La economía es casi tan antigua como el ser humano. Entre el nacimiento del trueque y la explosión del comercio online han pasado miles de años. Y por el camino se han producido infinidad de historias que queremos contar en elEconomista porque nos ayudan




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⚙️En un mercado en el que las modas cambian tan rápido como los gustos en la mesa, Tefal ha logrado un hito difícil de alcanzar: mantenerse tan firme, duradera y reconocible como el recubrimiento que la hizo famosa. Desde su creación, hace ya casi 70 años, la compañía ha construido un modelo de negocio tan resistente como su teflón, basado en la innovación, la expansión internacional y un conocimiento preciso de las necesidades del consumidor. Pero hasta las empresas tan rocosas se enfrentan a momentos de crisis, y ahora Tefal, junto a su matriz SEB, ven cómo su cotización se hunde, lastrada por la situación de Europa en general, y de Francia en concreto.


☕En los últimos años, varios bancos han abierto sucursales con pequeñas cafeterías incluidas, a las que ir a tomarse una taza mientras uno trabaja o hace papeleos. Pero hay una empresa que ya había logrado aunar los dos conceptos mucho antes: Starbucks. La cadena de cafeterías estadounidense se transformó silenciosamente en una entidad financiera hace muchos años, y actualmente maneja depósitos de sus clientes por valor de 1.700 millones de dólares. Starbucks es, en la práctica, un banco en el que muchísima gente ingresa su dinero, pero donde solo puede retirarlo en forma de Frappuccinos Venti, magdalenas y sándwiches de pollo. Un negocio sorprendentemente exitoso.



✈️En el mundo empresarial abundan las decisiones arriesgadas, con finales más o menos felices. Pero pocas son tan singulares como la que tuvo que tomar Fred Smith en una desesperada noche de los años 70. El fundador de FedEx, con la compañía al borde del colapso financiero, y con unos 5.000 dólares en caja, tomó la decisión más osada: volar a Las Vegas y jugarse el futuro de la empresa en el casino.




⚓Cuando Estados Unidos nació como país independiente, la libertad política no vino acompañada de recursos económicos. Antes de que la Constitución entrara en vigor, en 1788, el Congreso no podía recaudar impuestos. La única fórmula que tenían para obtener ingresos era vender tierras o mendigar dinero a los estados que entonces integraban el país. El escenario cambia con la entrada en vigor del nuevo ordenamiento jurídico, que abre la puerta a que pueda implantar sus propios impuestos.












