dentro de esta dinámica de constante aumento de cuarteles hay que reseñar la desmilitarización del cuartel de Santa Engracia, desmantelado poco antes de la Exposición Hispano-Francesa de 1908. Ya antes habían sido derribadas las murallas, salvo unos pocos lienzos reaprovechados por las viviendas a ellos anexos. La Guerra Civil de 1936-1939 convirtió a Zaragoza en un gran cuartel, centro hospitalario y centro industrial con fines militares. A tal efecto se militarizaron numerosos espacios y edificios para albergar cuarteles, hospitales y centros de detención y de represión. Tras la victoria de los nacionalistas en 1939 aún habrían de surgir nuevos espacios militares en la ciudad, como el Cuartel de Automóviles en las Tenerías, el Cuartel de Sementales en la calle del Asalto, el Cuartel de Valdespartera construido sobre los vales en los que en la guerra se había fusilado a centenares de republicanos, el Cuartel de Casablanca resultado de la ampliación del Cuartel de Sanidad Militar, y un nuevo Hospital Militar. Además, en el interior de la ciudad surgieron otros espacios militares, como la nueva Jefatura del Aire en la plaza de José Antonio, la sede de diversos negociados del Ejército del Aire en el paseo de Calvo Sotelo, y la Farmacia Militar en el paseo de las Damas. Esta sobresaturación militar en la ciudad comenzó a ser revertida parcialmente cuando el Cuartel del Carmen fue desmilitarizado en los años 50, y sobre todo mediante la denominada “Operación Cuarteles” que en los años 70 y primeros 80 vio, previo pago de compensaciones económicas pactadas, el paso del ramo de la guerra a la sociedad civil de los cuarteles de Hernán Cortés, San José, Automovilismo, San Lázaro, Palafox, Aljafería, Sangenis, San Agustín, Parque de Artillería, Gobierno Militar, Sociedad Hípica, Corral de la Leña, Polvorines de Torrero y una pequeña parte del cuartel de Torrero. En los años 90, y a cambio de un sustancioso pellizco económico, le tocó al cuartel de Sementales. Ello no significa que la presencia militar en la ciudad haya desaparecido, ni mucho menos. Continúa como solía, si bien de forma menos explícita y más discreta. Como casualmente hoy se cumple el aniversario 91 de la proclamación de la Segunda República Española, vamos a terminar hoy de forma un poco más festiva que el contenido del programa que ahora finalizamos con el preceptivo y saludable ¡Salud y República! Nos escuchamos pronto. -José María Ballestín Miguel-

ZARAGOZA TE HABLA
Zaragoza te habla - Zaragoza y sus necrópolis

ZARAGOZA TE HABLA

Play Episode Listen Later Mar 10, 2022 10:54


En el programa de hoy, sexto ya de la temporada, y cuando según el Ministerio de Sanidad ya se han superado los 100.000 fallecimientos por el COVID-19 en España, os propongo hacer un breve repaso de los diferentes lugares de enterramiento que ha tenido Zaragoza desde su fundación romana hace 2.037 años, que son bastantes, y alguno ciertamente sorprendente. Cuando en el año 15 antes de Nuestra Era tuvo lugar la fundación de la Colonia de Caesaraugusta, en Roma ya estaba asentada hacía tiempo la prohibición de enterrar cadáveres dentro del perímetro de la ciudad por razones de higiene y seguridad. Por ello, los enterramientos se realizaban a ambos lados de los principales caminos de acceso a la urbe. Así, en la Zaragoza romana hubo una necrópolis en la parte oriental de la periferia que, una vez cruzado el río Huerva, se extendía a ambos lados de la calzada que llevaba a la actual Gelsa, en lo que hoy es el barrio de Las Fuentes hasta la altura de la calle del Monasterio de Nuestra Señora del Pueyo. Otra necrópolis se extendía en la zona occidental de la ciudad, junto a la calzada que prolongaba el decumano máximo en dirección a la actual ciudad de Astorga, siguiendo la actual calle de los Predicadores. Se supone que había otra necrópolis junto a la calzada que salía de la ciudad hacia el sur, en lo que hoy sería el paseo de la Independencia y la plaza de Aragón, aunque en este caso y a diferencia de los dos anteriores, no se han encontrado restos arqueológicos que lo confirmen, como tampoco ha sucedido en el camino de salida hacia el norte por el Arrabal. Los primeros enterramientos cristianos continuaron la costumbre de realizarlos donde ya lo hacían los romanos, aportando algunos espacios propios, como el actual paseo de Echegaray y Caballero y el entorno de la plaza de Santa Engracia, donde encontraron descanso eterno los famosos dieciocho “Innumerables Mártires”. En la etapa visigoda comienza a generalizarse la práctica de enterrar en las iglesias parroquiales, si bien sólo en el caso de los sacerdotes y algunos seglares “virtuosos y meritorios”. Durante el dominio musulmán de Saraqusta, los muertos se enterraban en tres “almecoras” fuera de la ciudad, pero no muy lejos de las puertas de acceso. Las dos primeras, al oeste y al sur, se correspondían con las preexistentes zonas de enterramiento de romanos (calle de los Predicadores) y cristianos (plaza de santa Engracia), y la del este se extendía por el arrabal luego ocupado por el convento, primero de San Francisco y luego de San Agustín. La conquista cristiana de 1118 generó un espacio denominado “Barranco de la Muerte” en el monte de Torrero, donde supuestamente habría habido un encuentro armado y gran cantidad de moros habrían allí muerto. Ese año supuso también una auténtica revolución en lo que a las necrópolis se refiere, ya que se abandonó el enterramiento en la periferia de la ciudad para practicarlo bien junto a las iglesias intramuros, en una zona anexa a la iglesia denominada fosal o fosar, o bien en el interior mismo de los templos, como ya se empezó a practicar en tiempos de los visigodos. De esta forma, apareció una miríada de espacios de enterramiento, que incluía tanto las parroquias (nueve mayores: La Seo del Salvador, Santa María la Mayor, San Gil, Santiago o San Jaime, Santa María Magdalena, San Felipe, Santa Cruz, San Pablo y San Juan del Puente; seis menores: San Nicolás, San Lorenzo, San Andrés, San Pedro, San Juan el Viejo y San Miguel de los Navarros; y una dependiente de la diócesis de Huesca: Santa Engracia), los conventos mendicantes (el ya referido de los Franciscanos y luego Agustinos, Predicadores de Santo Domingo, Predicadoras de Santa Inés, frailes menores de Franciscanos, Santa Catalina, Jerusalén, Carmelitas), las órdenes militares (El Temple, San Juan, Santo Sepulcro), y también los espacios segregados de las religiones minoritarias (Fosal de los Moros y Fosal de la Judería, ambos posiblemente en el entorno de la puerta del Portillo, fuera del muro de rejola), e incluso un lazareto (San Lázaro, en el Arrabal de Altabás). Durante la Contrarreforma católica, a esta relación de conventos se sumaron otros doce cenobios masculinos y femeninos, y cada uno incluía su correspondiente y preceptivo camposanto. En total, Zaragoza llegó a contar a la vez con unos 40 cementerios.... Así fue hasta que las luces de la Ilustración comenzaron a alumbrar a finales del siglo XVIII una nueva etapa en el negociado de la muerte, cuando médicos y autoridades propugnaron acabar con las inhumaciones dentro de la ciudad y de los templos, tanto por razones sanitarias como estéticas. Efecto inmediato de la generalización de los cementerios extramuros (como en tiempo de los romanos), sería la liberación del codiciado suelo hasta entonces ocupado por los numerosos y céntricos fosales parroquiales, y que fue vendido al mejor postor y pronto edificado. Pero este paso de las musas al teatro en cuestiones mortuorias no se generalizaría hasta bien entrado el siglo XIX. De esta forma, el primer e ilustrado cementerio de Zaragoza fue el del Hospital de Gracia, proyectado en el camino de la Cartuja Baja para quienes morían en ese hospital y no tenían medios para ser sepultados en alguna de las parroquias de la ciudad. Tras la escabechina provocada por los asedios de 1808-1809, la nueva administración francesa intentó en vano que el de la Cartuja se convirtiera en el único cementerio de la ciudad. De esta forma, cuando los franceses dejaron la ciudad en 1813 las cosas mortuorias, como todas las demás, volvieron por donde solían. En 1832 se comenzó a construir por fin el primer recinto de un nuevo cementerio municipal permanente al sur del Canal Imperial, en las alturas del monte de Torrero, con proyecto de los arquitectos Joaquín Gironza Langarita y José Yarza Miñana. Pero en 1858 las parroquias comenzaron a construir un nuevo cementerio propio en el Término de Miralbueno, llamado del Terminillo o de la Casa Blanca, junto a la carretera de Valencia, al objeto de sustituir al municipal cementerio de Torrero y seguir ingresando de esta forma notables ingresos mediante la gestión del negociado de la muerte. Fue inaugurado en enero de 1864, pero su “vida útil” fue sólo de poco más de dos años, en los que se pobló con casi 3.500 “residentes”. Sólo en 1912 se exhumaron todos esos restos y se trasladaron a Torrero, siendo el solar resultante vendido en pública subasta y comprado por el arzobispo Soldevilla, que allí fundó la Escuela Asilo de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl. Mientras tanto, el cementerio de Torrero pasó por diversas fases hasta que se convirtió definitivamente en el cementerio de Zaragoza, conociendo desde entonces numerosas ampliaciones (1874, 1877, 1885, 1890, 1903, 1918, 1936, 1958, 1970, 1985…) que lo han consolidado como la auténtica ciudad de los muertos de Zaragoza. Quien esté interesado en este tema, hay una referencia bibliográfica absolutamente imprescindible, titulada “La ciudad y los muertos. La formación del cementerio de Torrero”, de Ramón Betrán Abadía. Un cordial saludo, y aunque los perros y las perras de la guerra pontifiquen que decir ahora NO A LA GUERRA Y NO A LA MUERTE EN UCRANIA, PARAR LA GUERRA, es algo“naif”, o lo mismo que “ponerse de perfil”, dejemos que sean otros los que proclamen el atávico ¡viva la muerte, viva la guerra! Y de los muertos de hoy, a los muertos de hace unos años, porque mañana viernes se cumple el aniversario dieciocho del horroroso 11-M del año 2004 en que aquél infame Gobierno de Aznar trató de mercadear sin ningún escrúpulo muertos por votos de forma repugnante y abyecta. Un recuerdo a las víctimas del terrorismo y a sus familiares. Cordiales saludos, y nos escuchamos pronto. -José María Ballestín Miguel-

ZARAGOZA TE HABLA
Zaragoza te habla - La Zaragoza de Skogler

ZARAGOZA TE HABLA

Play Episode Listen Later Feb 10, 2022 9:58


En el programa de hoy, quinto ya de esta temporada y segundo del presente año 2022 que ya comienza su mes segundo, os propongo un recordatorio de las más que interesantes fotografías realizadas en Zaragoza por Ángel Cortés Gracia, alias Skogler, durante la Guerra Civil, todo un muestrario de la Zaragoza azul que se impuso por la fuerza de las armas un 19 de julio para darle la vuelta a lo que las urnas, por “error”, habían determinado en febrero de 1936 que tenía que ser de otra forma. A mediados del pasado año 2021, y con el impulso de la Diputación Provincial de Huesca, pudimos disfrutar del visionado de un buen puñado de fotografías inéditas de Zaragoza en la segunda mitad de los años 30, aunque para eso hubiera que desplazarse a ver su exposición… hasta Huesca. Con el título “Skogler-Ángel Cortés. El visor falangista de la Guerra Civil y la posguerra (1936-1948)”, se pudieron contemplar allí y de esta forma decenas de fotografías realizadas por el fotógrafo zaragozano Ángel Cortés Gracia, que fuera operario del gabinete fotográfico de Carlos Skogler Fredikson y que desde 1933 pasó a regentar su estudio ubicado en el nº 31 del Coso, ante la plaza de la Constitución, conservando la marca “Skogler” por el prestigio asociado a ella. Por su condición de “Camisa Vieja” es decir, afiliado a la Falange antes de la sublevación militar de julio de 1936 y sobre todo por su trabajo en el nuevo diario “Amanecer. Diario Nacional Sindicalista”, que comenzó a publicarse el 11 de agosto de 1936 donde hasta entonces estuvo el incautado “Diario de Aragón”, “Skogler” cubrió preferentemente desde entonces y hasta el final de la guerra numerosos actos protagonizados por la Falange en Zaragoza. De esta forma, el “fondo Skogler” ofreció una extensa galería de imágenes que desde el mes de julio de 1936 y hasta el año 1939 ilustran el panorama de la “nueva” Zaragoza impuesta a sangre y fuego. En su inmensa mayoría se trata de imágenes relacionadas directa o indirectamente con la guerra iniciada ante la fuerte resistencia de la República democrática. Así, por ejemplo, el cuartel de los Castillejos en Torrero se nos muestra como uno de los epicentros de la organización militar de los sublevados, incluyendo las visitas de altos mandos militares, como el general Millán Astray. De este cuartel parten numerosos desfiles hasta el centro de la ciudad que discurren por el paseo de Sagasta (luego del General Mola). El previsto colegio de San Agustín en el camino de los Torres fue durante esos años reconvertido en hospital y en cuartel de Falange, como testifican varias interesantes fotografías. Las prácticas de tiro protagonizan también varias fotos en escenarios de San Gregorio y otros cuarteles urbanos. El exitoso devenir de la guerra para los sublevados aporta la celebración callejera de cada una de las victorias militares, como por ejemplo, la toma de Bilbao, y la captura de material de guerra a los milicianos primero y al Ejército Popular después, conlleva su exhibición en la calle o en las inmediaciones del Pilar. Los desfiles militares inundan la ciudad, bien por parte de las fuerzas de la guarnición, o de las diferentes tropas de paso por la ciudad de camino o regreso de los frentes de guerra, como por ejemplo muestra la espectacular serie de fotos de la llegada de los defensores del Santuario del Pueyo. También de carácter militar son las numerosas conmemoraciones del nuevo régimen: aniversario de la fundación de Falange; aniversario del Decreto de Unificación de FET y JONS, con presencia del “caudillo” Francisco Franco en el impresionante marco escénico del “Campo de la Victoria”; los grandes homenajes al “Ausente” José Antonio Primo de Rivera en el parque de Buenavista y en la plaza de La Seo; una magna marcha nocturna con antorchas para conmemorar el aniversario del “Glorioso Alzamiento Nacional”; la celebración por todo lo alto del “Día del Caudillo”; los funerales en memoria del “protomártir” José Calvo Sotelo en Santa Engracia, etc., etc. En estas celebraciones de calle tiene una importante presencia la Sección Femenina, que además de desfilar marcialmente hasta el Pilar, también rinde homenajes a sus “caídas”, como el caso de Marina Moreno, y realiza un gran almuerzo en el restaurant Las Palmeras. La presencia femenina también protagoniza las cuestaciones callejeras, los quioscos de libros con novedades editoriales, las mesas de recogida de libros para los soldados del frente, y la atención de los comedores del Auxilio Social. Hasta Pilar Primo de Rivera, la jefa nacional de la Sección Femenina, visita Zaragoza. Otro capítulo importante son los homenajes a los “caídos por Dios y por España”, que en esos años tiene como escenario central el entorno de la Puerta del Carmen, además del cementerio católico de Torrero. Algún caso concreto, como el funeral del capitán Hernández Blasco de la Bandera Sanjurjo, permiten ofrecer insólitas imágenes del cortejo funerario por el tramo medio del Coso junto el edificio del antiguo Banco de España, reutilizado como sede de la Legión. Y unos coches fúnebres a las puertas del Hospital Militar ubicado junto a la iglesia de Santiago nos ofrecen una inédita vista de este espacio desaparecido. Los aliados italianos y alemanes de los sublevados muestran una destacada presencia, como la bendición del gallardete del italiano “Fascio di Saragozza”, o las celebraciones nazis del cumpleaños del “Führer” en el Colegio Alemán y de la toma del poder en el Casino Mercantil, además de la habitual participación en los homenajes a los “caídos” o en la corrida de toros homenaje a la Aviación nacionalista. La legión Cóndor establecida en Zaragoza aporta varias imágenes donde aparece su gran jefe, Wolfram von Richthofen. Los efectos de los bombardeos republicanos protagonizan también importantes reportajes de denuncia, como los que tuvieron lugar en la calle Torrenueva y Don Jaime I. Los jerarcas locales de Falange, comenzando por su responsable provincial, Jesús Muro, protagonizan un buen número de imágenes, tanto asistiendo a actos oficiales, poniendo la primera piedra a una viviendas de la Central Obrera Nacional Sindicalista, asistiendo a la boda de un “camarada”, a algún bautizo, etc. De la misma forma, la sede provincial de Falange, de la Sección Femenina y el Hogar José Antonio, se nos muestran mediante varias fotos de sus diversas oficinas y dependencias. La íntima ligazón entre la iglesia católica y los sublevados en Zaragoza tiene numerosas muestras en esta exposición, en homenajes y celebraciones de cualquier tipo, como una curiosa foto de una misa en el cuartel de Falange establecido en el Frontón Cinema, o una misa que celebra la Inmaculada Concepción como patrona del arma de Infantería en Santa Engracia… Muy de cuando en cuando se cuela alguna que otra imagen que podría considerarse de la vida cotidiana, como una foto de la terraza del Café Gambrinus en la plaza de España, aunque casi todos los clientes que aparecen en ella son militares o paramilitares… Un partido de fútbol celebrado en el campo de Torrero se nos muestra en el momento en que ambos equipos saludan con el brazo en alto… Tal vez una de las imágenes más “normales” sea la que muestra la cabalgata de los Reyes Magos saliendo del Hospicio Provincial… En fin, una más que interesante exposición fotográfica que trasladada a su correspondiente catálogo nos muestra históricas imágenes de la Zaragoza de la segunda mitad de los años 30, durante la terrible Guerra Civil. Altamente recomendable, desde luego, para comprender mejor de dónde venimos, y a dónde no queremos volver ni por equivocación. Un cordial saludo, y no os equivoquéis tampoco al marcar las teclas en el cajero automático, aunque si os pasa, probad luego a denunciar ante el Tribunal Constitucional que se trata de un “error informático” o, ya puestos, de un “auténtico pucherazo bancario”. A ver el caso que os hacen. Nos escuchamos pronto. -José María Ballestín Miguel- https://www.flickr.com/photos/zaragozaantigua/51367473994/in/album-72157674752869356/

ZARAGOZA TE HABLA
Zaragoza te habla - 1710: La Batalla de Zaragoza

ZARAGOZA TE HABLA

Play Episode Listen Later Oct 13, 2021 8:52


Es posible que usted que ahora nos escucha haya paseado, ocasional o habitualmente, por esa gran superficie comercial que se localiza al sureste de la ciudad, limitando con la Z-40, y haya llegado a una plaza donde se encuentra una placa que recuerda que en el año de 1710 por esos andurriales tuvo lugar la denominada “batalla de Zaragoza”. Si no tuvo tiempo de leer la leyenda de esta placa, no se preocupe, que ahora me voy a referir a ella. El 20 de agosto de 1710 y en el contexto de la Guerra de Sucesión española dos ejércitos se enfrentaron en los montes de Torrero para disputarse el control de Zaragoza: las tropas del rey Felipe V y las del archiduque Carlos de Austria. ¿Qué había pasado para llegar a esto? Nueve años antes, en mayo de 1701, el duque de Anjou había sido coronado rey de España como Felipe V en cumplimiento del testamento del fallecido rey Carlos II, y en septiembre vino a Zaragoza a jurar en la Seo los fueros y privilegios del reino, partiendo luego hacia Cataluña para cumplir el mismo ceremonial. En paralelo a esta normalidad institucional supuso el relevo de la Casa de Austria por la de los Borbones, se había formado una alianza entre Austria, Inglaterra y Holanda que declaró la guerra a las aliadas Francia y España. Múltiples intereses políticos y estratégicos motivaron que esta alianza promoviera al archiduque Carlos de Austria al trono español, aunque llamativamente esta Guerra de Sucesión española comenzó a disputarse… en las plazas españolas de Flandes e Italia, y en 1702 el archiduque Carlos fue coronado rey de España… en Viena. Este Carlos “III” desembarcó en Barcelona en 1705, donde estableció su corte. Este hecho, y sobre todo, la presencia del ejército anglo-austríaco-holandés que le acompañaba, desencadenó la guerra abierta en la península y con ella la toma de partido de las elites locales a favor de uno u otro bando, originando lo que Melchor Macanaz calificó de guerra supercivil. Como respuesta a la venida en carne mortal del pretendiente austríaco, en 1706 Felipe V y su ejército fueron a Barcelona para enfrentarlo. El fracaso en esta empresa hizo tambalearse la fidelidad borbónica de Zaragoza, sobre todo cuando el ejército archiducal se aproximó a ella. En junio la ciudad mudó su lealtad hacia el austria. En abril de 1707 y tras la derrota en la batalla de Almansa la causa archiducal se desplomó: tras la retirada de su ejército las ganancias territoriales se desvanecieron como lágrimas en la lluvia, y Zaragoza fue nuevamente borbónica. Como tras cada mudanza de fidelidad, sucedieron episodios de represión sobre las cabezas visibles de uno u otro bando, aunque en esta ocasión aconteció una novedad en forma de real decreto que implantó la Nueva Planta, aboliendo los fueros, privilegios y la tradicional planta política y administrativa del reino, en un proceso ralentizado por la guerra. En 1710 desembarcó en Barcelona un nuevo ejército archiducal, que tras derrotar en julio al ejército borbónico cerca de Lérida cruzó el río Ebro por Osera y se ubicó a dos tiros de cañón de Zaragoza. Entre este ejército y la ciudad se situaron las tropas borbónicas para dar la batalla, que comenzó la mañana del 20 de agosto en una amplia zona del sur de Zaragoza que al este se extendía desde el camino del Puente del Virrey hasta las inmediaciones del río Ebro, y que al oeste llegaba hasta los Pinares de Venecia y el trazado más sureño de la actual autovía Z-40. Ambos ejércitos sumaban unos 45.000 soldados, y entre ambos el Barranco de la Muerte delimitó el campo de batalla, por lo que ésta también suele denominarse de esa forma. El combate fue rápido y desastroso para Felipe V, que a duras penas escapó por el camino de Alagón hacia Madrid, mientras el archiduque entró por segunda vez en Zaragoza. Tras la batalla, unos 6.000 muertos escenificaron el carácter internacional del conflicto: alemanes, austríacos, españoles, franceses, holandeses, ingleses, irlandeses, italianos, valones… En enero de 1711 un nuevo ejército borbónico desbarató a los archiducales en Brihuega y Villaviciosa y Zaragoza mudó otra vez fidelidad a Felipe V. La Nueva Planta, reformada, fue ahora aplicada como castigo por la infidelidad de la cabeza del reino, de la misma forma que Navarra y Vizcaya conservaron sus fueros y privilegios por respaldar al borbón. Mientras tanto, y ante la muerte sin descendencia del emperador de Austria, este Carlos “III”, que era su hermano, se convirtió en Carlos VI del Sacro Imperio Romano Germánico. Sus aliados ingleses y holandeses que luchaban contra la hegemonía franco-española, no vieron con buenos ojos una posible nueva hegemonía austro-española, ya que Carlos se negó a renunciar al trono de España. Por ello, abandonaron su causa y comenzaron a pactar una paz por separado. Con ello, y a efectos prácticos, la guerra estaba sentenciada a favor de Felipe V. Aparte de la cartografía de Zaragoza realizada por ingenieros militares, y los dibujos y grabados que que ilustran la batalla de Zaragoza (todos realizados por cierto al norte de los Pirineos), poca huella memorialista de esta guerra puede rastrearse en la ciudad. Apenas la arboleda de Macanaz, que recuerda el nombre del intendente de Zaragoza entre 1711-13 que promovió la plantación de esta pionera zona verde urbana, y una placa que desde 2010 recuerda esta batalla en la referida plaza de la gran superficie comercial construida donde el ejército archiducal situó su flanco izquierdo. Mientras que la batalla de Almansa de 1707, de esta misma guerra, figura en el nomenclátor local desde 1964, la de Zaragoza de 1710 no ha encontrado valedor para hacerse un hueco en él, tal vez por aquello de que quienes la ganaron… perdieron luego la guerra, y a la inversa. Terminamos. Espero que tras estas referencias, cuando ustedes vuelvan a pasar por esta zona comercial de los montes de Torrero, tengan un minuto para pensar que están caminando por un importante escenario de la historia de Zaragoza, ni más, ni menos. Un cordial saludo, y hasta la próxima.

2 Balls and a Mic
EP 81| 2 Balls and a Mic | Terrible Torrero Night For SD Loyal, Lukaku v Cavani, FANTASY FOOTBALL

2 Balls and a Mic

Play Episode Listen Later Aug 18, 2021 93:47


Fallo de sistema
Fallo de sistema - 455: Orgullo friki en sol mayor - 06/06/21

Fallo de sistema

Play Episode Listen Later Jun 6, 2021 59:05


Hacemos un viaje musical al centro de la galaxia friki, deleitándonos con músicas que nos llevan a los otros mundos pero en una clave diferente… Juntamos a tres músicos que se han acercado a las músicas de videojuegos, cine y animes desde un estilo distante en principio. Y el resultado nos encanta. Conectamos con Elesky , una pianista clásica de formación y que se ha especializado en hacer versiones, medleys y conciertos de los videojuegos, series y películas que más nos cautivan. Desde Asturias, se sube a la Nabucodonosor acompañada de su piano en directo. Desde Zaragoza, del barrio de Torrero, nos encontramos con el guitarrista flamenco Ernesto de Torrero, cuyas versiones flamencas arrasan en Tik Tok y otras redes sociales, como su Harry Potter por bulerías y que emocionó a la propia J.K. Rowling. Y en Málaga, conectamos con José Luís Amores, ex Tentacles, y que siempre ha volcado su pasión por el Jazz y la electrónica en sus composiciones. Desde el Planeta Segovia, os hablamos del músico ecléctico total: Mr. Hans Zimmer. Escuchar audio

ZARAGOZA TE HABLA
Zaragoza te habla - Cines desaparecidos

ZARAGOZA TE HABLA

Play Episode Listen Later May 20, 2021 28:58


Cuando parece confirmarse la reconversión del antiguo Cinema Elíseos en un punto de distribución de comida rápida, vamos a dedicar el programa de hoy a recordar someramente la fortuna de decenas de espacios que hasta hace no demasiado estaban dedicados a la exhibición cinematográfica en el mismo centro de la ciudad, antes de que se impusiera su cierre, mientras nuevas salas se abrían al público a varios kilómetros de distancia, integradas en grandes superficies donde el consumo es el rey. Suele considerarse que la primera gran crisis del sector de la distribución y exhibición de cine tuvo lugar a finales de los años 70 del pasado siglo, en parte por la intrusión del vídeo doméstico y en parte por la gran crisis económica, lo que desembocó en una brutal reconversión del sector. De esta forma, en 1979 ya cerraron los cines Avenida, Actualidades, Latino y Dux. El caso del cine Latino, sito en la calle de los Estébanes, fue pionero al iniciar la senda de la transformación de algunas salas de cine en el próspero negocio que hacía furor en la época: el fomento de la ludopatía mediante la proliferación de los bingos. La década de los 80 se inició con el cierre de los cines Dorado, Gran Vía y Oliver, siendo éste último otro indicio de lo que estaba por venir: el cierre de todos los denominados “cines de barrio” que, aunque de categoría inferior a los del centro, y con proyecciones de reestreno, al menos llevaba este espectáculo a buena parte de la periferia de la ciudad. En 1981 y de esta forma, fue cerrado el cine Norte; en 1982 el cine Coso, y en 1983 el cine Torrero. El icónico año 1984 fue coincidente con la clausura de los cines Venecia, Rialto, Pax, París y Madrid. En 1985 le tocó el turno a los cines Roxy y Victoria; en 1986 al Teatro Argensola, que desde 1945 era fundamentalmente cine; en 1987 al Arlequín, y en 1989 al Palacio. Esta catastrófica tendencia se ralentizó, por pura supervivencia del sector, en los años 90, cuando también vieron echar el cierre el Salamanca en 1990, y el Coliseo Equitativa y el desgraciado Teatro Fleta en 1999. Mientras tanto, este zarandeado sector apenas vio abrir nuevos cines, que desde entonces lo fueron agrupados en la modalidad de multisalas o multicines, como los pioneros Buñuel en 1978 y los Aragón en 1980. Esta tendencia perduró en los años 90, si bien inscrita como un atractivo más dentro de las grandes superficies comerciales que desde entonces caracterizan el modelo de ocio y consumo en Zaragoza: los cines del Centro Comercial Augusta en 1996, los Multicines Renoir y los Cines Warner Lusomundo en 1997, los Yelmo Cines Plaza Imperial en 2008, los Cines Aragonia en 2009, y los cines de Puerto Venecia en 2012. Pero esta proliferación de multisalas no ha sido un sumatorio, ya que mientras tanto se seguían cerrando cines “tradicionales”, como el Don Quijote en 2002; el Goya, el Mola y los Multicines Aragón en 2005; y algunas de las recientes multisalas, como los Buñuel en 2007, y los Renoir en 2012. En 2014, fue cerrado el cinema Elíseos, abierto en 1944 en los bajos del gran edificio del mismo nombre que mantuvo el recuerdo de un singular espacio de ocio que desde 1875 albergó un jardín de recreo, un teatro e incluso una pequeña plaza de toros, y luego un velódromo. Ahora, tras la licencia condedida por el ayuntamiento, aquí se podrá degustar comida rápida con denominación de origen norteamericano y burbujeantes refrescos no menos saludables. Eso sí, en la fachada se mantendrá el tradicional cartel que anunciaba “Cinema Elíseos”. -José María Ballestín Miguel-

Onda Aragonesa
Las Mañanas de Onda Aragonesa "Carnaval Torrero-La Paz".

Onda Aragonesa

Play Episode Listen Later Feb 16, 2021 13:32


Centros, asociaciones, entidades y agentes socioeducativos de Torrero y la Junta de Distrito Torrero- La Paz organizan el Carnaval de Torrero 2021: Superhéroes y superheroínas de mi barrio. Se celebrará el viernes 12. Hablaremos de ello con Andrea Brusel, voluntaria de la Asociación de Intervención Socioeductaiva El Trébol. https://vecinoslapaz.org/carnaval-detorrero- 2021-superheroes-y-superheroinas-de-mibarrio

Aragón Sostenible
Aragón Sostenible - 06/01/2021 - Especial Ruta de Mujeres Imborrables

Aragón Sostenible

Play Episode Listen Later Jan 6, 2021


La vida de 41 mujeres que dejaron un gran legado se puede descubrir en la ruta de las mujeres imborrables del cementerio de Torrero, en Zaragoza. …

Les impostures de Jean-Yves Lafesse
Le torrero de Laon - Les impostures de Jean-Yves Lafesse en podcasts sur Rire & Chansons

Les impostures de Jean-Yves Lafesse

Play Episode Listen Later Dec 4, 2020 4:01


Retrouvez les impostures de Jean-Yves Lafesse en podcasts avec Rire & Chansons

Les impostures de Jean-Yves Lafesse
Le torrero de Laon - Les impostures de Jean-Yves Lafesse en podcasts sur Rire & Chansons

Les impostures de Jean-Yves Lafesse

Play Episode Listen Later Dec 4, 2020 4:01


Retrouvez les impostures de Jean-Yves Lafesse en podcasts avec Rire & Chansons

Hablemos de... con Carmen Santoyo
Ep. 15 Acciones que limitan tus finanzas / Rocío Torrero

Hablemos de... con Carmen Santoyo

Play Episode Listen Later Aug 3, 2020 56:22


Hablemos de 4 acciones que pueden limitar tus finanzas personales, escucha como al tomar conciencia de tus acciones te puede llevar a ser más asertivo y así impactar positivamente tus finanzas, con nuestra invitada Rocío Torrero.

Tomato Talent MX
37. Edson Torrero || Especialista en software CISCO Japón || Tomato Talent

Tomato Talent MX

Play Episode Listen Later Jul 17, 2020 18:04


Edson Torrero es Ingeniero en telecomunicaciones por la UNAM y especialista de Software en la empresa Cisco en Japón. En esta entrevista Edo nos platica cómo es que de Culiacán se fue a vivir a CDMX y tras aprender japonés más un par de visitas a Japón, le llegó una oportunidad para trabajar e irse a vivir para allá. Creo que varios se van a sentir identificados en la expectativa de profesional de Edson cuando era niño y, aunque la vida no es exactamente como la esperaba, ha llegado muy cerca y vive en donde quería estar. Además de hablarnos en japonés y contarnos un súper resumen de su historia, Edson da recomendaciones a cualquier persona que quiera desempeñarse profesionalmente en el extranjero. Nos dice, que en realidad no es complicado, sólo necesitan determinación y tomar las oportunidades que se les presentan.

Hablemos de... con Carmen Santoyo
Ep.01 ¿Será conveniente retirar dinero de tu cuenta de AFORE en este tiempo de crisis? / Rocío Torrero

Hablemos de... con Carmen Santoyo

Play Episode Listen Later May 4, 2020 51:55


Hablemos de que opciones de retiro tenemos en nuestra cuenta individual de AFORE, y que consecuencias traerá este retiro de recursos el día que llegue nuestro tiempo de jubilación, con nuestra invitada Rocío Torrero Beyer, asesor financiero. #pensiones #jubilacion #pension #retiro #finanzas #finanzaspersonales #asesor #asesorfinanciero #dinero #desempleo #crisis #ayuda #recursos #afore #ahorro #familia #buenasnoticias #cuentaindividual #mexico

ZARAGOZA TE HABLA
Zaragoza te habla - António Passaporte

ZARAGOZA TE HABLA

Play Episode Listen Later Mar 13, 2020 8:32


Vamos a dedicar el programa de hoy a recordar al fotógrafo portugués António Passaporte, que en 1930 estuvo en Zaragoza para realizar fotografías artísticas y monumentales luego convertidas en postales por la firma “Colecciones Loty”. Perduran 304 de ellas en el fantástico archivo LOTY del Instituto del Patrimonio Cultural de España, de acceso público, universal y gratuito. No os lo perdáis. Primero haremos un recorrido por la Zaragoza retratada por Passaporte durante dos intensos días del mes de diciembre de hace 90 años. Desde la estación del ferrocarril de la línea Madrid-Zaragoza-Alicante que lo trajo desde Madrid, se encaminó hacia el centro y pasó por la Puerta del Carmen, el monumento a la Expo de 1908 en el paseo de Pamplona, el entorno de la Facultad de Medicina y Ciencias y luego el de la plaza de Aragón. Continuó por el paseo de la Independencia y se metió en la plaza de Santa Engracia hasta llegar a la plaza de Castelar, para retratar los edificios supervivientes de la Expo de 1908, entre ellos el habilitado como Museo Provincial. Siguió luego hasta la plaza de la Constitución, los inmediatos tramos del Coso Medio y Alto y la calle de Alfonso I, hasta llegar a la plaza del Pilar, con imágenes del entorno, interior del templo, y desde la altura de la torre de Santiago. Hizo lo propio en la plaza de La Seo, la calle del Sepulcro y la calle de Palafox. Regresó a la Lonja y cruzó el río Ebro por el puente de Piedra, dedicando varias fotos a las riberas. Pilló un tranvía de la línea del Gállego que lo llevó hasta la terminal junto a ese río para retratar la convivencia entre el antiguo puente colgante y el nuevo puente de hierro. Durante su segunda y última jornada, Passaporte inició recorrido en el entorno de la iglesia de San Juan de los Panetes y la plaza del Justicia. Se internó en el barrio de San Pablo para fotografiar la homónima iglesia, y de allí fue a la plaza de Santo Domingo, donde el Ayuntamiento, y los conventos de Santa Lucía y de las Fecetas, hasta llegar a La Aljafería. Fue luego a la plaza del Portillo y el Coso de la Misericordia, y regresó al “centro” pasando por la iglesia de Santiago y la Audiencia Territorial. “Saltó” hasta la plaza de San Miguel y luego las plazas de la Magdalena y de San Agustín. Regresó hasta la iglesia de San Gil Abad y pasó por la calle de Bayeu, donde el Arco de los Cartujos, hasta la plaza de San Felipe. Tras otro “salto” espacial salvado en un tranvía de la línea de Torrero, llegó hasta los Jardines de Pignatelli y la iglesia de San Fernando. Andando por el Canal Imperial (que no fotografió), llegó hasta el parque de Primo de Rivera, donde hizo fotos en el Cabezo de Buenavista, el Rincón de Goya y el puente del 13 de Septiembre sobre el río Huerva. Aparte del indudable valor de estas fotografías, cuyo visionado recomiendo, me gustaría destacar un par de eventos circunstanciales que, por pura fortuna coinciden con la visita de Passaporte, y aparecen reflejados en algunas de ellas. El primero es la riada del Ebro de diciembre de 1930, especialmente apreciable en las fotografías de la ribera tomadas en la arboleda de Macanaz. El segundo, la notable presencia de fuerzas del orden en varias fotografías del centro de la ciudad, consecuencia del levantamiento republicano de Jaca el 12 de diciembre de ese año. Destaca de forma especial una imagen de la plaza de la Constitución donde el protagonismo lo tiene un grupo de guardiaciviles a caballo, signo de los cruciales tiempos históricos pocos antes de la proclamación de la Segunda República Española. Terminamos así esta audición del programa “Zaragoza te habla”, que espero os haya resultado interesante, y os emplazo para una próxima edición. Salud y bien, y por favor, no dejéis que cualquiera os coma la oreja.

ZARAGOZA TE HABLA
Zaragoza te habla - António Passaporte

ZARAGOZA TE HABLA

Play Episode Listen Later Mar 12, 2020 8:32


Vamos a dedicar el programa de hoy a recordar al fotógrafo portugués António Passaporte, que en 1930 estuvo en Zaragoza para realizar fotografías artísticas y monumentales luego convertidas en postales por la firma “Colecciones Loty”. Perduran 304 de ellas en el fantástico archivo LOTY del Instituto del Patrimonio Cultural de España, de acceso público, universal y gratuito. No os lo perdáis. Primero haremos un recorrido por la Zaragoza retratada por Passaporte durante dos intensos días del mes de diciembre de hace 90 años. Desde la estación del ferrocarril de la línea Madrid-Zaragoza-Alicante que lo trajo desde Madrid, se encaminó hacia el centro y pasó por la Puerta del Carmen, el monumento a la Expo de 1908 en el paseo de Pamplona, el entorno de la Facultad de Medicina y Ciencias y luego el de la plaza de Aragón. Continuó por el paseo de la Independencia y se metió en la plaza de Santa Engracia hasta llegar a la plaza de Castelar, para retratar los edificios supervivientes de la Expo de 1908, entre ellos el habilitado como Museo Provincial. Siguió luego hasta la plaza de la Constitución, los inmediatos tramos del Coso Medio y Alto y la calle de Alfonso I, hasta llegar a la plaza del Pilar, con imágenes del entorno, interior del templo, y desde la altura de la torre de Santiago. Hizo lo propio en la plaza de La Seo, la calle del Sepulcro y la calle de Palafox. Regresó a la Lonja y cruzó el río Ebro por el puente de Piedra, dedicando varias fotos a las riberas. Pilló un tranvía de la línea del Gállego que lo llevó hasta la terminal junto a ese río para retratar la convivencia entre el antiguo puente colgante y el nuevo puente de hierro. Durante su segunda y última jornada, Passaporte inició recorrido en el entorno de la iglesia de San Juan de los Panetes y la plaza del Justicia. Se internó en el barrio de San Pablo para fotografiar la homónima iglesia, y de allí fue a la plaza de Santo Domingo, donde el Ayuntamiento, y los conventos de Santa Lucía y de las Fecetas, hasta llegar a La Aljafería. Fue luego a la plaza del Portillo y el Coso de la Misericordia, y regresó al “centro” pasando por la iglesia de Santiago y la Audiencia Territorial. “Saltó” hasta la plaza de San Miguel y luego las plazas de la Magdalena y de San Agustín. Regresó hasta la iglesia de San Gil Abad y pasó por la calle de Bayeu, donde el Arco de los Cartujos, hasta la plaza de San Felipe. Tras otro “salto” espacial salvado en un tranvía de la línea de Torrero, llegó hasta los Jardines de Pignatelli y la iglesia de San Fernando. Andando por el Canal Imperial (que no fotografió), llegó hasta el parque de Primo de Rivera, donde hizo fotos en el Cabezo de Buenavista, el Rincón de Goya y el puente del 13 de Septiembre sobre el río Huerva. Aparte del indudable valor de estas fotografías, cuyo visionado recomiendo, me gustaría destacar un par de eventos circunstanciales que, por pura fortuna coinciden con la visita de Passaporte, y aparecen reflejados en algunas de ellas. El primero es la riada del Ebro de diciembre de 1930, especialmente apreciable en las fotografías de la ribera tomadas en la arboleda de Macanaz. El segundo, la notable presencia de fuerzas del orden en varias fotografías del centro de la ciudad, consecuencia del levantamiento republicano de Jaca el 12 de diciembre de ese año. Destaca de forma especial una imagen de la plaza de la Constitución donde el protagonismo lo tiene un grupo de guardiaciviles a caballo, signo de los cruciales tiempos históricos pocos antes de la proclamación de la Segunda República Española. Terminamos así esta audición del programa “Zaragoza te habla”, que espero os haya resultado interesante, y os emplazo para una próxima edición. Salud y bien, y por favor, no dejéis que cualquiera os coma la oreja.

Efemerides Podcast
Episodio 214. Semana del 20 al 26 de Enero.

Efemerides Podcast

Play Episode Listen Later Jan 19, 2020 64:19


20 de Enero de 1942. Se realiza la Conferencia de Wannsee. 21 de Enero de 1761. Nace Diego Muñoz-Torrero. 22 de Enero de 1592. Nace Pierre Gassendi. 23 de Enero de 1944. Muere Edvard Munch. 24 de Enero de 1977. Tiene lugar la Matanza de Atocha. 25 de Enero de 1882. Nace Virginia Woolf. 26 de Enero de 1641. Se libra la Batalla de Montjuic.

ZARAGOZA TE HABLA
Zaragoza te habla - El crimen del sombrerero

ZARAGOZA TE HABLA

Play Episode Listen Later Nov 22, 2019 11:34


Hoy me gustaría compartir con la parroquia de este programa un ejemplo de la íntima relación entre las fotografías antiguas de la ciudad, y algunas historias que, de otro modo, quedarían sin reflejo visual por la carencia de imágenes directamente relacionadas. Se trata de un truculento asesinato que me he permitido titular de forma sensacionalista como “el crimen del sombrerero”, tal y como hubiera hecho seguramente el Caso si se hubiera producido en una época más reciente. Todo comenzó cuando me topé con una antigua fotografía de Zaragoza donde aparecía un edificio identificado como “Fábrica de sombreros al por mayor de Felipe Conesa”, en un entorno anónimo y sin identificar. Tras una necesaria investigación por la red de redes, me topé con una historia que no me resisto a compartir con vosotros. El frío 30 de diciembre de 1890, hacia las 8 de la noche, fue asesinado a puñaladas en el camino de San José Felipe Conesa, propietario de una fábrica de sombreros sita en el cercano camino de Torrero (actual paseo de Sagasta), posiblemente ubicada en la esquina con el camino de las Torres. Se trató en un crimen urdido entre su esposa, Carmen Martínez, y Antonio Aragonés, oficial de la fábrica de sombreros que durante los viajes de Felipe Conesa fuera de Zaragoza, quedaba al cargo de la fábrica y, además y extraorficialmente, de su esposa, pues intimaron y se convirtieron en amantes, y decidieron terminar con la vida de Conesa para allanar su fogosa relación. Primero intentaron envenenarlo mediante unos “polvos” adquiridos a una curandera, pero como no cumplieron su macabra función, decidieron comprar los servicios de un sicario de nombre Mariano Ballado que, por 50 duros, fue quien terminó con la vida de Conesa. Desde el momento de la comisión de este crimen, se convirtió en un mediático y popular evento muy seguido, como atestigua las abundantes reseñas periodísticas en medios de todo el país, muy descriptivas en detalles escabrosos. El juzgado del Distrito de San Pablo llevó las diligencias legales del caso, por ser el que correspondía a la entonces cárcel situada en la calle de los Predicadores, donde fueron encarcelados los sospechosos. El juicio tuvo lugar en la Audiencia Territorial, con numerosísimo público expectante de ver en vivo y en directo a los acusados. La sentencia fue durísima: pena de muerte para la esposa del asesinado, por parricidio, y para su amante y el asesino, por asesinato. Casi un año después, el Ministerio de Gracia y Justicia conmutó las penas de muerte por las de reclusión perpetua de los acusados. La influencia de este crimen, según Ernest Hemingway habría servido de referente a la novela "La piedra angular" que la escritora Emilia Pardo Bazán escribió poco después, donde reflexiona sobre la pena de muerte como “piedra angular” en la defensa del Estado ante “desórdenes de la mala vida” como los que caracterizan este tremendo crimen de un sombrerero en la Zaragoza en 1890.

ZARAGOZA TE HABLA
Zaragoza te habla - El crimen del sombrerero

ZARAGOZA TE HABLA

Play Episode Listen Later Nov 21, 2019 11:34


Hoy me gustaría compartir con la parroquia de este programa un ejemplo de la íntima relación entre las fotografías antiguas de la ciudad, y algunas historias que, de otro modo, quedarían sin reflejo visual por la carencia de imágenes directamente relacionadas. Se trata de un truculento asesinato que me he permitido titular de forma sensacionalista como “el crimen del sombrerero”, tal y como hubiera hecho seguramente el Caso si se hubiera producido en una época más reciente. Todo comenzó cuando me topé con una antigua fotografía de Zaragoza donde aparecía un edificio identificado como “Fábrica de sombreros al por mayor de Felipe Conesa”, en un entorno anónimo y sin identificar. Tras una necesaria investigación por la red de redes, me topé con una historia que no me resisto a compartir con vosotros. El frío 30 de diciembre de 1890, hacia las 8 de la noche, fue asesinado a puñaladas en el camino de San José Felipe Conesa, propietario de una fábrica de sombreros sita en el cercano camino de Torrero (actual paseo de Sagasta), posiblemente ubicada en la esquina con el camino de las Torres. Se trató en un crimen urdido entre su esposa, Carmen Martínez, y Antonio Aragonés, oficial de la fábrica de sombreros que durante los viajes de Felipe Conesa fuera de Zaragoza, quedaba al cargo de la fábrica y, además y extraorficialmente, de su esposa, pues intimaron y se convirtieron en amantes, y decidieron terminar con la vida de Conesa para allanar su fogosa relación. Primero intentaron envenenarlo mediante unos “polvos” adquiridos a una curandera, pero como no cumplieron su macabra función, decidieron comprar los servicios de un sicario de nombre Mariano Ballado que, por 50 duros, fue quien terminó con la vida de Conesa. Desde el momento de la comisión de este crimen, se convirtió en un mediático y popular evento muy seguido, como atestigua las abundantes reseñas periodísticas en medios de todo el país, muy descriptivas en detalles escabrosos. El juzgado del Distrito de San Pablo llevó las diligencias legales del caso, por ser el que correspondía a la entonces cárcel situada en la calle de los Predicadores, donde fueron encarcelados los sospechosos. El juicio tuvo lugar en la Audiencia Territorial, con numerosísimo público expectante de ver en vivo y en directo a los acusados. La sentencia fue durísima: pena de muerte para la esposa del asesinado, por parricidio, y para su amante y el asesino, por asesinato. Casi un año después, el Ministerio de Gracia y Justicia conmutó las penas de muerte por las de reclusión perpetua de los acusados. La influencia de este crimen, según Ernest Hemingway habría servido de referente a la novela "La piedra angular" que la escritora Emilia Pardo Bazán escribió poco después, donde reflexiona sobre la pena de muerte como “piedra angular” en la defensa del Estado ante “desórdenes de la mala vida” como los que caracterizan este tremendo crimen de un sombrerero en la Zaragoza en 1890.

Transmedia
119. Cuando despertó, el tranchete todavía estaba allí: Lejos del champange con Carlos Torrero

Transmedia

Play Episode Listen Later May 30, 2019 33:08


Retransmitiendo desde el momento en que todo se jorobó. Lo llaman literatura ¡¡¡oiga!!! Su nombre es Carlos Torrero. O el hombre que no es nadie. Que es lo mismo. Con ese pseudónimo ganó algunos concursos de literatura breve en su juventud y así comenzó su carrera como no escritor. La de lector comenzó mucho antes. Con El Barco de Vapor. Tras varias incursiones en la poesía , Hoy nos presenta Lejos del champange, su primer y delicioso libro de relatos. Descubramos al escritor Carlos Torrero. Esteban Galán

Urban Pitch Podcast - The Beautiful Game of Life
Ep. 43: Chilean NT Goalie Ryann Torrero On The 2019 World Cup & Balancing Modeling and Pro Soccer

Urban Pitch Podcast - The Beautiful Game of Life

Play Episode Listen Later May 8, 2019 37:14


Ahead of the 2019 Women's World Cup in France, Chilean national team goalkeeper Ryann Torrero joins us to discuss what she's looking forward to most about this summer's games, how she made a return to soccer after a serious car accident forced her to take a year off, and how she's able to balance her demanding careers as a pro athlete and model.

ZARAGOZA TE HABLA
Zaragoza te habla - Ciudad de cuarteles

ZARAGOZA TE HABLA

Play Episode Listen Later Apr 12, 2019 19:05


En la sesión de hoy os propongo un recorrido por los antiguos y abundantes cuarteles y dependencias militares que hubo en el interior y entorno más inmediato de Zaragoza, y lo que de ellos ha sido en la actualidad. Comenzaremos en el siglo XVIII, cuando el principal recinto militar en la ciudad era el castillo o fuerte de la Aljafería, de forma que buena parte de las tropas de infantería y caballería que formaban parte de la guarnición estaban instaladas en edificios circunstancialmente habilitados como dependencias cuarteleras, como la antigua casa de José de Urriés en la calle de los Predicadores, o mesones como los del Milagro, los de San Ildefonso y de San Vicente, y los de San Juan y de Santa Fe. A finales del siglo XVIII la ciudad fue dotada de su primer cuartel propiamente dicho: el de Caballería junto a la iglesia del Portillo, luego denominado del Cid. Ya en el siglo XIX, y tras los procesos desamortizadores, la ciudad comenzó a dotarse de una importante nómina de cuarteles, pues en ese siglo no sólo hubo guerra contra el francés: las guerras carlistas fueron también guerras civiles, y Zaragoza fue convertida en importantísima plaza armada desde 1833 y hasta 1876. De esta forma, antiguos conventos desamortizados fueron reconvertidos en cuarteles: Hernán Cortés, Trinitarios, la Victoria, el Carmen, Santa Engracia, San Lázaro, y San Agustín. Otros conventos acogieron dependencias varias del Ramo de la Guerra: el convento de San Ildefonso sería Hospital Militar, y el de las Carmelitas Descalzas, Parque de Ingenieros. El antiguo Hospital de Convalecientes fue transformado en el Cuartel de Sangenis de Pontoneros, la antigua fábrica de salitre de la calle de Pignatelli fue convertida en Parque de Artillería, y las instalaciones del Canal Imperial en la playa de Torrero fueron convertidas en el homónimo cuartel. En el siglo XX la nómina aumentó cuando el antiguo convento de San José, entonces Presidio, dio paso al homónimo cuartel, y en 1926 fue construido de nueva planta el enorme cuartel de Palafox. Tras la guerra de 1936-39, en la calle del Asalto fue acotado el Corral de la Leña, consolidado el cercano Depósito de Sementales, y junto al puente de Hierro se estableció el Cuartel de Automóviles del Ejército. El ejército del aire tuvo su propio acuartelamiento en San Lamberto, y en la lejana Valdespartera se habilitó un homónimo y enorme cuartel. A finales de los años 60 y comienzo de los 70 del pasado siglo XX, el Ayuntamiento de Zaragoza dio los primeros pasos para lo que ha pasado a la historia como “Operación Cuarteles”, es decir, la adquisición al Ministerio del Ejército de hasta 16 instalaciones ubicadas en el centro de la ciudad, en terrenos susceptibles de ser liberados para provecho de la ciudadanía, sin descuidar el aspecto de la edificación “intensa”, es decir, de la construcción de grandes bloques de viviendas. En marzo de 1973 se refrendó el convenio suscrito entre ambas administraciones, que se tradujo en la compra de esas 16 instalaciones por 1.217 millones de las antiguas pesetas, a desarrollar en seis anualidades. En cada una de ellas os voy a comentar brevemente lo que, años después, nos encontramos en cada caso. El primer lote fue entregado en 1974, integrado por el Cuartel de San José, el Cuartel de Automóviles, una pequeña parte del Cuartel de Torrero y el Polvorín de Torrero. El Cuartel de San José permitió la prolongación del camino de las Torres hasta el nuevo puente sobre el Ebro, ampliar viarios y calles, y nuevas viviendas. El Cuartel de Automóviles habilitó espacio para viarios, el colegio Público Tenerías, el Pabellón Deportivo Municipal Tenerías, el Centro de Salud Rebolería, y algunas viviendas. La parte cedida del Cuartel de Torrero abrió al público la calle del Barón de La Linde y permitó la prolongación de la avenida de San José hasta el Canal Imperial. Y el Polvorín de Torrero serviría para ampliar el Cementerio. El segundo lote, en 1975, supuso la entrega del Cuartel de Sangenis y el Corral de la Leña. El Cuartel de Sangenis alberga dependencias municipales, y permitió abrir espacios y viales públicos. El Corral de la Leña sirvió para ampliar el Parque Bruil. El tercer lote, en 1976, significó la entrega del Parque de Artillería, en la calle de Pignatelli, cuyo solar permitió abrir y esponjar viales, y construir el actual IES Ramón y Cajal. El cuarto lote, en 1977, implicó la entrega del Cuartel de Hernán Cortés, sobre cuyo solar se construyó la Biblioteca de Aragón, un parquin subterráneo, un Centro de Mayores y equipamiento municipal, además de una plaza, dura, pero plaza al fín y al cabo. El quinto lote, en 1978, conllevó la entrega del Palacio de la Aljafería, y los cuarteles de San Lázaro y San Agustín. La Aljafería sería cedida luego por el Ayuntamiento para albergar la sede de las Cortes de Aragón. El Cuartel de San Lázaro dio paso a una zona verde y zona de aparcamiento hasta que, al albur de la Expo 2008 se realizaron obras para dignificar la ribera y se toparon con los restos del antiguo convento mercedario, lo que obligó a modificar el proyecto. El Cuartel de San Agustín daría paso a una biblioteca pública, una nueva plaza, y el Centro de Historias de Zaragoza. El sexto y último lote, en 1980, significó la entrega del antiguo Gobierno Militar, el complejo deportivo de la Hípica y el Cuartel de Palafox. El antiguo Gobierno Militar albergaría varias dependencias municipales. La Hípica sería convertida en el actual Centro Deportivo Municipal Gran Vía. Y en el Cuartel Palafox se habilitaría el Centro Cívico Universidad, la Escuela municipal de Teatro, el Parque de Bomberos nº 3, y dependencias de la Policía Local. En 1992 el Ministerio de Defensa abandonó el Cuartel de San Lamberto, y ya en el actual siglo XXI, año 2001, firmó un convenio con el Ayuntamiento para dar paso a la urbanización y construcción de nuevas viviendas y equipamientos en la zona. Ese mismo año, para terminar, el Cuartel de Valdespartera fue cedido por el Ministerio de Defensa al Ayuntamiento mediante convenio para la construcción de un nuevo y homónimo barrio con casi 10.000 viviendas, la mayoría de protección oficial.

ZARAGOZA TE HABLA
Zaragoza te habla - Ciudad de cuarteles

ZARAGOZA TE HABLA

Play Episode Listen Later Apr 12, 2019 19:05


En la sesión de hoy os propongo un recorrido por los antiguos y abundantes cuarteles y dependencias militares que hubo en el interior y entorno más inmediato de Zaragoza, y lo que de ellos ha sido en la actualidad. Comenzaremos en el siglo XVIII, cuando el principal recinto militar en la ciudad era el castillo o fuerte de la Aljafería, de forma que buena parte de las tropas de infantería y caballería que formaban parte de la guarnición estaban instaladas en edificios circunstancialmente habilitados como dependencias cuarteleras, como la antigua casa de José de Urriés en la calle de los Predicadores, o mesones como los del Milagro, los de San Ildefonso y de San Vicente, y los de San Juan y de Santa Fe. A finales del siglo XVIII la ciudad fue dotada de su primer cuartel propiamente dicho: el de Caballería junto a la iglesia del Portillo, luego denominado del Cid. Ya en el siglo XIX, y tras los procesos desamortizadores, la ciudad comenzó a dotarse de una importante nómina de cuarteles, pues en ese siglo no sólo hubo guerra contra el francés: las guerras carlistas fueron también guerras civiles, y Zaragoza fue convertida en importantísima plaza armada desde 1833 y hasta 1876. De esta forma, antiguos conventos desamortizados fueron reconvertidos en cuarteles: Hernán Cortés, Trinitarios, la Victoria, el Carmen, Santa Engracia, San Lázaro, y San Agustín. Otros conventos acogieron dependencias varias del Ramo de la Guerra: el convento de San Ildefonso sería Hospital Militar, y el de las Carmelitas Descalzas, Parque de Ingenieros. El antiguo Hospital de Convalecientes fue transformado en el Cuartel de Sangenis de Pontoneros, la antigua fábrica de salitre de la calle de Pignatelli fue convertida en Parque de Artillería, y las instalaciones del Canal Imperial en la playa de Torrero fueron convertidas en el homónimo cuartel. En el siglo XX la nómina aumentó cuando el antiguo convento de San José, entonces Presidio, dio paso al homónimo cuartel, y en 1926 fue construido de nueva planta el enorme cuartel de Palafox. Tras la guerra de 1936-39, en la calle del Asalto fue acotado el Corral de la Leña, consolidado el cercano Depósito de Sementales, y junto al puente de Hierro se estableció el Cuartel de Automóviles del Ejército. El ejército del aire tuvo su propio acuartelamiento en San Lamberto, y en la lejana Valdespartera se habilitó un homónimo y enorme cuartel. A finales de los años 60 y comienzo de los 70 del pasado siglo XX, el Ayuntamiento de Zaragoza dio los primeros pasos para lo que ha pasado a la historia como “Operación Cuarteles”, es decir, la adquisición al Ministerio del Ejército de hasta 16 instalaciones ubicadas en el centro de la ciudad, en terrenos susceptibles de ser liberados para provecho de la ciudadanía, sin descuidar el aspecto de la edificación “intensa”, es decir, de la construcción de grandes bloques de viviendas. En marzo de 1973 se refrendó el convenio suscrito entre ambas administraciones, que se tradujo en la compra de esas 16 instalaciones por 1.217 millones de las antiguas pesetas, a desarrollar en seis anualidades. En cada una de ellas os voy a comentar brevemente lo que, años después, nos encontramos en cada caso. El primer lote fue entregado en 1974, integrado por el Cuartel de San José, el Cuartel de Automóviles, una pequeña parte del Cuartel de Torrero y el Polvorín de Torrero. El Cuartel de San José permitió la prolongación del camino de las Torres hasta el nuevo puente sobre el Ebro, ampliar viarios y calles, y nuevas viviendas. El Cuartel de Automóviles habilitó espacio para viarios, el colegio Público Tenerías, el Pabellón Deportivo Municipal Tenerías, el Centro de Salud Rebolería, y algunas viviendas. La parte cedida del Cuartel de Torrero abrió al público la calle del Barón de La Linde y permitó la prolongación de la avenida de San José hasta el Canal Imperial. Y el Polvorín de Torrero serviría para ampliar el Cementerio. El segundo lote, en 1975, supuso la entrega del Cuartel de Sangenis y el Corral de la Leña. El Cuartel de Sangenis alberga dependencias municipales, y permitió abrir espacios y viales públicos. El Corral de la Leña sirvió para ampliar el Parque Bruil. El tercer lote, en 1976, significó la entrega del Parque de Artillería, en la calle de Pignatelli, cuyo solar permitió abrir y esponjar viales, y construir el actual IES Ramón y Cajal. El cuarto lote, en 1977, implicó la entrega del Cuartel de Hernán Cortés, sobre cuyo solar se construyó la Biblioteca de Aragón, un parquin subterráneo, un Centro de Mayores y equipamiento municipal, además de una plaza, dura, pero plaza al fín y al cabo. El quinto lote, en 1978, conllevó la entrega del Palacio de la Aljafería, y los cuarteles de San Lázaro y San Agustín. La Aljafería sería cedida luego por el Ayuntamiento para albergar la sede de las Cortes de Aragón. El Cuartel de San Lázaro dio paso a una zona verde y zona de aparcamiento hasta que, al albur de la Expo 2008 se realizaron obras para dignificar la ribera y se toparon con los restos del antiguo convento mercedario, lo que obligó a modificar el proyecto. El Cuartel de San Agustín daría paso a una biblioteca pública, una nueva plaza, y el Centro de Historias de Zaragoza. El sexto y último lote, en 1980, significó la entrega del antiguo Gobierno Militar, el complejo deportivo de la Hípica y el Cuartel de Palafox. El antiguo Gobierno Militar albergaría varias dependencias municipales. La Hípica sería convertida en el actual Centro Deportivo Municipal Gran Vía. Y en el Cuartel Palafox se habilitaría el Centro Cívico Universidad, la Escuela municipal de Teatro, el Parque de Bomberos nº 3, y dependencias de la Policía Local. En 1992 el Ministerio de Defensa abandonó el Cuartel de San Lamberto, y ya en el actual siglo XXI, año 2001, firmó un convenio con el Ayuntamiento para dar paso a la urbanización y construcción de nuevas viviendas y equipamientos en la zona. Ese mismo año, para terminar, el Cuartel de Valdespartera fue cedido por el Ministerio de Defensa al Ayuntamiento mediante convenio para la construcción de un nuevo y homónimo barrio con casi 10.000 viviendas, la mayoría de protección oficial.

ZARAGOZA TE HABLA
Zaragoza te habla - Cubrir el Huerva: Antecedentes

ZARAGOZA TE HABLA

Play Episode Listen Later Feb 7, 2019 18:35


En el programa de hoy os propongo acercarnos a las abruptas márgenes del Huerva, uno de los ríos más importantes de la historia de la ciudad, para iniciar un relato sobre el interesante proceso que supuso cubrir una buena parte de su trazado urbano. De esta forma, en este episodio narraremos lo sucedido hasta que en 1922 comenzó la obra de soterramiento. Desde antiguo, el aporte de agua por el río Huerva ha sido fundamental en la historia de Zaragoza. A pesar de su carácter marcadamente mediterráneo, y que en comparación con el caudaloso Ebro y aun el Gállego, hubo épocas en que su denominación fue de “arroyo”, este río era el fundamental aporte que nutría los riegos del sureste, sobre todo mediante las acequias de la Romareda y de las Adulas, muy reforzadas en su caudal cuando a finales del siglo XVIII fue construido el Canal Imperial de Aragón. Así fue hasta que a mediados del siglo XIX una serie de modernos proyectos se toparon con el río como obstáculo infranqueable. Sorprendentemente, el primer proyecto tuvo que ver con el ramo de la Guerra. España estaba sumida desde 1833 en una serie de guerras civiles que bajo la denominación de Guerras Carlistas, llevaron a declarar a Zaragoza como plaza de guerra de primer orden, lo que conllevó la redacción de un proyecto de fortificación que en 1859 tomó forma mediante la propuesta de reforzar la medieval muralla de la ciudad mediante una nueva línea de fuertes que se habrían de construir desde la Puerta de Sancho y hasta las Tenerías, a la distancia aproximadamente del monte de Torrero. En 1862 se propuso convertir esta línea de fuertes en una muralla compacta y continua, con su correspondiente foso, en principio seco. El Ayuntamiento propuso entonces desviar el curso del río Huerva para rellenar de agua ese foso y, de paso, poder así aprovechar el antigua cauce para dar paso al crecimiento y ensanche de la ciudad. Aunque este proyecto bien sabemos que no llegó a buen puerto, entre otras razones por el colosal presupuesto que precisaba, resulta interesante pararse a pensar siquiera un minuto sobre lo que ello hubiera supuesto para la configuración de la ciudad. En paralelo a este descomunal proyecto, y al comienzo de la década de 1860, la idea de desviar el tramo del río comprendido entre el puente de Santa Engracia y el de San José se asoció a la posibilidad de incorporar el antiguo cauce a la nueva zona edificable del ensanche sur. En 1880 esta propuesta ya cobró forma como cubrimiento del Huerva para poder urbanizar y ensanchar la ciudad hacia el mediodía. Era sintomático que el cubrimiento propuesto comenzara en el puente de Santa Engracia, pues entonces no se preveía que la ciudad fuera a crecer mucho más hacia el sur, y además el nuevo ensanche estaba aún vertebrado por el camino de Torrero, donde se estaban diseñando algunas de las más importantes viviendas unifamiliares proyectadas a ambos lados de este burgués ensanche. Fue la construcción de la monumental Facultad de Medicina y Ciencias, inaugurada en 1893, la que abrió la puerta a la posibilidad de cubrir el Huerva más allá de la Puerta de Santa Engracia. Fue entonces cuando el Huerva se convirtió en un río “inoportuno”, que fluía por donde no debía, que taponaba el desarrollo y modernización de Zaragoza, en una lógica que tantas veces se ha escuchado luego en esta ciudad cuando algo antiguo, aunque fuera natural, no se adaptaba a los intereses particulares de algún promotor o propietario. Porque en este caso de eso se trataba, de los intereses de negocio de los grandes propietarios de los terrenos situados a ambas márgenes del río, que calculaban con precisión los astronómicos beneficios de la operación. A esta presión se sumaron los habituales y populistas discursos que buscaban el respaldo popular a sus intereses mediante la apelación a las enormes mejoras que esta obra supondría para la moderna imagen de la ciudad, y para la higiene urbana, pues la mala calidad de sus aguas parece ser que amenazaban con contaminar a toda la urbe. Ante tal suma de voluntades y presiones políticas, en 1898 se anunció como ya hecho el acuerdo para cubrir el tramo del río junto a la Facultad de Medicina, de forma que el Gobierno se encargaría de las obras de encauzamiento y abovedamiento, mientras que el Ayuntamiento debería acometer la urbanización del espacio resultante. Sin embargo, este proyecto no pasó de las musas al teatro por el cambio de actitud del Gobierno en cuanto a asumir en solitario el costo del cubrimiento. Desde entonces, se sucedieron numerosos llamados retóricos a la necesidad del cubrimiento, sin que en todo ese tiempo se detectara miasma o efluvio maligno alguno que desde el río amenazara a la salud pública. En la década de los años diez del nuevo siglo XX se llevó a cabo la obra del realineamiento del paseo de Sagasta en su entronque con la glorieta formada por la confluencia del paseo de Pamplona y la plaza de Aragón. Ello supuso ensanchar el antiguo puente de Santa Engracia y realizar el primer y pequeño cubrimiento del río Huerva para conformar el despejado espacio triangular que poco después fue denominado plaza de basilio Paraíso. Ya al principio de la década de los años veinte, un par de modificaciones legislativas a nivel estatal permitieron al Ayuntamiento acometer proyectos de saneamiento, de forma que el arquitecto municipal Miguel Ángel Navarro pudo presentar, entre otros, el proyecto de “cubrimiento del río Huerva para saneamiento y preparación de las obras de ensanche y parque de la ciudad”, en coherencia con el proyecto de ensanche hacia el sur por Miralbueno. En febrero de 1922 el Ayuntamiento aprobó un presupuesto de casi cinco millones de pesetas para acometer el cubrimiento, cuyo desarrollo veremos en un programa posterior.

ZARAGOZA TE HABLA
Zaragoza te habla - Cubrir el Huerva: Antecedentes

ZARAGOZA TE HABLA

Play Episode Listen Later Feb 7, 2019 18:35


En el programa de hoy os propongo acercarnos a las abruptas márgenes del Huerva, uno de los ríos más importantes de la historia de la ciudad, para iniciar un relato sobre el interesante proceso que supuso cubrir una buena parte de su trazado urbano. De esta forma, en este episodio narraremos lo sucedido hasta que en 1922 comenzó la obra de soterramiento. Desde antiguo, el aporte de agua por el río Huerva ha sido fundamental en la historia de Zaragoza. A pesar de su carácter marcadamente mediterráneo, y que en comparación con el caudaloso Ebro y aun el Gállego, hubo épocas en que su denominación fue de “arroyo”, este río era el fundamental aporte que nutría los riegos del sureste, sobre todo mediante las acequias de la Romareda y de las Adulas, muy reforzadas en su caudal cuando a finales del siglo XVIII fue construido el Canal Imperial de Aragón. Así fue hasta que a mediados del siglo XIX una serie de modernos proyectos se toparon con el río como obstáculo infranqueable. Sorprendentemente, el primer proyecto tuvo que ver con el ramo de la Guerra. España estaba sumida desde 1833 en una serie de guerras civiles que bajo la denominación de Guerras Carlistas, llevaron a declarar a Zaragoza como plaza de guerra de primer orden, lo que conllevó la redacción de un proyecto de fortificación que en 1859 tomó forma mediante la propuesta de reforzar la medieval muralla de la ciudad mediante una nueva línea de fuertes que se habrían de construir desde la Puerta de Sancho y hasta las Tenerías, a la distancia aproximadamente del monte de Torrero. En 1862 se propuso convertir esta línea de fuertes en una muralla compacta y continua, con su correspondiente foso, en principio seco. El Ayuntamiento propuso entonces desviar el curso del río Huerva para rellenar de agua ese foso y, de paso, poder así aprovechar el antigua cauce para dar paso al crecimiento y ensanche de la ciudad. Aunque este proyecto bien sabemos que no llegó a buen puerto, entre otras razones por el colosal presupuesto que precisaba, resulta interesante pararse a pensar siquiera un minuto sobre lo que ello hubiera supuesto para la configuración de la ciudad. En paralelo a este descomunal proyecto, y al comienzo de la década de 1860, la idea de desviar el tramo del río comprendido entre el puente de Santa Engracia y el de San José se asoció a la posibilidad de incorporar el antiguo cauce a la nueva zona edificable del ensanche sur. En 1880 esta propuesta ya cobró forma como cubrimiento del Huerva para poder urbanizar y ensanchar la ciudad hacia el mediodía. Era sintomático que el cubrimiento propuesto comenzara en el puente de Santa Engracia, pues entonces no se preveía que la ciudad fuera a crecer mucho más hacia el sur, y además el nuevo ensanche estaba aún vertebrado por el camino de Torrero, donde se estaban diseñando algunas de las más importantes viviendas unifamiliares proyectadas a ambos lados de este burgués ensanche. Fue la construcción de la monumental Facultad de Medicina y Ciencias, inaugurada en 1893, la que abrió la puerta a la posibilidad de cubrir el Huerva más allá de la Puerta de Santa Engracia. Fue entonces cuando el Huerva se convirtió en un río “inoportuno”, que fluía por donde no debía, que taponaba el desarrollo y modernización de Zaragoza, en una lógica que tantas veces se ha escuchado luego en esta ciudad cuando algo antiguo, aunque fuera natural, no se adaptaba a los intereses particulares de algún promotor o propietario. Porque en este caso de eso se trataba, de los intereses de negocio de los grandes propietarios de los terrenos situados a ambas márgenes del río, que calculaban con precisión los astronómicos beneficios de la operación. A esta presión se sumaron los habituales y populistas discursos que buscaban el respaldo popular a sus intereses mediante la apelación a las enormes mejoras que esta obra supondría para la moderna imagen de la ciudad, y para la higiene urbana, pues la mala calidad de sus aguas parece ser que amenazaban con contaminar a toda la urbe. Ante tal suma de voluntades y presiones políticas, en 1898 se anunció como ya hecho el acuerdo para cubrir el tramo del río junto a la Facultad de Medicina, de forma que el Gobierno se encargaría de las obras de encauzamiento y abovedamiento, mientras que el Ayuntamiento debería acometer la urbanización del espacio resultante. Sin embargo, este proyecto no pasó de las musas al teatro por el cambio de actitud del Gobierno en cuanto a asumir en solitario el costo del cubrimiento. Desde entonces, se sucedieron numerosos llamados retóricos a la necesidad del cubrimiento, sin que en todo ese tiempo se detectara miasma o efluvio maligno alguno que desde el río amenazara a la salud pública. En la década de los años diez del nuevo siglo XX se llevó a cabo la obra del realineamiento del paseo de Sagasta en su entronque con la glorieta formada por la confluencia del paseo de Pamplona y la plaza de Aragón. Ello supuso ensanchar el antiguo puente de Santa Engracia y realizar el primer y pequeño cubrimiento del río Huerva para conformar el despejado espacio triangular que poco después fue denominado plaza de basilio Paraíso. Ya al principio de la década de los años veinte, un par de modificaciones legislativas a nivel estatal permitieron al Ayuntamiento acometer proyectos de saneamiento, de forma que el arquitecto municipal Miguel Ángel Navarro pudo presentar, entre otros, el proyecto de “cubrimiento del río Huerva para saneamiento y preparación de las obras de ensanche y parque de la ciudad”, en coherencia con el proyecto de ensanche hacia el sur por Miralbueno. En febrero de 1922 el Ayuntamiento aprobó un presupuesto de casi cinco millones de pesetas para acometer el cubrimiento, cuyo desarrollo veremos en un programa posterior.

DEMOS RADIO
Subordinación cultural y complejos. Entrevista a María Elvira Roca Barea.

DEMOS RADIO

Play Episode Listen Later Feb 5, 2019 74:44


Subordinación cultural y complejos. Entrevista a María Elvira Roca Barea. Demos/ (2019-02-05) En este programa tan interesante se analiza el tema de la llamada leyenda negra con la catedrática de Historia María Elvira Roca Barea, medalla de honor 2018 de San Telmo. Academia de Bellas Artes. "Imperiofobia y leyenda negra". Roma, Rusia, Estados Unidos y el Imperio español. María Elvira Roca Barea. Biblioteca de Ensayo (Siruela) http://www.siruela.com/novedades.php?id_libro=3202&completa=N María Elvira Roca Barea menciona a D. Julián Juderías como artífice de sacar el cadáver del armario, y gracias a su grandioso mérito fue el primero en destapar el sucio tema de la llamada Leyenda Negra sobre España. María Elvira menciona también a Ricardo García Cárcel y su libro "La leyenda negra: Historia y opinión". - ¿El fenómeno de la leyenda negra afecta a España y beneficia lo que escribieron los hispanistas americanos?. - ¿Resulta humillante que los españoles hayamos sufrido racismo en Occidente? - ¿Tenemos desconocimiento culturalmente en España? - ¿Cuánta culpa ha tenido la Generación de 98 en el tema que nos ocupa? - ¿Qué anécdotas se destacan en el libro? Muchas. "Los indios hispanizados. Pasajes de Blas de Lezo. Indios buscando la independencia en Perú. Los curas guerrilleros, liberales y la Constitución española de 1812 la redactó un cura, Muñoz-Torrero que también era catedrático y político español". - Tema de La Constitución Española ¿Qué pasa en España? ¿Por qué se tolera por la Ley de partidos que se sienten en el Parlamento los enemigos de España?. LA LEYENDA NEGRA. JULIAN JUDERIAS , 2014. https://www.casadellibro.com/libro-la-leyenda-negra/9788490601006/2280817 Este libro, publicado por primera vez hace cien años, es el más plagiado en la historiografía española. - Han intervenido: D. José Papí. Economista y empresario tecnológico, D. Pedro Gallego. Ingeniero y Analista Político y Dª. María Elvira Roca Barea. Catedrática de Historia, Investigadora y Escritora. -Equipo Técnico: Equipo de Medios.

ZARAGOZA TE HABLA
Zaragoza te habla - La perdida Plaza de Aragón

ZARAGOZA TE HABLA

Play Episode Listen Later Jan 18, 2019 21:35


LA PERDIDA PLAZA DE ARAGÓN En el programa de hoy os propongo dar un paseo por la historia de la perdida plaza de Aragón, cuya ovalada figura perdura en nuestros días tal y como fue trazada allá por 1851, siendo este el único rastro de este antiguo espacio de la ciudad. Pero vamos a empezar un poco antes, a principios del siglo XVIII, cuando aquí comenzaba el arbolado paseo de Santa Engracia, delimitado entre el cauce del río Huerva y la muralla medieval de ladrillo de Zaragoza, paseo que conducía por el sur hasta el camino de Madrid, y por el oeste al paseo de San Jerónimo, que llevaba hasta la puerta del Carmen primero, y la del Portillo, después. En este punto se levantaba la frontera puerta de Santa Engracia que daba acceso a la ciudad, flanqueada a un lado por la Torre del Pino junto al convento de la carmelitas descalzas, y al otro por el Real Monasterio jerónimo de Santa Engracia. Durante los asedios bélicos de 1808 y 1809 esta zona se convirtió en uno de los escenarios de combate más fieros, de forma que, como ya comentamos en un programa anterior, las destrucciones producidas permitieron la apertura de un nuevo y gran vial que comenzaba en la Cruz del Coso, y que fue la génesis del Paseo Nuevo de San Francisco, actual paseo de la Independencia. Al final de este nuevo paseo, redenominado Salón de Santa Engracia, se erigió una nueva puerta para sustituir a la anterior destruida, y para embellecer al arrasado paseo se diseñó en 1840 una glorieta ajardinada que fue denominada Salón de la Glorieta, y al que en 1851 se le dio su característica forma ovalada. En ese momento, la glorieta quedaba extramuros, pues la ciudad conservaba sus murallas defensivas por encontrarse en el epicentro de las guerras civiles carlistas. Pocos años después, en el centro se ubicó el monumento a Pignatelli, por lo que el lugar fue redenominado Glorieta de Pignatelli. Al principio de la década de 1860 se planificó la urbanización de este entorno, de forma que la puerta de Santa Engracia fue trasladada un poco más hacia el sur, cerca del nuevo puente en piedra de Santa Engracia sobre el río Huerva que abría el camino hacia Torrero. El despegue urbano de la zona arrancó con motivo de la celebración de la I Exposición Aragonesa de 1868, cuyos pabellones temporales se ubicaron en el lado occidental de la glorieta, en la proximidad del Parque de Ingenieros instalado donde estuviera el antiguo convento de las carmelitas descalzas. Clausurada la exposición, en la siguiente década el Ayuntamiento procedió a la parcelación de los terrenos, resultando cuatro manzanas, dos por lado, con un total de 18 solares (finalmente 13) que hubo que subastar en cuatro ocasiones, hasta que el precio se ajustó a lo que los potentados compradores quisieron pagar. Comenzaron, entonces, a erigirse las primeras viviendas unifamiliares dentro de la tipología del hotelito: estructura residencial aislada y rodeada de jardines. Simultáneamente, al Ayuntamiento acordó sustituir el monumento de Pignatelli por otro dedicado al Justiciazgo, inaugurado en 1904, que además derivó en el último cambio, hasta la fecha, en la denominación de este lugar: plaza de Aragón. Las elites locales daban de esta forma otra muestra de su predilección por el pasado medieval revisitado de forma romántica, antes que por la etapa de la Ilustración, por muy limitada que hubiera sido. La disposición de la nueva plaza de Aragón hizo que las viviendas que se construyeron lo hicieran con su fachada principal mirado hacia la plaza, con una verja que limitaba la propiedad rodeada de jardines. Su diseño fue obra de algunos de los más ilustres arquitectos de la ciudad en ese momento, dentro de un estilo compartido, y al servicio de los gustos de sus privilegiados propietarios. El hotelito del nº 1 de la plaza, obra de Antonio Miranda junto a la calle de Juan Bruil, ha pasado a la historia porque entre 1911 y 1958 fue sede del Gobierno Civil, y porque tuvo el honor de ser el primero de la plaza en ser derribado en 1961 y sustituido por una torre de diez alturas, en una época en la que la corrupción política y la especulación inmobiliaria campaban bajo el “boom” del desarrollismo. Los hotelitos de los números 2, 3 y 4 fueron proyectados por Félix Navarro, y luego modificados en las primeras décadas del siglo XX. Los tres fueron derribados entre 1978 y 1979, ya en plena democracia recuperada, por sendos bloques que siguieron la senda de la verticalidad acusada. El hotelito del nº 5, recayente a la calle de Puigcerdá, desde 1936 de la falangista Agustina Simón, fue obra de Manuel Ruiz, y hasta finales de la década de los años noventa fue el último de los originales hotelitos que continuaba en pie, hasta su derribo y sustitución por la torre que le sustituyó. La casa del nº 6 fue proyectado por Eusebio Lidón y en los años 40 fue muy remodelado, cambiándole su ingreso desde el nuevo paseo de Marina Moreno. En los años ochenta fue derribado, dando paso a su correspondiente torre de diez plantas. El nº 7, obra de Fernando de Yarza, llamaba la atención por su singular aire francés, y fue derribado a finales de los años sesenta, dando paso a la segunda de las torres de la plaza. El nº 8, proyectado por Mariano López, aparece en numerosas fotografías y postales de esta zona, hasta que a finales de los años setenta fue derribado y sustituido por el actual bloque recayente a la plaza de Basilio Paraíso. Al otro lado de la plaza, el nº 9 se convirtió en la definitiva sede de la Capitanía General, por lo que el este edificio no responde a la tipología residencial, y por eso mismo no ha sido derribado y ha perdurado hasta nuestros días. El nº 10, recayente a la calle de Canfranc, fue diseñado por José Clemente de Osinalde, y fue objeto de varias reformas, hasta su derribo a finales de los años setenta y sustitución por una torre de diez alturas. El nº 11 fue proyectado por Eusebio Lidón, derribado a finales de los años sesenta, y sustituido por un bloque de diez alturas. El nº 12, aunque parece el único hotelito superviviente de la plaza, en realidad su actual traza es resultado de varias radicales reformas, que hacen que su actual aspecto tenga poco que ver con el proyectado por Antonio Miranda. En 1980 sus propietarios intentaron seguir la senda de la modernidad y derribar el inmueble, aunque la Delegación Provincial del Patrimonio Artístico del Ministerio de Cultura lo catalogó como edificio monumental, y perdura en nuestros días como restaurante de lujo. Finalmente, el nº 13, recayente a la calle de Albareda, fue el primero en construirse en la plaza, aunque luego fue bastante modificado. Su final llegó a finales de los años setenta, cuando fue derribado y sustituido por una moderna torre edilicia. A los románticos que focalizan tanto la rememoración de los desastres de la guerra de 1808-1809 para llorar con nostalgia, y con razón, las pérdidas patrimoniales allí acontecidas, con esta colaboración me sumo hoy como uno más de los modernos nostálgicos que lamentamos también las pérdidas patrimoniales achacables a los pacíficos derribos impulsados por los propios paisanos de esta inmortal ciudad, en fechas bastante más recientes. En el caso que nos ocupa hoy, resulta llamativa la coincidencia del inicio de los derribos de los antiguos hotelitos de la plaza de Aragón, con la drástica reforma realizada en 1961 en el eje viario entre la plaza de España y la plaza de Aragón, en beneficio del tránsito rodado. Las fotografías del antes y después de esta operación, hablan por sí solas, para comparar lo que era la plaza de Aragón hasta 1961, y en lo que luego se ha convertido.

ZARAGOZA TE HABLA
Zaragoza te habla - La perdida Plaza de Aragón

ZARAGOZA TE HABLA

Play Episode Listen Later Jan 18, 2019 21:35


LA PERDIDA PLAZA DE ARAGÓN En el programa de hoy os propongo dar un paseo por la historia de la perdida plaza de Aragón, cuya ovalada figura perdura en nuestros días tal y como fue trazada allá por 1851, siendo este el único rastro de este antiguo espacio de la ciudad. Pero vamos a empezar un poco antes, a principios del siglo XVIII, cuando aquí comenzaba el arbolado paseo de Santa Engracia, delimitado entre el cauce del río Huerva y la muralla medieval de ladrillo de Zaragoza, paseo que conducía por el sur hasta el camino de Madrid, y por el oeste al paseo de San Jerónimo, que llevaba hasta la puerta del Carmen primero, y la del Portillo, después. En este punto se levantaba la frontera puerta de Santa Engracia que daba acceso a la ciudad, flanqueada a un lado por la Torre del Pino junto al convento de la carmelitas descalzas, y al otro por el Real Monasterio jerónimo de Santa Engracia. Durante los asedios bélicos de 1808 y 1809 esta zona se convirtió en uno de los escenarios de combate más fieros, de forma que, como ya comentamos en un programa anterior, las destrucciones producidas permitieron la apertura de un nuevo y gran vial que comenzaba en la Cruz del Coso, y que fue la génesis del Paseo Nuevo de San Francisco, actual paseo de la Independencia. Al final de este nuevo paseo, redenominado Salón de Santa Engracia, se erigió una nueva puerta para sustituir a la anterior destruida, y para embellecer al arrasado paseo se diseñó en 1840 una glorieta ajardinada que fue denominada Salón de la Glorieta, y al que en 1851 se le dio su característica forma ovalada. En ese momento, la glorieta quedaba extramuros, pues la ciudad conservaba sus murallas defensivas por encontrarse en el epicentro de las guerras civiles carlistas. Pocos años después, en el centro se ubicó el monumento a Pignatelli, por lo que el lugar fue redenominado Glorieta de Pignatelli. Al principio de la década de 1860 se planificó la urbanización de este entorno, de forma que la puerta de Santa Engracia fue trasladada un poco más hacia el sur, cerca del nuevo puente en piedra de Santa Engracia sobre el río Huerva que abría el camino hacia Torrero. El despegue urbano de la zona arrancó con motivo de la celebración de la I Exposición Aragonesa de 1868, cuyos pabellones temporales se ubicaron en el lado occidental de la glorieta, en la proximidad del Parque de Ingenieros instalado donde estuviera el antiguo convento de las carmelitas descalzas. Clausurada la exposición, en la siguiente década el Ayuntamiento procedió a la parcelación de los terrenos, resultando cuatro manzanas, dos por lado, con un total de 18 solares (finalmente 13) que hubo que subastar en cuatro ocasiones, hasta que el precio se ajustó a lo que los potentados compradores quisieron pagar. Comenzaron, entonces, a erigirse las primeras viviendas unifamiliares dentro de la tipología del hotelito: estructura residencial aislada y rodeada de jardines. Simultáneamente, al Ayuntamiento acordó sustituir el monumento de Pignatelli por otro dedicado al Justiciazgo, inaugurado en 1904, que además derivó en el último cambio, hasta la fecha, en la denominación de este lugar: plaza de Aragón. Las elites locales daban de esta forma otra muestra de su predilección por el pasado medieval revisitado de forma romántica, antes que por la etapa de la Ilustración, por muy limitada que hubiera sido. La disposición de la nueva plaza de Aragón hizo que las viviendas que se construyeron lo hicieran con su fachada principal mirado hacia la plaza, con una verja que limitaba la propiedad rodeada de jardines. Su diseño fue obra de algunos de los más ilustres arquitectos de la ciudad en ese momento, dentro de un estilo compartido, y al servicio de los gustos de sus privilegiados propietarios. El hotelito del nº 1 de la plaza, obra de Antonio Miranda junto a la calle de Juan Bruil, ha pasado a la historia porque entre 1911 y 1958 fue sede del Gobierno Civil, y porque tuvo el honor de ser el primero de la plaza en ser derribado en 1961 y sustituido por una torre de diez alturas, en una época en la que la corrupción política y la especulación inmobiliaria campaban bajo el “boom” del desarrollismo. Los hotelitos de los números 2, 3 y 4 fueron proyectados por Félix Navarro, y luego modificados en las primeras décadas del siglo XX. Los tres fueron derribados entre 1978 y 1979, ya en plena democracia recuperada, por sendos bloques que siguieron la senda de la verticalidad acusada. El hotelito del nº 5, recayente a la calle de Puigcerdá, desde 1936 de la falangista Agustina Simón, fue obra de Manuel Ruiz, y hasta finales de la década de los años noventa fue el último de los originales hotelitos que continuaba en pie, hasta su derribo y sustitución por la torre que le sustituyó. La casa del nº 6 fue proyectado por Eusebio Lidón y en los años 40 fue muy remodelado, cambiándole su ingreso desde el nuevo paseo de Marina Moreno. En los años ochenta fue derribado, dando paso a su correspondiente torre de diez plantas. El nº 7, obra de Fernando de Yarza, llamaba la atención por su singular aire francés, y fue derribado a finales de los años sesenta, dando paso a la segunda de las torres de la plaza. El nº 8, proyectado por Mariano López, aparece en numerosas fotografías y postales de esta zona, hasta que a finales de los años setenta fue derribado y sustituido por el actual bloque recayente a la plaza de Basilio Paraíso. Al otro lado de la plaza, el nº 9 se convirtió en la definitiva sede de la Capitanía General, por lo que el este edificio no responde a la tipología residencial, y por eso mismo no ha sido derribado y ha perdurado hasta nuestros días. El nº 10, recayente a la calle de Canfranc, fue diseñado por José Clemente de Osinalde, y fue objeto de varias reformas, hasta su derribo a finales de los años setenta y sustitución por una torre de diez alturas. El nº 11 fue proyectado por Eusebio Lidón, derribado a finales de los años sesenta, y sustituido por un bloque de diez alturas. El nº 12, aunque parece el único hotelito superviviente de la plaza, en realidad su actual traza es resultado de varias radicales reformas, que hacen que su actual aspecto tenga poco que ver con el proyectado por Antonio Miranda. En 1980 sus propietarios intentaron seguir la senda de la modernidad y derribar el inmueble, aunque la Delegación Provincial del Patrimonio Artístico del Ministerio de Cultura lo catalogó como edificio monumental, y perdura en nuestros días como restaurante de lujo. Finalmente, el nº 13, recayente a la calle de Albareda, fue el primero en construirse en la plaza, aunque luego fue bastante modificado. Su final llegó a finales de los años setenta, cuando fue derribado y sustituido por una moderna torre edilicia. A los románticos que focalizan tanto la rememoración de los desastres de la guerra de 1808-1809 para llorar con nostalgia, y con razón, las pérdidas patrimoniales allí acontecidas, con esta colaboración me sumo hoy como uno más de los modernos nostálgicos que lamentamos también las pérdidas patrimoniales achacables a los pacíficos derribos impulsados por los propios paisanos de esta inmortal ciudad, en fechas bastante más recientes. En el caso que nos ocupa hoy, resulta llamativa la coincidencia del inicio de los derribos de los antiguos hotelitos de la plaza de Aragón, con la drástica reforma realizada en 1961 en el eje viario entre la plaza de España y la plaza de Aragón, en beneficio del tránsito rodado. Las fotografías del antes y después de esta operación, hablan por sí solas, para comparar lo que era la plaza de Aragón hasta 1961, y en lo que luego se ha convertido.

ESTRENDING TV
13/11/2018 - ¿Por qué se ha puesto de moda visitar cementerios por la noche? ¿Te apuntas a un tour por ellos? ¡Flipa!

ESTRENDING TV

Play Episode Listen Later Nov 13, 2018 10:13


Cementerio. ¿Cómo es posible que una sola palabra de tanto yuyu? Lo creas o no, se ha puesto de moda visitar el camposanto, que así es como lo llaman también algunos. Algunos ya con mucho años, cierto. Pero, lo mejor es visitarlo de noche. Sí, con un farolillo, el modo avión activado y con ese amig@ que vive permanentemente con una llavero linterna. ¿Da cierto caguecillo? Puede que sí, aunque hay quien lo supera rápido. Una empresa de Zaragoza, Gozarte, organiza, entre otras actividades que ayudan a dinamizar el turismo, tours por el Cementerio de Torrero o la Iglesia de San Antonio. Conocer estos lugares a fondo, su historia, quiénes 'duermen' ahí... puedes sorprenderte. Tengas o no miedo, es un planazo de muerte.

ZARAGOZA TE HABLA
Zaragoza te habla - Paseo de Ruiseñores

ZARAGOZA TE HABLA

Play Episode Listen Later Oct 26, 2018 15:00


En el programa de hoy nos vamos a aproximar someramente a la historia del paseo de Ruiseñores, una de esas antiguas zonas de la ciudad cuyo tránsito por el siglo XX fue toda una experiencia urbanística y arquitectónica de la que hoy apenas si queda la memoria de cómo fue, ni valoración del proceso por el que se ha convertido en lo que hoy es. Si nos vamos algunos siglos atrás en el tiempo, el actual paseo de Ruiseñores formaba parte de la antigua red de caminos de acceso al sur de Zaragoza y estaba integrado en el camino de Cuarte, ascendente desde los caminos del Sábado y de las Torres, en una zona encajonada entre la acequia de las Adulas fluyendo al aire y los acusados desniveles del monte de Torrero. La llegada de agua a la ciudad mediante la ilustrada obra del Canal Imperial aquí también descompuso la previa red de caminos, que hubo de reordenarse en función de los pocos puentes tendidos sobre el Canal. En este caso, el antiguo camino que nos ocupa quedó dividido en dos ramales, uno paralelo a la acequia de las Adulas y el camino a Cuarte, en dirección al cabezo de Buenavista, y otro corto mucho más secundario que ascendía la acusada pendiente hasta desembocar en el Canal Imperial. Así fue hasta que a mediados del siglo XIX el aprovechamiento del agua del Canal con fines industriales comenzó a transformas unas propiedades hasta entonces muy periféricas y apenas pobladas por algunas torres de campo. Al principio de la década de los años sesenta de ese siglo el camino aparece ya señalado como “Paseo de los Ruiseñores”, una prolongación del paseo de Cuéllar ascendente hacia el Canal, y con una de las primeras instalaciones industriales harineras de la ciudad: la fábrica de Mendívil, que unas décadas después sería denominada como “La Imperial de Aragón”, y que estuvo en funcionamiento hasta el comienzo de los años ochenta del pasado siglo XX. A finales del siglo XIX el entonces camino de Ruiseñores fue pensado como una oportunidad de negocio inmobiliario que podría aprovecharse del tirón especulativo asociado al ensanche vertebrado hacia el sur por el paseo de Sagasta, para dar en él cabida a viviendas unifamiliares tanto de primera como de segunda residencia de algunas de las más poderosas familias de la elite económica de la Zaragoza de la época. De esta forma, en 1903 comenzó la parcelación del denominado “barrio de Ruiseñores” con una iniciativa privada impulsada por el emprendedor Santiago Canti Polo, que encargó al ingeniero Manuel Isasi Isasmendi el diseño de seis singulares hotelitos o viviendas unifamiliares construidos en una propiedad suya delimitada entre el paseo de Ruiseñores y los nuevos depósitos de agua diseñados por Ricardo Magdalena. La publicidad de la época utilizaba como reclamo para su venta (por 25000 pesetas), o alquiler (1250 pesetas al mes), la cercanía del tranvía de Torrero, recién electrificado, y la ubicación en una zona “de higiene y salubridad verdaderamente excepcionales”. Resulta interesante que en aquél entonces (albores del siglo XX) la opción del alquiler no significara, como tiempo después, aun hoy, que “alquilar es tirar el dinero”. En 1904 fue aprobado por el Ayuntamiento el plano de alineación del paseo, y en unos pocos años después el “barrio de Ruiseñores” contaba ya con diecisiete viviendas de la alta burguesía zaragozana, construidas en formas singulares y estilos al gusto de la época: con rasgos de modernismo, eclecticismo, historicismo, regionalismo... Además, y tras la Exposición Hispano-Francesa de 1908, el Jardín Botánico de la ciudad dejó las instalaciones de la antigua Huerta de Santa Engracia y fue ubicado en este paseo, en el punto en que se bifurca con el antiguo camino de Cuarte. Durante la década de los años veinte continuó la construcción de viviendas unifamiliares de próceres y prestigiosos miembros de la elite local, y a este proceso se sumó el de concentración de diversas instalaciones educativas de nueva fábrica, como el Colegio Pompiliano de las Madres Escolapias, y la Residencia de Estudiantes de la Universidad de Zaragoza, inaugurada solemnemente por el rey Alfonso XIII en 1925. Esta concentración de notables edificios y viviendas unifamiliares continuó creciendo, especialmente en la década de los años treinta, al comienzo de la cual fue construido el referencial “Restaurante de verano de Francisco Gargallo”, o “Restaurant Ruiseñores”, todo en un hito en el gremio de la restauración de la Zaragoza de esos años, pues se convirtió en ineludible punto de reunión de los turistas de entonces que venían a visitar la ciudad por el placer de hacerlo, con muy buenas vistas de la ciudad desde su terraza y salones. Además, fue lugar de moda para comidas, cenas y celebraciones varias, así como espacio de baile. Muy cerca de este “Restaurant” fue construida la denominada “Casa del Poeta”, una curiosa iniciativa que por suscripción pública levantó en terrenos municipales una residencia para la familia del poeta Alberto Casañal Shakery. No tenía la presencia formal de las otras viviendas de familias bien, pero el hecho de que durante unas décadas Zaragoza contara con una “Casa del Poeta”, es un hecho verdaderamente singular que, por desgracia, ya es solo memoria. Además, uno de los cercanos hotelitos de principios de siglo diseñados por Manuel Isasi Isasmendi fue habilitado temporalmente como “Casa del Niño”, durante años el único internado para atención y cuidado de la salud de los niños de la ciudad. Y no muy lejos estuvo enclavado el internado del Colegio Academia Estudio, en otra de las singulares construcción de la zona. Entre las viviendas unifamiliares construidas en esta prodigiosa década de los años treinta hay que reseñar dos de los más importantes ejemplos de la arquitectura racionalista zaragozana, y aun española: la casa de Pedro Hernández Luna, actual Clínica del Pilar, y la casa de Matías Bergua Oliván, hasta finales del año pasado sede del Centro Territorial de Televisión Española en Aragón. Sin embargo, en las décadas siguientes la imagen descrita del antiguo paseo de Ruiseñores se fue desvaneciendo como si hubiera sido el sueño de una noche de verano. Como dijimos en el anterior programa, sin necesidad de invasión armada extranjera o conflicto bélico interno, casi todos los edificios referidos fueron siendo derribados y sustituidos por nuevas construcciones más modernas y seguramente mejor aprovechadas desde el punto de vista inmobiliario. En los años sesenta, por ejemplo, fue derribado el “viejo” edificio de la antigua Residencia de Estudiantes, en desuso, y fue construido en su lugar del Instituto Femenino Miguel Servet (actual Instituto de Educación Secundaria del mismo nombre). Durante estos años también se construyó algún edificio interesante, por supuesto, como el bloque de viviendas de los números 14-16, representante de la moderna arquitectura del desarrollismo de finales de los años sesenta, cuya altura de diez plantas, comparada con la escala de las viviendas unifamiliares que caracterizaban esta zona, resulta sintomática del radical cambio de paradigma urbanístico producido en este paseo. Los años setenta fueron especialmente inmisericordes con el antiguo paseo de Ruiseñores, cuando varios de los antiguos hotelitos fueron derribados para dar paso a modernas y selectas viviendas seriadas y adosadas, aunque el destrozo continuó después aun en los pocos edificios catalogados y con alguna consideración de interés patrimonial, como sucedió en 1994 con “Villa Alta”. Finalmente, una consideración: si este paseo de Ruiseñores suele ser considerado como una prolongación del paseo de Sagasta, hay que lamentar que, a diferencia de él, apenas quedan referencias edilicias de lo que fue originalmente, así como tampoco parece haber demasiada atención centrada en el estudio de su pasado, un pasado muy reciente que, sin embargo, pareciera que no hubiera sido, que como reza el clásico soneto, “fuese, y no hubo nada”.

ZARAGOZA TE HABLA
Zaragoza te habla - Paseo de Ruiseñores

ZARAGOZA TE HABLA

Play Episode Listen Later Oct 26, 2018 15:00


En el programa de hoy nos vamos a aproximar someramente a la historia del paseo de Ruiseñores, una de esas antiguas zonas de la ciudad cuyo tránsito por el siglo XX fue toda una experiencia urbanística y arquitectónica de la que hoy apenas si queda la memoria de cómo fue, ni valoración del proceso por el que se ha convertido en lo que hoy es. Si nos vamos algunos siglos atrás en el tiempo, el actual paseo de Ruiseñores formaba parte de la antigua red de caminos de acceso al sur de Zaragoza y estaba integrado en el camino de Cuarte, ascendente desde los caminos del Sábado y de las Torres, en una zona encajonada entre la acequia de las Adulas fluyendo al aire y los acusados desniveles del monte de Torrero. La llegada de agua a la ciudad mediante la ilustrada obra del Canal Imperial aquí también descompuso la previa red de caminos, que hubo de reordenarse en función de los pocos puentes tendidos sobre el Canal. En este caso, el antiguo camino que nos ocupa quedó dividido en dos ramales, uno paralelo a la acequia de las Adulas y el camino a Cuarte, en dirección al cabezo de Buenavista, y otro corto mucho más secundario que ascendía la acusada pendiente hasta desembocar en el Canal Imperial. Así fue hasta que a mediados del siglo XIX el aprovechamiento del agua del Canal con fines industriales comenzó a transformas unas propiedades hasta entonces muy periféricas y apenas pobladas por algunas torres de campo. Al principio de la década de los años sesenta de ese siglo el camino aparece ya señalado como “Paseo de los Ruiseñores”, una prolongación del paseo de Cuéllar ascendente hacia el Canal, y con una de las primeras instalaciones industriales harineras de la ciudad: la fábrica de Mendívil, que unas décadas después sería denominada como “La Imperial de Aragón”, y que estuvo en funcionamiento hasta el comienzo de los años ochenta del pasado siglo XX. A finales del siglo XIX el entonces camino de Ruiseñores fue pensado como una oportunidad de negocio inmobiliario que podría aprovecharse del tirón especulativo asociado al ensanche vertebrado hacia el sur por el paseo de Sagasta, para dar en él cabida a viviendas unifamiliares tanto de primera como de segunda residencia de algunas de las más poderosas familias de la elite económica de la Zaragoza de la época. De esta forma, en 1903 comenzó la parcelación del denominado “barrio de Ruiseñores” con una iniciativa privada impulsada por el emprendedor Santiago Canti Polo, que encargó al ingeniero Manuel Isasi Isasmendi el diseño de seis singulares hotelitos o viviendas unifamiliares construidos en una propiedad suya delimitada entre el paseo de Ruiseñores y los nuevos depósitos de agua diseñados por Ricardo Magdalena. La publicidad de la época utilizaba como reclamo para su venta (por 25000 pesetas), o alquiler (1250 pesetas al mes), la cercanía del tranvía de Torrero, recién electrificado, y la ubicación en una zona “de higiene y salubridad verdaderamente excepcionales”. Resulta interesante que en aquél entonces (albores del siglo XX) la opción del alquiler no significara, como tiempo después, aun hoy, que “alquilar es tirar el dinero”. En 1904 fue aprobado por el Ayuntamiento el plano de alineación del paseo, y en unos pocos años después el “barrio de Ruiseñores” contaba ya con diecisiete viviendas de la alta burguesía zaragozana, construidas en formas singulares y estilos al gusto de la época: con rasgos de modernismo, eclecticismo, historicismo, regionalismo... Además, y tras la Exposición Hispano-Francesa de 1908, el Jardín Botánico de la ciudad dejó las instalaciones de la antigua Huerta de Santa Engracia y fue ubicado en este paseo, en el punto en que se bifurca con el antiguo camino de Cuarte. Durante la década de los años veinte continuó la construcción de viviendas unifamiliares de próceres y prestigiosos miembros de la elite local, y a este proceso se sumó el de concentración de diversas instalaciones educativas de nueva fábrica, como el Colegio Pompiliano de las Madres Escolapias, y la Residencia de Estudiantes de la Universidad de Zaragoza, inaugurada solemnemente por el rey Alfonso XIII en 1925. Esta concentración de notables edificios y viviendas unifamiliares continuó creciendo, especialmente en la década de los años treinta, al comienzo de la cual fue construido el referencial “Restaurante de verano de Francisco Gargallo”, o “Restaurant Ruiseñores”, todo en un hito en el gremio de la restauración de la Zaragoza de esos años, pues se convirtió en ineludible punto de reunión de los turistas de entonces que venían a visitar la ciudad por el placer de hacerlo, con muy buenas vistas de la ciudad desde su terraza y salones. Además, fue lugar de moda para comidas, cenas y celebraciones varias, así como espacio de baile. Muy cerca de este “Restaurant” fue construida la denominada “Casa del Poeta”, una curiosa iniciativa que por suscripción pública levantó en terrenos municipales una residencia para la familia del poeta Alberto Casañal Shakery. No tenía la presencia formal de las otras viviendas de familias bien, pero el hecho de que durante unas décadas Zaragoza contara con una “Casa del Poeta”, es un hecho verdaderamente singular que, por desgracia, ya es solo memoria. Además, uno de los cercanos hotelitos de principios de siglo diseñados por Manuel Isasi Isasmendi fue habilitado temporalmente como “Casa del Niño”, durante años el único internado para atención y cuidado de la salud de los niños de la ciudad. Y no muy lejos estuvo enclavado el internado del Colegio Academia Estudio, en otra de las singulares construcción de la zona. Entre las viviendas unifamiliares construidas en esta prodigiosa década de los años treinta hay que reseñar dos de los más importantes ejemplos de la arquitectura racionalista zaragozana, y aun española: la casa de Pedro Hernández Luna, actual Clínica del Pilar, y la casa de Matías Bergua Oliván, hasta finales del año pasado sede del Centro Territorial de Televisión Española en Aragón. Sin embargo, en las décadas siguientes la imagen descrita del antiguo paseo de Ruiseñores se fue desvaneciendo como si hubiera sido el sueño de una noche de verano. Como dijimos en el anterior programa, sin necesidad de invasión armada extranjera o conflicto bélico interno, casi todos los edificios referidos fueron siendo derribados y sustituidos por nuevas construcciones más modernas y seguramente mejor aprovechadas desde el punto de vista inmobiliario. En los años sesenta, por ejemplo, fue derribado el “viejo” edificio de la antigua Residencia de Estudiantes, en desuso, y fue construido en su lugar del Instituto Femenino Miguel Servet (actual Instituto de Educación Secundaria del mismo nombre). Durante estos años también se construyó algún edificio interesante, por supuesto, como el bloque de viviendas de los números 14-16, representante de la moderna arquitectura del desarrollismo de finales de los años sesenta, cuya altura de diez plantas, comparada con la escala de las viviendas unifamiliares que caracterizaban esta zona, resulta sintomática del radical cambio de paradigma urbanístico producido en este paseo. Los años setenta fueron especialmente inmisericordes con el antiguo paseo de Ruiseñores, cuando varios de los antiguos hotelitos fueron derribados para dar paso a modernas y selectas viviendas seriadas y adosadas, aunque el destrozo continuó después aun en los pocos edificios catalogados y con alguna consideración de interés patrimonial, como sucedió en 1994 con “Villa Alta”. Finalmente, una consideración: si este paseo de Ruiseñores suele ser considerado como una prolongación del paseo de Sagasta, hay que lamentar que, a diferencia de él, apenas quedan referencias edilicias de lo que fue originalmente, así como tampoco parece haber demasiada atención centrada en el estudio de su pasado, un pasado muy reciente que, sin embargo, pareciera que no hubiera sido, que como reza el clásico soneto, “fuese, y no hubo nada”.

ZARAGOZA TE HABLA
Zaragoza te habla - Peregrinación gitana de 1968

ZARAGOZA TE HABLA

Play Episode Listen Later Sep 14, 2018 9:02


Acaba de cumplirse el aniversario 50 de la gran peregrinación de gitanos a la ciudad de Zaragoza, que tuvo lugar entre los días 8 y 12 de septiembre de 1968, y que concitó en la ciudad de cinco a diez mil gitanos de todo el mundo, si bien la mayor parte de ellos eran provenientes de las vecinas Francia e Italia. En ese momento se estimaba que en Zaragoza vivían unas tres mil personas de esta etnia. Pregunta: ¿Sabemos cuál era el fin de esta peregrinación, de quien fue la iniciativa….? Esta iniciativa daba continuidad a las tradicionales peregrinaciones realizadas desde 1965, año en que confluyeron en Roma gitanos de toda Europa durante el pontificado de Pablo VI, que asistió personalmente al evento. En 1968, y a propuesta del Apostolado pro-gitano en España, el Secretariado Internacional del Apostolado Nómada, dependiente de la Sagrada Congregación para los Obispos, tomó la decisión de que esta peregrinación anual, que se organizaba cada año donde hubiera un famoso santuario mariano, tuviese como meta el de Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza, Virgen que el pueblo gitano denomina en su propia lengua “Manjari”. Pregunta: Supongo que el evento fue todo un acontecimiento, no? Este evento fue un gran acontecimiento social en la ciudad de la época, con un destacado programa de actos vinculado a diversos ritos, iconos, creencias y ceremoniales católicos (muy publicitado en los medios de comunicación de la época, incluyendo el informativo NODO), que contó con la presencia de varios cardenales y obispos tanto españoles como extranjeros, y que se expresó en forma de diversas misas colectivas, ejercicios de catequesis, una marcha nocturna con antorchas al Pilar, y un vía crucis. Además, y por el carácter nómada de este pueblo, la peregrinación incluyó actos informativos, charlas, conferencias, visitas, festejos, hogueras colectivas, demostraciones de folclore, la visita a familiares lejanos, el acuerdo y concierto de matrimonios, la realización de transacciones y tratos comerciales, y la posibilidad de recibir la primera comunión, la confirmación e incluso el bautismo. Finalmente, el gran encuentro pretendía estimular la promoción humana y social de este pueblo y despertar la conciencia colectiva y solidaria de toda la sociedad para solucionar sus tradicionales problemas: precariedad laboral, habitacional, cultural, sanitaria, entre otros. En el lenguaje oficial de la época no se utilizaban conceptos como racismo, exclusión social, discriminación, porque entonces eso no existía en España, dicen. Pregunta: Creo que en aquella casposa España no existía eso, ni otras muchas cosas, pero, en fin, este tema requeriría un programa entero. A lo que estamos, ¿dónde diablos metieron a tanta gente? El alojamiento habilitado para los foranos peregrinos gitanos fue el antiguo cuartel de Castillejos, junto al Canal Imperial y el puente de América, que entonces se encontraba desalojado de sus funciones militares y que pocos años después sería derribado y sustituido por el moderno Centro Regional de Mando y luego el acuartelamiento de San Fernando. El arbolado tramo del paseo del Canal inmediato al cuartel, donde antaño estuviera la playa de Torrero, desde el puente de América y hasta la que fuera torre de Dámaso Pina, fue convertido en provisional camping que se llenó de carpas, caravanas y vehículos venidos de otros lares. El gran patio del interior del cuartel fue escenario de multitudinarias celebraciones, alguna de ellas nocturnas, como la que contó con la presencia del arzobispo local, Pedro Cantero Cuadrado. El buen tiempo acompañó el desarrollo de todos los actos, en uno de esos veranos locales en que el calor se interna hasta bien entrado el mes de septiembre. El año siguiente, 1969, la peregrinación llevaría al pueblo gitano a Nuestra Señora de Banneux, en Bélgica. (Ambientamos la entrevista con Gypsy Jazz - Minor Swing - Rhythm Future Quartet)

ZARAGOZA TE HABLA
Zaragoza te habla - Peregrinación gitana de 1968

ZARAGOZA TE HABLA

Play Episode Listen Later Sep 14, 2018 9:02


Acaba de cumplirse el aniversario 50 de la gran peregrinación de gitanos a la ciudad de Zaragoza, que tuvo lugar entre los días 8 y 12 de septiembre de 1968, y que concitó en la ciudad de cinco a diez mil gitanos de todo el mundo, si bien la mayor parte de ellos eran provenientes de las vecinas Francia e Italia. En ese momento se estimaba que en Zaragoza vivían unas tres mil personas de esta etnia. Pregunta: ¿Sabemos cuál era el fin de esta peregrinación, de quien fue la iniciativa….? Esta iniciativa daba continuidad a las tradicionales peregrinaciones realizadas desde 1965, año en que confluyeron en Roma gitanos de toda Europa durante el pontificado de Pablo VI, que asistió personalmente al evento. En 1968, y a propuesta del Apostolado pro-gitano en España, el Secretariado Internacional del Apostolado Nómada, dependiente de la Sagrada Congregación para los Obispos, tomó la decisión de que esta peregrinación anual, que se organizaba cada año donde hubiera un famoso santuario mariano, tuviese como meta el de Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza, Virgen que el pueblo gitano denomina en su propia lengua “Manjari”. Pregunta: Supongo que el evento fue todo un acontecimiento, no? Este evento fue un gran acontecimiento social en la ciudad de la época, con un destacado programa de actos vinculado a diversos ritos, iconos, creencias y ceremoniales católicos (muy publicitado en los medios de comunicación de la época, incluyendo el informativo NODO), que contó con la presencia de varios cardenales y obispos tanto españoles como extranjeros, y que se expresó en forma de diversas misas colectivas, ejercicios de catequesis, una marcha nocturna con antorchas al Pilar, y un vía crucis. Además, y por el carácter nómada de este pueblo, la peregrinación incluyó actos informativos, charlas, conferencias, visitas, festejos, hogueras colectivas, demostraciones de folclore, la visita a familiares lejanos, el acuerdo y concierto de matrimonios, la realización de transacciones y tratos comerciales, y la posibilidad de recibir la primera comunión, la confirmación e incluso el bautismo. Finalmente, el gran encuentro pretendía estimular la promoción humana y social de este pueblo y despertar la conciencia colectiva y solidaria de toda la sociedad para solucionar sus tradicionales problemas: precariedad laboral, habitacional, cultural, sanitaria, entre otros. En el lenguaje oficial de la época no se utilizaban conceptos como racismo, exclusión social, discriminación, porque entonces eso no existía en España, dicen. Pregunta: Creo que en aquella casposa España no existía eso, ni otras muchas cosas, pero, en fin, este tema requeriría un programa entero. A lo que estamos, ¿dónde diablos metieron a tanta gente? El alojamiento habilitado para los foranos peregrinos gitanos fue el antiguo cuartel de Castillejos, junto al Canal Imperial y el puente de América, que entonces se encontraba desalojado de sus funciones militares y que pocos años después sería derribado y sustituido por el moderno Centro Regional de Mando y luego el acuartelamiento de San Fernando. El arbolado tramo del paseo del Canal inmediato al cuartel, donde antaño estuviera la playa de Torrero, desde el puente de América y hasta la que fuera torre de Dámaso Pina, fue convertido en provisional camping que se llenó de carpas, caravanas y vehículos venidos de otros lares. El gran patio del interior del cuartel fue escenario de multitudinarias celebraciones, alguna de ellas nocturnas, como la que contó con la presencia del arzobispo local, Pedro Cantero Cuadrado. El buen tiempo acompañó el desarrollo de todos los actos, en uno de esos veranos locales en que el calor se interna hasta bien entrado el mes de septiembre. El año siguiente, 1969, la peregrinación llevaría al pueblo gitano a Nuestra Señora de Banneux, en Bélgica. (Ambientamos la entrevista con Gypsy Jazz - Minor Swing - Rhythm Future Quartet)

ZARAGOZA TE HABLA
Zaragoza te habla - El Puente de América

ZARAGOZA TE HABLA

Play Episode Listen Later Jun 29, 2018 6:47


EL PUENTE DE AMÉRICA         Los orígenes de este puente se remontan a la llegada de aguas a la ciudad mediante el Canal Imperial, cuyo paso por esa desolada zona del monte de Torrero requirió la construcción de un puente que diera continuidad al ramal del camino de Cuarte que por allí estaba trazado. En las obras de excavación de los fundamentos donde se asentó luego el puente participó un batallón del regimiento de infantería el Real de América, establecido en la ciudad tras su participación primero en la defensa del Virreinato de la Nueva España en América, y más recientemente en la guerra anglo-española de 1779-83. Por esa razón, desde entonces este puente ha sido denominado de América.         La remota ubicación de este puente respecto del caserío urbano de la época estaba íntimamente asociada a las instalaciones del Canal Imperial en el puerto de Miralflores, y para dar continuidad al tránsito a los pueblos, viñedos y dehesas que quedaron en la margen derecha del Canal. Su base era de piedra de sillería, el único arco fue construido en ladrillo, y el resto de la obra en mampostería. Tenía un destacado gálibo para permitir la navegación canalina, y bajo él había dos andenes para dar paso a las caballerías que tiraban de los barcos. Al lado del puente se construyó un varadero o dique cubierto para conservar y reparar embarcaciones, y se habilitó otro gran espacio cerrado y descubierto con árboles para poder construir hasta cuatro barcos al mismo tiempo.         Durante el segundo asedio francés de la ciudad en 1809 esta zona fue acometida por la División Musenier, y el puente resultó destruido para intentar frenar su paso. En 1815 el puente fue reconstruido, manteniendo la planta y forma del anterior. Cuando en 1834 fue inaugurado el cementerio católico de Torrero, se hubo de habilitar un nuevo y rectilíneo camino para acceder al camposanto que se añadió al antiguo camino de Cuarte y al más moderno de las Canteras. Este nuevo camino se denominó del Cementerio, si bien no estuvo terminado hasta los tiempos de la efímera Primera República Española (año 1873).         La apertura en 1886 de la línea de Torrero del tranvía traccionado por caballerías dejó claro que el ilustrado diseño de este puente, pensado más para el tráfico canalino de embarcaciones que para un pesado y creciente tráfico rodado terrestre, necesitaba una radical rectificación que no había sido satisfecha por las diversas intervenciones producidas en los últimos años. Cuando la electrificación del tranvía estaba ya en el horizonte, el Ayuntamiento y el Canal Imperial acordaron el derribo del viejo puente y sus desgastados malecones de la rampa de acceso, que había que reparar cada poco tiempo, por un moderno puente de piedra diseñado por José María Royo Villanova (ingeniero del Canal Imperial) que eliminaba el gálibo para embarcaciones, con lo que la navegación del Canal quedó definitivamente bloqueada en este punto, salvo para pequeñas embarcaciones recreativas. La fábrica del puente quedó completa con la metálica decoración modernista diseñada por Ricardo Magdalena y las barandillas forjadas por el rejero José González. El nuevo puente fue inaugurado en octubre de 1903, e inmediatamente se trazó sobre él el nuevo tendido eléctrico de la tranviaria línea de Torrero y, poco después, de la línea del Cementerio.         En 1949 fue derribado el antiguo e inmediato dique cubierto del Canal Imperial, dejando un solar que sería ocupado a principios de la década de los años setenta por modernas oficinas administrativas de la entidad canalina. Como en otros casos de las ciudad, la explosión de tráfico motorizado de la segunda mitad del siglo XX impactó en este puente mediante la ocupación de hasta tres carrilles para tránsito rodado, dejando a los seres peatonales apenas un mínimo espacio para pasar en fila india. Esto fue así hasta que en 2009 se aprobó un ensanchamiento lateral del puente para habilitar unas aceras dignas de tal nombre.         El puente de América presenta sendos cartelones, uno por dirección, que lo significan y singularizan, si bien carece de otros que narren su historia. Curiosamente, a unos pocos metros y en el año 2014 fue instalado un memorial del Bronce de Botorrita que explica bastante bien este conflicto de aguas acaecido hace unos 2100 años entre las ciudades de Caesaragusta y de Contrebia Belaisca.

ZARAGOZA TE HABLA
Zaragoza te habla - El Puente de América

ZARAGOZA TE HABLA

Play Episode Listen Later Jun 29, 2018 6:47


EL PUENTE DE AMÉRICA         Los orígenes de este puente se remontan a la llegada de aguas a la ciudad mediante el Canal Imperial, cuyo paso por esa desolada zona del monte de Torrero requirió la construcción de un puente que diera continuidad al ramal del camino de Cuarte que por allí estaba trazado. En las obras de excavación de los fundamentos donde se asentó luego el puente participó un batallón del regimiento de infantería el Real de América, establecido en la ciudad tras su participación primero en la defensa del Virreinato de la Nueva España en América, y más recientemente en la guerra anglo-española de 1779-83. Por esa razón, desde entonces este puente ha sido denominado de América.         La remota ubicación de este puente respecto del caserío urbano de la época estaba íntimamente asociada a las instalaciones del Canal Imperial en el puerto de Miralflores, y para dar continuidad al tránsito a los pueblos, viñedos y dehesas que quedaron en la margen derecha del Canal. Su base era de piedra de sillería, el único arco fue construido en ladrillo, y el resto de la obra en mampostería. Tenía un destacado gálibo para permitir la navegación canalina, y bajo él había dos andenes para dar paso a las caballerías que tiraban de los barcos. Al lado del puente se construyó un varadero o dique cubierto para conservar y reparar embarcaciones, y se habilitó otro gran espacio cerrado y descubierto con árboles para poder construir hasta cuatro barcos al mismo tiempo.         Durante el segundo asedio francés de la ciudad en 1809 esta zona fue acometida por la División Musenier, y el puente resultó destruido para intentar frenar su paso. En 1815 el puente fue reconstruido, manteniendo la planta y forma del anterior. Cuando en 1834 fue inaugurado el cementerio católico de Torrero, se hubo de habilitar un nuevo y rectilíneo camino para acceder al camposanto que se añadió al antiguo camino de Cuarte y al más moderno de las Canteras. Este nuevo camino se denominó del Cementerio, si bien no estuvo terminado hasta los tiempos de la efímera Primera República Española (año 1873).         La apertura en 1886 de la línea de Torrero del tranvía traccionado por caballerías dejó claro que el ilustrado diseño de este puente, pensado más para el tráfico canalino de embarcaciones que para un pesado y creciente tráfico rodado terrestre, necesitaba una radical rectificación que no había sido satisfecha por las diversas intervenciones producidas en los últimos años. Cuando la electrificación del tranvía estaba ya en el horizonte, el Ayuntamiento y el Canal Imperial acordaron el derribo del viejo puente y sus desgastados malecones de la rampa de acceso, que había que reparar cada poco tiempo, por un moderno puente de piedra diseñado por José María Royo Villanova (ingeniero del Canal Imperial) que eliminaba el gálibo para embarcaciones, con lo que la navegación del Canal quedó definitivamente bloqueada en este punto, salvo para pequeñas embarcaciones recreativas. La fábrica del puente quedó completa con la metálica decoración modernista diseñada por Ricardo Magdalena y las barandillas forjadas por el rejero José González. El nuevo puente fue inaugurado en octubre de 1903, e inmediatamente se trazó sobre él el nuevo tendido eléctrico de la tranviaria línea de Torrero y, poco después, de la línea del Cementerio.         En 1949 fue derribado el antiguo e inmediato dique cubierto del Canal Imperial, dejando un solar que sería ocupado a principios de la década de los años setenta por modernas oficinas administrativas de la entidad canalina. Como en otros casos de las ciudad, la explosión de tráfico motorizado de la segunda mitad del siglo XX impactó en este puente mediante la ocupación de hasta tres carrilles para tránsito rodado, dejando a los seres peatonales apenas un mínimo espacio para pasar en fila india. Esto fue así hasta que en 2009 se aprobó un ensanchamiento lateral del puente para habilitar unas aceras dignas de tal nombre.         El puente de América presenta sendos cartelones, uno por dirección, que lo significan y singularizan, si bien carece de otros que narren su historia. Curiosamente, a unos pocos metros y en el año 2014 fue instalado un memorial del Bronce de Botorrita que explica bastante bien este conflicto de aguas acaecido hace unos 2100 años entre las ciudades de Caesaragusta y de Contrebia Belaisca.

ZARAGOZA TE HABLA
Zaragoza te habla - El Monumento a Pignatelli

ZARAGOZA TE HABLA

Play Episode Listen Later Jun 7, 2018 6:25


El de Ramón Pignatelli es uno de los monumentos semovientes de la ciudad que, por diversas razones, han sido expulsados del exclusivo “centro” urbano a otras periféricas ubicaciones donde lucen menos, dirá alguien, o en las que acaso residan más plácidamente, según otras opiniones, la mía entre ellas. Su historia arranca cuando tras la primera guerra carlista (una de las varias guerras civiles españolas del siglo XIX), el Canal Imperial convirtió el espacio extramuros comprendido entre la puerta y lasruinas de Santa Engracia y el río Huerva, en una zona ajardinada que conectaba con el paseo de la Ronda y el camino de Torrero, un espacio que fue denominado “Salón de la Glorieta”. El proyecto de levantar en el centro de este Salón un monumento en honor a los defensores de la ciudad en el asedio de 1808 y en la cincomarzada de 1838, quedó en eso, en proyecto. En 1851, el Ayuntamiento decidió levantar en el centro de esta moderna glorieta una estatua de Ramón Pignatelli que fue encargada al escultor Antonio Palao. El bulto redondo en bronce fue fundido en París, y la base y pedestal fueron tallados en piedra de la Puebla de Albortón, siendo inaugurado oficialmente el conjunto en junio de 1859. Desde ese momento, el Salón de la Glorieta se convirtió en la Glorieta de Pignatelli. En 1868 el entorno de esta Glorieta fue el escenario donde se emplazó el recinto de la Exposición Aragonesa de ese año. Inmediatamente a su clausura, los edificios fueron derruidos y el suelo, de propiedad municipal, fue parcelado y vendido. Allí se levantaría a finales de siglo, entre otros, el edificio de la Capitanía General, y una selecta serie de viviendas unifamiliares en forma de hotelitos que configuró este recoleto espacio hasta que el desarrollismo de los años sesenta y setenta del pasado siglo XX acabó de forma infame con la mayor parte de ellos. Mientras tanto, en el centro de la Glorieta seguía orondo e impasible don Ramón Pignatelli, en la que todavía era la más importante zona verde de la ciudad. Pero ya en 1901 el Ayuntamiento aprobó iniciar el desmonte del alto de Cuéllar para poder situar la estatua de Pignatelli en una ubicación aún por precisar. La expulsión de la Glorieta se debía a la ideológica decisión de sustituirla por un monumento en homenaje al medieval Justiciazgo, que sería inaugurado en octubre de 1904. Al mismo tiempo, la fuente de Neptuno o de la Princesa sita en la plaza de la Constitución, nunca bien considerada por la elite local, habría de ser sustituida por el Monumento a los Mártires de la Religión y de la Patria, y removida primero a la arboleda de Macanaz, y más tarde al parque de Primo de Rivera. De esta forma, en octubre de 1904 fue reubicada la estatua de Pignatelli en el alto de Cuéllar que aunque formalmente pretendía ser parque, todavía en 1908 era calificado de “sequedal”, pues las obras de adecuación estaban muy ralentizadas por la competencia de las obras del nuevo parque de Buenavista, donde el Ayuntamiento había decidido ubicar la nueva gran zona verde de la ciudad. Aun estando mucho más cerca del centro urbano, en una zona de ensanche burgués en efervescencia constructiva y de contar con una concurrida línea de tranvías eléctricos, el parque de Pignatelli contaba con la estatua del prócer, y poco más. En 1932 el arquitecto municipal Miguel Ángel Navarro diseñó el trazado definitivo del parque, suprimiendo además la circulación rodada y tranviaria que se realizaba por su interior. En octubre de 1947 se organizó un homenaje a Ramón Pignatelli que incluyó un descenso por el Canal Imperial de varias barcazas o pontones, en uno de los cuales se emplazó una curiosa reproducción de la estatua del parque. Posteriormente se realizaron diversas obras de embellecimiento del parque (años 1948, 1961, 1986). Con el natural crecimiento de los árboles que la rodean, la estatua de Pignatelli parece haber encontrado desde hace algunos años un espacio de intimidad y tranquilidad que, de haber perdurado en la plaza de Aragón, seguramente no hubiera tenido, sobre todo en los años en que el antiguo paseo de la Independencia fue convertido en una autopista para el tráfico rodado. El próximo año se cumplirá el aniversario 160 de la estatua de Pignatelli. Sirvan estas breves líneas como un adelantado y modesto homenaje.

ZARAGOZA TE HABLA
Zaragoza te habla - El Monumento a Pignatelli

ZARAGOZA TE HABLA

Play Episode Listen Later Jun 7, 2018 6:25


El de Ramón Pignatelli es uno de los monumentos semovientes de la ciudad que, por diversas razones, han sido expulsados del exclusivo “centro” urbano a otras periféricas ubicaciones donde lucen menos, dirá alguien, o en las que acaso residan más plácidamente, según otras opiniones, la mía entre ellas. Su historia arranca cuando tras la primera guerra carlista (una de las varias guerras civiles españolas del siglo XIX), el Canal Imperial convirtió el espacio extramuros comprendido entre la puerta y lasruinas de Santa Engracia y el río Huerva, en una zona ajardinada que conectaba con el paseo de la Ronda y el camino de Torrero, un espacio que fue denominado “Salón de la Glorieta”. El proyecto de levantar en el centro de este Salón un monumento en honor a los defensores de la ciudad en el asedio de 1808 y en la cincomarzada de 1838, quedó en eso, en proyecto. En 1851, el Ayuntamiento decidió levantar en el centro de esta moderna glorieta una estatua de Ramón Pignatelli que fue encargada al escultor Antonio Palao. El bulto redondo en bronce fue fundido en París, y la base y pedestal fueron tallados en piedra de la Puebla de Albortón, siendo inaugurado oficialmente el conjunto en junio de 1859. Desde ese momento, el Salón de la Glorieta se convirtió en la Glorieta de Pignatelli. En 1868 el entorno de esta Glorieta fue el escenario donde se emplazó el recinto de la Exposición Aragonesa de ese año. Inmediatamente a su clausura, los edificios fueron derruidos y el suelo, de propiedad municipal, fue parcelado y vendido. Allí se levantaría a finales de siglo, entre otros, el edificio de la Capitanía General, y una selecta serie de viviendas unifamiliares en forma de hotelitos que configuró este recoleto espacio hasta que el desarrollismo de los años sesenta y setenta del pasado siglo XX acabó de forma infame con la mayor parte de ellos. Mientras tanto, en el centro de la Glorieta seguía orondo e impasible don Ramón Pignatelli, en la que todavía era la más importante zona verde de la ciudad. Pero ya en 1901 el Ayuntamiento aprobó iniciar el desmonte del alto de Cuéllar para poder situar la estatua de Pignatelli en una ubicación aún por precisar. La expulsión de la Glorieta se debía a la ideológica decisión de sustituirla por un monumento en homenaje al medieval Justiciazgo, que sería inaugurado en octubre de 1904. Al mismo tiempo, la fuente de Neptuno o de la Princesa sita en la plaza de la Constitución, nunca bien considerada por la elite local, habría de ser sustituida por el Monumento a los Mártires de la Religión y de la Patria, y removida primero a la arboleda de Macanaz, y más tarde al parque de Primo de Rivera. De esta forma, en octubre de 1904 fue reubicada la estatua de Pignatelli en el alto de Cuéllar que aunque formalmente pretendía ser parque, todavía en 1908 era calificado de “sequedal”, pues las obras de adecuación estaban muy ralentizadas por la competencia de las obras del nuevo parque de Buenavista, donde el Ayuntamiento había decidido ubicar la nueva gran zona verde de la ciudad. Aun estando mucho más cerca del centro urbano, en una zona de ensanche burgués en efervescencia constructiva y de contar con una concurrida línea de tranvías eléctricos, el parque de Pignatelli contaba con la estatua del prócer, y poco más. En 1932 el arquitecto municipal Miguel Ángel Navarro diseñó el trazado definitivo del parque, suprimiendo además la circulación rodada y tranviaria que se realizaba por su interior. En octubre de 1947 se organizó un homenaje a Ramón Pignatelli que incluyó un descenso por el Canal Imperial de varias barcazas o pontones, en uno de los cuales se emplazó una curiosa reproducción de la estatua del parque. Posteriormente se realizaron diversas obras de embellecimiento del parque (años 1948, 1961, 1986). Con el natural crecimiento de los árboles que la rodean, la estatua de Pignatelli parece haber encontrado desde hace algunos años un espacio de intimidad y tranquilidad que, de haber perdurado en la plaza de Aragón, seguramente no hubiera tenido, sobre todo en los años en que el antiguo paseo de la Independencia fue convertido en una autopista para el tráfico rodado. El próximo año se cumplirá el aniversario 160 de la estatua de Pignatelli. Sirvan estas breves líneas como un adelantado y modesto homenaje.

ZARAGOZA TE HABLA
Zaragoza te habla - El Puente de San José

ZARAGOZA TE HABLA

Play Episode Listen Later May 18, 2018 5:30


Entre 1575 y 1578 fue construido por la Diputación General del Reino un puente de nueva planta sobre el río Huerva para dignificar un antiguo paso fluvial y dar continuidad a los caminos que conectaban el puente de Tablas y la cercana puerta Quemada con el importante camino de Fuentes y de Tortosa. Los anteriores puentes, en madera, eran periódicamente arruinados por las excepcionales y tremendas crecidas del Huerva, por lo que esta nueva obra, en piedra de Leciñena, fue diseñada para permanecer en el tiempo. A raíz del cercano establecimiento del gran convento de los Carmelitas Descalzos de San José, veinte años después, este puente comenzó a ser denominado desde entonces como de San José. Algo más de doscientos años después, durante los asedios bélicos de 1808-09 fue derruido uno de los tres arcos del puente de San José (el inmediato a la margen derecha) para tratar de impedir el acceso francés por ese estratégico punto, quedando así inutilizado para el tránsito. Tras la guerra, un puente de madera provisional fue construido aguas arriba, varias decenas de metros del antiguo de piedra, cuyos sillares comenzaron a ser desmontados y reutilizados en otros edificios. Del año 1847 queda el "Proyecto de un puente colgado que se intenta construir sobre el río Huerva en el sitio denominado de San José Extramuros de la Ciudad de Zaragoza", en una ubicación intermedia entre el antiguo de piedra y el provisional de madera, que no fue realizado. Algunos años más tarde, en 1858, con motivo de la apertura de la puerta del Duque de la Victoria como acceso directo a la antigua y recoleta plaza de San Miguel, fue diseñado un nuevo puente en cemento para conectar de forma más directa con los caminos del Bajo Aragón y de Torrero. La ubicación de este puente, aguas arriba a todos los anteriores, se corresponde con la actual, que por las cosas que tiene esta ciudad suele ser considerada “la de toda la vida”. En 1885 comenzaron a circular por este puente las primeras unidades tranviarias traccionadas por caballerías de la línea 1 ”Bajo Aragón”, que desde 1902 fueron sustituidas por unidades eléctricas. En el año 1923, albores de la motorización del transporte carretero, el puente de San José fue ensanchado e incluyó en los muros laterales originales una barandilla metálica reutilizada del puente de Santa Engracia, que había sido soterrado con motivo del cubrimiento del Huerva y el desarrollo del plan de Ensanche de esa parte de la ciudad. En agosto de 1945 la tranviaria línea 13 “San José” comenzó a circular por el puente de San José, hasta que en 1967 se unificó con la línea “Parque” dando como resultado la nueva línea 11 “Parque-San José”,clausurada en 1976. La explosión desarrollista del tráfico motorizado en la segunda mitad del siglo XX convirtió a este puente en un mero punto de paso saturado de utilitarios, autobuses y camiones de gran tonelaje, con apenas dos mínimos espacios laterales para peatones, y así fue hasta que en 1987 una reforma incluyó el ensanche de la zona peatonal. A pesar de que este de San José es uno de los puentes de la ciudad con más historia, carece de placa o rótulo que lo identifique ni que incluya siquiera un breve relato de su devenir.

ZARAGOZA TE HABLA
Zaragoza te habla - El Puente de San José

ZARAGOZA TE HABLA

Play Episode Listen Later May 18, 2018 5:30


Entre 1575 y 1578 fue construido por la Diputación General del Reino un puente de nueva planta sobre el río Huerva para dignificar un antiguo paso fluvial y dar continuidad a los caminos que conectaban el puente de Tablas y la cercana puerta Quemada con el importante camino de Fuentes y de Tortosa. Los anteriores puentes, en madera, eran periódicamente arruinados por las excepcionales y tremendas crecidas del Huerva, por lo que esta nueva obra, en piedra de Leciñena, fue diseñada para permanecer en el tiempo. A raíz del cercano establecimiento del gran convento de los Carmelitas Descalzos de San José, veinte años después, este puente comenzó a ser denominado desde entonces como de San José. Algo más de doscientos años después, durante los asedios bélicos de 1808-09 fue derruido uno de los tres arcos del puente de San José (el inmediato a la margen derecha) para tratar de impedir el acceso francés por ese estratégico punto, quedando así inutilizado para el tránsito. Tras la guerra, un puente de madera provisional fue construido aguas arriba, varias decenas de metros del antiguo de piedra, cuyos sillares comenzaron a ser desmontados y reutilizados en otros edificios. Del año 1847 queda el "Proyecto de un puente colgado que se intenta construir sobre el río Huerva en el sitio denominado de San José Extramuros de la Ciudad de Zaragoza", en una ubicación intermedia entre el antiguo de piedra y el provisional de madera, que no fue realizado. Algunos años más tarde, en 1858, con motivo de la apertura de la puerta del Duque de la Victoria como acceso directo a la antigua y recoleta plaza de San Miguel, fue diseñado un nuevo puente en cemento para conectar de forma más directa con los caminos del Bajo Aragón y de Torrero. La ubicación de este puente, aguas arriba a todos los anteriores, se corresponde con la actual, que por las cosas que tiene esta ciudad suele ser considerada “la de toda la vida”. En 1885 comenzaron a circular por este puente las primeras unidades tranviarias traccionadas por caballerías de la línea 1 ”Bajo Aragón”, que desde 1902 fueron sustituidas por unidades eléctricas. En el año 1923, albores de la motorización del transporte carretero, el puente de San José fue ensanchado e incluyó en los muros laterales originales una barandilla metálica reutilizada del puente de Santa Engracia, que había sido soterrado con motivo del cubrimiento del Huerva y el desarrollo del plan de Ensanche de esa parte de la ciudad. En agosto de 1945 la tranviaria línea 13 “San José” comenzó a circular por el puente de San José, hasta que en 1967 se unificó con la línea “Parque” dando como resultado la nueva línea 11 “Parque-San José”,clausurada en 1976. La explosión desarrollista del tráfico motorizado en la segunda mitad del siglo XX convirtió a este puente en un mero punto de paso saturado de utilitarios, autobuses y camiones de gran tonelaje, con apenas dos mínimos espacios laterales para peatones, y así fue hasta que en 1987 una reforma incluyó el ensanche de la zona peatonal. A pesar de que este de San José es uno de los puentes de la ciudad con más historia, carece de placa o rótulo que lo identifique ni que incluya siquiera un breve relato de su devenir.

ZARAGOZA TE HABLA
Zaragoza te habla - Barrios de Monforte y de Colón

ZARAGOZA TE HABLA

Play Episode Listen Later Apr 13, 2018 5:18


EL BARRIO DE MONFORTE En el año 1892 el constructor Vicente Monforte impulsó la construcción de treinta viviendas baratas en una periférica zona de huerta de la que era titular en el término de Miraflores, localizada entre el camino de las Alcachoferas y la torre de Monforte, dando fachada principal e ingreso desde el ascendente y poco transitado camino de San José. Las viviendas, unifamiliares, fueron proyectadas por el arquitecto Mariano Pueyo, y su sencilla pero digna factura presentaba dos plantas y un corral en la zona trasera. A finales de 1894 fueron terminadas las últimas once casas proyectadas, y constituyeron la génesis del que fue denominado barrio de Monforte. Años después, el derribo de una de estas casas permitió abrir un nuevo vial que vertebraba la moderna urbanización de la zona, que recibió el nombre de calle de Suiza. A la vez, otro moderno vial paralelo al camino de San José y perpendicular a la calle de Suiza fue denominado calle de Vicente Monforte, como recuerdo a los orígenes de esta periférica zona que pronto quedaría incluida en la barriada de San José. Casi 125 años después, apenas perduran, muy reformadas, unas cinco de aquellas antiguas casitas baratas en la actual avenida de San José, en el entorno entre las calles de Suiza y la de María Moliner, frente a la plaza del 1º de Mayo. Su traza y escala siguen impactando como testimonio arqueológico de la ciudad que hubo hace no demasiado tiempo, y ya no es. EL BARRIO DE COLÓN En los albores del pasado siglo XX, otra iniciativa de construcción privada comenzó la urbanización parcial de la huerta de la torre de Abejar, localizada entre la torre de Dámaso Pina, la de Serafín Cuber, la acequia del Ontonar y el Canal Imperial, en una zona de pronunciados desniveles, de forma que en los años veinte se conformaba ya una pequeña barriada obrera donde residían 23 familias en otras tantas modestísimas casas de irregular factura que habían sido construidas por sus propios moradores, todas de una planta con su correspondiente corral en la parte trasera. Las casas se ordenaban en torno a siete nuevas calles que fueron denominadas de América, del Canal, del 31 de Julio, de Nador, de Zaragoza (que conectaba con el camino del Puente del Virrey), de Levante y de la Huerta. Las urbanización de la barriada incluyó el alumbrado público en las calles e incluso algún tramo de acera, si bien faltaba el vital suministro de agua potable y el consiguiente vertido de aguas. Un local cedido por un comerciante de la barriada fue habilitado como modesta escuela, academia de corte y confección, casino y pequeño teatro. Tiempo después, las modestas y originales parcelas fueron siendo sustituidas por nuevas y más modernas construcciones de vivienda, y algunos de los nombres de las calles fueron modificados. Además, y durante un tiempo, esta barriada denominada de Colón formó incluso parte del barrio de Torrero, junto con las inmediatas barriadas de Torre-Honda, y la de Argentina, hasta su definitiva incorporación administrativa al actual barrio de San José.

ZARAGOZA TE HABLA
Zaragoza te habla - Barrios de Monforte y de Colón

ZARAGOZA TE HABLA

Play Episode Listen Later Apr 13, 2018 5:18


EL BARRIO DE MONFORTE En el año 1892 el constructor Vicente Monforte impulsó la construcción de treinta viviendas baratas en una periférica zona de huerta de la que era titular en el término de Miraflores, localizada entre el camino de las Alcachoferas y la torre de Monforte, dando fachada principal e ingreso desde el ascendente y poco transitado camino de San José. Las viviendas, unifamiliares, fueron proyectadas por el arquitecto Mariano Pueyo, y su sencilla pero digna factura presentaba dos plantas y un corral en la zona trasera. A finales de 1894 fueron terminadas las últimas once casas proyectadas, y constituyeron la génesis del que fue denominado barrio de Monforte. Años después, el derribo de una de estas casas permitió abrir un nuevo vial que vertebraba la moderna urbanización de la zona, que recibió el nombre de calle de Suiza. A la vez, otro moderno vial paralelo al camino de San José y perpendicular a la calle de Suiza fue denominado calle de Vicente Monforte, como recuerdo a los orígenes de esta periférica zona que pronto quedaría incluida en la barriada de San José. Casi 125 años después, apenas perduran, muy reformadas, unas cinco de aquellas antiguas casitas baratas en la actual avenida de San José, en el entorno entre las calles de Suiza y la de María Moliner, frente a la plaza del 1º de Mayo. Su traza y escala siguen impactando como testimonio arqueológico de la ciudad que hubo hace no demasiado tiempo, y ya no es. EL BARRIO DE COLÓN En los albores del pasado siglo XX, otra iniciativa de construcción privada comenzó la urbanización parcial de la huerta de la torre de Abejar, localizada entre la torre de Dámaso Pina, la de Serafín Cuber, la acequia del Ontonar y el Canal Imperial, en una zona de pronunciados desniveles, de forma que en los años veinte se conformaba ya una pequeña barriada obrera donde residían 23 familias en otras tantas modestísimas casas de irregular factura que habían sido construidas por sus propios moradores, todas de una planta con su correspondiente corral en la parte trasera. Las casas se ordenaban en torno a siete nuevas calles que fueron denominadas de América, del Canal, del 31 de Julio, de Nador, de Zaragoza (que conectaba con el camino del Puente del Virrey), de Levante y de la Huerta. Las urbanización de la barriada incluyó el alumbrado público en las calles e incluso algún tramo de acera, si bien faltaba el vital suministro de agua potable y el consiguiente vertido de aguas. Un local cedido por un comerciante de la barriada fue habilitado como modesta escuela, academia de corte y confección, casino y pequeño teatro. Tiempo después, las modestas y originales parcelas fueron siendo sustituidas por nuevas y más modernas construcciones de vivienda, y algunos de los nombres de las calles fueron modificados. Además, y durante un tiempo, esta barriada denominada de Colón formó incluso parte del barrio de Torrero, junto con las inmediatas barriadas de Torre-Honda, y la de Argentina, hasta su definitiva incorporación administrativa al actual barrio de San José.

ZARAGOZA TE HABLA
Zaragoza te habla - El Parque de Pignatelli

ZARAGOZA TE HABLA

Play Episode Listen Later Mar 22, 2018 4:58


El aterrazado final del paseo de Cuéllar, sobrepasada la acequia de San José, daba paso a un desigual espacio triangular diseñado para el acceso al camino de Lapuyade, a la cabañera y la nueva acequia del Plano, a las instalaciones del puerto de Miralflores, y al puente de América. A la torre de Júdez que allí se encontraba (antigua de Blasco) pronto acompañaron los primeros depósitos de agua de la ciudad diseñados por Ricardo Magdalena. Unos pequeños tejares y alguna “cascajera” o cantera de grava completaban el paisaje. En 1886 la tranviaria línea de Torrero fue trazada junto a los depósitos de agua, y a finales de siglo la extensa torre de Pablo Buil (antes, de Júdez) fue objeto de un prolongado litigio legal con el ayuntamiento, que proyectó construir aquí unos jardines justo al final del ensanche burgués que comenzaba abajo, en el colegio del Salvador. En 1898, finalmente, la torre fue municipalizada por 65000 pesetas, iniciándose el desmonte y explanación de la zona. Junto a ella fue proyectado el barrio de los Chiflaos, y en octubre de 1904 aquí sería reinstalada la estatua de Pignatelli, originalmente inaugurada en la plaza de Aragón, tras ser sustituida por el bulto redondo del Justicia del reino de Aragón. La instalación de este monumento, por extensión, sirvió desde entonces para denominar estos jardines y parque, que durante muchas décadas fue el segundo gran parque de la ciudad, y desde luego fue la zona verde por excelencia de barriadas como la actual de San José. En 1932 los Jardines o parque de Pignatelli fueron objeto de una renovación cuando el tendido tranviario fue sacado de la avenida de Wilson, o paseo central del parque, hasta la avenida del Siglo XX o prolongación del paseo de Cuéllar, debido a las presiones vecinales que exigían que el tranvía pasara por donde la gente vivía, como suele ser normal, incluso en nuestros días. En 1949 se produjeron obras de “embellecimiento” (según el lenguaje de la época”, y se añadió un pequeño parque de juegos infantiles. En 1961 en este parque se reutilizaron las farolas desmontadas del andador central del paseo de la Independencia, tras su conversión en una gran autopista para la circulación rodada. Además fueron colocados nuevos bancos, una luminosa fuente junto al monumento a Pignatelli, y una fuente de agua potable en la zona de juegos infantiles. En 1973 un peregrino proyecto finalmente desechado ideó instalar el “rastro” de la ciudad en los depósitos de agua en desuso tras la inauguración unos años antes de los nuevos depósitos de Casablanca. En 1983 el ayuntamiento habilitó como espacio expositivo el soterrado depósito de agua de Pignatelli, y en 1986 el parque fue nuevamente objeto de una profunda remodelación que incluyó, junto a la entrada desde la glorieta de Diego Velázquez, la instalación de una estatua titulada “Ruiseñores” en referencia al antiguo paseo que allí arrancaba. Tiempo después esta estatua sería retirada. A finales de 2017 se anunció la ejecución de un importante proyecto urbanístico que supone la ampliación del parque de Pignatelli por la zona de los antiguos depósitos de agua, además de mejorar la conexión viaria con el entorno. Esta actuación será financiada con la construcción de 77 pisos de exclusiva promoción privada.

ZARAGOZA TE HABLA
Zaragoza te habla - El Parque de Pignatelli

ZARAGOZA TE HABLA

Play Episode Listen Later Mar 22, 2018 4:58


El aterrazado final del paseo de Cuéllar, sobrepasada la acequia de San José, daba paso a un desigual espacio triangular diseñado para el acceso al camino de Lapuyade, a la cabañera y la nueva acequia del Plano, a las instalaciones del puerto de Miralflores, y al puente de América. A la torre de Júdez que allí se encontraba (antigua de Blasco) pronto acompañaron los primeros depósitos de agua de la ciudad diseñados por Ricardo Magdalena. Unos pequeños tejares y alguna “cascajera” o cantera de grava completaban el paisaje. En 1886 la tranviaria línea de Torrero fue trazada junto a los depósitos de agua, y a finales de siglo la extensa torre de Pablo Buil (antes, de Júdez) fue objeto de un prolongado litigio legal con el ayuntamiento, que proyectó construir aquí unos jardines justo al final del ensanche burgués que comenzaba abajo, en el colegio del Salvador. En 1898, finalmente, la torre fue municipalizada por 65000 pesetas, iniciándose el desmonte y explanación de la zona. Junto a ella fue proyectado el barrio de los Chiflaos, y en octubre de 1904 aquí sería reinstalada la estatua de Pignatelli, originalmente inaugurada en la plaza de Aragón, tras ser sustituida por el bulto redondo del Justicia del reino de Aragón. La instalación de este monumento, por extensión, sirvió desde entonces para denominar estos jardines y parque, que durante muchas décadas fue el segundo gran parque de la ciudad, y desde luego fue la zona verde por excelencia de barriadas como la actual de San José. En 1932 los Jardines o parque de Pignatelli fueron objeto de una renovación cuando el tendido tranviario fue sacado de la avenida de Wilson, o paseo central del parque, hasta la avenida del Siglo XX o prolongación del paseo de Cuéllar, debido a las presiones vecinales que exigían que el tranvía pasara por donde la gente vivía, como suele ser normal, incluso en nuestros días. En 1949 se produjeron obras de “embellecimiento” (según el lenguaje de la época”, y se añadió un pequeño parque de juegos infantiles. En 1961 en este parque se reutilizaron las farolas desmontadas del andador central del paseo de la Independencia, tras su conversión en una gran autopista para la circulación rodada. Además fueron colocados nuevos bancos, una luminosa fuente junto al monumento a Pignatelli, y una fuente de agua potable en la zona de juegos infantiles. En 1973 un peregrino proyecto finalmente desechado ideó instalar el “rastro” de la ciudad en los depósitos de agua en desuso tras la inauguración unos años antes de los nuevos depósitos de Casablanca. En 1983 el ayuntamiento habilitó como espacio expositivo el soterrado depósito de agua de Pignatelli, y en 1986 el parque fue nuevamente objeto de una profunda remodelación que incluyó, junto a la entrada desde la glorieta de Diego Velázquez, la instalación de una estatua titulada “Ruiseñores” en referencia al antiguo paseo que allí arrancaba. Tiempo después esta estatua sería retirada. A finales de 2017 se anunció la ejecución de un importante proyecto urbanístico que supone la ampliación del parque de Pignatelli por la zona de los antiguos depósitos de agua, además de mejorar la conexión viaria con el entorno. Esta actuación será financiada con la construcción de 77 pisos de exclusiva promoción privada.

ZARAGOZA TE HABLA
Zaragoza te habla - La Iglesia de San Fernando

ZARAGOZA TE HABLA

Play Episode Listen Later Mar 15, 2018 4:57


La iglesia de San Fernando fue diseñada por el arquitecto Tiburcio del Caso e incluida como capilla donde atender las necesidades religiosas (misas y asistencia espiritual) de los trabajadores y familias residentes en el complejo del puerto de Miralflores del Canal Imperial de Aragón. Es considerada desde entonces como la mejor muestra del estilo artístico neoclásico en la ciudad, siendo la base fundamental de su fábrica el modesto y local ladrillo. Fue consagrada en 1802, y en 1808-1809 resultó muy dañada durante los asedios de Zaragoza por los franceses, siendo reconstruida poco después. Desde mediados del siglo XIX las instalaciones canalinas de la playa del monte de Torrero fueron reconvertidas en cuartel del ejército tras grandes presiones del Capitán General de Aragón al Gobernador Civil. La iglesia de San Fernando fue incluida en el paquete transferido al Ministerio de la Guerra, y se convirtió en la referencia religiosa de las tropas de caballería, infantería y granaderos allí instaladas. En 1866 se estableció el regimiento de caballería “Castillejos”, que le daría nombre al cuartel, también denominado “Torrero”. En 1933, durante la Segunda República Española, la iglesia fue transferida al Ministerio de Hacienda, y desde los años cuarenta estuvo abierta al culto para el barrio de San José hasta 1961, cuando su mal estado y ausencia total de inversiones fue resuelta con su cierre al público. En 1971 la iglesia fue nuevamente entregada al ramo de la Guerra, entrando en dependencia del Vicario Castrense de España. En 1979 el Boletín Oficial del Estado publicó su declaración como monumento histórico-artístico nacional, justo cuando fue convertida en la Capilla Castrense del moderno recinto del Centro Regional de Mando, recientemente terminado tras la demolición del antiguo cuartel de Castillejos. A principios de los años ochenta, el nuevo Gobierno Autonómico de Aragón promovió, en colaboración con la Capitanía General, algunas obras de restauración del templo, fundamentalmente la cúpula, cubiertas y fachadas y algunos elementos decorativos. En 2002 el Boletín Oficial de Aragón publicó la declaración de Bien de Interés Cultural de la iglesia de San Fernando, mientras se conmemoraba oficialmente su bicentenario como “Parroquia Castrense de Zaragoza” (sic). A fecha de hoy, el acceso público (de ustedes, oyentes) a la iglesia no es posible si no es mediante unas supuestas visitas organizadas de las que dicen que se informa en algún lugar sin determinar de la virtual página web del Centro Regional de Mando.

ZARAGOZA TE HABLA
Zaragoza te habla - La Iglesia de San Fernando

ZARAGOZA TE HABLA

Play Episode Listen Later Mar 15, 2018 4:57


La iglesia de San Fernando fue diseñada por el arquitecto Tiburcio del Caso e incluida como capilla donde atender las necesidades religiosas (misas y asistencia espiritual) de los trabajadores y familias residentes en el complejo del puerto de Miralflores del Canal Imperial de Aragón. Es considerada desde entonces como la mejor muestra del estilo artístico neoclásico en la ciudad, siendo la base fundamental de su fábrica el modesto y local ladrillo. Fue consagrada en 1802, y en 1808-1809 resultó muy dañada durante los asedios de Zaragoza por los franceses, siendo reconstruida poco después. Desde mediados del siglo XIX las instalaciones canalinas de la playa del monte de Torrero fueron reconvertidas en cuartel del ejército tras grandes presiones del Capitán General de Aragón al Gobernador Civil. La iglesia de San Fernando fue incluida en el paquete transferido al Ministerio de la Guerra, y se convirtió en la referencia religiosa de las tropas de caballería, infantería y granaderos allí instaladas. En 1866 se estableció el regimiento de caballería “Castillejos”, que le daría nombre al cuartel, también denominado “Torrero”. En 1933, durante la Segunda República Española, la iglesia fue transferida al Ministerio de Hacienda, y desde los años cuarenta estuvo abierta al culto para el barrio de San José hasta 1961, cuando su mal estado y ausencia total de inversiones fue resuelta con su cierre al público. En 1971 la iglesia fue nuevamente entregada al ramo de la Guerra, entrando en dependencia del Vicario Castrense de España. En 1979 el Boletín Oficial del Estado publicó su declaración como monumento histórico-artístico nacional, justo cuando fue convertida en la Capilla Castrense del moderno recinto del Centro Regional de Mando, recientemente terminado tras la demolición del antiguo cuartel de Castillejos. A principios de los años ochenta, el nuevo Gobierno Autonómico de Aragón promovió, en colaboración con la Capitanía General, algunas obras de restauración del templo, fundamentalmente la cúpula, cubiertas y fachadas y algunos elementos decorativos. En 2002 el Boletín Oficial de Aragón publicó la declaración de Bien de Interés Cultural de la iglesia de San Fernando, mientras se conmemoraba oficialmente su bicentenario como “Parroquia Castrense de Zaragoza” (sic). A fecha de hoy, el acceso público (de ustedes, oyentes) a la iglesia no es posible si no es mediante unas supuestas visitas organizadas de las que dicen que se informa en algún lugar sin determinar de la virtual página web del Centro Regional de Mando.

ZARAGOZA TE HABLA
Zaragoza te habla - Las esclusas de Valdegurriana

ZARAGOZA TE HABLA

Play Episode Listen Later Feb 15, 2018 3:36


A tres cuartos de legua (algo más de cuatro kilómetros) de distancia de la playa de Torrero, fueron construidas a finales del siglo XVIII las esclusas de Valdegurrián o Valdegurriana, un soberbio complejo hidráulico integrante de la gran obra del Canal Imperial de Aragón formado por cuatro grandes esclusas en piedra de cantería ejecutadas a la máxima perfección que permitían salvar el acusado desnivel de trece metros de la zona para dar así continuidad al original propósito de garantizar por este terreno la navegación de personas y mercancías a través del Canal. A la entrada de estas esclusas fue construida la almenara de San Bernardo, desde donde se debía controlar el buen funcionamiento de las compuertas y la correcta distribución de agua de riego. Sin embargo, ya desde la anterior almenara de San Antonio, que había sido construida para desaguar el caudal sobrante del Canal a través del Escorredero de la Media Legua, se observó que la composición natural del terreno, caracterizado por la abundancia de yesos, era muy poco propicia para permitir el normal paso del agua. A pesar de todos los intentos, las filtraciones y grandes simas hicieron imposible la navegación, y las constantes obras de reparación y consolidación paralizaron definitivamente la continuación del Canal desde este punto. Las esclusas de Valdegurriana constituyen hoy un simpar entorno natural y humanizado al que se puede acceder tras un ameno y tranquilo paseo junto al cauce del Canal Imperial de Aragón. El inmediato parque de las esclusas de Valdegurriana, que forma parte del Anillo Verde de Zaragoza, añade un plus de interés a este irrepetible lugar que es sin duda uno de los más importantes espacios monumentales de la ciudad, y uno de los pocos que perduran de la época ilustrada. Lamentablemente, las tres esclusas de Torrecilla, construidas en la misma época y a media legua de distancia (unos dos kilómetros y medio después de las de Valdegurriana), no han tenido tanta suerte y presentan un ruinoso estado que causa dolor e indignación por su abandono.

ZARAGOZA TE HABLA
Zaragoza te habla - Las esclusas de Valdegurriana

ZARAGOZA TE HABLA

Play Episode Listen Later Feb 15, 2018 3:36


A tres cuartos de legua (algo más de cuatro kilómetros) de distancia de la playa de Torrero, fueron construidas a finales del siglo XVIII las esclusas de Valdegurrián o Valdegurriana, un soberbio complejo hidráulico integrante de la gran obra del Canal Imperial de Aragón formado por cuatro grandes esclusas en piedra de cantería ejecutadas a la máxima perfección que permitían salvar el acusado desnivel de trece metros de la zona para dar así continuidad al original propósito de garantizar por este terreno la navegación de personas y mercancías a través del Canal. A la entrada de estas esclusas fue construida la almenara de San Bernardo, desde donde se debía controlar el buen funcionamiento de las compuertas y la correcta distribución de agua de riego. Sin embargo, ya desde la anterior almenara de San Antonio, que había sido construida para desaguar el caudal sobrante del Canal a través del Escorredero de la Media Legua, se observó que la composición natural del terreno, caracterizado por la abundancia de yesos, era muy poco propicia para permitir el normal paso del agua. A pesar de todos los intentos, las filtraciones y grandes simas hicieron imposible la navegación, y las constantes obras de reparación y consolidación paralizaron definitivamente la continuación del Canal desde este punto. Las esclusas de Valdegurriana constituyen hoy un simpar entorno natural y humanizado al que se puede acceder tras un ameno y tranquilo paseo junto al cauce del Canal Imperial de Aragón. El inmediato parque de las esclusas de Valdegurriana, que forma parte del Anillo Verde de Zaragoza, añade un plus de interés a este irrepetible lugar que es sin duda uno de los más importantes espacios monumentales de la ciudad, y uno de los pocos que perduran de la época ilustrada. Lamentablemente, las tres esclusas de Torrecilla, construidas en la misma época y a media legua de distancia (unos dos kilómetros y medio después de las de Valdegurriana), no han tenido tanta suerte y presentan un ruinoso estado que causa dolor e indignación por su abandono.

ZARAGOZA TE HABLA
Zaragoza te habla - El Camino de las Torres

ZARAGOZA TE HABLA

Play Episode Listen Later Feb 8, 2018 4:20


Tras el paso del puente de San José sobre el río Huerva y a la altura del antiguo convento de los carmelitas descalzos del camino de Tortosa, comenzaba el importante y antiquísimo camino que desde la ciudad comunicaba con Cuarte. Hasta llegar a las primeras terrazas del monte de Torrero, este camino estaba trazado en paralelo al cauce de la gran acequia de las Adulas que surtía de riego a los términos agrícolas de las Adulas y del Plano de las Fuentes. Esta peculiar y estrecha relación del camino con una zona de destacadas propiedades agrícolas propició que junto a él muy pronto empezaran a ser construidas un buen número de “torres” que con el tiempo terminarán dándole nombre a este vial. La construcción del Canal Imperial a finales del siglo XVIII supuso la radical modificación del antiguo trazado de caminos y acequias de riego en todo el sur de la ciudad, y el antiguo camino de Cuarte fue así reconducido por el nuevo gran paseo que conducía al complejo portuario de Torrero junto al puente de América. Desde mediados del siglo XIX esta consolidada zona agrícola de la periferia urbana fue conociendo la progresiva implantación de instalaciones industriales varias que aprovechaban para su funcionamiento el nutrido caudal de la acequia de las Adulas o de San José. Entre ellas destacó por su especial trascendencia el denominado “Gasómetro” o fábrica de gas que en 1906 tenía el nombre oficial de "La Oxhídrica Española" como factoría de obtención de oxígeno para la industria farmacéutica y la metalurgia local, y de hidrógeno como parte del proyecto de Torres Quevedo y sus globos autodirigidos. Era tal la impronta de esta gran factoría, que el camino de las Torres comenzó a ser denominado también como "camino del Gas" hasta el desmantelamiento de esta fábrica a principios de los años ochenta del pasado siglo XX. Durante esos años, además, una gran mutación urbanística modificó profundamente el carácter agrícola y periurbano de la zona. La acequia de San José fue soterrada y el antiguo camino fue convertido en un gran cinturón de ronda para la circulación rodada flanqueado por enormes bloques de modernas viviendas. Esa gran transformación casi incluyó el cambio de la denominación viaria, de camino, considerado antiguo y provinciano, a avenida, supuestamente más moderno y de futuro. Afortunadamente, en esta ocasión la demanda de los nuevos residentes no consiguió su propósito, y todavía hoy el camino de las Torres perdura como uno de los viales más inveterados de la ciudad que nos recuerda un pasado casi inimaginable.

ZARAGOZA TE HABLA
Zaragoza te habla - El Camino de las Torres

ZARAGOZA TE HABLA

Play Episode Listen Later Feb 8, 2018 4:20


Tras el paso del puente de San José sobre el río Huerva y a la altura del antiguo convento de los carmelitas descalzos del camino de Tortosa, comenzaba el importante y antiquísimo camino que desde la ciudad comunicaba con Cuarte. Hasta llegar a las primeras terrazas del monte de Torrero, este camino estaba trazado en paralelo al cauce de la gran acequia de las Adulas que surtía de riego a los términos agrícolas de las Adulas y del Plano de las Fuentes. Esta peculiar y estrecha relación del camino con una zona de destacadas propiedades agrícolas propició que junto a él muy pronto empezaran a ser construidas un buen número de “torres” que con el tiempo terminarán dándole nombre a este vial. La construcción del Canal Imperial a finales del siglo XVIII supuso la radical modificación del antiguo trazado de caminos y acequias de riego en todo el sur de la ciudad, y el antiguo camino de Cuarte fue así reconducido por el nuevo gran paseo que conducía al complejo portuario de Torrero junto al puente de América. Desde mediados del siglo XIX esta consolidada zona agrícola de la periferia urbana fue conociendo la progresiva implantación de instalaciones industriales varias que aprovechaban para su funcionamiento el nutrido caudal de la acequia de las Adulas o de San José. Entre ellas destacó por su especial trascendencia el denominado “Gasómetro” o fábrica de gas que en 1906 tenía el nombre oficial de "La Oxhídrica Española" como factoría de obtención de oxígeno para la industria farmacéutica y la metalurgia local, y de hidrógeno como parte del proyecto de Torres Quevedo y sus globos autodirigidos. Era tal la impronta de esta gran factoría, que el camino de las Torres comenzó a ser denominado también como "camino del Gas" hasta el desmantelamiento de esta fábrica a principios de los años ochenta del pasado siglo XX. Durante esos años, además, una gran mutación urbanística modificó profundamente el carácter agrícola y periurbano de la zona. La acequia de San José fue soterrada y el antiguo camino fue convertido en un gran cinturón de ronda para la circulación rodada flanqueado por enormes bloques de modernas viviendas. Esa gran transformación casi incluyó el cambio de la denominación viaria, de camino, considerado antiguo y provinciano, a avenida, supuestamente más moderno y de futuro. Afortunadamente, en esta ocasión la demanda de los nuevos residentes no consiguió su propósito, y todavía hoy el camino de las Torres perdura como uno de los viales más inveterados de la ciudad que nos recuerda un pasado casi inimaginable.

ZARAGOZA TE HABLA
Zaragoza te habla - La Constancia de Portolés

ZARAGOZA TE HABLA

Play Episode Listen Later Jan 25, 2018 3:10


El sallentino Antonio Portolés compró en 1890 la harinera de José Pueyo ubicada al final del camino de San José, junto a los cuarteles de Torrero, y la harinera de Almech, situada donde el camino de Torrero se cruzaba con el de las Torres. La primera instalación fabril fue redenominada como "La Constancia", y la segunda, "La Pilar", que fue vendida poco tiempo después a la Sociedad Española del Acumulador Tudor, que mantuvo la denominación “La Pilar” a su nueva fábrica allí establecida. A unos centenares de metros de esta ubicación, la fábrica de harinas "La Constancia" fue ampliada según proyecto del arquitecto Miguel Ángel Navarro, y el sistema de molienda importado del imperio austro-húngaro revolucionó el sector harinero de la ciudad. Los pronunciados desniveles de la zona, y el abundante abastecimiento de agua mediante la acequia del Plano, caracterizan las pocas imágenes que se conservan de esta fábrica, que continuó a pleno funcionamiento hasta 1924, cuando murió su fundador. Al año siguiente, ya como "Harinera de la Viuda e Hijos de Portolés", ardió pavorosamente, y allí terminó su prometedora trayectoria. Sus ruinas y despojos se convirtieron en parte del paisaje emocional de la zona durante muchos años, perdurando en ese estado hasta que a finales de la década de los años sesenta, durante el desarrollismo franquista desbocado, el solar de la antigua harinera comenzó a ser poblado de altos e impersonales bloques habitacionales de nueva planta que terminaron copándolo totalmente tiempo después, elevándose verticales en la manzana delimitada por las actuales calles de Royo Villanova, Hermano Jeremías, y Sancho Lezcano. Como en el caso de la vecina fábrica textil de Pina, no queda ni el más mínimo rastro de esta historia en forma de recuerdo visual que rememore a la desaparecida harinera “La Constancia” de Portolés.

ZARAGOZA TE HABLA
Zaragoza te habla - La Constancia de Portolés

ZARAGOZA TE HABLA

Play Episode Listen Later Jan 25, 2018 3:10


El sallentino Antonio Portolés compró en 1890 la harinera de José Pueyo ubicada al final del camino de San José, junto a los cuarteles de Torrero, y la harinera de Almech, situada donde el camino de Torrero se cruzaba con el de las Torres. La primera instalación fabril fue redenominada como "La Constancia", y la segunda, "La Pilar", que fue vendida poco tiempo después a la Sociedad Española del Acumulador Tudor, que mantuvo la denominación “La Pilar” a su nueva fábrica allí establecida. A unos centenares de metros de esta ubicación, la fábrica de harinas "La Constancia" fue ampliada según proyecto del arquitecto Miguel Ángel Navarro, y el sistema de molienda importado del imperio austro-húngaro revolucionó el sector harinero de la ciudad. Los pronunciados desniveles de la zona, y el abundante abastecimiento de agua mediante la acequia del Plano, caracterizan las pocas imágenes que se conservan de esta fábrica, que continuó a pleno funcionamiento hasta 1924, cuando murió su fundador. Al año siguiente, ya como "Harinera de la Viuda e Hijos de Portolés", ardió pavorosamente, y allí terminó su prometedora trayectoria. Sus ruinas y despojos se convirtieron en parte del paisaje emocional de la zona durante muchos años, perdurando en ese estado hasta que a finales de la década de los años sesenta, durante el desarrollismo franquista desbocado, el solar de la antigua harinera comenzó a ser poblado de altos e impersonales bloques habitacionales de nueva planta que terminaron copándolo totalmente tiempo después, elevándose verticales en la manzana delimitada por las actuales calles de Royo Villanova, Hermano Jeremías, y Sancho Lezcano. Como en el caso de la vecina fábrica textil de Pina, no queda ni el más mínimo rastro de esta historia en forma de recuerdo visual que rememore a la desaparecida harinera “La Constancia” de Portolés.

Mas Que Startups: entrevistas a fundadores de startups sobre su proyecto y sus vidas.
Juan Romero, Andrea Barber y Miguel Ángel Torrero de Rated Power - MQS T2E10

Mas Que Startups: entrevistas a fundadores de startups sobre su proyecto y sus vidas.

Play Episode Listen Later Dec 11, 2017 54:31


Hablamos con los fundadores de Rated Power, una de las startups más pujantes ahora mismo y que está cambiando la forma en la que se diseñan las plantas de energía renovable. Una buena oportunidad de conocer cómo tres jóvenes ajenos al ecosistema de startups están exprimiendo todo su potencial.

ZARAGOZA TE HABLA
Zaragoza te habla - San José - 1712

ZARAGOZA TE HABLA

Play Episode Listen Later Dec 7, 2017 3:48


Un vistazo al sureste del plano de Zaragoza de 1712 nos aproxima a la geografía del actual barrio de San José hace algo más de tres siglos, una zona tradicional y eminentemente agrícola de la periferia de la ciudad. El elemento constructivo más destacado desde finales del siglo XVI era el convento de Carmelitas Descalzos de San José, junto al puente sobre el río Huerva al que daba nombre y al camino Real de la Cartuja de la Concepción, Mediana y Tortosa (luego Miguel Servet). Desde ahí, y hasta las primeras estribaciones del monte de Torrero, al sur, se extendían los términos agrícolas de las Adulas, el Plano y Miralflores, con cultivos de cereal, viñas y olivares. Estos campos estaban jalonados de singulares torres y propiedades, como la destacada torre de don Gaspar Segovia (más tarde parador de Montemolín), y el Colegio de la Compañía de Jesús, con extensa zona de viñedos, muy cerca de donde en 1895 sería construido el Frontón Zaragozano. Varios antiguos caminos vertebraban este área, alguno tan importante como el camino de Cuarte (luego de las Torres) paralelo a la acequia de las Adulas, el camino del Puente del Virrey (así denominado por el puente que salvaba el cauce de la acequia del Plano) y el camino de Cabaldós. La red de acequias vigente, casi 75 años después de la radical modificación producida por la llegada de aguas mediante el Canal Imperial, estaba fundamentada en la derivada de la gran Sequia (acequia) del Término de las Adulas de la Guerba. Las acequias del Plano y del Gallo, serpenteantes entre los primeros y abruptos desniveles de Torrero, surtían de agua algunas zonas de cultivo tan importantes como la denominada Viñas del Plano, cuyos caldos eran muy reconocidos en esa época. La llegada del Canal Imperial también tendría impacto sobre la previa red de caminos de la zona, modificando algunos y originando otros nuevos, como el camino de San José, actual avenida.

ZARAGOZA TE HABLA
Zaragoza te habla - San José - 1712

ZARAGOZA TE HABLA

Play Episode Listen Later Dec 7, 2017 3:48


Un vistazo al sureste del plano de Zaragoza de 1712 nos aproxima a la geografía del actual barrio de San José hace algo más de tres siglos, una zona tradicional y eminentemente agrícola de la periferia de la ciudad. El elemento constructivo más destacado desde finales del siglo XVI era el convento de Carmelitas Descalzos de San José, junto al puente sobre el río Huerva al que daba nombre y al camino Real de la Cartuja de la Concepción, Mediana y Tortosa (luego Miguel Servet). Desde ahí, y hasta las primeras estribaciones del monte de Torrero, al sur, se extendían los términos agrícolas de las Adulas, el Plano y Miralflores, con cultivos de cereal, viñas y olivares. Estos campos estaban jalonados de singulares torres y propiedades, como la destacada torre de don Gaspar Segovia (más tarde parador de Montemolín), y el Colegio de la Compañía de Jesús, con extensa zona de viñedos, muy cerca de donde en 1895 sería construido el Frontón Zaragozano. Varios antiguos caminos vertebraban este área, alguno tan importante como el camino de Cuarte (luego de las Torres) paralelo a la acequia de las Adulas, el camino del Puente del Virrey (así denominado por el puente que salvaba el cauce de la acequia del Plano) y el camino de Cabaldós. La red de acequias vigente, casi 75 años después de la radical modificación producida por la llegada de aguas mediante el Canal Imperial, estaba fundamentada en la derivada de la gran Sequia (acequia) del Término de las Adulas de la Guerba. Las acequias del Plano y del Gallo, serpenteantes entre los primeros y abruptos desniveles de Torrero, surtían de agua algunas zonas de cultivo tan importantes como la denominada Viñas del Plano, cuyos caldos eran muy reconocidos en esa época. La llegada del Canal Imperial también tendría impacto sobre la previa red de caminos de la zona, modificando algunos y originando otros nuevos, como el camino de San José, actual avenida.

The Lone Ranger - OTRWesterns.com
Lone Ranger – Torrero and Tarantula (09-07-42)

The Lone Ranger - OTRWesterns.com

Play Episode Listen Later Nov 28, 2017 24:25


[singlepic id=27 w=100 h=100 float=left]Torrero and Tarantula Original Air Date: September 07, 1942 Host: Andrew Rhynes Show: Lone Ranger Phone: (707) 98 OTRDW (6-8739) Stars: Brace Beemer (Lone Ranger) John Todd (Tonto)

MUSICA Y PALABRAS
P&A 12.0 Musica Y Palabras 2.0 654

MUSICA Y PALABRAS

Play Episode Listen Later Sep 26, 2017 59:35


Podcast Aragon os trae el programa de las músicas folk y cantautores de la temporada 12 de Música y palabras, edición 654. Comenzamos con música de Artistas del Gremio, Maut, Barzonia, Salduie, Stolen Notes, Divertimento Folk y Anxo Lorenzo. En la última parte del programa dedicamos a las entrevistas de los grupos y coordinador del Festival de Música Celta de Torrero, Zaragoza. http://www.podcastaragon.es/

MUSICA Y PALABRAS
P&A 12.0 Musica Y Palabras 2.0 654

MUSICA Y PALABRAS

Play Episode Listen Later Sep 26, 2017 59:35


Podcast Aragon os trae el programa de las músicas folk y cantautores de la temporada 12 de Música y palabras, edición 654. Comenzamos con música de Artistas del Gremio, Maut, Barzonia, Salduie, Stolen Notes, Divertimento Folk y Anxo Lorenzo. En la última parte del programa dedicamos a las entrevistas de los grupos y coordinador del Festival de Música Celta de Torrero, Zaragoza. http://www.podcastaragon.es/

ZARAGOZA TE HABLA
Zaragoza te habla - La Avenida de San José

ZARAGOZA TE HABLA

Play Episode Listen Later Sep 14, 2017 5:32


La historia de la actual avenida de San José comienza con la llegada de agua a través del Canal Imperial, a finales del siglo XVIII. Hasta ese momento, el camino del Puente del Virrey, que conectaba con el camino de Cuarte y con el que conducía a Torrecilla, y el camino de Cabaldós, más hacia el este, eran las principales vías de tránsito del futuro barrio de San José, que nacían del importante camino de Tortosa, Mediana y Fuentes, y vertebraban los campos de cultivo y viñedos de los términos agrícolas de las Adulas, Miralflores, y el Plano. La ilustrada obra del Canal Imperial revolucionó profundamente esta zona: la decisión de instalar el puerto de Miraflores, y construir el complejo portuario de la playa de Torrero, y la iglesia de San Fernando, fue acompañada de la apertura de una nueva ruta de acceso que complementara a la que desde el puente de Santa Engracia ya conectaba con la ciudad. De esta forma, más o menos a mitad del camino del puente del Virrey fue abierta una derivación viaria que conducía directamente, en perfectísima línea recta, hasta la playa de Torrero. Por esta razón la primera denominación de este nuevo vial fue “camino que conduce o sube a Torrero”, si bien se refería al Torrero de la margen izquierda del Canal Imperial, donde estaban las instalaciones portuarias de Miraflores. Algo más tarde, y por la inmediata presencia del convento de los carmelitas descalzos de San José, este camino fue redenominado ya como “camino de San José”, apropiándose incluso de un tramo del más antiguo camino del Puente del Virrey, que quedó como un camino secundario, de menos importancia. En torno a este camino de San José, desde mediados del siglo XIX se fueron articulando nuevos barrios que más adelante configurarían el actual barrio de San José. A mediados del siglo XX se impuso el cambio de denominación de todos los viales urbanos que conservaban el nombre de “camino”, pues se consideraba que era una reminiscencia del pasado rural y provinciano de la ciudad que había que modernizar a toda costa. De esta forma, se impuso la denominación de “avenida” si bien, afortunadamente, aún perduran en el nomenclátor algunas de esas “provincianas” denominaciones, como el camino de las Torres (aunque estuvo punto de ser cambiado hace unos años por iniciativa de sus nuevos pobladores), el camino del Puente del Virrey, y el camino de Cabaldós. Son estas denominaciones muy antiguas que señalan vías de tránsito utilizadas desde hace siglos, señas de identidad histórica que sorprende que los amantes de las tradiciones, que son mayoría, vulneren de forma tan desconsiderada. Durante la segunda mitad del pasado siglo XX, con el impulso proporcionado por las líneas 13 y 11 del tranvía, y como consecuencia del masivo éxodo rural que despobló el medio rural aragonés, la avenida de San José fue adquiriendo un marcado carácter de centralidad en la vida del joven barrio de San José: no fue casualidad, por ello, que sus dos cines de barrio (El Rialto, en 1949, y el Dux, en 1961) se instalaran precisamente en la avenida, que se convirtió también en el destacado escaparate comercial de numerosas tiendas y establecimientos que reforzaban la vida y convivencia de barrio, con una proximidad, vínculos, y trato que, más adelante, serían sustituidos por ese otro tipo de comercio de masas en grandes superficies comerciales a kilómetros de distancia, que hoy son hegemónicos de forma absolutista. Por ello, tal vez la recuperación del tranvía como modo de transporte público por la avenida de San José sea una posibilidad para abrir una nueva etapa más ilusionante en su apasionante historia.

ZARAGOZA TE HABLA
Zaragoza te habla - La Avenida de San José

ZARAGOZA TE HABLA

Play Episode Listen Later Sep 14, 2017 5:32


La historia de la actual avenida de San José comienza con la llegada de agua a través del Canal Imperial, a finales del siglo XVIII. Hasta ese momento, el camino del Puente del Virrey, que conectaba con el camino de Cuarte y con el que conducía a Torrecilla, y el camino de Cabaldós, más hacia el este, eran las principales vías de tránsito del futuro barrio de San José, que nacían del importante camino de Tortosa, Mediana y Fuentes, y vertebraban los campos de cultivo y viñedos de los términos agrícolas de las Adulas, Miralflores, y el Plano. La ilustrada obra del Canal Imperial revolucionó profundamente esta zona: la decisión de instalar el puerto de Miraflores, y construir el complejo portuario de la playa de Torrero, y la iglesia de San Fernando, fue acompañada de la apertura de una nueva ruta de acceso que complementara a la que desde el puente de Santa Engracia ya conectaba con la ciudad. De esta forma, más o menos a mitad del camino del puente del Virrey fue abierta una derivación viaria que conducía directamente, en perfectísima línea recta, hasta la playa de Torrero. Por esta razón la primera denominación de este nuevo vial fue “camino que conduce o sube a Torrero”, si bien se refería al Torrero de la margen izquierda del Canal Imperial, donde estaban las instalaciones portuarias de Miraflores. Algo más tarde, y por la inmediata presencia del convento de los carmelitas descalzos de San José, este camino fue redenominado ya como “camino de San José”, apropiándose incluso de un tramo del más antiguo camino del Puente del Virrey, que quedó como un camino secundario, de menos importancia. En torno a este camino de San José, desde mediados del siglo XIX se fueron articulando nuevos barrios que más adelante configurarían el actual barrio de San José. A mediados del siglo XX se impuso el cambio de denominación de todos los viales urbanos que conservaban el nombre de “camino”, pues se consideraba que era una reminiscencia del pasado rural y provinciano de la ciudad que había que modernizar a toda costa. De esta forma, se impuso la denominación de “avenida” si bien, afortunadamente, aún perduran en el nomenclátor algunas de esas “provincianas” denominaciones, como el camino de las Torres (aunque estuvo punto de ser cambiado hace unos años por iniciativa de sus nuevos pobladores), el camino del Puente del Virrey, y el camino de Cabaldós. Son estas denominaciones muy antiguas que señalan vías de tránsito utilizadas desde hace siglos, señas de identidad histórica que sorprende que los amantes de las tradiciones, que son mayoría, vulneren de forma tan desconsiderada. Durante la segunda mitad del pasado siglo XX, con el impulso proporcionado por las líneas 13 y 11 del tranvía, y como consecuencia del masivo éxodo rural que despobló el medio rural aragonés, la avenida de San José fue adquiriendo un marcado carácter de centralidad en la vida del joven barrio de San José: no fue casualidad, por ello, que sus dos cines de barrio (El Rialto, en 1949, y el Dux, en 1961) se instalaran precisamente en la avenida, que se convirtió también en el destacado escaparate comercial de numerosas tiendas y establecimientos que reforzaban la vida y convivencia de barrio, con una proximidad, vínculos, y trato que, más adelante, serían sustituidos por ese otro tipo de comercio de masas en grandes superficies comerciales a kilómetros de distancia, que hoy son hegemónicos de forma absolutista. Por ello, tal vez la recuperación del tranvía como modo de transporte público por la avenida de San José sea una posibilidad para abrir una nueva etapa más ilusionante en su apasionante historia.

ZARAGOZA TE HABLA
Zaragoza te habla - Antiguas acequias y riegos de San José

ZARAGOZA TE HABLA

Play Episode Listen Later Jun 23, 2017 6:33


Las acequias y riegos identificados en el actual barrio de San José desde la Edad Media y Moderna, han sido los elementos que han esculpido buena parte del trazado de los caminos y sendas que más tarde se convirtieron en modernos viales y calles. La llegada de agua a través del Canal Imperial, a finales del siglo XVIII, marcó un antes y un después en este capítulo, pues el nuevo y abundante caudal por él proporcionado redefinió y enriqueció el trazado de las acequias preexistentes, que básicamente se centraba en las acequias de las Adulas, la del Plano, y la del Gallo, todas ellas derivadas del río Huerva. La de las Adulas era la más importante de las acequias de la margen derecha del río Huerva, y el agua por ella aportada dio origen a varios términos, o zonas de riego, denominadas según el día de la semana en que el riego estaba autorizado. Bajaba en paralelo al antiguo camino de Cuarte hasta el convento de los carmelitas descalzos de San José. Cuando esta acequia llegaba al término de la Adula del “Jueves”, el caudal de agua era ya mínimo, por lo que para poder regar los campos desde allí y hasta la ribera del Ebro, y los de la huerta de las Fuentes, se construyó un acueducto o canal que, desde la margen izquierda del Ebro, proporcionaba agua de la gran acequia del Rabal. La acequia del Plano, también con agua del río Huerva, surtía el riego de amplias zonas de cultivo de los términos de Miralflores, y del Plano de las Fuentes, donde era reconocida desde antiguo la calidad de los caldos que provenían de las denominadas “viñas del Plano”. Sobre esta acequia, precisamente, destacaba un puente de paso que dio nombre al antiguo camino del Puente del Virrey. Como ya hemos comentado, la construcción del Canal Imperial revolucionó este panorama, al aumentar notablemente tanto el caudal de agua disponible, como la complejidad de la red de brazales, riegos y derivaciones secundarias. Además, el Canal supuso, por sí mismo, el establecimiento de una frontera “natural” al desarrollo o crecimiento de la ciudad hacia el sur, sólo salvable mediante puentes y pasarelas de paso. Tras la llegada del Canal, la importante acequia de las Adulas vio muy reforzado su caudal, como la del Plano, que además vio modificado su recorrido, de forma que desde entonces hubo dos acequias del Plano: la vieja, y la nueva, que ahora nacía del Canal Imperial, en la almenara de Santa Engracia. Esta nueva y caudalosa acequia surtía una gran cantidad de brazales, derivaciones y riegos secundarios. Nuevas acequias nacieron también del Canal Imperial, como la del Ontonar, que comenzaba cerca de la playa de Torrero, y que también era denominada del Antonar, y hasta del Entonar. Todas estas reforzadas acequias, además de surtir de riego los términos agrícolas de la zona (Miraflores, Cabaldós, etc.), fueron el acicate imprescindible para que aquí surgiera en la segunda mitad del siglo XIX un importante tejido industrial con harineras, serrerías, fábricas de yeso, tejares … de un fulminante efecto llamada para mano de obra que, en unas pocas décadas, comenzó a implantar sus viviendas en el entorno a estas fábricas y talleres. Como era habitual, las fábricas se instalaban en zonas de acusada pendiente, para aprovechar de forma más óptima la natural caída de agua por gravedad, y la red de caminos y sendas tuvo que adaptarse a esta realidad sinuosa y con pronunciados desniveles y rampas. Décadas después, las calles resultantes heredarán esta complicada realidad, y cuando la función agrícola, y aun la industrial, fueron perdiendo importancia, las acequias empezaron a ser cubiertas para ensanchar las calles y, sobre todo, para dar espacio al tráfico rodado y a zonas de aparcamiento en superficie. Algunos desgraciados accidentes, en los años 70 del pasado siglo, fueron utilizados para precipitar el cubrimiento de casi todas las acequias del barrio, salvo alguna muy contada excepción. Al mismo tiempo, el tráfico rodado se cobraba en la ciudad un alto tributo en forma de atropellos, y accidentes, pero nadie exigió entonces su atenuación o limitación. En la actualidad, para ver una de estas antiguas acequias en el barrio de San José nos tenemos que acercar al Parque-Jardín de la Memoria (junto a esta emisora de radio La Granja) que conserva al aire un tramo de la antigua acequia del Ontonar.

ZARAGOZA TE HABLA
Zaragoza te habla - Antiguas acequias y riegos de San José

ZARAGOZA TE HABLA

Play Episode Listen Later Jun 23, 2017 6:33


Las acequias y riegos identificados en el actual barrio de San José desde la Edad Media y Moderna, han sido los elementos que han esculpido buena parte del trazado de los caminos y sendas que más tarde se convirtieron en modernos viales y calles. La llegada de agua a través del Canal Imperial, a finales del siglo XVIII, marcó un antes y un después en este capítulo, pues el nuevo y abundante caudal por él proporcionado redefinió y enriqueció el trazado de las acequias preexistentes, que básicamente se centraba en las acequias de las Adulas, la del Plano, y la del Gallo, todas ellas derivadas del río Huerva. La de las Adulas era la más importante de las acequias de la margen derecha del río Huerva, y el agua por ella aportada dio origen a varios términos, o zonas de riego, denominadas según el día de la semana en que el riego estaba autorizado. Bajaba en paralelo al antiguo camino de Cuarte hasta el convento de los carmelitas descalzos de San José. Cuando esta acequia llegaba al término de la Adula del “Jueves”, el caudal de agua era ya mínimo, por lo que para poder regar los campos desde allí y hasta la ribera del Ebro, y los de la huerta de las Fuentes, se construyó un acueducto o canal que, desde la margen izquierda del Ebro, proporcionaba agua de la gran acequia del Rabal. La acequia del Plano, también con agua del río Huerva, surtía el riego de amplias zonas de cultivo de los términos de Miralflores, y del Plano de las Fuentes, donde era reconocida desde antiguo la calidad de los caldos que provenían de las denominadas “viñas del Plano”. Sobre esta acequia, precisamente, destacaba un puente de paso que dio nombre al antiguo camino del Puente del Virrey. Como ya hemos comentado, la construcción del Canal Imperial revolucionó este panorama, al aumentar notablemente tanto el caudal de agua disponible, como la complejidad de la red de brazales, riegos y derivaciones secundarias. Además, el Canal supuso, por sí mismo, el establecimiento de una frontera “natural” al desarrollo o crecimiento de la ciudad hacia el sur, sólo salvable mediante puentes y pasarelas de paso. Tras la llegada del Canal, la importante acequia de las Adulas vio muy reforzado su caudal, como la del Plano, que además vio modificado su recorrido, de forma que desde entonces hubo dos acequias del Plano: la vieja, y la nueva, que ahora nacía del Canal Imperial, en la almenara de Santa Engracia. Esta nueva y caudalosa acequia surtía una gran cantidad de brazales, derivaciones y riegos secundarios. Nuevas acequias nacieron también del Canal Imperial, como la del Ontonar, que comenzaba cerca de la playa de Torrero, y que también era denominada del Antonar, y hasta del Entonar. Todas estas reforzadas acequias, además de surtir de riego los términos agrícolas de la zona (Miraflores, Cabaldós, etc.), fueron el acicate imprescindible para que aquí surgiera en la segunda mitad del siglo XIX un importante tejido industrial con harineras, serrerías, fábricas de yeso, tejares … de un fulminante efecto llamada para mano de obra que, en unas pocas décadas, comenzó a implantar sus viviendas en el entorno a estas fábricas y talleres. Como era habitual, las fábricas se instalaban en zonas de acusada pendiente, para aprovechar de forma más óptima la natural caída de agua por gravedad, y la red de caminos y sendas tuvo que adaptarse a esta realidad sinuosa y con pronunciados desniveles y rampas. Décadas después, las calles resultantes heredarán esta complicada realidad, y cuando la función agrícola, y aun la industrial, fueron perdiendo importancia, las acequias empezaron a ser cubiertas para ensanchar las calles y, sobre todo, para dar espacio al tráfico rodado y a zonas de aparcamiento en superficie. Algunos desgraciados accidentes, en los años 70 del pasado siglo, fueron utilizados para precipitar el cubrimiento de casi todas las acequias del barrio, salvo alguna muy contada excepción. Al mismo tiempo, el tráfico rodado se cobraba en la ciudad un alto tributo en forma de atropellos, y accidentes, pero nadie exigió entonces su atenuación o limitación. En la actualidad, para ver una de estas antiguas acequias en el barrio de San José nos tenemos que acercar al Parque-Jardín de la Memoria (junto a esta emisora de radio La Granja) que conserva al aire un tramo de la antigua acequia del Ontonar.

ZARAGOZA TE HABLA
Zaragoza te habla. Los antiguos tranvías de San José.

ZARAGOZA TE HABLA

Play Episode Listen Later May 12, 2017 5:33


Comenzamos una miniserie de dos capítulos dedicada a los tranvías que desde finales del siglo XIX, y hasta mediados de la década de los años 70 del pasado siglo XX, dieron servicio a alguna zona del actual barrio de San José. En el capítulo de hoy, las líneas 1, y 5. Línea 1, “Bajo Aragón” (1885-1975) La Línea 1 del Tranvía, en servicio desde octubre de 1885, era denominada del Bajo Aragón, porque conectaba la céntrica plaza de la Constitución con el sureste en expansión de la ciudad. Originalmente llegaba hasta la estación de ferrocarril de Escatrón y Bajo Aragón, en la carretera de Alcañiz. Como esta estación era denominada de Cappa, la línea del tranvía también fue así denominada popularmente. Además de la estación de tren, otro moderno elemento justificaba el tendido tranviario: el novísimo macelo o matadero municipal diseñado por Ricardo Magdalena. El trazado de la línea, por el centro de la calzada, tenía tres paradas: una en el Coso, otra junto al Presidio de San José (luego cuartel), y el tercero junto al Matadero. Inmediatamente después de la última parada, en la estación de Cappa, se habilitaron las cocheras del tranvía. La carretera de Alcañiz, luego denominada Miguel Servet, tras pasar el puente de San José era un hervidero de establecimientos industriales, con harineras, molinos, pequeñas fundiciones y talleres, además del recreativo “Frontón Zaragozano”. La presencia del tranvía fue un aliciente estratégico para la ubicación de nuevos talleres e instalaciones, y las primeras barriadas y zonas residenciales, al facilitar el acceso a una zona que, hasta entonces, parecía muy lejana de la “Zaragoza” de toda la vida. Desde las primeras unidades tiradas por caballerías, pasando por la electrificación, y con leves modificaciones de recorrido, esta línea estuvo activa hasta octubre de 1975, cuando su trayecto era plaza de San Miguel/nueva Facultad de Veterinaria. Las cocheras del tranvía y de los trolebuses, siguieron en Miguel Servet hasta que la última línea fue erradicada, en enero de 1976, y luego fueron convertidas en las primeras cocheras de los autobuses urbanos. Línea 5, “Torrero” (1896-1971) Esta línea conectaba originalmente la plaza de la Constitución con la playa de Torrero, en la margen izquierda del Canal Imperial, junto al cuartel del ejército, un espacio periférico convertido en lugar de esparcimiento donde acudía la gente a festejar y celebrar, y donde había posibilidad de acceder hasta la Quinta de Julieta Sagols. El original tranvía también tenía un cometido de transporte de mercancías, como la remolacha que bajaba por el Canal Imperial, y era conducida a las azucareras de la ciudad en unidades tranviarias especialmente acondicionadas. La presencia de este tranvía fue decisiva para la implantación de industrias, como por ejemplo, la TUDOR, y la Carde y Escoriaza, en el paseo de Cuéllar, además de serrerías, fábricas de yeso, imprentas. El nuevo barrio de “los Chiflaos”, también debe mucho a la inmediata presencia del tranvía. Con el paso del tiempo, el trazado de esta línea fue alargándose, hacia el sur, cruzando el puente de América, hasta la plaza de las Canteras, y hacia el oeste, para llegar hasta Delicias, lo que la convirtió en la línea más importante de la ciudad, por el número de personas que transportaba. Sin embargo, el 7 de noviembre de 1971 esta línea fue clausurada sin contemplaciones, y sustituida por varias líneas de autobús que reproducían, casi de forma milimétrica, el antiguo trazado tranviario."

ZARAGOZA TE HABLA
Zaragoza te habla. Los antiguos tranvías de San José.

ZARAGOZA TE HABLA

Play Episode Listen Later May 12, 2017 5:33


Comenzamos una miniserie de dos capítulos dedicada a los tranvías que desde finales del siglo XIX, y hasta mediados de la década de los años 70 del pasado siglo XX, dieron servicio a alguna zona del actual barrio de San José. En el capítulo de hoy, las líneas 1, y 5. Línea 1, “Bajo Aragón” (1885-1975) La Línea 1 del Tranvía, en servicio desde octubre de 1885, era denominada del Bajo Aragón, porque conectaba la céntrica plaza de la Constitución con el sureste en expansión de la ciudad. Originalmente llegaba hasta la estación de ferrocarril de Escatrón y Bajo Aragón, en la carretera de Alcañiz. Como esta estación era denominada de Cappa, la línea del tranvía también fue así denominada popularmente. Además de la estación de tren, otro moderno elemento justificaba el tendido tranviario: el novísimo macelo o matadero municipal diseñado por Ricardo Magdalena. El trazado de la línea, por el centro de la calzada, tenía tres paradas: una en el Coso, otra junto al Presidio de San José (luego cuartel), y el tercero junto al Matadero. Inmediatamente después de la última parada, en la estación de Cappa, se habilitaron las cocheras del tranvía. La carretera de Alcañiz, luego denominada Miguel Servet, tras pasar el puente de San José era un hervidero de establecimientos industriales, con harineras, molinos, pequeñas fundiciones y talleres, además del recreativo “Frontón Zaragozano”. La presencia del tranvía fue un aliciente estratégico para la ubicación de nuevos talleres e instalaciones, y las primeras barriadas y zonas residenciales, al facilitar el acceso a una zona que, hasta entonces, parecía muy lejana de la “Zaragoza” de toda la vida. Desde las primeras unidades tiradas por caballerías, pasando por la electrificación, y con leves modificaciones de recorrido, esta línea estuvo activa hasta octubre de 1975, cuando su trayecto era plaza de San Miguel/nueva Facultad de Veterinaria. Las cocheras del tranvía y de los trolebuses, siguieron en Miguel Servet hasta que la última línea fue erradicada, en enero de 1976, y luego fueron convertidas en las primeras cocheras de los autobuses urbanos. Línea 5, “Torrero” (1896-1971) Esta línea conectaba originalmente la plaza de la Constitución con la playa de Torrero, en la margen izquierda del Canal Imperial, junto al cuartel del ejército, un espacio periférico convertido en lugar de esparcimiento donde acudía la gente a festejar y celebrar, y donde había posibilidad de acceder hasta la Quinta de Julieta Sagols. El original tranvía también tenía un cometido de transporte de mercancías, como la remolacha que bajaba por el Canal Imperial, y era conducida a las azucareras de la ciudad en unidades tranviarias especialmente acondicionadas. La presencia de este tranvía fue decisiva para la implantación de industrias, como por ejemplo, la TUDOR, y la Carde y Escoriaza, en el paseo de Cuéllar, además de serrerías, fábricas de yeso, imprentas. El nuevo barrio de “los Chiflaos”, también debe mucho a la inmediata presencia del tranvía. Con el paso del tiempo, el trazado de esta línea fue alargándose, hacia el sur, cruzando el puente de América, hasta la plaza de las Canteras, y hacia el oeste, para llegar hasta Delicias, lo que la convirtió en la línea más importante de la ciudad, por el número de personas que transportaba. Sin embargo, el 7 de noviembre de 1971 esta línea fue clausurada sin contemplaciones, y sustituida por varias líneas de autobús que reproducían, casi de forma milimétrica, el antiguo trazado tranviario."

ZARAGOZA TE HABLA
Zaragoza te habla. El jardín de Pina

ZARAGOZA TE HABLA

Play Episode Listen Later Apr 30, 2017 4:43


A comienzos del siglo XX la moda de las imágenes editadas como postal, o souvenir de Zaragoza, empezó a incluir en su tradicional catálogo de castizos escenarios, el entorno del Canal Imperial de Aragón en algunas de sus localizaciones más destacadas. Una de ellas, indefectiblemente, era una captura realizada desde el puente de América (tanto desde el antiguo de piedra, como desde el nuevo, ya modernista), y en ella aparecía a la izquierda la arbolada playa de Torrero, y los edificios del cuartel militar asentado sobre el que fuera puerto de Miraflores. Al fondo, justo donde una pronunciada curva señala el curso del Canal Imperial hacia la derecha, aparece una poderosa estructura edilicia rematada en un rotundo torreón que, como si fuera un imán visual, focaliza la escena y se apodera de ella. Sin embargo, y a diferencia del resto de motivos con los que comparte escena (el Canal, la playa, el cuartel, los almacenes, las barcazas...), este edificio aparece silente, como si no tuviera historia, pero esto, evidentemente, no es así. Está más escondida, también es cierto, y pendiente de ser conocida. Nosotros la comenzamos a finales del siglo XIX, cuando ya figuran en esa ubicación unas “Casas de Salvador”, cuya planta y dimensiones prefiguran lo que luego pasó a denominarse “Casa, o Torre, de Pina”, por el apellido del prócer local Dámaso Pina, impulsor de los importantes y cercanos talleres textiles a los que también dio nombre. A comienzos de los años 20, Julio Requejo, uno de los fotógrafos más prestigiosos de la ciudad, realizó un reportaje centrado, no ya en el enorme edificio, o su torreón, o en la cercana fábrica textil, sino en el denominado “Jardín de Pina”, una auténtica maravilla reservada para disfrute privado en el interior de la casa, compuesta por un precioso conjunto de jardines, estatuas, pérgolas, parterres, un cenador, y una destacable variedad de plantas y árboles con excelentes vistas a los terrenos inferiores, a los huertos de la zona, y al propio Canal, desde donde fluía la acequia del Ontonar. Así se mantuvieron las cosas, más o menos, hasta la llegada de la también prodigiosa década de los años 70 del pasado siglo, cuando toda la enorme extensión de la casa, con el jardín y los huertos, fueron derribados y aplanados, y sobre su solar fueron levantados doce bloques de viviendas de ocho alturas en una gran manzana compacta y macizada entre las actuales calles del Pintor Marín Bagüés, plaza del Canal Imperial, y Terrazas de Cuéllar. De la Casa de Pina, y de su Jardín, e historias, fuese, y no hubo nada, porque "solas, frágiles, invisibles, nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto". Y nadie habla de este enclave, una vez desaparecido. En este caso, además, no hay ni un mínimo recordatorio en el lugar de los hechos. Esta ciudad tiene estas cosas.

ZARAGOZA TE HABLA
Zaragoza te habla. El jardín de Pina

ZARAGOZA TE HABLA

Play Episode Listen Later Apr 30, 2017 4:43


A comienzos del siglo XX la moda de las imágenes editadas como postal, o souvenir de Zaragoza, empezó a incluir en su tradicional catálogo de castizos escenarios, el entorno del Canal Imperial de Aragón en algunas de sus localizaciones más destacadas. Una de ellas, indefectiblemente, era una captura realizada desde el puente de América (tanto desde el antiguo de piedra, como desde el nuevo, ya modernista), y en ella aparecía a la izquierda la arbolada playa de Torrero, y los edificios del cuartel militar asentado sobre el que fuera puerto de Miraflores. Al fondo, justo donde una pronunciada curva señala el curso del Canal Imperial hacia la derecha, aparece una poderosa estructura edilicia rematada en un rotundo torreón que, como si fuera un imán visual, focaliza la escena y se apodera de ella. Sin embargo, y a diferencia del resto de motivos con los que comparte escena (el Canal, la playa, el cuartel, los almacenes, las barcazas...), este edificio aparece silente, como si no tuviera historia, pero esto, evidentemente, no es así. Está más escondida, también es cierto, y pendiente de ser conocida. Nosotros la comenzamos a finales del siglo XIX, cuando ya figuran en esa ubicación unas “Casas de Salvador”, cuya planta y dimensiones prefiguran lo que luego pasó a denominarse “Casa, o Torre, de Pina”, por el apellido del prócer local Dámaso Pina, impulsor de los importantes y cercanos talleres textiles a los que también dio nombre. A comienzos de los años 20, Julio Requejo, uno de los fotógrafos más prestigiosos de la ciudad, realizó un reportaje centrado, no ya en el enorme edificio, o su torreón, o en la cercana fábrica textil, sino en el denominado “Jardín de Pina”, una auténtica maravilla reservada para disfrute privado en el interior de la casa, compuesta por un precioso conjunto de jardines, estatuas, pérgolas, parterres, un cenador, y una destacable variedad de plantas y árboles con excelentes vistas a los terrenos inferiores, a los huertos de la zona, y al propio Canal, desde donde fluía la acequia del Ontonar. Así se mantuvieron las cosas, más o menos, hasta la llegada de la también prodigiosa década de los años 70 del pasado siglo, cuando toda la enorme extensión de la casa, con el jardín y los huertos, fueron derribados y aplanados, y sobre su solar fueron levantados doce bloques de viviendas de ocho alturas en una gran manzana compacta y macizada entre las actuales calles del Pintor Marín Bagüés, plaza del Canal Imperial, y Terrazas de Cuéllar. De la Casa de Pina, y de su Jardín, e historias, fuese, y no hubo nada, porque "solas, frágiles, invisibles, nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto". Y nadie habla de este enclave, una vez desaparecido. En este caso, además, no hay ni un mínimo recordatorio en el lugar de los hechos. Esta ciudad tiene estas cosas.

ZARAGOZA TE HABLA
Zaragoza te habla. La Balseta

ZARAGOZA TE HABLA

Play Episode Listen Later Apr 30, 2017 4:12


El lavadero conocido como “La Balseta” (balsa de agua pequeña) ya tenía una dilatada historia antes de llegar el siglo pasado, el XX, pues formaba parte de las intervenciones realizadas gracias a la llegada de agua por el Canal Imperial, esa colosal empresa ilustrada de finales del siglo XVIII. Este lavadero estaba surtido mediante la nueva acequia del “Plano”, que derivaba agua del Canal en la Almenara de Santa Engracia, cruzaba el camino de Torrero, pasaba junto a las instalaciones del puerto de Miraflores, la iglesia neoclásica de San Fernando, y aprovechando el pronunciado desnivel de la zona, estancaba agua en una pequeña balsa construida en piedra que cumplía la importante función de servir de lavadero de ropa para quienes habitaban las viviendas del despejado entorno, fundamentalmente las ubicadas entre el Canal y el “camino que conduce a Torrero”. Esta zona conoció una progresiva urbanización desde finales del siglo XIX, debido al aumento de población trabajadora de las fábricas e instalaciones industriales ubicadas en el entorno. La ausencia de abastecimiento de agua, amén de otros servicios hoy considerados esenciales, hasta bien entrado el siglo XX, hizo que este lavadero se consolidara como un espacio de referencia para la zona alta de la barriada de San José durante varias generaciones. La Balseta era circular de diseño, al aire libre, sin techumbre ni resguardo, y sólo avanzado el siglo XX fue cubierta con una estructura de mampostería y teja. Fue el último lavadero urbano activo en Zaragoza, de los abundantes que hubo en toda la ciudad, hasta que la generalización del abastecimiento de agua para uso doméstico los fue dejando sin usuarias (porque lavar la ropa era “cosa de mujeres”). Como en otros tantos casos en esta ciudad, el desuso, la ausencia de mantenimiento, y la interesada asociación con un pasado de aspecto atrasado, rural, lo convirtió al comienzo de la década de los años 70 en una ruina considerada vieja, antiestética, y sobre todo molesta para la sacrosanta circulación rodada. La Balseta estaba a años luz de esa imagen moderna que Zaragoza estaba adquiriendo a base de destruir una parte de su pasado, su patrimonio, su historia. El clamor favorable a su derribo se convirtió en un sonsonete que sólo paró cuando la piqueta terminó el trabajo, y la Balseta fue derribada. Cuando en 2005 fue remodelado el tramo alto de la avenida de San José, se incluyó en su diseño un espacio denominado “Glorieta de la Balseta”, una plaza dura al uso, entre pronunciados desniveles, con árboles, bancos, y un memorial como recuerdo de la existencia de la Balseta en forma de dos cubetas de agua, a distinta altura, y la escultura en bronce (obra de Manuel Arcón Pérez) de una "lavandera", como representación idealizada de las antiguas usuarias de este lavadero, de la antigua Balseta.

ZARAGOZA TE HABLA
Zaragoza te habla. La quinta de Julieta Sagols

ZARAGOZA TE HABLA

Play Episode Listen Later Apr 30, 2017 4:04


La “Quinta Julieta” fue construida a modo y manera de las torres de recreo de la periferia de Zaragoza, en este caso para el ingeniero industrial catalán Enrique Sagols Ferrer, que vino a Zaragoza a trabajar en la fundición de Averly, y casó con Julia Rodrigo Coutens. Esta quinta estaba ubicada junto al Canal Imperial, y fue convertida en un exhuberante espacio de esparcimiento con dos lagos artificiales con puentecillos, parterres, pagodas chinas, cuevas artificiales, palomares, densa vegetación, y una vivienda construida al modo romántico, como si de un pequeño castillo se tratara, e incluso se habilitó una pequeña plaza de toros. Años después, Enrique Sagols decidió abrir esta Quinta al público para que la visitara, y para facilitar el acceso, adquirió una barca con forma de góndola con la que acercar a los viajeros desde la playa de Torrero, cerca de la parada del tranvía que allí tenía su terminal. Esta barca, de nombre “Santa Cecilia”, tenía un singular cisne blanco tallado en su proa que pronto la hizo famosa, tal y como aparece representada en varias fotografías de la época. Para permitir su navegación, esta barca era arrastrada desde el camino de sirga por una o dos caballerías conducidas por un arriero. Con motivo de la Exposición Hispano-Francesa de 1908, esta quinta fue escenario de actos tan destacados como un banquete en homenaje a Benito Pérez Galdós, con ocasión del estreno de su ópera “Zaragoza”, al que asistió personalmente. Con el tiempo, y el devenir histórico, esta quinta fue transformada en una casa de meditación y ejercicios espirituales propiedad de los padres jesuitas, y fue desposeída de sus peculiares características que hacían de ella un espacio único y especial.

ZARAGOZA TE HABLA
Zaragoza te habla. El barrio de los "Chiflaos"

ZARAGOZA TE HABLA

Play Episode Listen Later Apr 30, 2017 2:52


Sobre terrenos de la antigua torre de Allustante junto al camino de Torrero, la Sociedad de Propietarios denominada "La Amistad" promovió en 1892 la parcelación y urbanización particular de una nueva barriada, en una zona hasta entonces virgen de construcciones que no fueran instalaciones industriales, muy cerca de los recientes depósitos de agua de la ciudad. El resultado final de este proyecto fue denominado "Barrio de las Acacias", por los espinosos árboles con que se verdeó el trazado de sus calles, aunque la aguda socarronería indígena enseguida supo sacar aún más punta al asunto, ya que lo rebautizó como "Barrio de los Chiflaos", porque no les cuadraba en la cabeza que gente de bien se subiera a vivir, y de forma permanente, a una zona tan alejada de la Zaragoza de toda la vida. Aún con sorna cruel y todo, pronto fueron surgiendo nuevas y empinadas calles que recibieron el nombre de Vista Alegre, Sáinz de Varanda, Marqués de Ahumada, y Pradilla, y en unos pocos años fueron edificadas una cincuentena de singulares casas unifamiliares de destacado porte, con amplios jardines, y con todos los servicios básicos de la época. Como era una urbanización "particular", tenía su guarda que de día disuadía a extraños y ajenos, y su cadena que, de noche, cerraba el acceso a su interior. Muy pocas imágenes guardan testimonio gráfico de este desaparecido barrio, cuyas espectaculares fincas siguieron la suerte de otras muchas zonas de la ciudad en los locos años del denominado “Desarrolllismo”: sus propietarios las vendieron, y sobre ellas se construyeron nuevos bloques impersonales y seriados, al uso de la época. Apenas queda un leve reflejo del antiguo barrio de las Acacias en forma de unas pocas construcciones que sobreviven entre una mayoría de nuevas, modernas y asépticas viviendas. Cuando alguien se topa con una de ellas, no es de extrañar que piense eso de “¿qué hace una chica como tú en un sitio como éste?”

ZARAGOZA TE HABLA
Zaragoza te habla. El Convento de San José

ZARAGOZA TE HABLA

Play Episode Listen Later Apr 30, 2017 2:52


Tras un establecimiento provisional en el Arrabal, a finales del siglo XVI fue fundado el convento de la orden de los carmelitas descalzos de San José, extramuros de la ciudad de Zaragoza, en la margen derecha del Huerva, junto al camino de Tortosa, e inmediato al puente de piedra sobre el cauce de ese río, al que pronto daría nombre (puente de San José). Contaba este convento con 4 hectáreas de buena tierra de cultivo, olivos, una fábrica de paños y sayales, y tres pequeñas ermitas entre la huerta. Las instalaciones conventuales tenían capacidad para casi 100 frailes, y contaba con una gran iglesia barroca de planta basilical, y un claustro de dos pisos. Este convento resultó destruido en los asedios franceses de 1808-09. Fue reconstruido en 1814, hasta que en 1835 fue desamortizado y convertido en presidido estatal hasta 1900, siendo denominado “Penal de San José”. En 1908 fue reconvertido en cuartel del ejército de tierra, del ramo de Intendencia, hasta 1971, en que estas instalaciones fueron incluidas en la gran “Operación Cuarteles”, y vendido al ayuntamiento, que unos años después lo derribó para urbanizar la zona, prolongando el camino de las Torres hasta el Ebro, creando nuevas zonas verdes y viales. Los carmelitas descalzos de San José, después de dejar este convento, estuvieron ausentes de la ciudad, hasta que regresaron en 1897, provisionalmente en el barrio de las Delicias, y desde 1944, en su actual ubicación, en la parroquia de San Juan de la Cruz, en la calle del mismo nombre. Fue la presencia de este convento la que, por asociación, dio nombre al camino que hasta entonces era denominado “de Torrero”, y que desde entonces, se llamó “de San José”. Más adelante, el camino de San José fue redenominado como avenida de San José, hasta nuestros días.

ZARAGOZA TE HABLA
Zaragoza te habla. La Balseta

ZARAGOZA TE HABLA

Play Episode Listen Later Apr 30, 2017 4:12


El lavadero conocido como “La Balseta” (balsa de agua pequeña) ya tenía una dilatada historia antes de llegar el siglo pasado, el XX, pues formaba parte de las intervenciones realizadas gracias a la llegada de agua por el Canal Imperial, esa colosal empresa ilustrada de finales del siglo XVIII. Este lavadero estaba surtido mediante la nueva acequia del “Plano”, que derivaba agua del Canal en la Almenara de Santa Engracia, cruzaba el camino de Torrero, pasaba junto a las instalaciones del puerto de Miraflores, la iglesia neoclásica de San Fernando, y aprovechando el pronunciado desnivel de la zona, estancaba agua en una pequeña balsa construida en piedra que cumplía la importante función de servir de lavadero de ropa para quienes habitaban las viviendas del despejado entorno, fundamentalmente las ubicadas entre el Canal y el “camino que conduce a Torrero”. Esta zona conoció una progresiva urbanización desde finales del siglo XIX, debido al aumento de población trabajadora de las fábricas e instalaciones industriales ubicadas en el entorno. La ausencia de abastecimiento de agua, amén de otros servicios hoy considerados esenciales, hasta bien entrado el siglo XX, hizo que este lavadero se consolidara como un espacio de referencia para la zona alta de la barriada de San José durante varias generaciones. La Balseta era circular de diseño, al aire libre, sin techumbre ni resguardo, y sólo avanzado el siglo XX fue cubierta con una estructura de mampostería y teja. Fue el último lavadero urbano activo en Zaragoza, de los abundantes que hubo en toda la ciudad, hasta que la generalización del abastecimiento de agua para uso doméstico los fue dejando sin usuarias (porque lavar la ropa era “cosa de mujeres”). Como en otros tantos casos en esta ciudad, el desuso, la ausencia de mantenimiento, y la interesada asociación con un pasado de aspecto atrasado, rural, lo convirtió al comienzo de la década de los años 70 en una ruina considerada vieja, antiestética, y sobre todo molesta para la sacrosanta circulación rodada. La Balseta estaba a años luz de esa imagen moderna que Zaragoza estaba adquiriendo a base de destruir una parte de su pasado, su patrimonio, su historia. El clamor favorable a su derribo se convirtió en un sonsonete que sólo paró cuando la piqueta terminó el trabajo, y la Balseta fue derribada. Cuando en 2005 fue remodelado el tramo alto de la avenida de San José, se incluyó en su diseño un espacio denominado “Glorieta de la Balseta”, una plaza dura al uso, entre pronunciados desniveles, con árboles, bancos, y un memorial como recuerdo de la existencia de la Balseta en forma de dos cubetas de agua, a distinta altura, y la escultura en bronce (obra de Manuel Arcón Pérez) de una "lavandera", como representación idealizada de las antiguas usuarias de este lavadero, de la antigua Balseta.

ZARAGOZA TE HABLA
Zaragoza te habla. El Convento de San José

ZARAGOZA TE HABLA

Play Episode Listen Later Apr 30, 2017 2:52


Tras un establecimiento provisional en el Arrabal, a finales del siglo XVI fue fundado el convento de la orden de los carmelitas descalzos de San José, extramuros de la ciudad de Zaragoza, en la margen derecha del Huerva, junto al camino de Tortosa, e inmediato al puente de piedra sobre el cauce de ese río, al que pronto daría nombre (puente de San José). Contaba este convento con 4 hectáreas de buena tierra de cultivo, olivos, una fábrica de paños y sayales, y tres pequeñas ermitas entre la huerta. Las instalaciones conventuales tenían capacidad para casi 100 frailes, y contaba con una gran iglesia barroca de planta basilical, y un claustro de dos pisos. Este convento resultó destruido en los asedios franceses de 1808-09. Fue reconstruido en 1814, hasta que en 1835 fue desamortizado y convertido en presidido estatal hasta 1900, siendo denominado “Penal de San José”. En 1908 fue reconvertido en cuartel del ejército de tierra, del ramo de Intendencia, hasta 1971, en que estas instalaciones fueron incluidas en la gran “Operación Cuarteles”, y vendido al ayuntamiento, que unos años después lo derribó para urbanizar la zona, prolongando el camino de las Torres hasta el Ebro, creando nuevas zonas verdes y viales. Los carmelitas descalzos de San José, después de dejar este convento, estuvieron ausentes de la ciudad, hasta que regresaron en 1897, provisionalmente en el barrio de las Delicias, y desde 1944, en su actual ubicación, en la parroquia de San Juan de la Cruz, en la calle del mismo nombre. Fue la presencia de este convento la que, por asociación, dio nombre al camino que hasta entonces era denominado “de Torrero”, y que desde entonces, se llamó “de San José”. Más adelante, el camino de San José fue redenominado como avenida de San José, hasta nuestros días.

ZARAGOZA TE HABLA
Zaragoza te habla. El barrio de los "Chiflaos"

ZARAGOZA TE HABLA

Play Episode Listen Later Apr 30, 2017 2:52


Sobre terrenos de la antigua torre de Allustante junto al camino de Torrero, la Sociedad de Propietarios denominada "La Amistad" promovió en 1892 la parcelación y urbanización particular de una nueva barriada, en una zona hasta entonces virgen de construcciones que no fueran instalaciones industriales, muy cerca de los recientes depósitos de agua de la ciudad. El resultado final de este proyecto fue denominado "Barrio de las Acacias", por los espinosos árboles con que se verdeó el trazado de sus calles, aunque la aguda socarronería indígena enseguida supo sacar aún más punta al asunto, ya que lo rebautizó como "Barrio de los Chiflaos", porque no les cuadraba en la cabeza que gente de bien se subiera a vivir, y de forma permanente, a una zona tan alejada de la Zaragoza de toda la vida. Aún con sorna cruel y todo, pronto fueron surgiendo nuevas y empinadas calles que recibieron el nombre de Vista Alegre, Sáinz de Varanda, Marqués de Ahumada, y Pradilla, y en unos pocos años fueron edificadas una cincuentena de singulares casas unifamiliares de destacado porte, con amplios jardines, y con todos los servicios básicos de la época. Como era una urbanización "particular", tenía su guarda que de día disuadía a extraños y ajenos, y su cadena que, de noche, cerraba el acceso a su interior. Muy pocas imágenes guardan testimonio gráfico de este desaparecido barrio, cuyas espectaculares fincas siguieron la suerte de otras muchas zonas de la ciudad en los locos años del denominado “Desarrolllismo”: sus propietarios las vendieron, y sobre ellas se construyeron nuevos bloques impersonales y seriados, al uso de la época. Apenas queda un leve reflejo del antiguo barrio de las Acacias en forma de unas pocas construcciones que sobreviven entre una mayoría de nuevas, modernas y asépticas viviendas. Cuando alguien se topa con una de ellas, no es de extrañar que piense eso de “¿qué hace una chica como tú en un sitio como éste?”

ZARAGOZA TE HABLA
Zaragoza te habla. La quinta de Julieta Sagols

ZARAGOZA TE HABLA

Play Episode Listen Later Apr 30, 2017 4:04


La “Quinta Julieta” fue construida a modo y manera de las torres de recreo de la periferia de Zaragoza, en este caso para el ingeniero industrial catalán Enrique Sagols Ferrer, que vino a Zaragoza a trabajar en la fundición de Averly, y casó con Julia Rodrigo Coutens. Esta quinta estaba ubicada junto al Canal Imperial, y fue convertida en un exhuberante espacio de esparcimiento con dos lagos artificiales con puentecillos, parterres, pagodas chinas, cuevas artificiales, palomares, densa vegetación, y una vivienda construida al modo romántico, como si de un pequeño castillo se tratara, e incluso se habilitó una pequeña plaza de toros. Años después, Enrique Sagols decidió abrir esta Quinta al público para que la visitara, y para facilitar el acceso, adquirió una barca con forma de góndola con la que acercar a los viajeros desde la playa de Torrero, cerca de la parada del tranvía que allí tenía su terminal. Esta barca, de nombre “Santa Cecilia”, tenía un singular cisne blanco tallado en su proa que pronto la hizo famosa, tal y como aparece representada en varias fotografías de la época. Para permitir su navegación, esta barca era arrastrada desde el camino de sirga por una o dos caballerías conducidas por un arriero. Con motivo de la Exposición Hispano-Francesa de 1908, esta quinta fue escenario de actos tan destacados como un banquete en homenaje a Benito Pérez Galdós, con ocasión del estreno de su ópera “Zaragoza”, al que asistió personalmente. Con el tiempo, y el devenir histórico, esta quinta fue transformada en una casa de meditación y ejercicios espirituales propiedad de los padres jesuitas, y fue desposeída de sus peculiares características que hacían de ella un espacio único y especial.

ZARAGOZA TE HABLA
Zaragoza te habla. El Jardín de la Perfumista

ZARAGOZA TE HABLA

Play Episode Listen Later Apr 30, 2017 3:13


La Guía de Zaragoza, “o breve noticia de las antigüedades, establecimientos públicos, oficinas y edificios que contiene”, hacía referencia en el año 1860 a cuatro espacios de la ciudad que merecían ser catalogados como “jardines”. El primero era, por derecho propio, el Jardín Botánico, en su ilustrada ubicación junto a la Huerta de Santa Catalina y la calle de San Miguel. El segundo, los enormes jardines, o casa de campo, de don Juan Bruil, entre la calle del Asalto, y el río Huerva. El tercero, el denominado Jardín de Torrero, junto al puerto y playa de Miraflores y las instalaciones del Canal Imperial, cuando aún incluían la iglesia de San Fernando. Y el cuarto “Jardín” era el de la torre de Juan Bernardín, que destacaba por varias razones, entre ellas su atractiva y sugerente denominación: “Jardín de la Perfumista”. Este Jardín estaba ubicado en la parte alta del camino que desde San José conducía a Torrero, junto al cauce al aire de la acequia del Ontanar, todavía caudalosa después de alimentar a dos cercanas fábricas de harina establecidas junto a la Balseta. La entrada principal del Jardín, que abría una verja de ingreso, daba acceso a un camino flanqueado por una alameda que conducía a la “torre” o finca de recreo de Juan Bernardín, y a un espacio ordenado en varias calles de árboles y setos, simétrica y perfectamente cortados, así como de una interesante variedad de plantas y flores. Había también un pequeño bosquecillo, en el que podía estarse a todas horas, y que en el duro verano zaragozano ofrecía un inestimable abrigo a los rayos del sol, y una saludable fresquera. Por todo ello, este peculiar jardín o torre, según la Guía de Zaragoza de 1860 era “uno de los puntos más amenos y más pintorescamente bellos de los alrededores de la ciudad”, y su fama estaba muy extendida, pues era objeto de la curiosidad y de la atención tanto de los naturales, como de los visitantes, y era por ello uno de los destinos más buscados por los forasteros cuando llegaban a la Zaragoza de esa época. Nada de este jardín ha perdurado, o ha llegado a nuestros días, salvo el recuerdo y memoria de que una vez existió, que no fue un sueño. Ya hace tiempo que sobre el solar de este desaparecido Jardín de la Perfumista se edificó un salesiano colegio, que perdura.

ZARAGOZA TE HABLA
Zaragoza te habla. El Jardín de la Perfumista

ZARAGOZA TE HABLA

Play Episode Listen Later Apr 30, 2017 3:13


La Guía de Zaragoza, “o breve noticia de las antigüedades, establecimientos públicos, oficinas y edificios que contiene”, hacía referencia en el año 1860 a cuatro espacios de la ciudad que merecían ser catalogados como “jardines”. El primero era, por derecho propio, el Jardín Botánico, en su ilustrada ubicación junto a la Huerta de Santa Catalina y la calle de San Miguel. El segundo, los enormes jardines, o casa de campo, de don Juan Bruil, entre la calle del Asalto, y el río Huerva. El tercero, el denominado Jardín de Torrero, junto al puerto y playa de Miraflores y las instalaciones del Canal Imperial, cuando aún incluían la iglesia de San Fernando. Y el cuarto “Jardín” era el de la torre de Juan Bernardín, que destacaba por varias razones, entre ellas su atractiva y sugerente denominación: “Jardín de la Perfumista”. Este Jardín estaba ubicado en la parte alta del camino que desde San José conducía a Torrero, junto al cauce al aire de la acequia del Ontanar, todavía caudalosa después de alimentar a dos cercanas fábricas de harina establecidas junto a la Balseta. La entrada principal del Jardín, que abría una verja de ingreso, daba acceso a un camino flanqueado por una alameda que conducía a la “torre” o finca de recreo de Juan Bernardín, y a un espacio ordenado en varias calles de árboles y setos, simétrica y perfectamente cortados, así como de una interesante variedad de plantas y flores. Había también un pequeño bosquecillo, en el que podía estarse a todas horas, y que en el duro verano zaragozano ofrecía un inestimable abrigo a los rayos del sol, y una saludable fresquera. Por todo ello, este peculiar jardín o torre, según la Guía de Zaragoza de 1860 era “uno de los puntos más amenos y más pintorescamente bellos de los alrededores de la ciudad”, y su fama estaba muy extendida, pues era objeto de la curiosidad y de la atención tanto de los naturales, como de los visitantes, y era por ello uno de los destinos más buscados por los forasteros cuando llegaban a la Zaragoza de esa época. Nada de este jardín ha perdurado, o ha llegado a nuestros días, salvo el recuerdo y memoria de que una vez existió, que no fue un sueño. Ya hace tiempo que sobre el solar de este desaparecido Jardín de la Perfumista se edificó un salesiano colegio, que perdura.

The Lone Ranger | Old Time Radio
Ep1502 | "Torrero and Tarantula"

The Lone Ranger | Old Time Radio

Play Episode Listen Later Dec 29, 2016 27:01


If you like this episode, check out https://otrpodcasts.com for even more classic radio shows! Learn more about your ad choices. Visit megaphone.fm/adchoices

Urban Pitch Podcast - The Beautiful Game of Life
Ep. 10: Pro soccer player & fashion model, Ryan Torrero, on why goalkeepers are a different breed

Urban Pitch Podcast - The Beautiful Game of Life

Play Episode Listen Later Nov 16, 2016 96:12


Ryann Torrero is a professional goalkeeper who also works in the fashion industry as a model during the off season. While breaking the mold in order to successfully navigate between two very different worlds, Torrero discusses playing abroad, cultural differences, and her equal love of soccer and fashion.

EZ WAY
EZ TALK LIVE With "Av Entertainment Live" Jesse Torrero & Gil Martinez

EZ WAY

Play Episode Listen Later Sep 10, 2015 91:00


EZ WAY BROADCASTING Join Group: http://www.facebook.com/groups/hwtew #EZWAY ON YOUR POSTS  EZ TALK LIVE - Helps you connect to Hollywood!  GUESTS: Co-Host Judge Joe Brown And Special Guests CEO/Excutive Producer Of "Av Entertainment Live" Jesse Torrero & Gil Martinez (AKA) Gil Got Skills. EZ WAY 411 - Eric Zuley is a 7 time award winner, congrassionally recognized and for his committee efforts and world wide awareness he had a award named after him from the MMPA and city and county of Los Angeles. Eric Z. has been a TV & Radio talk show host for over 7 years and currently is the founder of the WTV & EWB Network. EZ will be giving you updates on how to connect with the stars. Segments: EZ WAY CARES  EZ WAY NEWS Follow US! Download the Eric Zuley App Free Brought to you by DAEXPERTS.ORG

WSMF Broadcast Day Podcast
The Lone Ranger 1942 09 07_torrero_and_tarantula

WSMF Broadcast Day Podcast

Play Episode Listen Later Jan 1, 1970